El título ya es un avance de que estamos ante una novela negra ilustrada. Y no me refiero a que contenga ilustraciones en su interior, sino a que es instruida.
Una trama criminal sembrada de cultura e historia y sin
embargo sin pizca de afectación; los datos, como apuntes coadyuvantes del
avance, se presentan de forma tan natural que si no estuvieran se echarían en
falta.
La novela se articula a partir de la familia Cárdenas. Una
familia con roles de corte tradicional, muy bien avenida, sin problemas
económicos y con un nivel cultural determinante en el devenir de una historia
que supone un viaje emocional.
Lucía, la hija mayor, traductora en su propia empresa,
participante activa-pasiva de una investigación policial que lleva a cabo el
subinspector Diego, su hermano menor.
Está muy bien determinada la participación de Lucia al
tener presencia sin caer en la consabida protagonista marisabidilla y la de
Javier que evita la imposible infalibilidad.
El cuerpo de una joven asesinada, a quien se ha desfigurado
el rostro, cubierto con una máscara, y se ha torturado sádicamente, sorprende a
una pequeña capital en sus fiestas patronales.
Diego y su equipo, a las desórdenes del inspector Sáenz,
van a ir avanzando en las pesquisas policiales con puntuales aportes culturales
de su familia.
El vino, principal habitante de la zona, la música y la
literatura clásicas y el arte contemporáneo, maridan perfectamente en ese
ensamblaje que la autora ha elaborado para deleite de quien se acerque a su
lectura.
O acaso ¿no es deleite beber un buen rioja, oír a Tchaikovski, contemplar a Escher y leer Dostoievski
simultáneamente?
Y este acierto no es el único de Mar Aísa Poderoso, la autora, ya que tal vez su mayor logro sea el de conseguir evolucionar las tramas personales de los protagonistas a la par que la trama policial sin que chirríen ninguna de las dos. Como en el aludido Dostoievski, destaca su capacidad para reflejar las contradicciones de la vida y sus complejidades morales.
Y lo hace con personajes normales, enfrentándolos a
situaciones extraordinarias demostrando un talento especial para observar y
captar los detalles más reveladores de su intimidad, sin emplear postizos en la
trama e introduciendo los mínimos tópicos, algo que está bien siempre que se
esté dispuesto a quebrarlos.
La novela Dostoievski en la hierba coloca a los personajes, en
cantidad superior a lo habitual, otra muestra de valentía, en el epicentro y
subordina el argumento a sus personalidades, lo que le permite construir la
trama con solidez. Al revés hubiera sido tal vez más trepidante pero menos
consistente y rápidamente olvidable.
Nadie diría que estamos ante una ópera prima. Mar Aisa Poderoso escribe con una sencillez coloquial,
ilustra de forma amena y simplista (su alumnado no sabe la suerte que tiene) y
emplea un discurso natural, ese que no se aprende, para conseguir un ritmo sin
fisuras y de irresistible llamada. Y es que se nota que Mar ama escribir y ama lo escribe.
Una novela policiaca en su justa medida que recomiendo por
su lectura complaciente y que indica un futuro prometedor para la serie que con
ella empieza y para su autora.
Yo ya estoy a punto de leer la segunda, otro título
francamente atractivo y que necesito saber que esconde, ¿Quién ha visto una sirena?
Por cierto, para amantes de Escher, para gozarlo, o para
quienes no lo conozcan para acercarse a su sublime arte: en Barcelona, este año
2021, está teniendo lugar una gran exposición de su obra hasta el 26 de
septiembre. Una visita más que recomendable. Aquí el enlace a la web https://www.escherbcn.com/
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