domingo, 18 de diciembre de 2022

La hija ejemplar de Federico Axat

La perseverancia suele dar resultados aunque no siempre sean frutos, o si lo son no sean lo apetitosos que se desearía. La perseverancia es una aptitud que va a unida con la paciencia y la meticulosidad, y que no se encuentra a gusto con las prisas ni los desenfrenos.

La perseverancia forma parte del carácter de un periodista de investigación. Leer, analizar, indagar, documentarse, entrevistar tanta gente como sea preciso, todo para ir cribando arena en espera de encontrar una minúscula pepita de oro.

Camila Jones se dedica a eso, bueno se dedicaba ya que se ha retirado de todo y de todos, aborrece ser mediática, y ahora vive en una casa escaparate, vidrio por todas partes, con su perro Bobby en un lugar donde espera no ser reconocida.

Sin embargo, Tim Doherty, director del periódico local sí que la reconoce e intenta reclutarla para que le ayude a investigar la desaparición de una joven a quien la mayoría dan por muerta, justo cuando está a punto de cumplirse un año de los hechos y su recuerdo empieza a diluirse con el paso del tiempo.

Camila no resulta receptiva a la petición de forma inmediata, pero, ¡qué demonios! quien lo lleva en la sangre no puede cambiar de la noche al día y casi sin darse cuenta toma las riendas de un caso que otrora hubiera hecho furor cuando era una estrella de la televisión.

La trama va avanzando a ritmo de investigación amateur, no hay placa policial que abra puertas ni que suelte lenguas, pero los pasos son firmes y pronto la información obtenida va dibujando un escenario distinto al que se supuso en el momento de la desaparición asociada a suicidio.

La experiencia de Camila y la ayuda de antiguos colaboradores permiten encontrar indicios que o bien se pasaron por alto en su momento o, aún peor, no se quisieron contemplar para no desfigurar una idea preconcebida.

La hija ejemplar es una novela negra y oscura que va evolucionando a thriller apneico a medida que se acerca el final. Una intriga que se viste con sueños de adolescencia y del deseo de ser mayor para mostrar que hay que hacer caso del adagio que insiste en que hay que tener cuidado con lo que se desea…

Una trama que al final pasa cuentas sin ningún rubor ni atisbo de misericordia y que busca equilibrar la balanza con el mal sufrido.

Federico Axat va contando lo que pasó, lo que se supone que pasó y lo que está sucediendo.

Se toma su tiempo y su espacio, 518 páginas, para dar forma a un relato ominoso donde todos somos periodistas de investigación yendo de la mano de Camila, aprendices d'un oficio no exento de peligro.

No esperen una lectura de ritmo acelerado sino todo lo contrario, pausado y recogido y cuando finalicen no olviden que “la maldad se esconde donde menos lo esperas”.  

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