Cuando Albert con 78 años, viudo y detective superintendente retirado, adopta a Rex Harrison, un perro policía, no se espera que éste sea un rechazado del cuerpo por su incorrecto comportamiento.
Y cuando decide aprender a
cocinar, siempre lo hacía su mujer, recorriendo su país, las Islas de Gran Bretaña,
para obtener las recetas de sus platos favoritos, tampoco se espera que sus
estancias supongan implicarse en investigaciones criminales.
Su periplo empieza por Melton
Mowbray, una población en la región Midlans del Este perteneciente al condado
de Leicestershire, famosa por su elaboración de pastel de cerdo.
Allí Albert se apunta a
una clase en El Emporio del Pastel de Cerdo Perfecto de Agnew y justo cuando
esta va a empezar se encuentran encima del montón de carne picada un dedo
pulgar humano.
No solo se suspende la
clase, como era previsible, sino que la policía clausura el establecimiento hasta analizar si en la
carne trinchada se halla el resto del cuerpo.
Y Albert enternecido por
la debacle económica que supondrá para la joven Donna, que gestiona el negocio
mientras su madre se recupera de una operación de apendicitis, se conjura con
ella para llevar una investigación paralela a la policial y acelerarla para
acortar los tiempos de espera y poder reabrir el negocio.
Albert Smith aportará sus
conocimientos adquiridos durante años de servicio y también sus contactos en el cuerpo,
principalmente sus tres hijos todos policías en activo, y Rex Harrison su olfato
y su adiestramiento
Así con Pandemónium del pastel de puerco, una novela policiaca con alto contenido en colesterol por su exquisita receta culinaria, Steve Higgs inicia la serie que bajo el título genérico de Las Aventuras Culinarias de Albert Smith ya lleva 15 recetas publicadas, una por novela, de las que 7 están traducidas, bastante mal, por cierto.
Esta serie Cozy Crime, de ritmo sosegado, no podía ser de otro modo con un protagonista de 78 años que no destaca precisamente por alardes físicos de alto rendimiento, rebosa simpatía hacia unos personajes tan ingenuos que casi parecen bobos para favorecer los aportes cómicos que hacen que sea una lectura cómoda.
Una idea de planteamiento
sobre gastronomía criminal original y divertida que no se debe leer con el
estómago vacío.
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