domingo, 2 de noviembre de 2025

El misterio Hannah Larson de Alexandre Escrivà

Patrick Howard se suicida a lo grande, en plan estrella, en un directo del late night con mayor audiencia. En el escenario y en las casas, los espectadores se echan para atrás en el momento del disparo.

Y eso es solo el inicio. Un inicio potente que hace temer que la trama no aguante el envite y se venga abajo, lo que, por suerte, no solo no es así, sino que a base de giros y dobleces sobre si misma, se va conformando una figura que ni por asomo podíamos imaginar al empezar la lectura.

Un inicio en media res cuya explicación es el motivo del argumento, por lo que no se conocerá hasta el final. Saber porque Howard se ha suicidado en un momento dulce de su carrera como periodista y director de un programa True Crime de televisión, es la primera misión de la joven inspectora Alison Hess, detective novata en el Grupo de Homicidios.

Un personaje tan humano como sus errores, sus intuiciones, sus decisiones, su ambición y sus dudas.

Y por qué Homicidios investiga lo que a todas luces es un claro suicidio, obnubila aún más al lector que a partir de ese punto de la lectura ya se espera cualquier cosa como si asistiera a un espectáculo de mago con chistera.

Y es que en realidad estamos ante una investigación que investiga sobre lo que investigaba la víctima sobre una antigua investigación de asesinato. Una técnica narrativa propia de las cajas chinas, con una historia dentro de una historia, dentro…

Es un thriller de investigación criminal, que se aleja del ritmo frenético de sus congéneres pero que sin embargo mantiene un ritmo sostenido generado a partir de emplear diversos escenarios temporales y visiones complementarias según la voz que narra la historia.

Y es que Alexandre Escrivà no solo ha urdido una trama compleja y llena de sorpresas con hilos de distinto calibre y color, sino que la ha armado sobre un bastidor técnico similar al de un estudio de grabación televisivo en el que el realizador va pinchando distintas cámaras según el punto de vista que desea mostrar, lo que favorece una inmersión lectora equiparable a participar en la investigación.

El autor bucea en la metaliteratura incorporando capítulos de un manuscrito de esos que se denominan malditos si al final no se materializan como libro.

Por todo ello no cabe duda de que novela es un alarde técnico, pero también literario y no solo por su argumento, que ya merecería el calificativo, sino además por una redacción precisa, pulida y detallista que hace que el placer por la lectura no sea solo un deseo sino una realidad.

El misterio Hannah Larson es una lectura obligada, no por obligación sino por devoción al género.