La chiclit, o sea la literatura para chicas y con chicas, como todo en la vida, tiene diferentes calidades y distintos enfoques, pero un denominador común: las protagonistas suelen entender como una gran catástrofe la rotura de una uña, su mayor preocupación está en decidir que zapatos calzar y su ambición está en cazar al hombre ideal.
La importancia de las relaciones amorosas, generalmente
desastrosas, y que duren más de un par de citas, como leit motiv de toda una
vida.
Cena de amigas es el
relato de una cena, de la comida, de las conversaciones, de lo que se dice y lo
que se omite; una cena promovida para la celebración de un cumpleaños que
ofrece un cadáver como regalo.
La superficialidad en los diálogos beneficia una obra
divertida por insustancial y alocada por banal, pero al estar aliñada con
secretos y emociones viscerales ofrece una perspectiva de psicología de salón
que atrapa por su candidez.
Podrían creer, si han llegado hasta aquí, que lo anterior
es una crítica mordaz y despiadada de esta novela y no merece su interés. Nada
más lejos de la realidad, no es una apreciación, es una constatación de un
relato que es así porque así ha querido ser y que sus personajes son como son y
no de otro modo, porqué haberlos haylos.
Valentina celebra su cumpleaños invitando a sus amigas a
cenar a un restaurante y ha colado a Jimena Olivares, psicóloga, para que
averigüe, mediante un engañoso y habilidoso juego de preguntas y respuestas
quien entre todas ha traicionado la confianza de la homenajeada.
El encuentro transcurre entre risas sinceras y fingidas ji-ji
ja-ja, que tendrán un fin abrupto cuando una de las asistentes resulta
asesinada.
Será entonces cuando el argumento se de la vuelta sobre si
mismo y el miedo a ser víctima desate comportamientos primarios y de rienda
suelta a los recursos del suspense y la intriga para ir complicando cada vez
más lo que queda de velada.
Daniel de la Peña convierte una Cena de amigas en una
invitación al asesinato, y ofrece una historia entretenida y bien entretejida
que dura de principio a fin, como actualmente se puede ver en tantas series de televisión protagonizadas exclusivamente por mujeres.
Un rato de lectura libre de preocupaciones, bastantes
tienen las protagonistas, y sin desgastar neurona alguna.
Si gustan de las relaciones personales y sus complejas
muestras de amistad y romanticismo y aman la novela enigma, esa en donde el
(los) asesinato (s) son un puro juego de lógica, van a disfrutar sin ninguna
duda.