Donde los daltónicos sociales ven a los negros como el blanco de sus iras |
Camino a Selma es un
cómic que denuncia la violencia. Que evidencia como la raza blanca ejerce su
supremacía sobre la negra igual que un depredador lo hace en su territorio de
caza. Pero es sabido que los animales cazan para comer y que los humanos lo
pueden hacer, y lo hacen, por placer. Y también por envidia, por egoísmo, por
despecho, por odio, por venganza, por miedo…
Selma sabe mucho de todo
eso.
La ciudad de Selma,
capital del condado de Dallas en el estado de Alabama, es un claro referente en
la historia de la discriminación racial de los EEUU y un símbolo de lucha y
victoria en la consecución del derecho al sufragio.
Recuerden aquí la historia de las tres marchas de Selma a Montgomery en 1965, hace nada como quien dice y se antoja sumamente lejano.
La segregación fue
derogada pero aún hubieron de pasar muchos años para que fuese comúnmente
aceptada y todavía hoy hay motivos para dudar de que se haya superado.
Pág nº 7 del original francés |
Así Clement Brown, joven
negro con estudios, conocedor de las leyes igualitarias y convencido de que su
color ya no supone motivo de peligro ni de temor, está regresando a Selma para
encontrarse con su madre y su hermano.
La fatalidad hace que
cruce la carretera delante del coche de una joven blanca, rubia, atractiva y
con problemas sentimentales. El color no es impedimento para desatar
sentimientos ni es motivo para no dejarse llevar por impulsos ni es razón para
obrar con sentido común.
El color solo sirve como
excusa a los daltónicos sociales que ante el negro solo ven el blanco de sus
iras y sus frustraciones.
Después de vivir el sueño
que supone conocer a la joven Tracy Lee que le recoge cuando hacía auto stop,
Clement Brown va a conocer lo que es vivir una pesadilla. Dos caras de la misma
moneda que a buen seguro hubiera preferido en orden inverso. El destino tiene
este punto de juego de azar.
La pesadilla se presenta
con una temática llena de violencia, verbal, gestual y física y donde el
disparo de las armas de fuego arroja la única luz sobre el sombrío porvenir.
Una luz tan breve como una emoción humana.
Philippe Tome, guionista |
Philippe Tome,
sobradamente conocido por su trabajo con Spirou, ha escrito esta historia de
novela negra racial para denunciar que de nada sirve promulgar leyes si luego
no hay una continuada acción evangelizadora de los preceptos. Que en los
pueblos pequeños las leyes son las que dictan las oligarquías y que quienes
empuñan un arma aducen razones ante las que todos cierran bocas.
Ha compuesto uno de esos cómics que entretienen a la vez que ponen en jaque las convicciones sobre asuntos que tienden a banalizarse por miedo a enfrentarse a ellos.
Philippe Berthet, dibujante |
Philippe Berthet, reconocido dibujante y
colorista, baste recordar la serie Pin-Up, ha dibujado esa historia empleando
su habitual estilo realista y buscando las horas de oscuridad para que la noche
también sea víctima de su color y ofrecer esa sensación de indefensión que
supone moverse entre sombras y oscuras intenciones.
El resultado es que con un trazo amable y sin estridencias consigue reflejar grandes dosis de tensión y violencia; sin destacarlas ya que conviven con todos nosotros de forma tan mimetizada que no se perciben.