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viernes, 15 de septiembre de 2023

Justified serie TV de Graham Yost

Justified es una serie policial americana que transcurre en la zona profunda de Kentucky. En el condado de Harlan, cerca de la ciudad de Lexington.

No se sirve alcohol salvo en lugares con permiso, aunque cada cual se lo destila en casa. Hay droga, marihuana, por todas partes salvo en lugares como la comisaría. Hay machismo, hay violencia, incultura y orgullo. Mucho orgullo, demasiado. Por el apellido, por la procedencia, por la ciudadanía, por el simple hecho de existir.

Y el orgullo mata; como las drogas; como el alcohol y como la ambición con la violencia como vehículo

Raylan Givens, representante del cuerpo de la policía judicial, ha venido de Miami, no por propia voluntad, a ese, su, condado. Ha regresado a su origen. Y eso significa afrontar todas las asignaturas que quedaron sin aprobar; resolver todos los conflictos mentales que aún bombardean su cerebro como gota malaya; liberar esqueletos de armarios y darles cumplida sepultura. Cerrar heridas. Ajustar cuentas pendientes. Encarar relaciones, y amores con tensión no resuelta.

Raylan Givens, el protagonista, es de perfil plano, previsible, aburrido y aborrecible. Boyd Crowder, uno de los sempiternos malos, se lo come con patatas. Un personaje lleno de aristas, que gira y evoluciona dando los mejores momentos de la serie. Winona Hawkins, ex mujer de Raylan está desaprovechada y Ava empieza con mucha fuerza, pero va perdiendo fuelle y su personaje no se cree por ningún lado.

El actor principal renuncia a interiorizar su personaje y evolucionarlo, así que abusa de muecas, medias sonrisas, poses y reacciones que gustan al principio pero que acaban empalagando.

Lo mismo sucede con las localizaciones, ya que ho hay entorno general. Un entorno reducido a cuatro lugares sin establecer comportamiento vivencial de ciudades y pueblos.

Un buen intento, no en vano está basado en la obra de Elmore Leonard, que cierra en esta etapa un larguísimo arco argumental que ha actuado de correa de transmisión enlazando temporada a temporada en las que ha ido mostrando villanos cada vez más violentos.

Hace poco leía en un tweet a alguien que la definía como la mejor serie policial de la historia.

Ahí está Justified, una serie noir rural con visos de western noir; 6 temporadas, 78 episodios, actualmente en Amazon Prime, para quien la quiera ver.

 

lunes, 12 de septiembre de 2022

El Mussol Maltès de Jordi Valero


Este 7 de septiembre de 2022 se ha emitido el primer programa de El Mussol Maltès en Radio Sabadell 94.6 una emisora con 90 años de historia y que se reinventó hace 20.

El Mussol Maltès, cuyo título rinde merecido homenaje a la novela y la película El Halcón Maltès, es una desordenada colección de fascículos auditivos sobre el mundo Noir en todas sus manifestaciones: literatura, cine, comic, teatro, gastronomía, moda, etc. Todo mezclado pero no agitado.

Historia e historias del mundo noir narradas en forma de relato punteado por cortes musicales que comparten cuerpo argumental.

Es un programa breve, entre 27 y 29 minutos o sea que permite ser escuchado con tranquilidad mientras cada cual hace sus cosas: andar, pasear al perro, hacer deporte, viajar, cocinar, esperar la vez, planchar, regar las plantas, hacer el vermú…

Y es mensual, con lo que no hay agobios ni urgencias. Si un mes tiene 43.200 minutos, ¿a ver si no se pueden dedicar 27 o 28 de ellos a escucharlo?

Y se emite en Radio Sabadell 94.6, el primer miércoles de cada mes a las 20:30 y, también en redifusión y queda accesible en la pestaña de programas de su web para ser escuchado a conveniencia; y también está disponible en las mejores plataformas de podcast como Apple Podcast, Ivoox, Spotify y otras más.

Y gratis. Nadie da tanto por nada. Suscríbanse a su plataforma de podcast preferida y recibirán una notificación cada mes cuando haya uno nuevo; sin excusa para no perderse ninguno.

Espero que les sorprenda y guste por igual, escuchen el primer fascículo: El Mussol Maltès 01 – Negra i Criminal (I) y que ustedes lo maten bien.

En catalán (y también en plataformas podcast)

https://radiosabadell.fm/podcasts?field_programa=30376

En castellano, en varias plataformas de podcast como:

Spotify  https://open.spotify.com/show/6xK0qKoJrcYK8JcMivHdTt

Ivoxx https://www.ivoox.com/el-mussol-maltes_sb.html?sb=el+mussol+maltes


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lunes, 11 de abril de 2022

La mujer de la casa de enfrente de la chica en la ventana

Bajo esta largo y evocador título encontraremos una serie, como no, paródica del genero criminal. Un domestic noir de manual que consigue distanciarse del encasillamiento que le presupone la etiqueta gracias a su sentido del humor.

Anna (la actriz Kristen Bell) es una mujer joven a la que un escalofriante suceso le arrebató la vida de su hija, rompió su matrimonio e hizo añicos su vida que intenta recomponer pegando los trocitos que va recuperando.

Tiene por compañía vino a copas, una detrás de otra, y ansiolíticos y antidepresivos. Aún suele cocinar su famoso gratinado de pollo aunque ya no tenga quien lo deguste y alabe; y ha abandonado en el desván sus útiles de pintora truncando así lo que prometía ser un brillante futuro artístico. Sus aptitudes culinarias y artísticas relegadas a simples manualidades de escuela.

Pero he ahí que nuevos vecinos en la casa de enfrente vienen a alterar su rutina y a despertar motivaciones dormidas para seguir teniendo ilusiones.

Ilusiones para reactivar pulsión de vida, ya que tan pronto siente un impulso sexual irresistible como uno maternal inenarrable. Y ver un asesinato desde la ventana del salón, remedo con gaseosa de La Ventana Indiscreta, y contarlo a todo el mundo sin que nadie te crea, no solo no ayuda a la estabilidad psíquica y emocional, sino que o te hunde en tu depresión o te levanta el ánimo.

La serie, sembrada de cadáveres, tiene una vis cómica de claro humor negro que no solo se manifiesta constantemente en pequeños detalles sino en el tono general y especialmente en los dos finales: el que cierra el arco argumental y el que da pie a un continuará.

El almacenamiento de corchos, la forma de llenar la copa, las cazuelas y su trágico fin, la ombrofobia o fobia a la lluvia, el surrealista final de su hija, el arreglo de su buzón, los ruidos en el desván, las alucinaciones… mil y un aspectos que buscan la complicidad en el humor e insieren la semilla del terror esperando que dé sus frutos, aunque no sea para aterrorizar sino para sorprender y a continuación provocar hilaridad.

Una sola temporada, de momento; un total de 8 episodios de unos 25 minutos cada uno, lo que da para verla toda entera de una sentada y quedarse con ganas de más.

Sus creadores y el amplio equipo guionista ha trabajado duro para distanciarse lo suficiente del original y mejorar lo que en él se quedó a medio camino. Su título evoca inequívocamente al best seller La mujer en la ventana que también fue llevado al cine con el mismo título. Un producto de consumo rápido, rechazado por crítica y público, que ahora se ve revitalizado en esta serie con un reenfoque satírico, gore y noir.

Ideal para llenar una tarde de estas fiestas si no son amantes de procesiones y su economía no está para viajes. Van a divertirse a costa de las excentricidades y desbarajustes de un guion que, a pesar de lo que pueda parecer, es inteligente y capaz de armar una interesante y seria trama de misterio que mejora en mucho otros productos de similar factura con los que podría llegar a confundirse.

No se la pierdan.

domingo, 15 de agosto de 2021

Mare of Easttwon

Mare of Easttwon es una miniserie policiaca de alto contenido dramático donde las pulsiones emocionales sobrepasan al sentido común con consecuencias devastadoras para propios y ajenos.

Una acción individual acaba convirtiéndose en un torbellino incontrolado que no duda en destrozar las vidas de quienes halla a su paso.

Una serie de profundo calado social, donde las miserias humanas de los habitantes de un pueblo de tamaña mediano, del estado americano de Pensilvania, quedan al descubierto como intestinos salidos de su cavidad abdominal, y nada podrá volver a ocupar su sitio como antes.

Una serie de estructura policiaca con casos simultáneos que resolver.

Todos los protagonistas tienen en su debe acciones o pensamientos censurables que esconder y en eso se apoya la trama, en la gran capacidad que tiene el ser humano para moverse entre apariencias y mentir.

Mare Sheehan es la detective, conocida por todos, que lleva a cabo las investigaciones. Mare resiste por tesón y prurito ya que la vida le está dando duro, por todos lados y por donde más duele.

Vive con su madre con la que no se entiende, con su hija adolescente sumida en un momento de confusión amorosa y pendiente de decidir su carrera estudiantil, con su nieto bajo la espada de Damocles de que su madre, en rehabilitación, pida la custodia y se lo lleve, con la incomprensión por el suicidio de su hijo mayor y casi con su ex-marido, a punto de casarse de nuevo, por ser vecino de patio.

Vive con el rechazo de vecinos que creen que no ha hecho suficiente para localizar a una chica desaparecida, hija de una de sus amigas, y ahora tiene el asesinato de una adolescente que solivianta los ánimos ya de por si encendidos.

Siete episodios para desarrollar esos caracteres y para mostrar sus miserias humanas como intestinos al aire. Sin pudor, sin paños calientes, mostrando un absoluto respeto por la madurez de la audiencia.

Por eso es una serie con mucha personalidad, muy en el estilo de las miniseries de la BBC, Happy Valley por ejemplo, donde los personajes son la trama.

Kate Winslet es la actriz motor, esplendida en ese papel de vulnerabilidad ambivalente, que mueve el resto de engranajes. Su papel como Mare es brutalmente sincero y no esconde ni sus inseguridades, ni sus fallos ni sus dudas, como policía y como mujer. Y como madre y abuela y ex y amiga y pareja. Un personaje realista hasta más allá de la realidad.

La serie es un ejemplo de calidad conjunta: imágenes, montaje, interpretación, diálogos, de los mejores oídos en mucho tiempo, y dirección.

No duden a disfrutarla y no se avergüencen si sueltan lágrimas: va con el lote.


jueves, 29 de octubre de 2020

Crimen en el paraíso temporada 9

Si la temporada anterior ya no mejoraba ni tan solo igualaba temporadas pasadas y tomaba una deriva donde la pausa cómica adquiría más protagonismo que el caso criminal, en esta, la 9ª, la constatación de lo antedicho ha convertido una inocente, pero entretenida con deductiva e interesante investigación policiaca, serie de sobremesa de tardes de verano en una parodia desacertada de sí misma.

Solo los dos personajes sobrevivientes desde el principio, el comisario Selwyn Patterson y la actual alcaldesa Catherine Bordey, resultan creíbles; los otros cuatro a cual peor. Para nada metidos en su papel, actuando sin orden ni concierto y presagiando una muerte anunciada, la de la serie, si nada no cambia, y sin capacidad de encontrar a su asesino ya que habrá sido un claro suicidio.

Vale que se transige con su humor blanco, su noir también blanco, su ausencia de erotismo, no hablemos de sexo, inexplicable en una isla llena de sensualidad pero aceptado, y vale todo porqué el caso policiaco, sobre el papel, lo aguantaba todo. Todo menos esta temporada.

Algo que parece que también ha sido constatado por alguien con capacidad de decisión y suficiente autoridad para que su voz sea escuchada, la mía predica en el desierto, ya que se anuncian drásticas medidas para la décima y próxima temporada.

La primera de las medidas es la sustitución del inspector que ya no ha esperado a la nueva temporada y a falta justo en la mitad de episodios ya se ha materializado. Cierto que le falta rodaje e interiorizar el papel pero apunta más y mejores maneras que su predecesor, Jack Mooney. Desde ahora Neville Parker (el actor Ralf Little) es el inspector jefe de la Policía de Saint Marie.

El método de trabajo no cambiará, ya que hasta ahora todos poco aportan al particular método patrón y que juega a la inadaptación en el entorno, el deseo de marchar contrarrestado con el de quedarse, el aparente despiste pero que no se escapa ni una, el empleo de la pizarra y la resolución del caso agrupando todos los sospechosos y señalando al culpable. Si algo funciona no lo cambies.

La segunda medida sería el reingreso de la subinspectora Florence Cassell, alegando su recuperación y las ganas de volver a la actividad normal después del episodio traumático sufrido y que la apartó a una isla vecina.

La tercera sería la salida de la serie de la actual subinspectora Madeleine Dumas. De la que cabe destacar su nula aportación como investigadora (rol que sus predecesoras desarrollaron con empeño y convicción) y el mérito de no haber conseguido que sus expresiones faciales encajasen con la situación sea la que fuese, como si no entendiera el idioma.

La cuarta apunta también a otra salida, la de la oficial Ruby Patterson que si bien se le ha ido dando más peso a su papel, llegando a intervenir en casos demostrando más capacidades e iniciativa que su compañero JP o la subinspectora, no resulta creíble en absoluto y su comportamiento adolescente hormonado no acaba de encontrar su lugar.

Y la quinta y última supondría otra incorporación: la de un joven delincuente, amigo de J.P, que buscaría una oportunidad para rehacer su vida.

De J.P. Hoover nada se sabe pero el hecho de haber aprobado el examen de ascenso deja la puerta abierta a cualquier posibilidad argumental.

Habrá que esperar al próximo verano, la décima temporada, para ver si el cambio de piezas va de la mano también de una mayor tensión en las tramas y podemos volver a disfrutar de una serie, que sin ninguna pretensión más que entretener resulta perfecta para ayudar a soportar calores insoportables.

Recuerden como fueron las temporadas anteriores:

1ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)

2ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)

3ª Temporada (con Humphrey Goodman y Camille Bordey)

4ª Temporada (con Humphrey Goodman, Camille Bordey y Florence Cassel)

5ª Temporada (con Humphrey Goodman y Florence Cassel)

6ª Temporada (con Humphrey Goodman, Jack Mooney y Florence Cassel)

7ª Temporada (con Jack Mooney y Florence Cassel)

8ª Temporada (con Jack Mooney, Florence Cassel y Madeleine Dumas)

 

miércoles, 10 de junio de 2020

Goliath

Goliat es esa serie de género criminal
que estaban esperando y no lo sabían.

Por si no van a leer toda esta reseña, les anticipo el final: Goliath es esa serie de género criminal que estaban esperando y no lo sabían. Goliath es esa serie que ya están tardando, y mucho, en ver y recomendar.

Goliath fue, según reza la biblia, ese gigante filisteo a quien hicieron creer que era invencible hasta que alguien, David, con más astucia que fuerza, lo derribó y decapitó. El desequilibrio de fuerzas entre uno y otro contendiente es lo lo que lleva al prepotente a despreciar a su rival.

Por eso, en la primera temporada, el gran bufete de abogados Cooperman & McBride no ve en el solitario abogado deshauciado Billy McBride un rival a quien tener en cuenta. Ni conociéndolo sobradamente, no en vano fue socio fundador de la empresa, ven en el más que un acabado y alcohólico despojo, una esquiva sombra de lo que fue.

Pero es ese desprecio hacia su persona y hacia la justicia, esa superioridad moral de quien se cree tan por encima de todo y de todos, lo que estimula a Billy a aceptar un caso en el que parece todo perdido de antemano y en el que sus oponentes no van a jugar limpio.

Y esa tónica, la de creerse ganador de antemano es la característica de la serie. El enfrentamiento de un sentido de la justicia trasnochado y romántico, el de la justicia justa, contra el nepotismo, la corrupción, la prevaricación y otros males que acechan al sistema judicial haciendo que confunda la aplicación de la justicia en un regate sobre justiprecio en un puesto de mercadillo, cuando no peor: escondiendo la bolita en uno de los tres cubiletes que reposan sobre la caja de cartón plegable de un trilero.

No es una serie sobre un  súper héroe sino sobre un humanista. Y esto en series con abogados es una novedad. Una deliciosa y agradecida sorpresa. 

En la segunda temporada se repite el patrón pero reproduce una situación completamente distinta con alto contenido político y vinculación con dinero sucio; en la tercera hay nepotismo rural y enlaza con las dos anteriores. Habilidosos guiones que sorprenden por su iniciativa en sortear expectativas y por negarse a la concesión de lo correcto.

El sistema judicial en el candelero. El cargo de juez no presupone la honestidad de quien lo ostenta. Y todo imperio millonario ha barrido alguna o más de una vez una o más vergüenzas. Y la serie se empeña en desenmascarar al primero y en levantar la alfombra al segundo.

Goliath es una serie con mucha personalidad. La que le confiere el protagonista: el abogado Billy McBride, un Billy Bob Thornton al que parece que le hayan hecho el papel a medida, probablemente una de las mejores interpretaciones que se pueda disfrutar en recientes series de género.

Billy Bob Thornton es Billy McBride

Una serie inconveniente que se aleja de cualquier otra, igual como lo hace de convencionalismos. No está hecha para esa audiencia fast-food que tiene prisa por el desenlace ni la que no sabe saborear una exquisita receta. A esta serie hay que verla dándole su tiempo. Sus silencios, muchos, estallan como mil palabras y su eco se prolonga dándole nuevos significados.

Tres temporadas de 8 episodios cada una, bastan y sobran para ofrecer un thriller judicial de gran calidad, intenso y expansivo. La serie podría haber acabado aquí y nadie podría decir nada, más que felicitar a todo el equipo que la ha hecho posible. Pero se anuncia 4ª y última temporada y esto produce una enorme expectación lo que debería preocupar al equipo por el elevado nivel de presión al que se han de ver sometidos para igualar o superar no solo las temporadas anteriores sino incluso el final de la 3ª.

Cada temporada presenta un caso judicial autoconclusivo pero a su vez mantiene una red de enlaces, como los neuronales, que permiten en todo momento recuperar personajes y aportar músculo al contenido desarrollando una trama lineal que va resolviéndose mientras seduce con sus engarces y dando sentido al conjunto.

Los secundarios, de lujo. En especial el peculiar equipo que colabora con Billy en su habitación de motel habilitada como despacho, oficina o pseudo bufete . Y también todos los papeles asignados a malos, siempre hambrientos aunque estén saciados, entresacados de una realidad que se demuestra fuente inagotable de inspiración.

Véanla, están ante una de las mejores series de género criminal, subgénero judicial. Y habrá ansiedad en la espera por la cuarta temporada. Y la espera va a ser larga y angustiosa, como los silencios de la serie.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Jett, serie de televisión

Jett, la serie de televisión neo-noir
que no pueden dejar de ver.
Jett es la protagonista de la serie del mismo nombre que rebosa negrura y trasciende y desborda por los cuatro costados del dispositivo que se emplee para verla.

Jett es una ladrona. Jett es la amante de un peligroso capo de la delincuencia organizada. Jett es madre soltera. Jett es amiga incondicional. Es emotiva y empática con quien lo merece y letal y despiadada con quien no.

Pero ante todo es absolutamente práctica y funcional. No hay capa ni superpoderes, solo es una mujer, atractiva, con lo que conlleva, en una sociedad patriarcal. Es una mujer que debe luchar para seguir adelante con su vida y la de su familia, biológica y adoptada.

Daisy Kowalsky, a la que alguien un día rebautizó como Jett, acaba de salir de la cárcel y se ve obligada a reanudar sus actividades delictivas como gesto de agradecimiento y saldar deudas al tiempo que debe capear los controles a su libertad condicional.

La decisión toma una deriva tremendista, como calificativo y como elogio a la técnica literaria del mismo nombre, ansiada en este tipo de series, y va a tejer una trama compleja donde intereses diversos, todos contrapuestos, sirven para un digno estudio de las distintas tipologías de mentes criminales. Y es que cada asesino es un criminal pero no todos los criminales son asesinos.

Sustentada en una trama de novela negra, el ritmo se desliza como bailarines de vals sobre suelo encerado, sin aparente esfuerzo, con una tensión generada en el suspense y no en el desenfreno. Todo muy pausado pero significativamente violento y angustioso. En ese mundo los fallos y las traiciones se pagan con la vida.

Carla Gugino es Jett
A Jett la interpreta Carla Gugino, que no solo está esplendida sino que parece hecha para ese personaje rico en matices y sin embargo de aspecto contenido y buscando siempre la manera de tener el control sobre sí misma y su entorno; a semejanza de la actuación de Giancarlo Esposito en su papel de Charlie Baudelaire, hecho para el lucimiento de un bon vivant.

Jett es una serie sostenida por grandes interpretaciones de los principales y secundarios. Muy sólida en su estructura narrativa y ofreciendo unos giros argumentales como si sucedieran de forma natural y no estuvieran ya escritos en el guion, que van alimentando la intriga.

Un guion, sabedor que no resulta original en su premisa, que busca diferenciarse de quienes le preceden con un tratamiento estiloso, casi glamuroso en ciertas escenas, incluso en las de sexo y en las de violencia, y haciendo hincapié en las relaciones personales; sobre todo en el comportamiento de las mujeres, entre ellas y con los demás. Y todo tan fluido y creíble como cotidiano y asequible.

Giancarlo Espósito es Charles Baudelaire
El director de fotografía realiza un magnífico trabajo evidenciado sobretodo en la elección de la luz y la paleta de colores.

Bien escrita y mejor dirigida por Sebastián Gutiérrez que no ha dejado nada al azar es una serie de obligada visión y deleite para quienes gusten de lo que se viene conociendo como neo-noir.

Jett ha finalizado su primera temporada de 9 episodios de argumento secuencial, en realidad es una larga película fragmentada en capítulos, y lo ha hecho cerrando perfectamente la trama principal pero alentando con un cliffhanger que supone un regocijo anticipado.

domingo, 8 de septiembre de 2019

La víctima número ocho, serie de televisión

La verdad es también víctima en
cualquier atentado.
“En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres»”. (Juan 8, 31-42)

¿Cuál es la verdad verdadera? ¿Existe la verdad absoluta? Decían que con la verdad se podía ir a cualquier parte. Hoy todo está supeditado al poder, incluso la verdad; de ahí que haya tantas verdades como intereses particulares. La verdad está sobrevalorada y los políticos que lo saben, la escamotean, manipulan y adulteran en aras de su supervivencia.

En pleno casco viejo de Bilbao se produce un atentado yihadista: una furgoneta se lanza contra toda persona que encuentra a su paso y causa siete muertes y más de treinta personas heridas. La Ertzaintza, con el recuerdo aún reciente de los atentados de París y Barcelona, se lanza a la caza de los terroristas y con la ayuda de efectivos de Inteligencia pronto identifica al conductor de la furgoneta.

Desde ese momento todos los esfuerzos se centran en atraparlo, desmantelar la celula y evitar que pueda haber más víctimas.

Para Omar Jamal (César Mateo), el sospechoso, todo lo que haya vivido hasta ahora no le va a servir de nada y su huida es su nueva vida. Familia, novia y amigos están estupefactos ¿cómo reaccionas cuando la persona a la que crees conocer de repente es un temido asesino?

Y desde ese momento empieza un thriller más que interesante y que aúna todo un sinfín de emociones que generan situaciones de gran tensión.

Claro que tiene puntos de mejora ¿existe acaso la perfección? Pero el conjunto es de nota para arriba y la historia, cargada de humanidad, trata la actualidad sin dramatismo añadido.

Los protagonistas, sin sobreactuar y muy rigurosos en su papel y ajustados al perfil de su personaje, son los pilares de la trama: sin ellos no habría serie y es que siempre las acciones las ejecutan las personas aunque las provoquen las ideas. Imposible destacar a nadie de los que conforman el elenco de actrices y actores y a los que además vocalizan de tal modo que se les entiende perfectamente cuando hablan.

"La víctima número ocho": elenco de actrices y actores caracterizados en su papel

Aunque tal vez Eche, el periodista (Marcial Álvarez) y Koro, la inspectora Olaegui (Verónica Moral) sean los pilares que sostienen todos los hilos y hay que destacar el carácter batallador, solidario e incansable de Edurne (María de Nati) que da fe de lo que es la renuncia por amor.

Una serie de 8 capítulos llenos de dinamismo, escenas en Bilbao, Madrid, interiores de viviendas, pensiones, bares, supermercados, naves industriales abandonadas, exteriores en bosques, senderos y pistas forestales.

No les va a defraudar en absoluto y les pondrá sobre aviso de cómo hay que cuestionar todo lo que se oye, se diga dónde se diga y sea quien sea quien lo diga para poder esclarecer cuánto hay de verdad y cuanto de mentira. Hay medios que mienten más que hablan.

La víctima número 8 no solo es la persona que no supera las heridas muriendo en el hospital, sino que acaba siendo la verdad.


viernes, 30 de agosto de 2019

Crimen en el paraíso, temporada 8

Crimen en el paraíso, temporada 8, con nuevo equipo
policial en Honoré, isla de Saint Marie.
Pasan los años pero Saint Marie conserva su espíritu joven, un perpetuo verano que nos transmite color, ritmo y sabor. Colores luminosos y vivos, ritmos que incitan al contoneo despreocupado y sabores de frutas exóticas.

Pero también mantiene, afortunadamente, su alta tasa de asesinatos lo que permite que su policía sigan manteniendo un porcentaje de éxitos del 100% en la resolución de los casos. Récord Guinness.

Crimen en el paraíso mantiene su alto índice de seguimiento sin cambiar su fórmula y sin más pretensión que la de entretener con suspense e intriga. Un Whodunit (¿Quién es el asesino?) ortodoxo en contexto playero y ambiente veraniego que ocupa los dos meses de verano, esa franja que nadie quiere y que quien puede la aprovecha como escaparate.

Ciertamente la serie está perdiendo fuelle y hay un doble episodio, necesario para justificar un giro de tendencia que no se sostiene por ningún lado y son tan evidentes los desajustes de guión, por no llamarlos fallos, que no se explica como nadie se haya dado cuenta.

La subinspectora  Madeleine Dumas
y el inspector Jack Mooney
Y esto sumado a que el equipo policial sufre un nuevo terremoto y cambia, presumiblemente, dos de las piezas más significativas parece anticipar que estamos acercándonos al fin de una serie o al menos de la serie que conocimos y que empezó sin pretensiones y acabó siendo la gallina de los huevos de oro.

Es notorio que algo ha cambiado en el seno del equipo de producción ya que rigen otros principios menos exigentes con un listón tan bajo que de seguir así será apta para horario infantil.

Los diálogos fuera de la investigación son sosos, las investigaciones han perdido procedimiento y para rematar los protagonistas se están volviendo planos. Parece apostar claramente por la bis comica en detrimento de la policiaca.

La incorporación de Ardal O'Hanlon la temporada pasada en el papel del inspector Jack Mooney le ha restado espontaneidad ya que su perfil parece aún muy influenciado por la interpretación, que le dió a conocer, de un personaje del clero y su sonrisa beatifica lo posiciona en un nivel de comprensión y tolerancia del que Richard Poole abominaría y con razón.

8 episodios en esta 8ª temporada que dejan un regusto agridulce para quienes recuerden temporadas anteriores, tiempos mejores. Una serie en la que actualmente la proa no marca la dirección en la que se está desplazando el barco.

Aún y así un acierto para quien concibió la fórmula y planificó la parrilla de programas. Y aún más para el equipo de guionistas con algunas tramas policiacas emitidas que ya quisieran para sí muchos de los que se llaman escritores.

Lástima que al llegar el último episodio de la temporada suponga un aviso de que el verano también está próximo a cerrar hasta el año que viene con la 9ª temporada.

Recuerden reseñas de temporadas anteriores:

1ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
2ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
3ª Temporada (con Humphrey Goodman y Camille Bordey)
4ª Temporada (con Humphrey Goodman, Camille Bordey y Florence Cassel)
5ª Temporada (con Humphrey Goodman y Florence Cassel)
6ª Temporada (con Humphrey Goodman, Jack Mooney y Florence Cassel)
7ª Temporada (con Jack Mooney y Florence Cassel)

domingo, 21 de julio de 2019

Hierro, serie tv

Hierro es una serie de televisión
que no hay que perderse.
Hierro es de esas series que puedan tener poco eco eclipsadas por las de alto presupuesto, con actuaciones mediáticas e intereses comerciales de toda índole.

Sucede como con la isla, El Hierro, donde transcurre la acción. Una isla pequeña del archipiélago canario eclipsada por las de alta oferta turística, intereses hoteleros y comerciales de toda índole.

El Hierro es una preciosa y extraterrestre isla descolgada del mapa del archipielago. La casa al final de la calle, alejada del resto, en una esquina. No está de paso a ninguna parte. Se va a ella queriendo ir a ella.

Este parcial anonimato puede ser bueno para la isla frente a sus hermanas más solicitadas, populares y populosas: Las Palmas, Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura… preserva su identidad. Malo para la serie, cuando menos reconocimiento menos capital para nuevas realizaciones.

En la mañana en que se anuncia una boda, el novio no aparece; el padre de la novia, por sus manifiestas desavenencias con su futuro yerno, es señalado como el responsable del retraso y todos sospechan que el novio se lo ha pensado dos veces por su carácter juerguista. Ceremonia prevista en medio de los preparativos de la bajada, un acto religioso, simbólico y devoto para todos los isleños que se realiza cada cuatro años y, por si fuera poco todo se combina para suceder cuando acaba de tomar posesión de su cargo una nueva juez proveniente de la península.

Una isla es una prisión sin celdas ni muros. Sus habitantes viven encerrados en espacio abierto, una condena de libertad con poca o ninguna salida para los jóvenes.

En una isla, cuanto más pequeña más, no hay secretos y aunque se actúe a voluntad siempre hay alguien que ve, alguien que oye. Los secretos son a voces, pero la lealtad los esconde; en una isla la hermandad es lo más y la defensa ante el forastero es cerrada y orgullosa. El isleño tiende a enrocarse; a retorcerse sobre sus convicciones y sus sentimientos.

Isla El Hierro
Parece extraño que un espacio con un paisaje tan espectacular, mágico y tan abierto contenga una atmósfera tan opresiva y unas relaciones tan subordinadas como si se estuviera en el interior de una mansión victoriana.

Candela (magnífica Candela Peña), la jueza recién llegada a la isla, no entiende el universo de Hierro y poco hace para conectar; su rigidez, su ética y su carácter, cincelado como las piedras volcánicas de la isla, son el obstáculo principal, su coraza para no dejar entrever su fragilidad solo liberada con la sonrisa de su hijo Nico.

Un personaje memorable, como también lo son Díaz (Darío Grandinetti) principal sospechoso del asesinato acusado por pruebas circunstanciales y capaz de empatizar perfectamente con la audiencia y el sargento Morata (Juan Carlos Vellido), de esos guardia civiles que todo el mundo quisiera tener cerca, incluso los gitanos.

Y el resto de secundarios. Todos sin excepción, algunos con la sobriedad que confiere la veteranía otros con el desparpajo del inicio. No hay disonancia, todos suenan con el mismo tono, todos actúan de forma verosímil y todos tienen su punto atractivo e interesante. Les han dado voz para que se oiga, no para hacer ruido (una voz con acento isleño por cierto, donde las palabras flotan por su suavidad fonética). Los responsables son su director Pepe Coira y sus guionistas, el propio Pepe, Alfonso Blanco, Coral Cruz y Araceli Gonda.

Una serie comedida, nada de efectos especiales; honesta, nada de engaños al espectador para generar audiencia; humana, basada en los caracteres y no supeditándolos al argumento; respetuosa, aprovecha el entorno para enaltecer sus virtudes sin caer en vulgarismos turísticos y sobre todo incidiendo con rigurosidad en el enfoque criminal, el procedimiento policial y el posicionamiento judicial.

Hierro es una miniserie de 8 episodios que no deben dejar escapar.

jueves, 20 de junio de 2019

Alta Mar, serie tv

Hay secretos más profundos que el océano.

Recién estrenada en Netflix, Alta Mar es una serie de corte policiaco con enredos, robos y asesinatos que transcurre en un transatlántico y por todo ello y por su nivel de suspense pocos dudan en asimilar su argumento a los de la Gran Dama del Crimen Agatha Christie.

Sin entrar al trapo, baste decir que Alta Mar es resultona y cumple muy por encima de la media, además de que cada capítulo acaba con un sorpresivo y revelador cliffhanger que incita, sin dejar opción, al visionado del siguiente episodio. Pretende enganchar a la audiencia y lo logra sin generar falsas expectativas.

Como toda obra coral y Alta Mar lo es sobradamente: hasta 15 personajes relevantes entre principales y secundarios pero todos protagonistas, tiene sus altibajos en el aspecto interpretativo; unos lo hacen la mar de bien otros la mar de mal y los más nadan y guardan la ropa; pero que se le va a hacer estando en alta mar es normal que el buque se balancee.

El argumento es rebuscado, laboriosamente trabajado y primorosamente vestido y ambientado. Verosímil, que ya es mucho; con trasfondo, con antecedentes, con raíces, con giros laberínticos para que nadie de nada por sentado, para que la duda sea compañera de viaje, para que la sorpresa lo sea de verdad, y salte no una, ni dos, sino más veces.

Las hermanas Eva y Carolina Villanueva embarcan, junto con dos criadas a su servicio, en un transatlántico propiedad del novio de Caro y cuya boda se va a celebrar a bordo rumbo a Rio de Janeiro. Por motivo del enlace, en el barco están también su tío y amigos de la familia. Durante una noche una mujer cae al agua y la investigación por conocer su identidad y el motivo de su deceso irá sacando a la luz nuevas y desconocidas informaciones e identidades que traerán nuevas víctimas generando aún más misterio y suspense.

La serie busca la complicidad del policial clásico inglés con elegidos sospechosos y ambiente restringido; le añade ritmo de thriller trufado de acción, peleas y disparos, colaboracionismo, recién ha terminado la II Guerra Mundial, y rencillas familiares; y referencias, esas escenas sobre todo en el vestuario y diseño de interiores, al cine negro americano de los ’40, época en la que está ambientada. En cuanto a vestuario cabe destacar lo maravillosamente bien escogido y adecuado para cada clase social y para cada momento y lugar del día o de la noche.

La serie tiene su dosis de amor, varias relaciones simultáneas, y tal vez sea lo menos creíble por eso quien quiera verla por esa faceta tiene muchas otras series mejores. En esta el amor es un complemento que no entorpece, un relleno que ayuda a lucir y que justifica las alianzas y las complicidades.


Trailer oficial de la 1ª Temporada

Peca de reparto irregular, a más de uno habría que haberlo echado por la borda en el proceso de casting, de faltarle confianza en su propia capacidad y de acercarse más a la telenovela que a una serie con entidad propia y cede temperamento, aspereza y sexo, del todo imprescindibles, en beneficio de ser guilty pleasure.

Pero entonces sería perfecta y eso es imposible. Tómensela con cava, tinto, té, café o combinados, varios, en función de la hora en que decidan verla. Cualquier bebida casa bien con las imágenes y el ambiente a bordo, lástima que a veces la música vaya por libre y se empeñe en ser protagonista.

En fin, 8 episodios para esta primera temporada que con su final, cliffhanger como no podía ser de otra manera, no deja duda alguna de que habrá que ver los 8 de la segunda, aún sin fecha de emisión anunciada, pero a punto de embarcar.

domingo, 12 de mayo de 2019

El misterio de la guía de ferrocarriles, serie TV

En una Inglaterra recelosa ante la presencia extranjera,
un prestigioso detective belga resulta cuestionado.

El misterio de la guía de ferrocarriles, The ABC murders título original, es una novela de Agatha Christie. Publicada en 1936 cuenta con el aval unánime de la crítica que la considera una de las mejores tramas policíacas de las desarrolladas por su autora por su habilidad en el juego del despiste y por su inclusión de la figura del asesino en serie.

La adaptación de la obra a mini serie de televisión, tres episodios, ha sido a cargo de Sara Phelps (la tercera que hace en poco tiempo de novelas de Agatha Christie), las tres, cuidadas, producciones de la BBC y dirigida por Alex Gabassi (El Hipnotizador, The Frankestein Chronicles).

Si no se ha leído la novela, la serie, todo y que podría dar más de si, resulta convincente, misteriosa e interesante. John Malkovich borda el papel de un detective anciano y cansado que lleva cierto tiempo alejado de su oficio y que arrastra un ominoso pasado que de vez en cuando le asalta y le tortura.

Un asesino que firma A.B.C. y que elige sus víctimas
con un peculiar método.
El detective, Hércules Poirot, recibe un anónimo advirtiéndole de un próximo asesinato que efectivamente tiene lugar: una especie de juego mortal a partir de la utilización del alfabeto de una forma muy meticulosa. El detective debe entender el modo de pensar del asesino a fin de anticiparse a sus actos y evitar más muertes.

Se inicia un macabro juego entre un asesino en serie despiadado y el detective en el que el primero tiene ventaja y no la desaprovecha. Una investigación que requiere de minuciosidad en los detalles tiene enfrente una actuación policial que adolece de indolencia y desprecio por todo aquello y aquel que no sea del cuerpo, aun a riesgo de que la soberbia les desvíe del camino correcto.

Pero cuando se tiene en cuenta que se está ante una adaptación de una muy buena novela policiaca es inevitable la comparación con el original y por supuesto es inevitable sorprenderse ante los cambios, innecesarios e improductivos, aunque puedan ser curiosos incluso interesantes, que no justifican ese revisionismo.

Dos de ellos son sumamente notorios: el primero se refiere a James Japp, el inspector de Scotland Yard que compartiera casos con Poirot y el otro se refiere al pasado del propio Poirot, tienen la virtud de provocar perplejidad y vergüenza ajena por la irrespetuosidad sobre la obra de Agatha Christie. El primero por interrumpir la secuencia temporal y el segundo por querer profundizar con total invención en algo que no lo requeriría. Y no se puede entrar en detalles para no caer en spoiler.

¿Y Hastings? Vale que Hastings suele aportar poco en las investigaciones pero su condición terrenal es imprescindible como contrapunto a las veleidades de Poirot y su presencia, bien instrumentalizada, aporta notas de humor ingenuo que conviene intercalar para conseguir, precisamente, realzar los momentos de tensión.

Una de las primeras traducciones de la obra
Claro está que en el giro argumental que se le ha dado a la novela original no tenía cabida su presencia, habida cuenta que siempre va asociada a una narración en primera persona que en este caso no se deseaba para poder aportar ese punto de vista distante y retrospectivo.

El preciosismo de los planos destaca la estética del conjunto pero satura los sentidos como un perfume excesivo y mal equilibrado. Si hay quien se satisface escuchándose a sí mismo cuando habla, también debe haber quien lo consigue recreándose visionando largamente la imagen que ha concebido.

Más que un homenaje o un reconocimiento a una de las mejores novelas de la Gran Dama del Crimen parece un ajuste cuentas, ¿era necesario incidir tanto en los aspectos más sórdidos de la pensión?, ¿recurrir a esa xenofobia primaria e ignorante? ¿era necesario humillar a Poirot no una sino varias veces, no solo por su oficio sino también por su origen? ¿era necesario inventarse un pasado ominoso? Si su creadora lo hubiera querido así lo hubiera plasmado así. Y no lo hizo.

Mal asunto cuando quien adapta pretende saber más que quien escribió el original y recrea unos hechos que suscitan no solo incredulidad sino rechazo frontal para quienes conocen y valoran en su justa medida la obra de la autora.

Así se pierde por ejemplo el personalísimo tratamiento que le da Agatha Christie a la figura del asesino en serie. Con el que le da un giro al estereotipo y como busca con ello, y lo consigue, sorprender al lector.

Un Poirot distinto en lo físico y en comportamiento.
John Malkovich, brillante, pero tan alejado del Poirot original que no lo es. ¿Dónde está su negro cabello y su tinte capilar? ¿Dónde su preciado bigote? ¿Dónde su ironía? ¿Dónde su cinismo? ¿Dónde su brillo en la mirada, relamiéndose como un gato satisfecho, ante un indicio? ¿Por qué se le destaca un comportamiento emocional cuando siempre ha sido cerebral?

La adaptación sostiene la línea argumental original pero la trata de forma apática, no hay ni pizca de tensión, ni tan solo los asesinatos permiten asombrarse o escandalizarse. No hay urgencia, y el tema la merece y la necesita: ¡se están cometiendo asesinatos!

Y la realización, tan relamida y pagada de sí misma, tan lenta y tan poco explícita dificulta la comprensión del argumento, incluso para quienes hayan leído la novela. Una vez más una adaptación con ínfulas de creación. Una vez más se desperdicia una obra pulida y ajustada para que encajara a la perfección. Una pena.

Si no la conocen tienen dos opciones: o leer la novela o ver la serie. Pero no las mezclen.