Foto de no_pasaran @fermont1965 |
¿Existe vida cotidiana en la retaguardia de una guerra? Anormal, pero existe. Subsiste en un puñado de ciudadanos, sombras de cuerpos y caracteres que fueron y que hoy no son.
Se procura mantener la casa limpia, hacer la colada y cocinar lo que se tenga. Los que tienen trabajo acuden puntualmente para no perderlo y estar ocupados para no pensar, los que tienen negocio suben sus persianas y exponen a la vista estanterías más llenas de nada y de vacío que de artículos o productos, las jóvenes que pueden y quieren se ofrecen a cambio de regalos y comida, los ancianos mueren en sus casas o en la calle sin que a nadie importen, los más deambulan angustiados esperando un final de la contienda casi ya más preocupados por que acabe pronto que por el resultado de la misma.
De todos los horrores que ha sido capaz de inventar el ser humano en su incomprensible perverso sentido del humor, la guerra ocupa sino el primero si uno de los lugares más destacados. En una guerra no hay paz.
Y después de la guerra oficial, las ciudades de los ejércitos derrotados sufren otra guerra, más encubierta, más obscura, más malsana. Venganzas y odios estallan y las torturas, las violaciones, los juicios sumarísimos se suceden indiscriminadamente. Caro peaje el del bando perdedor.
Peor que luchar en el mismo frente, donde todo suele acabar muy rápido, está la retaguardia de los vencidos. Día a día sufriendo la paz impuesta por los vencedores.
Juego de palabras que se traduce por: 'Llega España. ¿A qué hora llega? |
El comisario Miquel Mascarell, de la Generalitat de Catalunya y bando republicano, observa las dependencias vacías y desoladas en las que ha trabajado los últimos años. Se siente solo, sin más compañía que la tristeza y la melancolía. Sus compañeros, de hecho todo aquel que ha significado algo en el gobierno que se sabe perdedor, han empezado la huída, un exilio forzoso hacia la frontera.
Se oye que las tropas facciosas han cruzado el Ebro y que esto es el fin de la resistencia; es cuestión de días que entren en Barcelona. Una Barcelona disminuida por los incesantes bombardeos de la aviación insurgente. Todo aquel que sabe como las gasta el ejercito victorioso camina, pedalea, o se arrastra hacia una Francia que supone le acogerá como ganador de la derrota.
Reme, una prostituta redimida, acude a la comisaría de policía en busca de ayuda para localizar a su hija, Merche, de 15 años desaparecida desde hace dos días. Y solo está Miquel Mascarell para atenderla. Miquel sufre para no reírse ante lo que significa la sola idea de buscar a una joven guapa de la que no se sabe nada en una ciudad sin más efectivos policiales que él, sin jueces ni letrados, donde los cascotes ocupan solares enteros, donde los muertos de las calles ya no se recogen, donde la gente puede matar por un mendrugo. Donde la juventud es la mejor moneda de cambio.
Miquel que vive con su mujer Quimeta, a quien se la está llevando el cáncer como una bala se llevó hace poco a su hijo Roger en el barro de una trinchera, siente que su compromiso ético le obliga a seguir siendo policía aun cuando no deba explicaciones a nadie y aún sabiendo que permanecer en la ciudad cuando entren las tropas del auto proclamado generalísimo y caudillo puede suponerle la muerte o en el mejor de los casos la perpetua, antesala segura de una tuberculosis final.
Y aún así se decide a seguir la pista de Merche. Aunque sea su último caso.
Cuatro días de enero cala igual que el frío penetra en las entrañas del cuerpo mal protegido para soportarlo, igual que el cuchillo atraviesa el aire. Es una ficción dentro de una crónica veraz de un momento de nuestra historia que no hay que olvidar. No hace tanto que pasó. Quien más quien menos tenemos recuerdos vividos a través de nuestros padres o abuelos. No hace tanto que pasó y aún duele recordarlo.
Jordi Sierra i Fabra afamado novelista, cultivador multigénero, introduce una historia de novela negra en la Historia Negra de nuestro país. Un argumento construido por noticias veraces, testimonios recogidos de supervivientes y de informes y noticias de la época. Un discurso narrado con emotiva frialdad, un recordatorio de lo mucho que perdimos, un aviso para que no vuelva a suceder.
Una vez más, y aunque sea en época de guerra, Jordi Sierra i Fabra nos demuestra que el poderoso tiene poder y que ser quintacolumnista es su modo de recomponer el status perdido. Y que el dinero sigue siendo poderoso caballero.
Es una novela llena de tristeza donde no es difícil que afloren lágrimas al leerla, pero es una magnifica novela, comprometida, creíble, desarrollada en un escenario veraz y llena de carga emocional. Una novela que da voz a los derrotados sin entrar en proclamas políticas maniqueístas pero sin disimular la realidad.
Es la primera de una trilogía, y le siguen Siete días de julio y Cinco días de octubre, próximamente leídas y posteadas en este blog. Si no la conocen léanla y sabrán porque no hay que dejar escapar las otras dos.
Post Scriptum: reseñas de la serie Inspector Mascarell en este blog
1. Cuatro días de enero
2. Siete días de julio
3. Cinco días de octubre
4. Dos días de mayo
5. Seis días de diciembre
1. Cuatro días de enero
2. Siete días de julio
3. Cinco días de octubre
4. Dos días de mayo
5. Seis días de diciembre