Y no solo por su cubierta, ¿quien puede resistirse a ella?, por cierto Premio mejor portada en la Semana Negra de Gijón 2004 y cartel original del último espectáculo del Gran Carter; ni por sus láminas interiores, por cierto reproducciones de carteles originales de espectáculos de otros grandes magos, sino porque si empezamos su lectura vamos a sumergirnos en un mundo de magia y de investigación policial del que ya no podremos salir.
Habremos comprado una entrada para butaca de primera fila a un apasionante espectáculo de misterio y enigma que cambiará nuestra percepción de la realidad.
El Gran Carter es un gran mago que se encuentra representando su celebrado espectáculo ‘Carter engaña al diablo’ cuando el Presidente de los EEUU sube al escenario como voluntario en uno de los juegos en el que es desmembrado ante los atónitos ojos de su mujer y de todo el público asistente.
A las pocas horas se comunica oficial y públicamente su muerte.
Evidentemente Carter es el primer y único sospechoso y el agente del servicio secreto Jack Griffin el encargado de encontrar pruebas y detenerlo.
Si los libros ya son en si mismos una caja de sorpresas: basta con abrirlos para vivir las más variadas experiencias, los de género policiaco son hermanos de sangre del arte de la magia; por lo que si en una misma novela mezclamos investigación criminal y magia multiplicamos la capacidad de sorpresa por dos.
Tanto los espectáculos mágicos como las novelas de género enigma, interrobang, cuentan historias emocionantes, aparentemente imposibles, se sustentan en un argumento hábilmente trenzado, tienen una mise en scene muy cuidada, ambos emplean la misdirection para conducir la atención del público, sorprenden al final y sobretodo y por encima de todo ambos dejan con ganas de más.
El Gran Carter es Charles Joseph Carter, nacido en San Francisco en 1874 y fallecido prematuramente de un ataque al corazón en 1936, y la trama de la novela transcurre en los heterodoxos años 20, unos años en los que superada la Gran Guerra hay ganas de avanzar en tecnología, en experimentar con la ciencia, en estudiar nuevas posibilidades médicas y en las que los escenarios de los Music Hall se llenan de artistas de varietés y de magia donde la gente acude ávida de diversión y emociones.
La magia tiene sus momentos de gloria y está viviendo unos años de gran reconocimiento e interés y tiene encandilada tanto a las monarquías, como a la burguesía y a la clase obrera por igual. Es una época de transición económica, de resurgir industrial, y la magia parece el elemento capaz de articular ilusiones.
Es una época en la que los magos miman hasta el último detalle su aspecto y sus actuaciones, inventan constantemente nuevos juegos y practican y ensayan exhaustivamente durante horas y horas para conseguir efectos que atrapen a los espectadores en sus butacas y los dejen sin respiración. La vida del mago es dura y su economía nada boyante y hay que aprovechar que soplan buenos vientos aunque eso signifique reinventarse constantemente en nuevos y cautivadores juegos.
Es la magia de gran escenario, la magia vinculada a lo sobrenatural, a fuerzas ocultas y poderes solo para iniciados.
El contexto histórico donde transcurre el argumento de esta novela es real, perfectamente
documentado, los ecos de sociedad y los hechos sociales son reales, los personajes que se entrecruzan con la vida de Carter, y que interpretan pequeños cameos son reales, los inventos que se presentan son reales, y aunque Carter sea también real evidentemente todo se halla aderezado de ficción para inventar un argumento original y sorprendente, que Glen David Gold presenta con sencillez y sobriedad lo que lo convierte en una lectura amena, digerible, policial, intrigante, llena de ilusionismo y enormemente divertida.
Este libro es un espectáculo de magia y por tanto no vamos a desvelar ninguno de sus juegos. Para saber más, pasen y lean.
Este post se publica simultáneamente en los blogs Interrobang y Magicatessen en virtud de una estimulante colaboración crossover que persigue la pluralidad de voces para enriquecer el mensaje.
El Gran Carter es un gran mago que se encuentra representando su celebrado espectáculo ‘Carter engaña al diablo’ cuando el Presidente de los EEUU sube al escenario como voluntario en uno de los juegos en el que es desmembrado ante los atónitos ojos de su mujer y de todo el público asistente.
A las pocas horas se comunica oficial y públicamente su muerte.
Evidentemente Carter es el primer y único sospechoso y el agente del servicio secreto Jack Griffin el encargado de encontrar pruebas y detenerlo.
Si los libros ya son en si mismos una caja de sorpresas: basta con abrirlos para vivir las más variadas experiencias, los de género policiaco son hermanos de sangre del arte de la magia; por lo que si en una misma novela mezclamos investigación criminal y magia multiplicamos la capacidad de sorpresa por dos.
Tanto los espectáculos mágicos como las novelas de género enigma, interrobang, cuentan historias emocionantes, aparentemente imposibles, se sustentan en un argumento hábilmente trenzado, tienen una mise en scene muy cuidada, ambos emplean la misdirection para conducir la atención del público, sorprenden al final y sobretodo y por encima de todo ambos dejan con ganas de más.
El Gran Carter es Charles Joseph Carter, nacido en San Francisco en 1874 y fallecido prematuramente de un ataque al corazón en 1936, y la trama de la novela transcurre en los heterodoxos años 20, unos años en los que superada la Gran Guerra hay ganas de avanzar en tecnología, en experimentar con la ciencia, en estudiar nuevas posibilidades médicas y en las que los escenarios de los Music Hall se llenan de artistas de varietés y de magia donde la gente acude ávida de diversión y emociones.
La magia tiene sus momentos de gloria y está viviendo unos años de gran reconocimiento e interés y tiene encandilada tanto a las monarquías, como a la burguesía y a la clase obrera por igual. Es una época de transición económica, de resurgir industrial, y la magia parece el elemento capaz de articular ilusiones.
Es una época en la que los magos miman hasta el último detalle su aspecto y sus actuaciones, inventan constantemente nuevos juegos y practican y ensayan exhaustivamente durante horas y horas para conseguir efectos que atrapen a los espectadores en sus butacas y los dejen sin respiración. La vida del mago es dura y su economía nada boyante y hay que aprovechar que soplan buenos vientos aunque eso signifique reinventarse constantemente en nuevos y cautivadores juegos.
Es la magia de gran escenario, la magia vinculada a lo sobrenatural, a fuerzas ocultas y poderes solo para iniciados.
El contexto histórico donde transcurre el argumento de esta novela es real, perfectamente
documentado, los ecos de sociedad y los hechos sociales son reales, los personajes que se entrecruzan con la vida de Carter, y que interpretan pequeños cameos son reales, los inventos que se presentan son reales, y aunque Carter sea también real evidentemente todo se halla aderezado de ficción para inventar un argumento original y sorprendente, que Glen David Gold presenta con sencillez y sobriedad lo que lo convierte en una lectura amena, digerible, policial, intrigante, llena de ilusionismo y enormemente divertida.
Este libro es un espectáculo de magia y por tanto no vamos a desvelar ninguno de sus juegos. Para saber más, pasen y lean.
Este post se publica simultáneamente en los blogs Interrobang y Magicatessen en virtud de una estimulante colaboración crossover que persigue la pluralidad de voces para enriquecer el mensaje.