Mob City es una serie de televisión de Frank Darabont (The Walking Dead) que recrea la vida en
Los Ángeles a finales de los 40, basandose libremente en la novela L.A. Noir: TheStruggle For The Soul Of America’s Most Seductive City de John
Buntin.
La serie se centra en una década en la que parte de la política, de la
justicia, de la economía e incluso de la misma policía están en manos de gangsters; cuando
la corrupción es tan normal como respirar y cuando las desavenencias se
solucionan con ejecuciones sin pestañear.
John Teague (encarnado por el actor Jon Bernthal) es un duro sargento excombatiente
de la Segunda Guerra Mundial ahora detective de policía. Fuma, bebe, habla poco
y arrastra ese pasado que deja marcas indelebles en el carácter y en la cara.
Se siente la víctima de un matrimonio fracasado que no
consigue superar. Apuesta por la honestidad pero no siempre gana. Y cuando es
requerido para un pluriempleo puntual y acepta, acaba de meterse en la boca del
lobo. Y el lobo no es ni más ni menos que Bugsy Siegel (Edward Burns).
Jasmine Fontaine (Alexa Davalos) es la chica. Trabaja en
uno de los clubs controlados por el crimen organizado como fotógrafa. No es la
mujer fatal, es la chica. La ex-esposa del detective Teague, de quien éste está
perdidamente enamorado. Es pués su talón de aquiles.
Mob City no engaña. Desde el principio deja claro cuales
van a ser sus bazas: enésima repetición de clichés empapados de
tópicos, por tanto ver el primer episodio y seguir con el resto es una opción
personal de asumción de que todo lo que se va a ver es absolutamente previsible:
el conflicto que durante décadas mantuvo el peligro en las calles entre
elementos criminales organizados y el Departamento de Policia de Los Ángeles.
Así pues aceptada la premisa entraremos en callejones
oscuros con la única iluminación de los neones de letreros luminosos reflejados
en charcos que salpicarán al ser pisados por lustrosos zapatos, veremos y
oiremos músicos negros de jazz tocando para el deleite de blancos, veremos
asesinar descerranjando montones de disparos sin que a los asesinos les
preocupe nada que no sea evitar salpicar sus trajes, veremos traiciones,
puñetazos, preciosas corbatas que hoy no se pondría ni un payaso y veremos
venganzas. Pero a quien no veremos y lo lamentamos, es a la encarnación de la mujer fatal.
Por tanto nada que no hayamos visto ya en cuanto a contenido. Pero si
que es cuando menos sorprendente lo bien tratada que está toda la producción y
sobre todo su iluminación, y sobre todo la nocturna.
La imagen está mimadísima, lo mejor de la serie, y la
banda sonora es preciosa, precisa y rica en matices. Todo es un deleite para la
vista, incluso las matanzas cuidan el ángulo para dar la mejor cara a la
violencia y todos los ambientes están cuidados al detalle para dar credibilidad
a la época y también para resaltar la escenas.
Mob City es un preciosismo visual que cojea. Tiene un guión
bien estructurado pero carente de originalidad y sin los cambios de ritmo que
electrifiquen al espectador para evitar que caiga en la modorra. Intepretación
demasiado hierática y austera que devuelve rostros petreos carentes de emociones
salidas de las tripas. Realización que se pierde en creativos encuadres y
movimientos lentos de cámara pero que es incapaz de generar tensión creciente. No renueva el género.
Y sin
embargo todo está en su sitio, correctamente plasmado y a pesar de esto y por esto da
gusto verla.
Esta primera temporada ofrece en sus 6 episodios un único
argumento líneal, no son pues episodios autoconclusivos. Y la trama se concluye al final del último episodio cerrando el primer capítulo de una
historia que, si tiene audiencia, puede tener largo recorrido.