Refresca al género de novela policíaca y lo consigue con desparpajo y saliendo airosa. El título (un acierto editorial ya que el título original Odore di chiuso, Olor a cerrado, se refiere al rancio abolengo de la familia y su poca apertura a las nuevas realidades) ya es una premonición: muere quien debería ser el asesino, por cierto, tópico tan falso como repetido, y precisamente con este guiño el título ya realiza toda una declaración de intenciones.
El castillo del barón Alinaro Bonaiuti, séptimo barón de Roccapendente, es el escenario del crimen. Crimen en habitación cerrada mediante envenenamiento, donde todos los presentes son sospechosos: el conde, sus hijos, su madre y la dama de compañía, las primas solteronas, la doncella, el capataz, los dos invitados y el mayordomo Teodoro, aunque éste sea la víctima bien pudiera ser incluido en la lista.
Personajes de tipología, oficio y beneficio que, por si no fuera evidente, el autor los caricaturiza con tal hipérbole de hechos y tal histrionismo de actos que son dignos, todos ellos, de formar parte de una representación teatral. Pero no como actores de carne y hueso sino como polichinelas de un teatro de marionetas de llamativos maquillajes.
Si la novela El caso del mayordomo asesinado en lugar de leída fuera cantada sería, sin duda, una ópera bufa. Y alguien podría considerar su escenificación.
Marco Malvaldi no solo homenajea a la clásica novela de detectives británica respetando el escenario más genuino, un castillo, solo que ubicándolo en Italia, en la Toscana, sino que aprovecha también para lanzar una ácida crítica a los que disfrutan de títulos nobiliarios como privilegio recibido por la gracia divina. Que en esa época poca gracia hace.
Interior de un castillo en la Toscana |
Y lo hace con humor negro aunque tenga que recurrir al sarcasmo al no practicar la fina ironía británica. Y lo mismo acaba sucediendo con la trama criminal que se despacha con rapidez al no disponer del entramado de sospechas que seduce en la novela policial británica.
El autor compensa con la mezcla de voces narrativas en la que a la omnisciente que preside la obra, pone la suya ya sea como primera persona (cuando cambia de registro y narra con expresiones actuales fatigado de impostar el lenguaje de finales del XIX) o como tercera persona (cuando se refiere al autor de la novela para explicar lo que se está leyendo). Valiéndose de los distintos instrumentos para ir punteando la melodía principal.
Resulta una lectura entretenida, ágil y bien estructurada. Y además es corta.
Marco Malvaldi es el autor de la Trilogía del Bar Lume:
Tal vez prefieran acompañar la lectura degustando el plato principal de la novela y que ha llevado de cráneo a Pellegrino Artusi, hasta el punto de incluirla en su recetario de próxima publicación:
El brazo de gitano salado (no tiene forma de brazo aunque la receta si es gitana)
Ingredientes:
500 gr de atún en aceite
2 pimientos amarillos
300 gr de pan duro
100 gr de aceitunas negras
2 huevos
2 dl de leche
3 cucharadas de aceite
20 gr de mantequilla
40 gr de pan rallado para rebozar
0,5 dl de nata de cocina
2 tallos de apio de palmo de longitud
Perejil picado
Preparación:
Precalentar el horno a 200º
Deshuesar las aceitunas y reservar. Desmenuzar el atún con un tenedor, escurrir gran parte del aceite y reservar. Escalibar los pimientos, pelarlos, quitarles las semillas y cortarlos a cuadraditos y reservar.
Poner la leche en un cazo y llevarla a ebullición, retirar y dejar ablandar el pan en ella.
En una paella poner el aceite y sofreír el apio troceado y en cuanto coja color añadir el pimiento y remover y casi inmediatamente (el pimiento ya está cocido) añadir el atún desmenuzado, seguir removiendo para que reduzca y añadir las aceitunas deshuesadas, el pan ablandado y escurrido, el perejil picado, sal y pimienta al gusto, remover bien todo y sacar del fuego poniendo la masa en un cuenco y dejar que se enfríe.
Una vez fría, añadir los huevos y mezclarlo todo con los dedos y añadir la nata líquida y seguir mezclando para que se incorpore homogéneamente.
Engrasar con la mantequilla una fuente para horno y espolvorear el fondo con la mitad del pan rallado, a continuación volcar la masa, alisar y cubrir con el resto de pan rallado y poner a cocer en el horno precalentado hasta que esté dorado.