El caso recae en el inspector Jeppe Kørner y en los seis
días, de lo que va de lunes a sábado, desde el descubrimiento del cadáver hasta
la resolución del caso, van a ir desvelándose aspectos relativos a la víctima
que van a confluir en una corta lista de sospechosos al modo de novela
policiaca más convencional.
Por el camino se van a simultanear situaciones curiosas
cuando no jocosas que tendrán a su compañera, actualmente de baja por
maternidad, Anette Werner de protagonista. Va a comprobar de primera mano que
lidiar con un bebé puede ser más complicado que con un delincuente, aunque no
se resigne a quedarse fuera de la investigación.
También aporta su granito de arena Esther De Laurenti y su
relación con su compañero de piso, Gregers, y un nuevo vecino, protagonistas de
una subtrama que se convierte en una
buena historia que contar.
Y por si fuera poco, el inspector Jeppe también va a tener
su cuota con una situación estimulantemente comprometida.
Una amalgama de cotidianeidades que se entrecruzan con una
investigación de asesinato que apunta alguna relación con un centro de
tratamiento para jóvenes con problemas psiquiátricos; lo que aprovecha la
autora para establecer una crítica contra un sistema que aparta, a quienes presentan
ese tipo de patologías, a centros particulares subvencionados sin pautar
protocolos de seguimiento.
La autora Katrine Engberg se consolida en esta segunda entrega y reafirma de forma más que holgada lo que en la primera era dubitativo. Sus personajes, tendrán sus conflictos, son humanos, pero ya saben andar solos y la trama, mucho más elaborada e interesante, se muestra bien urdida y convincente. Y no es que la primera fuera obra menor, pero se notaba la bisoñez.
El asentamiento de los personajes da a pensar que estamos
ante una serie que va a evolucionar para darnos horas de satisfacción. Si
tienen ocasión empiecen por la primera entrega La estrategia del cocodrilo (leer la reseña aquí) para
hacerse con los personajes, pero si no pueden, no se preocupen ya que la
lectura se hilvana sin ayuda.
Lo que resulta curioso son las traducciones de los títulos, así la primera novela de la serie se tituló La estrategia del cocodrilo cuando su título original Krokodillevogteren podría traducirse como El cuidador de cocodrilos y esta segunda, El juego de la mariposa, Glasvinge como Alas de cristal. Está claro que la creatividad editorial va a continuar con este juego que flaco favor le hace a la obra, al reducirla a atracción de feria, cuando la traducción correcta se ajusta más al contenido del argumento. Especialmente en esta segunda aludiendo a la fragilidad que muestran las personas débiles o con problemas mentales a la hora de intentar levantar el vuelo en una sociedad que abate a quien vuela bajo.