Dice la frase publicitaria de este libro que “A veces, el autor del crimen es solo una víctima más” y nunca una frase resumió tan bien una novela i a su vez el género criminal.
A un lado de la carretera reboza
la novela criminal en horror y la sirve cruda y fría. Allá cada cual con
masticarla y tragarla. O sea, ni más ni menos que lo que ha pretendido desde la
primera página.
Ha conseguido que el lector deje de serlo para incorporarlo
a una trama claustrofóbica, de calor ardiente, de sentimientos a flor de piel,
de deudas pendientes. Un western urbano donde todos son protagonistas y nadie
lo es.
Porque el protagonismo se lo lleva el odio y lo interpreta
la venganza. Un Óscar a la interpretación.
Paul Pen es un escritor de
género criminal que escribe, en esta ocasión, sobre un escritor de género
criminal que escribe una novela true crime.
Hotel Restaurante Plácido, que ha visto tiempos mejores,
languidece entre el polvo a un lado de la carretera. En una de sus
habitaciones, ampliada por anexión de las contiguas, la sangre, que ya ha
salido de los cuerpos, pugna por salir por la puerta que ha quedado abierta.
Alguien ha tirado de cuchillo para asesinar con toda la sangre fría que se puede tener cuando la temperatura exterior la hace hervir.
La investigación está centrada en localizar a Perla, una de
las dos chicas que vivía allí con sus padres y que ha desaparecido. La otra,
Coral, se desangra confundida entre el deseo de vivir y de dejarse llevar por
ese reclamo al desvanecimiento del que no se despierta jamás.
La investigación está estancada y el escritor, Lucas
Falena, que se ha instalado en una de las habitaciones para que su relato true
crime, tenga todo y más de verídico, avanza más rápido que la policía.
Y esto no gusta a según quien, por lo que ni su estancia ni
sus preguntas tienen buena acogida y en cambio sí malas consecuencias.
A un lado de la carretera es una
novela negra donde el horror se apodera de cualquier otro sentimiento. Donde
saber la verdad es más importante que respirar; tanto que si empiezas la
lectura realiza varias inspiraciones profundas porque no sabes cuando podrás
volver a hacerlo ya que el sufrimiento que transmite va a atenazar tu garganta
con intención ominosa.
Si quieren sufrir, léanla. Y luego no digan que no lo advertí.