Entrega número 6 de la serie protagonizada por Agatha Raisin y sin duda la menos policiaca, de las publicadas hasta ahora, la más empalagosa y sensiblera y únicamente interesante para irreductibles fans de la protagonista y para viajeros que estén planificando una estancia en Chipre.
A esa isla que los
lugareños dividen en dos partes identificándolas como grecochipriota y
turcochipriota según sea norte o sur y su cercanía con el país continental
referenciado, llega Agatha Raisin en busca de su amor, James, que ha
huido buscando sosiego después de casi sucumbir en una ceremonia nupcial.
La practicidad de James hace que elija Chipre y la casa alquilada como viaje de bodas, total ya estaba pagado, para hacer las paces consigo mismo lejos de Agatha, a quien considera compañía perniciosa.
A su llegada, Agatha
coincide, en un mini crucero de recreo, con un grupo de compatriotas (Chipre es
uno de los destinos preferidos por británicos como lugar de turismo y como
asentamiento de jubilados) que no parecen tener mucho en común salvo la circunstancia
de compartir la excursión.
Un asesinato vendrá a
turbar la paz del grupo a la vez que despertará el espíritu de investigadora
que anida en Agatha viendo en ello la oportunidad de resolver el caso y
recuperar a James si consigue encontrarlo y convencerlo de que participe en las
pesquisas.
Agatha sospecha que sus desequilibrios hormonales, síntoma inequívoco del avance menopaúsico, son los causantes de sus frecuentes cambios de humor que alteran su mente y su comportamiento hasta el punto de querer recomponer la relación con James, el amor de su vida, a partir de la lógica y no de los sentimientos.
La autora, centrada en
exceso en el torbellino de emociones amorosas y estímulos sexuales de la
protagonista deja de lado la trama policiaca que resuelve de forma apresurada y
con desgana como si se hubiera acordado de repente de que no podía cerrar la
novela sin solucionarlo.
Aparte de las ganas de
recorrer Chipre, de probar la comida local en cualquiera de los muchos
restaurantes nombrados y de bañarse en sus aguas, no queda mayor recuerdo de la
trama una vez cerrada la contraportada.
Leyéndola se entiende
perfectamente que la editorial dudara sobre la conveniencia de su publicación,
así como también se entiende plenamente el título Agatha Raisin y la turista impertinente (entendiendo que se refiere a ella y no
a cualquier otra turista que pasara por allí).
Ni se les ocurra
empezar la serie por esta obra ya que fácilmente la abandonarían y sería un error ya que cuenta con
títulos mucho más relevantes y ya reseñados anteriormente:
01 – Agatha Raisin y la quiche letal
02 – Agatha Raisin y el veterinario cruel
03 – Agatha Raisin y la jardinera plantada
04 – Agatha Raisin y los paseantes de Dembley
05 – Agatha Raisin y la boda sangrienta