La llave maestra es una novela intimista y
enternecedora. Pausada y emotiva. Su lectura es abrirse a una nueva
experiencia. Novela negra a la japonesa, ya saben: distinta.
Los
Apartamentos K de Tokio van a ser desplazados cuatro metros en toda su
estructura, desde la base hasta el tejado, cinco plantas, ciento cincuenta
habitaciones, cincuenta años de antigüedad; en un laborioso, estudiado y
sincronizado trabajo de ingeniería que garantiza que la intervención será tan
suave que ni el agua de un vaso se derramará.
Los días
previos al escogido para la magna empresa han estado repletos de ruidos y
polvo, irritabilidad y nerviosismo, temor y expectativas. Los obreros han
excavado los cimientos para armar todo un entramado mecánico que permita el deslizamiento.
En los apartamentos se teme que no salga bien y que los secretos que se guardan
en el interior de las habitaciones queden al descubierto. exponiendo sin
protección el orgullo y la dignidad de las mujeres, única inquilinas, que los
habitan.
Los
Apartamentos K para damas es un edificio construido al final de la II Guerra
Mundial para acoger y dar refugio a mujeres necesitadas, bajo un régimen
estricto para la presencia masculina: pueden entrar a visitar, previa
acreditación, pero no quedarse a pernoctar y menos a vivir.
Hoy,
pasados los años, sus habitantes ya no son las jóvenes a las que las normas
pretendían evitar disgustos o sorpresas no deseadas; son ellas mismas si, pero
envejecidas igual que lo ha hecho el edificio, y más de una lamenta la
severidad con que fueron enclaustradas. El edificio ha perdido lustre con el
tiempo igual que las vidas de sus inquilinas, solteronas y viudas desesperadamente
conscientes de que su ocasión ya pasó, el tiempo no perdona y la juventud no
regresará.
Sus
inquilinas están estructuradas en comités por planta y celebran reuniones
periódicas para resolver lo que convenga o para ponerse al día con los últimos
chismes. Siempre que exista un colectivo existen interacciones entre sus miembros:
de respeto, afecto, simpatía... y también de desdén, desprecio, envidia... Así
son siempre los seres humanos, ya sean hombres o mujeres.
Pero
cuando desaparece la llave maestra que abre todas las habitaciones, las
tensiones particulares se dejan de lado y todas las residentes viven bajo un
intenso temor. En una de ellas nace una obsesión que la conduce a una búsqueda
en la que puede encontrar más de lo que pretende.
Un
secuestro infantil, el robo de un instrumento musical, la proliferación del
Oshizu, un culto religioso basado en charlatanería que gana adeptas, actos que
desencadenan otros actos que se entrecruzan en las vidas de esas mujeres, todas
con un pasado propio y a su vez con uno colectivo y que tienen claro que todo
crimen lleva en si mismo su propio castigo.
No hay
que escribir sobre grandes crímenes o grandes delitos para obtener una novela
policíaca. La llave maestra es un
claro ejemplo de ello.
La
novela policíaca y la novela negra japonesas lo son por su condición y no por
su contenido, lo son por su forma de construir la narración y apelar a los
sentimientos más íntimos de sus protagonistas. Lo son por el modo en como
articulan cada personaje adaptándolo al papel que la sociedad y el momento han
decidido para cada cual.
Los actos
no son confrontados bajo la maniqueísta lupa del bien o del mal, blanco o
negro. Solamente expuestos como ropa tendida al sol. Como diciendo es lo que hay y no juzguen sino quieren
ser juzgados.
La llave maestra es una novela corta. Poblada de las
vivencias y desesperanzas personales de un grupo de mujeres representativo de
la sociedad nipona del momento que Masako
Togawa exhibe como ejemplo de que todo el variopinto comportamiento humano
cabe en una gran caja de zapatos o en este caso en un bloque de apartamentos.
Masako Togawa (1933), mujer extrema y polifacética en su forma de ser y de actuar, es considerada uno de los
pilares de la cultura japonesa y es que no solo cultiva la novela negra (de
veinte novelas parece que solo han traducido al castellano tres: La llave
maestra, Lady Killer y Un beso de fuego), sino que es guionista de televisión
(la serie Playgirls), actriz de cine y cantante (vean aquí, en youtube, uno de
sus varios videoclips).
Post scriptum: lean la reseña de Lady killer de la misma autora.
Post scriptum: lean la reseña de Lady killer de la misma autora.
No lo conocia pero parece muy interesante,me lo apunto,me ha encantado tu blog,ya que la novela negra es mi genero favorito,besotes
ResponderEliminarTriplemente agradecido Susana, por comentar, felicitar y hacerte seguidora. Sigue así ;-)
EliminarMe lo acabé ayer y me ha encantado la obra. Muy japo, supongo, me recuerda un poco a Kawabata, pero mucho más comprensible. Me ha parecido cercana, tanto en los personajes, como en la forma de escribir. Y eso ya es difícil cuando hablamos de una forma de vivir taaaaan alejada a la nuestra. A la mía por lo menos.
ResponderEliminarGracias por descubrirmela! :D
Tanto la novela japonesa como su comida tienen en la simplicidad del tratamiento de los elementos/ingredientes su verdadera complejidad.
EliminarUn placer Lola. Hasta la próxima!
Muy buen libro, lo leí en mi adolescencia y hace poco lo encontré en una biblioteca popular. El tejido entre los personajes y su relación con el edificio es genial.
ResponderEliminarImbricación vital: el uno sin las otras y viceversa no existen.
EliminarGracias por pasarte por aquí y dar tu opinión.