El artefacto perverso es el arma creada por el profesor Shao-Sing. |
Ser un represaliado en
España después de finalizar la Guerra Civil es el mal menor, que ya es mucho,
ante la alternativa peor que sería estar muerto; pero no conviene significarse
ya que incluso en esa época de estar bajo sospecha a estar bajo tierra puede
mediar un simple gesto mal interpretado.
Enrique Montero quien
antes de la contienda fuera maestro es ahora un superviviente represaliado por
su pertenencia al bando republicano.
El estigma dificulta
encontrar empleo y recurre a su habilidad en el dibujo para intentar ganar algo
de dinero que le permita recuperar su autoestima, una ínfima parte de lo mucho que
perdió en la guerra.
Lo intenta con chistes de
una viñeta pero parece encontrar su oportunidad creando un personaje, Pedro
Guzmán, sosias de Roberto Alcázar emulando el estilo de dibujo al empleado por
Vañó, con el que, consciente o inconscientemente, simboliza la tiranía y la
indefensión que sufre el país.
Comprueben la economía de medios y la rotundidad del mensaje gráfico |
El artefacto perverso es el arma creada por el profesor Shao-Sing con la
que el malvado Belial persigue conquistar el mundo a base de borrar la memoria
de las gentes y conseguir obediencia ciega. Una analogía con la situación de la
época que no precisa mayor aclaración.
Pero el presente es
caprichoso y recurre a hechos y personas del pasado para enriquecerse y
confrontar idealismos con racionalismos y en uno de estos vaivenes Enrique
contacta con viejos conocidos desafectos al régimen y acepta involucrarse
ligeramente, a su ingenuo parecer, en un asunto clandestino que puede terminar
muy mal. Su idealismo inflamado a ser fiel a la causa frente al racionalismo
que le aconseja dibujar en casa junto a su mujer.
Felipe Hernández Cava firma un guión de apariencia simple pero que
cuenta con cuatro niveles de narración que suponen otras tantas historias y
aprovecha el simbolismo de cada una de ellas estableciendo paralelismos entre
lo que es real y lo que es ficción para denunciar el despotismo del régimen.
El primer nivel se
corresponde al tiempo presente y muestra la vida de miseria que arrastra el
matrimonio y como el reencuentro con amigos que aún hoy luchan desde la
clandestinidad puede alterar su rutina.
Viñeta del tebeo protagonizado por Pedro Guzmán emulando a Roberto Alcázar de Vañó |
El segundo es el
contenido del tebeo Pedro Guzmán, el
intrépido aventurero español, que dibuja Enrique para ganarse la vida y que
supone una critica velada a las actitudes megalomaníacas de los dictadores a la
par que retrata el sufrido oscurantismo vivido por los dibujantes tanto por la
opresión editorial como por la de la censura.
El tercero evoca la
terrible época pasada en un campo de concentración francés, cuando la retirada
de las tropas republicanas, narrada por Bozal, uno de los compañeros de Enrique y que le sirve para explicar su situación actual.
Y el cuarto, como un aparte del anterior al corresponder al mismo lugar, el relato confuso de
Jordi, otro preso, que le cuenta a Bozal el engaño en la devolución de obras
del Museo del Prado.
Chiste en una viñeta en un estilo completamente distinto al resto de la obra |
Federico del Barrio aporta el dibujo y hace malabarismos para
explicar los distintos niveles de metalectura por lo que llega a emplear hasta 5
estilos distintos de dibujo aunque los uniforma al encerrarlos en solo seis
viñetas por página, con anchos intersticios, para transmitir la opresiva
atmósfera de alto contenido dramático que requiere el guión demostrando ya por
aquel entonces un alto nivel de maestría tanto en el uso del grosor del trazo
como de la difícil técnica del claro oscuro.
Al guión principal lo
trata con trazo grueso y nítido y predomina el negro contrariamente al
contenido del tebeo de Pedro Guzmán que lo dibuja con línea fina y predomina el
blanco, mientras que los recuerdos del campo de concentración son solo
pinceladas inconexas ya que representan recuerdos medio olvidados, la
narración de Jordi acuarelas llenas de matices de gris y por último el particular tratamiento de la viñeta chiste.
De esos cómics que no fallan ni para leer ni para regalar.
De esos cómics que no fallan ni para leer ni para regalar.
Obra quintaesencial del maestro Hernández Cava. De obligada lectura para todo quisqui.
ResponderEliminar¡Un placer leerte como siempre, Jordi!
Efectivamente todo un maestro.
EliminarGracias por seguir aportando tus interesantes comentarios!