El juego del asesino puede tener consecuencias funestas |
El Juego del Asesino es un
clásico que tuvo su momento de gloria antes de verse relegado por la múltiple y
variada oferta de entretenimiento audiovisual pero que resurgió hace poco en
versión juego de rol y más recientemente en
vivo auspiciado por diversas iniciativas que ofrecen cenas y estancias en
casas rurales donde practicarlo.
En síntesis consiste en
seleccionar a un asesino entre los asistentes, sin que nadie más que el elegido
lo sepa, y una vez cometido el crimen, de mentira, simular una investigación
y/o una sesión judicial con interrogatorios que lleven al descubrimiento del
culpable.
Se patentó como juego de
sobremesa en 1944 por Anthony E. Pratt (comercializandose en 1948) con el nombre de Cluedo (del inglés clue
pista y del latín ludo yo juego) y aún hoy se sigue vendiendo en
este formato, y consiste en gestionar diversos personajes con nombre de color (¿no les viene a la cabeza Reservoir dogs?) hasta descubrir al asesino.
Y para jugar al Juego del
Asesino es la razón por la que coinciden en una mansión inglesa el propietario
y su sobrina y seis conocidos, invitados a un fin de semana de diversión y suspense
cuando lo imprevisto sobresalta y alarma por igual: el muerto lo es de verdad.
El juego ha derivado a delito. El crimen ficticio se ha materializado en el
asesinato sangriento de uno de los invitados.
Un hombre muerto es el resultado inesperado de un juego de sociedad macabro.
El inspector de Scotland
Yard Roderick Alleyn, que en esta novela se presenta y que será el protagonista
habitual en las siguientes de la misma autora, emplea el método de la
reiteración en las conversaciones con los sospechosos y la escenificación de
los hechos ya que parte de la premisa de que todos siempre ocultamos algo,
voluntaria o involuntariamente, y que la precisión con los pequeños detalles es
la clave para desentrañar los misterios.
La autora Ngaio Marsh |
Ngaio Marsh construye una novela policíaca en la época dorada
de este género. Una atractiva oferta literaria hoy relegada, como el juego que
da el pie al argumento, por parecer demasiado naïve ante la violencia
desatada y la crítica implícita en la novela negra actual que ocupa
mayoritariamente las preferencias editoriales y lectoras.
Novela enigma por
excelencia con todos los guiños que le son afines a la clasificación del género escrita por la desconocida pero gran Ngaio
Marsh que no se debería dejar de leer.
Es recomendable realizar un ejercicio previo de mimetización con la
época en que fue escrita, recuerden 1932 y publicada en 1934, para entrar en ambiente y adecuar las
expectativas.
La autora fue componente
del cuarteto conocido como ‘Reinas del crimen’ junto a Agatha Christie, Dorothy
L. Sayers y Margery Allingham y publicó un total de 32 novelas entre 1932 y
1982, año de su muerte.
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