jueves, 11 de mayo de 2023

Cometierra de Dolores Reyes

El feminicidio es más que un término gramatical; el feminicidio es la estación término de la vida de muchas mujeres. Actos imaginables e inimaginables con resultado final de muerte.

En el mundo, actualmente, cada hora 5 mujeres son víctimas de esos asesinatos y 2 de ellas lo son en países sudamericanos. Escalofriantes cifras que deberían sacudir conciencias con el efecto de un terremoto y ni tan solo reciben tratamiento unificado al noticiarlo en los medios informativos. Cada país lo trata a su modo en función del rol que le tiene asignado a la mujer en su sociedad.

Así en África y Sudamérica, lugares con mayor número de feminicidios, al estar amparados por rancios arraigos de patriarcados machistas o infundadas doctrinas religiosas, son integrados en la cotidianeidad y, a menudo, ignorados o peor, justificados.

No es extraño pues que Dolores Reyes escoja ese tema para armar su novela negra “Cometierra” y escoja la tierra pisada por personas desaparecidas para darle voz y airear la denuncia.

Y la tierra actúa de hilo conductor, de correa de transmisión, para que la flaca adolescente Cometierra sienta y vea lo que sienten quienes en ella estuvieron. Empieza a masticar lentamente puñado a puñado hasta que percibe esas caras, esas voces y descubre donde pueden estar. Vidente a su pesar.

Cometierra vive con el Walter, su hermano, y se relaciona con los amigos de éste, hasta que conoce a Ezequiel y a Miseria que le aportan nuevas sensaciones. Su casa está en el extrarradio de Buenos Aires, un lugar olvidado por todos incluidos los que en él lo habitan, y que comparten con la violencia muda pero no sorda.

Sin embargo, a los protagonistas les invade una energía vivencial que traspasa las lindes de ese territorio marginal para, a través de los videojuegos y la música, ser capaces de seguir ilusionándose.

Una novela negra de redacción pausada, con cadencia poética. Una novela negra que cuenta las tragedias sin normalizarlas, pero tampoco cayendo en el sensacionalismo, ambos tratamientos son de breve tránsito por la memoria. Ni sol, por normal, ni diluvio por inhabitual, mejor lluvia calabobos para que el mensaje cale y permanezca.

Un relato de crímenes narrado en primera persona por una adolescente que poco sabe de la vida por lo vivido pero que vieja parece por lo sufrido.

Una novela grandiosa en humanidad, breve en páginas y profunda en su mensaje de denuncia para ponerle voz a quienes ya no tienen.

No dejen de leerla. Es distinta a cualquier otra novela negra que hayan leído y mejor que la gran mayoría.

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