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domingo, 6 de noviembre de 2016

Houdini & Doyle

Houdini & Doyle una serie que combina
lo sobrenatural con la lógica de la física
y la observación detectivesca.
Harry Houdini (interpretado por Michael Weston), americano de origen húngaro, es un soltero enfant terrible que vive de números de ilusionismo y escapismo que encandilan al público mientras les pone el corazón en un puño. Sus estudios y conocimientos de la magia de escenario le convierten en un escéptico sobre todo lo que desafíe la física y persigue con saña a los médiums y charlatanes que se aprovechan de la buena fe de las gentes para robarles o llevarlos a tomar decisiones contraproducentes.

Arthur Conan Doyle (Stephen Mangan), escocés residente en Londres, es un médico casado y padre de una pareja preadolescente, que está cosechando cierta fama por unas novelas en las que narra las investigaciones de un peculiar investigador privado llamado Sherlock Holmes. Cree en el espiritismo, las hadas y en el más allá y por ello ve en los fenómenos paranormales la manifestación de una realidad paralela a la que además, se aferra por razones personales.

Constable Adelaide Stratton (Rebecca Liddiard) es la primera mujer policía de Scotland Yard y a pesar de sus indudables aptitudes para la investigación, sus dotes de observación y su autonomía en la defensa personal, vive su profesión relegada en el sótano de las dependencias policiales encargándose del archivo y sufriendo la ignorancia, cuando no desprecio, de los mandos que la toleran pero no la soportan. Es feminista y no cree más que en las pruebas sin prejuicio alguno.

Constable Adelaide Stratton la primera mujer policía de Scotland Yard
Espíritismo, reencarnaciones, milagros, fantasmas, premoniciones, extraterrestres, posesiones infernales, vampirismo (con la agradable presencia de Bram Stoker), poltergeist y el poder mortal del maligno son los argumentos, por este orden, de los 10 capítulos que componen la serie que el atípico trío de protagonistas mencionado se encargará de investigar formando equipo en el Londres de 1901, con escapada a Estados Unidos y Canadá.

La serie está muy bien ambientada y resulta correcta en la interpretación, los argumentos bien elegidos y trufados de sucesos, aparentemente, inexplicables por, aparentemente, paranormales, están diseñados a juego de las filias y fobias de cada miembro del equipo para que a lo largo de la trama cada uno pueda desarrollar sus aptitudes a pesar de los encontrados y manifiestos puntos de vista. Como subtrama líneal cada uno sufre, en su vida personal, un trágico suceso que confiere el contrapunto dramático al tono de comedia ligera que, lamentablemente, impregna la serie.

Doyle & Houdini amigos en la ficción y en la realidad
Y a pesar de que cada pieza aislada podría hacer presumir un mejor conjunto, algo no se ha hecho bien ya que en lugar de aprovechar el rico potencial que suponen las jugosas ideas argumentales y las tres personalidades reales (aunque la agente femenina no lo fuera hasta 1915 y tuviera otro nombre) con una vida rica en vivencias y anécdotas se cae en una suerte de rivalidad casi infantil que no solo no consigue generar química sino que tiende a la ñoñería al limitarse a extraer de los protagonistas solo su parte más superficial con lo que resultan unos perfiles tremendamente unidimensionales.

Y la culpa hay que repartirla entre todos: poco acierto en las tramas, ligeras respecto de la potencia de los argumentos; en los actores elegidos, buenos en su papel, aunque sin opción al lucimiento ni a hacerse mejores sinérgicamente; en el exceso de directores: hasta 5 distintos para 10 episodios y el exceso de guionistas: 7 acreditados. 

El punto de partida de la serie resulta goloso, unos protagonistas, Houdini, Holmes y Stratton, enormemente atractivos y con solo unos pequeños retoques y unas pequeñas correcciones resultaría brillante pero sea por el motivo que sea la productora ha decidido no hacer el esfuerzo de mejorarla y ha preferido proceder a su cancelación por lo que no habrá segunda temporada. Una lástima.

Este post se podrá leer también en el blog de magia Magicatessen con la intención de aunar géneros y favorecer la difusión del arte y la cultura.

lunes, 17 de octubre de 2016

Crimen en el paraíso temporada 5

Crimen en el paraíso:
un whodunit británico en el Caribe
Cada vez resulta más difícil sobrevivir a una estancia en Saint Marie (Guadalupe en la realidad) y si no vean los cuarenta capítulos que ya emitido esta serie de Crimen en el paraíso a lo largo de sus cinco temporadas y comprobaran como el ratio de asesinatos por habitante no tiene igual en ningún otro lugar, por suerte para los televidentes.

Los guiones de Crimen en el paraíso por lo que se refieren al acertijo que supone el asesinato, lo más destacado de la serie, son elaboradas narraciones cortas dignas de figurar en cualquier recopilación homenaje a la edad de oro del policial británico de principios del siglo XX.

Los asesinatos a resolver siguen ese patrón que va desde la habitación cerrada al lugar imposible, siempre como un intrigante acertijo que hay que desentrañar y que aun teniendo las claves para hacerlo no siempre resulta fácil pero el inspector Humphrey Gordon lo logra con una mezcla de capacidad analítica e inspiración súbita derivada de cualquier situación tendiente a la jocosidad que hace trivializar la parte policiaca para convertirla en un entretenimiento familiar.

Esa mezcla de novela policiaca británica clásica en ambiente caribeño y el buen humor siempre reinante entre los miembros de la comisaria de Honoré, junto a un inspector cuya indefensión le hace parecer un peluche necesitado de amor y cariño conforma esa serie blanca como la leche de coco. Eso es la serie: una piña colada, sin alcohol, con una sombrillita de color.

Superada la transición que supuso ir descabezando la serie de sus protagonistas principales, esta temporada ha servido para reafirmar los nuevos caracteres y se ha optado por incidir más en el aspecto humorístico en sus relaciones, más ligeras y sin componente dramático y sobre todo en encontrar una solución amorosa para Humphrey Goodman, derivado de los roles asignados a los interpretes, perfiles más planos, que llegaron para sustituir a los ausentes y que no solo no han conseguido que los olvidemos sino que cada vez los echemos más en falta.

Asiduo protagonista desde el inicio
El humor de la serie con Richard Poole era más inteligente que el desarrollado con Humphrey Gordon, las excentricidades de Poole son ahora meteduras de pata d’un Humprey tan patoso que se supone debería provocar risas, todo es más fácil y por tanto más asequible a mayor cantidad y diversidad de público; la presencia de Camille era la de una policía capaz mientras que la de su sustituta Florence es la de una perfecta secretaria; la quimica entre Dwayne (por cierto el único presente en los 40 episodios) y Fidel de compañeros y rivales no se logra entre Dwayne y J.P. más parecida a padre e hijo y por último la siempre interesante presencia de Catherine, madre de Camille, se ha visto reducida a mera comparsa casi sin diálogos desde que se fue su hija.

Lo cierto es que mientras los argumentos, enigmas con diálogos, siguen acaparando la atención, los papeles asignados a los protagonistas han bajado de nivel y en esta temporada son de una banalidad que raya en la tontería.

Hecha esta comparación, por demás necesaria, la serie sigue y ya se prepara
la sexta temporada. Recuerden una serie sin más pretensión que entretener sin trascender en reflexiones morales o denuncias sociales al más puro estilo whodunit.

El tema musical es una versión del reggae ‘You’re wondering Now’ escrita por Coxsone Dodd y que en su momento hicieran famosa The Specials.


You're Wondering Now (Opening Theme - Extended)

Lean aquí las reseñas de las anteriores temporadas:

1ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
2ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
3ª Temporada (con Humphrey Goodman y Camille Bordey)
4ª Temporada (con Humphrey Goodman, Camille Bordey y Florence Cassel)









martes, 4 de octubre de 2016

El Caso, crónica de sucesos, serie tv

Una de las portadas reales de El Caso,
cuyo caso se trata en uno de los episodios
La serie de televisión El Caso, crónica de sucesos, ambientada en 1966, versiona la realidad cotidiana que se vive en la redacción del periódico y por extensión la de la población cuando aún todo el poder político, judicial, policial y eclesiástico lo ejercían los vencedores de la Guerra Civil empeñados en recordar su condición a todas horas y en todos los lugares.

El Caso fue un semanario de sucesos y hechos inexplicables y sobrenaturales que entretuvo a la población española durante más de cuarenta años desde 1952 y que aún hoy sigue en versión digital http://www.elcaso.net/ y a raíz del éxito de la serie televisiva viven una nueva etapa impresa (cada viernes en su kiosko).

La serie recrea en cada episodio en clave de cine negro, con una ambientación histórica muy precisa y una puesta en escena impecable, casos reales (documentados con entrevistas) o que bien podrían haberlo sido, manteniendo además una trama de continuidad que, siguiendo los patrones televisivos habituales, crece en protagonismo y tensión a medida que se acerca el final de la serie: el caso del inquietante Asesino del rosario, cuyos actos tocan muy de cerca al periodista Jesús Expósito.

Al hilo de los casos criminales tratados por el periódico, la serie va más allá y en una hábil mezcla de drama, comedia y thriller aprovecha para poner en evidencia la instrumentalización de los jueces y mandos policiales en manos de un régimen dictatorial que no duda en aplicar garrote vil, a la vez que denuncia la censura militar y eclesiástica a la que se sometía a los medios con tal de filtrar absolutamente cualquier noticia y también la dificultad de la mujer de entrar en determinados círculos por el machismo imperante inherente al régimen.

Clara 'Massiel' López-Dóriga (Verónica Sánchez)
y Jesús Expósito (Fernando Guillén Cuervo)
La serie es un fresco de la España negra, que el franquismo se empeñaba en ocultar, pintado a lo largo de 13 episodios por unos periodistas, a los que se rinde reconocido homenaje, que deben desafiar obstáculos de todo tipo disponiendo de escasísimos medios para poder publicar una noticia.

Los periodistas Jesús Expósito (Fernando Guillén Cuervo), antiguo policía desafecto al régimen, y Clara ‘Massiel’ López-Dóriga (Verónica Sánchez), una joven formada en Londres hija de un poderoso franquista, encabezan el elenco de un protagonismo coral donde los actores se meten en la piel de sus personajes conformando personalidades muy creíbles y en donde el conjunto propicia algo muy cercano a la excelencia teatral: los actores actúan, vocalizan y se les entiende.

Una serie donde la música hace más evidentes los silencios y acompaña las acciones como un protagonista más y en la que la fotografía retrata con imagen de definición tenue y sensación de luz natural unos ambientes grises como son las calles y el interior de la comisaría y del hospital y otros como la redacción del periódico y el interior de las viviendas con ese tono cálido que darían los intermedios de sepia. Todo un logro técnico con mucho mérito.

Una estética nada habitual en las series españolas que sumado a lo largo del metraje permite soñar que se está en el cine disfrutando de una película noir.

Una serie de calidad que no va a tener segunda temporada y deja por tanto tramas por cerrar. Hay quien piensa que en RTVE se han impuesto criterios políticos interesados en no reflejar, con cuidado detalle y con fuerte denuncia, esa época reciente de la historia de España.

Tal vez, en esta España actual y como pasa con el franquismo, la censura tampoco se haya superado del todo.


Equipo de redacción de El Caso al completo

El elenco protagonista principal lo conforman:

Director de El Caso, Rodrigo Sánchez (Fernando Cayo)
Redactor de El Caso y expolicía Jesús Expósito (Fernando Guillén Cuervo)
Redactora de El Caso Clara ‘Massiel’ López-Dóriga (Verónica Sánchez)
Redactora de El Caso Margarita Moyano (Blanca Apilánez)
Redactor de El Caso y boxeador Germán Castro (Gorka Lasaosa)
Secretaria de El Caso Paloma García (Teresa Hurtado de Ory)
Redactor de El Caso y miembro del OPUS Aníbal de Vicente (Daniel Pérez Prada)
Redactor y Maquetista de El Caso Aparicio Huesca (Ignacio Mateos)
Forense Rebeca Martín (Natalia Verbeke)
Comisario Jefe Antonio Camacho (Antonio Garrido)
Comisario ‘Peluso Miguel Montenegro (Francisco Ortiz)
Capitán del Ejército Cabrera (Raúl Tejón)
Esposo de Clara y diplomático Gerardo (Marc Clotet)
Actriz Laura, tía de Clara (María Casal)
Padre de Clara y miembro del Gobierno Fernando López-Dóriga (Carlos Manuel Díaz)



domingo, 25 de septiembre de 2016

Marcella serie tv

Una serie con muchos puntos de interés.
Marcella es una serie de televisión británica que por su calidad reconcilia con el género en un momento en que hay exceso de series y la mayoría presentan poca originalidad en contenido y tratamiento.

Marcella Backland es una ama de casa a quien una crisis en su matrimonio (cuando descubre que su marido no es una excepción a dicho de que los caballeros las prefieren rubias), la ausencia de sus hijos por estar estudiando en un internado y la posible activación de un cold case que investigara en su momento sin conseguir cerrarlo, hacen que vuelva al cuerpo de policía después de doce años de ausencia.

Marcella (interpretada por Anna Friel) es fuerte de convicción pero frágil y vulnerable debido a que experimenta episodios de amnesia, consecuencia de situaciones de post stress, que generan agujeros en su memoria y que, permanentemente, le inducen a temer que pueda haber cometido algún acto censurable

El argumento de la serie lo sostiene la investigación de ese cold case ya que parece que el asesino nunca descubierto podría haber vuelto a actuar. Se trata de unos asesinatos en los que las víctimas aparecen atadas con bridas y ahogadas con un bolsa de plástico sujeta al cuello con cinta adhesiva que les cubre la cabeza por completo. Se sabe que el asesino disfruta, viendo como espectador de platea, la agonía ante los desesperados intentos por poder respirar.

La trama presenta el desarrollo de la investigación desde una perspectiva seria y rigurosa y demuestra aquello de que el éxito sobreviene con un 1% de inspiración y un 99% de transpiración, ya que solo la tenacidad de releer una y otra vez los documentos del caso y de visionar una y otra y otra vez las fotos y los videos, hasta la extenuación, pueden revelar detalles que resulten claves para el desenlace.

Una trama policial donde coexisten directamente las vidas personal y profesional de Marcella, entre otras causas por estar su marido relacionado con una de las víctimas, y que se va enredando al dar entrada a nuevos personajes aparentemente desvinculados pero que de algún modo acaban teniendo algún tipo de relación ni que sea indirectamente o de forma colateral. Nada en la serie es gratuito y todo tiene su razón de ser como se va viendo.

Un antiguo compañero de Marcella, ahora en otra demarcación, lleva en paralelo otra investigación que se acaba cruzando con el de ella desvelando nuevas pistas comunes y removiendo con ello, de nuevo, aspectos personales complejos.

El equipo policial encargado de la investigación en la serie Marcella
La serie presenta muchos puntos de interés: por un lado realización británica a partir de un guión nórdico medido y ajustado como para dar satisfacción a todos los interrogantes, y son muchos, que van surgiendo (escrito por Hans Rosenfeldt, el de la serie Bron que tuvo su adaptación como The bridge en EEUU); por otro personajes con mucha personalidad psicológicamente muy interesantes y muy bien interpretados; ambientación en calles y vistas generales de un Londres en donde no hay referencia alguna a ningún lugar o monumento conocido ni de interés turístico y una protagonista principal tan visceral como para sorprender con sus reacciones y mantener el interés por cada nuevo cambio de ritmo que le da a la investigación al ser capaz de analizar y extraer conclusiones de forma diferente al razonamiento habitual.

8 episodios de ritmo medido y con un giro en la investigación, justo a la mitad de la serie, cuando podría flaquear, que le confiere renovado interés a medida que las subtramas van convergiendo hacia la trama principal y van dando forma al conjunto.

Muy recomendable. Habrá segunda temporada.

lunes, 1 de agosto de 2016

Quantico 1 temporada


Una entretenida serie si no se
le exige demasiado.
Quantico es una serie de tv que combina una situación en tiempo presente como son las consecuencias de un atentado terrorista en Central Station de New York, atentado que resulta el más importante desde el 11-S, con un largo flash back intercalado cada pocos minutos cuando no toma el protagonismo, que narra el ingreso, formación y graduación de un nuevo grupo de reclutas aspirantes a agentes del FBI en su centro formativo de Quantico y que se verán envueltos en la onda expansiva del atentado.

El atentado ha sido demoledor y entre las runas se encuentra con vida a la agente Álex Parrish que vigilaba el perímetro. En unos minutos pasa de valerosa agente herida cumpliendo una misión a ser la principal sospechosa del atentado sin que nadie avale su declaración de inocencia y tenga que investigar para salvar su vida.

Todo se remonta a meses atrás cuando Alex Parrish formando parte de un nuevo grupo de reclutas se persona en Quantico dispuesta a superar todas las pruebas necesarias para obtener el mérito de agente y de paso aclarar el pasado de su padre.

Y ya desde ese primer día una conspiración contra ella le ha escrito un negro futuro que solo podrá alterar a costa de mucho sufrimiento y perdiendo amistades. Y no solo figuradamente.

Acertijos, conspiraciones, mentiras, fraudes, persecuciones, tiroteos y daños colaterales, se dan cita en una serie de relevante acción y ritmo generalmente bien llevado, aunque haya que lamentar que esto coexista con comportamientos pueriles, diálogos de adolescentes rebotados, historias románticas desapegadas y fallos de atención tanto de reclutas como de superiores absolutamente impropios de agentes federales dignos de ese nombre.

En la parte relativa a la escuela, tanto en el nivel de las clases como en las relaciones entre alumnos se nota tanto la mano de Disney que a veces se tiene la sensación de estar viendo High School Musical por lo light que resultan los entrenamientos físicos y las pruebas intelectuales.

Y en la parte relativa a la investigación del atentado la pretenden tan intrigante y rebuscada y juegan tanto a despistar haciendo sospechar ahora de uno ahora de otro que la génesis de la trama resulta poco menos que increíble.

Y no hablemos de la falta de rigurosidad en las investigaciones oficiales. Si las llevasen como sugiere la serie haría años que el Bureau habría desparecido.

La protagonista Alex Parrish consigue dar una imagen de metomentodo impertinente que maximiza todo lo que le sucede y que se cree con suficiente autoridad moral para decidir lo que conviene a cada cual por lo que atrae más odio que cariño.

Reclutas aspirantes a agentes del FBI
El resto del elenco tiene sus momentos y hay caracteres que son mucho más logrados y más interesantes y que acaban, lamentablemente, eclipsados por Alex a quien los guionistas y la cámara miman en demasía. Algo tendrá que ver que fuera elegida Miss Mundo 2000.

Una serie que puede llegar a entretener si no se le exige más que pasar un rato. Otra vez más un grupo de jóvenes son los protagonistas pero a años luz de los argumentos interesantes de otras series. Muy pronto la segunda temporada.

domingo, 24 de julio de 2016

Los misterios de la gata Holmes de Jirō Akagawa

La gata calicó es de pelaje blanco
con manchas negras y marrón anaranjado.
Los misterios de la gata Holmes es el título de la primera novela de una larga serie, 35 publicadas y lamentablemente aún no traducidas, protagonizada por Yoshitaro Katayama, un joven detective, cercano a los 30, de la policía metropolitana de Tokio y una gata calicó llamada Holmes.

Holmes pertenece al rector Morisaki de la Universidad Femenina Hagoromo y es gata por condición y calicó por ser blanca y tener en el pelaje manchas negras y marrón anaranjado; una rareza que solo se da en hembras ya que precisa de doble cromosoma X. Presenta además una indiscutible capacidad investigadora y una peculiar forma de comunicar los resultados de sus pesquisas.

Y a pesar de que la novela lleve su nombre, y toda la serie, solo aparece en contadas ocasiones y siempre las justas donde su aporte sea valioso por lo que no acapara el protagonismo; honor que cede a Yoshitaro Katayama.

Por su parte Yoshitaro Katayama debe su profesión más a ser el hijo de un famoso detective ya fallecido y estar ahora bajo el amparo del comisario MItamura, compañero y gran amigo de su padre, que no por sus aptitudes que parecen inexistentes.

Princesita es el apodo por el que Katayama es conocido por sus compañeros al considerarlo un pusilánime ante el horror manifiesto a la visión de la sangre y a su bloqueo a tratar con chicas. Por si fuera poco vive al cuidado de su hermana de veintiún años y lo pasa fatal cada vez que su tía le organiza un omiai, encuentro con jóvenes casaderas.

Sin embargo Katayama va a tener que ir superando sus fobias y tendrá oportunidad de desplegar sus dotes detectivescas, gracias a la inestimable ayuda de la gata Holmes, en la investigación que está llevando a cabo en la Universidad Femenina Hagoromo a raíz de que se haya descubierto asesinada a una de sus alumnas.

El caso podría estar relacionado con una posible red de prostitución de alumnas de ahí que la investigación precise dedicar además una especial atención a las habitaciones de la residencia de las jóvenes estudiantes: Katayama no sabe comportarse con chicas y ahora va a estar rodeado de ellas.

Otros sucesos con otros intereses y motivos vienen a abrir nuevas líneas de investigación y Katayama debe gestionar diversos frentes a la vez entre los que se cuenta atender un nuevo omiai con intención de boda.

De toda la producción de novela negra y policíaca japonesa reseñada en este blog, esta novela es claramente la que tiene un tratamiento más occidental siendo sin embargo y en esencia absolutamente oriental.

Jirō Akagawa, el autor
Jirō Akagawa, un prolífico autor japonés, ofrece una novela pura desde el punto de vista policial y recurre al clásico crimen en habitación cerrada que resuelve de forma muy original y acertada.

El suspense está muy bien dosificado y el humor magníficamente representado y tan bien repartido que se sincronizan las situaciones de tensión y relajación; el autor demuestra gran habilidad al compaginar las macabras escenas (cuerpos despedazados) con las más hilarantes (las trabas imprevistas que dificultan consumar una relación sexual). El resultado es tan insólito como adictivo.

Describe las situaciones, comportamientos sociales y sobre todo las expresiones faciales de forma tan gráfica que parece que las dibuje y es facilísimo imaginarlas en viñeta de manga o en secuencia, esas postales inmóviles, de anime y resulta imposible no sucumbir a la risa.

Lean sino este párrafo y no me digan que no están visualizándolo como anime:

“Al imaginarse a Yukiko en ropa interior, Katayama notó cómo su cara iba palideciendo. Si iba a darse un baño, era imposible que lo hiciera con la ropa interior puesta. Cuando pensó en eso, se le pusieron los ojos como platos, se le subió la sangre a la cabeza y su cuerpo se calentó como una llama.”

El conjunto consigue mantener el interés gracias a un ritmo trepidante donde no paran de encadenarse sucesos de distinta índole y en donde los giros argumentales sorprenden, aquí si, hasta la misma página final.

No extraña nada saber que Holmes es idolatrada en Japón y que la serie televisiva y los films presentan audiencias millonarias. Una serie que empezara en 1978 y que aún sigue dando guerra. Esperemos que Quaterni siga con su apuesta personal y vaya editando los restantes títulos.

Eso sí, recomendarles que si bien el trabajo de la cubierta es interesante y atractivo y la luz y los colores están bien conjuntados no costaba tanto, puestos a darle protagonismo a la gata Holmes, adecuarla a su descripción: “… la pata delantera derecha de color negro y la pata delantera izquierda de color blanco”

lunes, 27 de junio de 2016

Blindspot temporada 1

Un equipo de élite del FBI
desentrañando el significado
de unos peligrosos tatuajes
Blindspot, punto ciego, es una serie televisiva de corte dramatico y policial de acción refrendada por abundantes efectos especiales.

En Times Square, en pleno corazón de New York y en hora punta, la policía sospecha de una bolsa de viaje de considerable tamaño que, estando en el suelo, parece no tener propietario. ¿Un atentado terrorista?

El servicio de desactivación de explosivos comprueba para su sorpresa que no hay ninguna bomba excepto claro está que a una mujer joven desnuda se la pueda considerar como tal.

Y es que eso es lo que hay en su interior: una joven desnuda con el cuerpo completamente recubierto de tatuajes que se entrecruzan y conforman distintas figuras, algunas evidentes y otras complejas surcadas por series numéricas que parecen indicar mensajes ocultos y de difícil descifrado.

Un equipo de élite del FBI comandado por el agente especial Kurt Weller (Sullivan Stapleton), bajo las ordenes de la directora adjunta Bethany Mayfair (Marianne Jean-Baptiste) y con la ayuda delos agentes Edgar Reade, (Rob Brown), Tasha Zapata (Audrey Esparza) y Patterson Leung (Ashley Johnson) acogen a la desconocida bautizada como Jane (Jaimie Alexander) para intentar averiguar su origen, ya que padece amnesia, y el significado de sus tatuajes que parecen relacionados con casos delictivos y de corrupción.

Thriller político de acción trepidante que involucra tramas conspirativas de alto calado que afectan a personas relevantes en puestos de importancia tanto en el sector privado como en el público.

Un cuerpo completamente cubierto
de misteriosos tatuajes
Así la primera temporada de esta serie televisiva, drama de carácter policial encadena casos criminales al ritmo de descifrar tatuajes al tiempo que se van desvelando detalles de la personalidad de Jane ya que está padece amnesia y ni recuerda nada de su pasado ni de porqué es un tatuaje andante.

Se diría que los tatuajes son una agenda de acontecimientos, una hoja de ruta que hay que seguir, un aparente orden establecido para poder impedir delitos.

La serie creada por Martin Gero presenta un buen punto de partida pero no mantiene el tono durante todos los episodios cayendo en altibajos debido a  interpretaciones de poco calado y a guiones que abusan de los efectos especiales. Aún y así entretiene.

Esperando la segunda temporada. Wait and see.

lunes, 13 de junio de 2016

Imborrable 4

Imborrable temporada 4
Contra todo pronóstico de incluso los más optimistas o los seguidores forofos, que los hay, la serie Imborrable (Unforgetable) culmina su cuarta temporada siendo un misterio que se mantenga a flote en ese océano revuelto de las parrillas televisivas donde las malas críticas y el bajo share de audiencia son como tiburones que devoran sin piedad quienes, caídos en desgracia, chapotean en aguas profundas sin esperanza de arribar a ninguna parte.

Si la tercera temporada ya sobraba, es incomprensible que haya una cuarta; lo es también que de nuevo renueven a casi todos los secundarios, como si fueran el problema, pero sigan manteniendo el talón de Aquiles que suponen tramas mal estructuradas y sin intriga, diálogos vacíos y pretendidos toques sexy del personaje de Carrie Wells, coquetea hasta con las farolas, que lastran la serie como un bloque de cemento en los pies de un nadador.

Su vestuario es repetitivo y hay hasta cierta desgana en sus poses, casi siempre con las manos en los bolsillos, como si nada fuera con ella.

Poppy Montgomery interpreta
a Carrie Wells
Carrie Wells sigue enclaustrada en ese papel con más semejanza a una jovencita de instituto con hormonas revolucionadas que a una profesional del cuerpo de policía. Al Burns, su jefe, se comporta más como un padre que como el eterno enamorado resignado que en el fondo es y la química entre ambos, forzada con calzador, ni es creíble ni despierta pasiones. La serie no acaba de ser sólida por ningún lado. Y por si fuera poco se nos ha ido la forense que era lo mejor del elenco.

Una serie donde hay ahora más presencia de armas y disparos y sangre; han pretendido darle un toque más hard y solo consiguen ridiculizarla aún más. Las poses con pistola en ristre son de foto para ilustrar carpetas o paredes de habitaciones.

Es una lástima ver el hundimiento de un buen punto de partida, tener una detective hiperamnésica traumatizada por el asesinato de su hermana fue bueno en su inicio pero la trama principal se cerró demasiado pronto y mal y desde entonces no ha sabido encontrar una línea evolutiva digna de interés y han apostado fuerte por los protagonistas. Y estos sin un buen guión no pueden hacer nada; y si lo tuvieran, habría que verlo.

Sería de agradecer darle final y digna sepultura y evitarle mayor sufrimiento. Pero el modo como acaba no deja lugar a dudas: intentarán que haya quinta (ni en el final de temporada han podido ser novedosos y han acabado recurriendo a un final tan socorrido y tópico que sería motivo de suspenso en un examen de aspirantes a guionistas).

No pierdan el tiempo viéndola ni aunque fuera para comprobar la veracidad de mis apreciaciones, que ciertas son, y dedíquenlo a visionar otras series que buenas hay.

En este mismo blog, en la sección de series de TV tienen donde para elegir.

martes, 10 de mayo de 2016

Cómo defender a un asesino Temporada 1

Serie TV dramatico policial
jurídica
En el mundo de las series televisivas de temática criminal están las que la tratan el delito desde el enfoque policial, las que lo hacen desde el punto de vista del detective privado y las que lo tratan desde el aspecto judicial.

Lejos quedan antecedentes como La ley de los Ángeles pero de esas fuentes han bebido las series que resuelven sus casos en un tribunal y una de ellas es Cómo defender a un asesino, un psicodrama de corte legalista con visos de culebrón.

La serie es de Shonda Rhimes que muchos recordaran por su otra serie de éxito Anatomia de Grey y sigue un patrón similar: mucho enredo, mucho sexo, y mucho, mucho engaño.

Annalise Keating (interpretada por la actriz Viola Davis) es una brillante, carismática, dura y en apariencia despiadada abogada defensora que cuenta con Bonnie Winterbottom (Liza Well) y Frank Delfino (Charlie Weber) en su bufete de letrados, que le profesan una devoción y entrega absoluta.

Su equipo se incrementa incorporando alumnos de 1º de Derecho de la facultad, como becarios sin remuneración, donde también imparte clases en la asignatura que precisamente da nombre a la serie: Cómo defender a un asesino.

Su vivienda, donde convive con su marido Sam Keating, es a la vez despacho profesional donde atender a los clientes y sala de reuniones donde se concentra todo el equipo para los debates, labores de investigación, preparación de los casos e interrogatorios coloquiales.

Con esa ubicación geográfica la serie prescinde prácticamente de exteriores y gran parte de la acción transcurre entre la casa-despacho de Annalise, el aula de la Facultad y la Sala del Tribunal donde se dilucidan las causas penales consiguiendo imprimir un ritmo trepidante, sin dar tregua al espectador.

La serie se estructura a partir de una trama lineal basada en la desaparición de una joven estudiante universitaria residente en el campus y presenta además un caso de defensa criminal auto conclusivo en cada episodio.

Los casos son un muestrario de delitos en los que, para la defensa, nada importa la culpabilidad o no del acusado y solo interesa que no esconda información que pueda servir al fiscal para pillarla en un renuncio.

En los juicios no gana la verdad ni la razón, ganan los argumentos más convincentes. Ganan los letrados más habilidosos, los golpes de efecto, la siembra de cizaña y la lluvia de dudas. Ser inocente o culpable resulta tan irrelevante como ser rubio o moreno ya que un buen abogado con un buen tinte en las manos puede cambiarlo en unos instantes. Triste y descorazonadora moraleja que implica una denuncia clara sobre la hipocresía que gobierna el sistema judicial y sobre la aplicación de la ley.

Protagonistas recurrentes
Los estudiantes protagonistas, dos chicas: Laurel Castillo (interpretada por Karla Souza) y Michaela Pratt (Aja Naomi King) y tres chicos Wes Gibbins (interpretado por Alfred Enoch), Connor Walsh (Jack Falahee) y Asher Millstone (Matt McGorry), tienen personalidades relevantes, marcadamente caricaturescas  y antagónicas y a pesar de sus diferencias sociales y su forma de pensar consiguen conformar un equipo cohesionado que desborda todo tipo de emociones a la primera de cambio.

A lo largo de la temporada se constata una clara evolución de esos jóvenes, van ganando madurez y al final ya no queda ningún resto de la bisoñez inicial.

Todos han cambiado y las relaciones personales entre ellos y con terceros y con el entorno, el sentido que le dan a la vida y el que le otorgan al ejercicio del derecho penal ya no se ven de la misma forma. Enfrentarse a traumas en primera persona y a delitos reales y convivir con ellos no tiene nada que ver con el estudio teórico desde la confortable seguridad del aula y su impacto es visible en su físico, más endurecido, y en su carácter, ahora más decidido.

La serie suministra la información de la trama principal con los hechos ya consumados y los presenta en modo flashback con información incremental y giros cogidos por los pelos para desconcertar y hundir cualquier hipótesis que el espectador hubiera podido elaborar. Además cierra cada capítulo con una imagen sorprendente que persigue la fidelidad de la audiencia, ansiosa por conocer el desenlace.

En las situaciones de mayor tensión el encuadre del plano se vuelve oblicuo para desasosiego del espectador con lo que se busca que este experimente la misma sensación que está viviendo el protagonista.

Por su estructura y su ritmo, aunque con acciones y soluciones tramposas para el espectador, consigue resultar adictiva y la variedad de casos tratados y los distintos registros de sus protagonistas la distinguen de otras series más protocolarias. En esta el delito no solo lo comete el delincuente sino también los que lo defienden e incluso los que lo acusan, aunque en el juzgado ocupe cada cual su lugar.

Seguramente Cómo salir impune de un asesinato, traducción más ajustada al original inglés de How to get away with murder, se acercaría más a la realidad de la serie ya que no solo los acusados que llegan a juicio salen bien librados.

La segunda temporada ya emitiéndose  y la tercera en rodaje.

domingo, 24 de abril de 2016

Mar de plástico

Mar de plástico donde solo flotan
el odio y la envidia
Mar de plástico es una serie española de televisión policial que entremezcla clasismo, racismo, xenofobia, machismo y envidia. Una envidia de los que nada tienen hacia los que algo poseen y una envidia de los que tienen hacia los que tienen más.

Está ubicada en los invernaderos hortícolas y frutícolas de Campoamargo en Almería donde no solo se levantan frutas y verduras sino que también germinan y crecen otro tipo de sentimientos ominosos e ideas peregrinas que al mezclarse con el sofocante calor y el irritante polvo de los caminos conlleva una mezcla muy inflamable.

Mar de plástico tiene su punto de partida en la desaparición de la joven Ainhoa hija de la alcadesa de la localidad justo el día en que Héctor Aguirre (interpretado por el actor Rodolfo Sánchez) héroe de guerra y ahora sargento de la Guardia Civil llega destinado para hacerse cargo de la Policía Judicial. Su estreno no podría ser más apoteósico.

La serie se presenta como un clásico whudunit y alguien del pueblo, alguien además conocido de Ainhoa, ha de ser el asesino.

Poco a poco van a ir desfilando los personajes principales que, como no podía ser de otra manera, todos tienen algo que esconder y todos guardan recelos entre sí. La serie se sustenta en las personalidades de cada uno y les conforma un pasado y unos intereses que eviten que el telespectador pueda descartar a ninguno de ellos y en cambio no sospeche de quien si debería.

Bajo una atmósfera asfixiante y con peleas y rencillas entre los inmigrantes de distintos orígenes y entre estos y los habitantes del pueblo, y entre los propios habitantes del pueblo con los gitanos, el mosaico de plásticos se va pareciendo a un mosaico de violencia que busca bajo la coartada del odio desplegar las propias frustraciones.

El mar de plástico se extiende como un océano
Como otras series de Atresmedia el metraje por capítulo, que suelen sobrepasar los setenta minutos, resulta excesivo así como el número de estos, trece, rellenos de tiempos muertos que se intercalan entre escenas de acción y que lejos de aumentar la tensión consiguen disminuir el interés. Hay largos planos llenos de aburrimiento y otros que repiten el mismo mensaje una y otra y otra vez.

Por lo demás hay algunas, pocas, interpretaciones dignas de mención y mucha cara de palo que no trasluce emoción alguna. Además ¿tanto les cuesta a los actores vocalizar? Hablan casi con la boca cerrada y resulta dificultoso entenderlos.

Con el descubrimiento del culpable la serie concluye su recorrido polvoriento y sudoroso y abre las puertas a una segunda temporada al finalizar el último capítulo con un descubrimiento espeluznante.

lunes, 28 de marzo de 2016

Happy Valley

Sargento Catherine Cawood
Happy Valley es una miniserie, seis episodios en su primera temporada, de la televisión británica y corte policial, ambientada en una zona deprimida del condado de Yorkshire, cuya desesperación ante la falta de recursos para paliar algunos delitos y con pocas expectativas de mejora social tan bien retratara, en amarga sátira dramática, Full Monty.

Es una serie que trata de personas y personajes con relaciones familiares dispares, sentimientos de culpa, falta de asunción de responsabilidades, exceso de sospechas, egoísmos, traiciones, mentiras y avaricia en un entorno social y laboral poco favorecedor de cambios a corto plazo a mejor: solo queda sobrevivir viviendo.

En Inglaterra saben cómo realizar estas series: realista hasta ser descarnada y derrotista hasta dar la vuelta y enlazar con un optimismo por lógica inconsecuente pero que se demuestra única salida cuando ya se han dado todas las vueltas posibles al calcetín.

Tomando el núcleo central de Fargo de los hermanos Coen e incluso de Cosas que hacer en Denver cuando estés muerto de Gary Fleder, por aquello que una idea peregrina para buscar una solución a un problema acaba complicándose yendo de mal en peor y generando aún más problemas y de mayor enjundia, consigue hilar una historia con varias tramas de rico y variado contenido donde priman las relaciones humanas y la explosión de sentimientos como alternativa a un dialogo que se ahoga en las gargantas.

Las imágenes son crudas y generan inquietud e incomodidad, no se recrean en el lirismo ni pretenden quedar bien con la estética, provocando en todo momento una cierta incomodidad visual al espectador a quien no se le permite ni un instante de desconexión. Incluso los cigarrillos que en ella se fuman no son placenteros y si ansiosos, precipitados y compulsivos. Incluso el frío climatológico traspasa la pantalla del televisor.

Happy Valley
Donde hay vulnerabilidad siempre habrá maldad. Y esa maldad por el hecho de ser abusiva se torna más malvada y menos comprensible. Y esos caracteres calan con su comportamiento despreciable y merecen todo el rechazo y no solo el legal sino el social. ¿Quién quiere alimañas en su hábitat?

El ritmo narrativo es pausado pero en constante evolución; hay vida en cada escena, hay sentimiento, hay derrota, hay escepticismo, hay desilusión. Los planos cargados de imágenes simples y realistas sin supeditaciones estéticas se encargan de facilitar que el mensaje llegue nítido al telespectador.

La serie de corte policial tiene su bis dramática más por el retrato social de la comunidad donde se desenvuelve el caso que por los delitos en sí. Estos tienen también su dramatismo pero obedecen prácticamente a esa desesperación personal y colectiva que hace que se cometan estupideces a cual más grande que a poco que se pensaran antes de actuar no se harían.

La infelicidad habita en Happy Valley. Título irónico hasta el sarcasmo en un intento de paliar la gris realidad; como en el giro de tiovivo donde el caballo rojo pasa a cada vuelta delante de nuestros ojos siempre inalcanzable.

El peso interpretativo recae en la sargento de policía local Catherine Cawood (papel que borda la actriz Sarah Lancashire) y sin ella la serie no tendría la fuerza que demuetra. El personaje, muy cerrado en sí mismo al principio, evoluciona abriéndose y mostrando una complejidad psicológica de una gran riqueza de registros brillantemente expuestos como si se estuviera viéndolos desde una platea de teatro; pero, y ahí viene lo mejor, sin sobreactuar en ningún momento y sí en cambio demostrando que ser actriz es proyectar desde el interior y no solo recitar un papel.

Serie de visionado recomendable sin peros. (Gracias Blog Asustado por la recomendación!).

jueves, 17 de marzo de 2016

Flashforward serie tv

Cartel de la serie de TV Flashforward
Recuerdos del futuro es el título traducido de la novela de ciencia ficción científica del canadiense Robert J. Sawyer y su título original Flashforward da título también a su adaptación a serie de televisión. Aunque el paralelismo solo se da en la premisa de inicio y en el nombre de un personaje ya que por lo demás no guarda relación alguna.

Parte de una premisa inteligente y atractiva como es que todos los habitantes del planeta sufran un desvanecimiento en el mismo momento (6 de octubre de 2009 a las 11:00 hora americana) durante 2 minutos y 19 segundos y que durante ese breve período de tiempo cada cual tiene una visión de su futuro fechado el 29 de abril de 2010 a las 22:00 (en la novela es año 2030)

Cada uno ha tenido su flashforward particular, su visión de ese momento futuro. Todos han visto algo aunque para algunos que no han visto más que negrura se teman lo peor.

Mientras dura el desmayo las catástrofes causan más de veinte millones de muertos en todo el mundo: aviones, barcos y automóviles estrellados, grúas de construcción descontroladas, explosiones, incendios, intervenciones quirúrgicas a medio terminar y caídas de todo tipo y desde todos los lugares.

La novela incide en el aspecto espiritual, en la ética y en el libre albedrío y la protagonizan los dos científicos que han llevado a cabo el experimento que inesperadamente ha provocado el desvanecimiento. Plantea dudas, dilemas y abre interrogantes que cuestionan lo que creemos saber

Mientras que la serie se centra en el aspecto thriller policial encabezada por agentes del FBI y la CIA y se pierde al querer maximizar las responsabilidades en complots tan complejos que acaban desconectando las tramas secundarias de la principal, tan pretenciosa como incomprensible, y presentando unos altibajos que van del interés al aburrimiento.

Componen así un gran mosaico de recuerdos futuros y de situaciones presentes intentando establecer relaciones y conexiones que les permitan no solo saber el por qué del hecho sinó también evitar algunas de sus consecuencias y sobre todo evitar que vuelva a suceder.

El mosaico de la serie Flashforward
Las subtramas explican las vidas personales de cada uno de los protagonistas condicionadas a partir de su flashforward: destino versus libre albedrio. Son de poco interés y el conjunto queda descompensado abusando de un sentimentalismo de todo a cien y una intriga de rebajas.

Han intentado dar forma a un diamante a golpes de martillo ¡que manera de echarlo a perder! y partiendo de una premisa excelente han culminado un gran fracaso.

La temporada concluye cerrando algunas tramas y dejando otras en el aire en un final abierto, no satisfaciendo a nadie. Además se quedan por aclarar un montón de las pistas y también lo más importante como es saber que nuevo futuro espera.

Parece que en ninguno de los flasforward los guionistas vieron que la serie no tendría continuación y, confiados, han emitido un final de temporada cuando debería haber sido un final de serie.

Evito conscientemente nombrar a los actores protagonistas y al equipo técnico porque ya bastante han debido sufrir como para que sus nombres queden asociados a esta serie.

No es necesario que la vean, de verdad. En todo caso si les gusta la CiFi lean la novela.