Ha finalizado la cuarta temporada de la más que entretenida serie televisiva Castle y toca descanso hasta que empiece el nuevo curso. Momento de valoración de lo visto.
Vaya por delante que cuando la vi por primera vez me produjo sentimientos contradictorios. La serie no se tomaba en serio a si misma, fruto de ese mestizaje entre comedia y policial, y eso, que parecía ponerla en desventaja frente sus rivales de parrilla, más realistas y cada vez más científicas, era en cambio su mejor baza y fue por donde me atrapó.
Los actores: memorables, destacando las enormes tablas de Susan Sullivan en el papel de Martha, el lucimiento de Stana Katic, como Kate, quien ya viéramos en The Spirit y Quantum of Solace y que no hay serie que no suspire por tenerla y Nathan Fillion, el actor que encarna a Rick a quien se recuerda, entre otros, por su paso en Buffy Cazavampiros.
Richard Rick Castle, divorciado de dos matrimonios, resulta ser un escritor de novelas policíacas de gran éxito, tan veleidoso y vanidoso que decide matar a su detective estrella de ficción después de 26 best sellers para que no le robe protagonismo. De repente cuando un asesino empieza a matar siguiendo los argumentos de sus novelas, y la policía lo requiere en la investigación, nota como le gusta lo suficiente como para considerar que inmiscuirse en una comisaría de verdad, rodeado de policías de verdad y tratando asesinatos de verdad le puede aportar la inspiración necesaria para crear una nueva serie de novelas con un nuevo personaje. Su amistad con el alcalde le facilita la entrada y da pie a la serie.
Rick Castle vive en un ático duplex amueblado y decorado con buen gusto y dinero, que no siempre van parejos, que comparte con su hija Alexis (Molly C. Quinn), hija de su primera esposa, una adolescente pelirroja que irá creciendo, fisica y emocionalmente, a ojos vista a lo largo de las temporadas (empieza con 15 años y ya está en la Universidad) y con su madre Martha Rodgers que interpreta a una veterana actriz de Broadway en una suerte de cameo muy conseguido viendo videos de sus actuaciones reales!.
Rico, atractivo, famoso, portada de revistas, Rick vive en su mundo de fantasía y hedonismo e ingerir unas píldoras de realidad en la comisaría y en la calle le conforma una evolución de sus entusiasmos infantiles hacia una madurez en la que influye y mucho el contrapunto de una Beckett siempre con los pies en el suelo y con una vida privada llena de prometedores misterios.
Kate Beckett, fan tapada de las novelas de Rick, es una policia guapa, concienzuda, meticulosa, sin vida personal aireada y mucho gimnasio practicando defensa personal. La muerte de su madre, una abogada activista, es la losa que soporta peor.
Kate Beckett es la detective de más rango de un equipo que cuenta con la presencia de Javier Espósito y Kevin Ryan. El primero más serio, riguroso y comprometido y el segundo más influenciable, despistado y entrañable. Castle conformará el cuarteto y sus interelaciones, con puntos de vista tan dispares: el escritor destila imaginación y los policias investigación, se complementan con excelentes resultados, siempre acorde con los certeros análisis de Lanie Parish, la médico forense también con presencia continuada en la serie.
Se sucede la creatividad y originalidad en los guiones que van abriendo distintos e interesantes arcos argumentales, ya sea en la relación de los protagonistas entre si, con terceros y con el entorno urbanita y cosmopolita que los rodea.La inspiración buscada por Castle se acaba materializando en la publicación de novelas con un personaje policial femenino, Nicki Heat, a imagen y semejanza de Kate Beckett; una imagen y semejanza, todo hay que decirlo, según la imaginación calenturienta del escritor, tremendamente enamorado como un adolescente de su mentora y que plasma en el papel sus deseos más que sus realidades.
Castle es el claro ejemplo de la serie que va de menos a más, evolucionando no solo los argumentos, sino también las tramas subyacentes y los perfiles de cada uno de los personajes en lo que respecta a sus pasiones y en sus relaciones. Aunque nunca será una de esas series dramática y realista porque tampoco lo pretende. Veánla pues con este enfoque y se sorprenderán encontrando más de lo que parece a simple vista.
1ª Temporada
Los episodios empiezan con la cámara desplazándose lentamente en primer plano sobre el cadáver y su entorno. Sin prisa, sin ruido como para no molestar a quien ya no siente. Las imágenes son de de una plasticidad tan elegante, se diría obra de arte, que la violencia del hecho queda totalmente amortiguada por la belleza y no causa desazón alguna.
Enseguida vemos que es una serie policial que no llega a negra ya que es de un contenido muy blanco. No hay denuncia social, no hay violencia explicita, no hay insultos, ni tan solo palabras malsonantes, no hay nada de lo que caracteriza al género negro y si al género enigma. Hay mucho humor, humor fácil y también humor inteligente, elegancia en las poses, ambiente familiar, vida social y glamour.
Los personajes aún son muy planos y van poco a poco cogiendo cuerpo todavía buscando su rol. Las vicisitudes existenciales de Alexis, en su adolescencia, y de Martha, en su madurez, tienen un contrapunto de relajación hogareño y suelen servir para dar con la resolución del caso.
Cada vez que la llamada al móvil anuncia un nuevo crimen, Castle, por su condición de escritor de novela policiaca, se presenta a comisaria todo emocionado igual que un niño en Navidad con un cadáver bajo el árbol como regalo.
2ª Temporada
Cambia el elitista inicio por un principio más popular y de enganche fácil. Ahora los episodios empiezan con una entradilla flash back para explicar el porque de la sociedad entre escritor best seller e inspectora de policía y enlaza con el inicio propio del episodio que puede empezar de cualquiera manera sin pauta concertada.
Mantiene su tono familiar, jocoso, frívolo y se reafirma en el género enigma: sigue primando más acertar cual de los sucesivos sospechosos es el asesino, aunque va abriendo miras y presenta motivaciones que no solo hacen referencia a entornos cerrados.
El personaje de Castle se acerca peligrosamente hacia un histrionismo para nada deseable mientras que el de Beckett intenta liberarse de su armadura y muestra indicios de querer entrar en el juego de la seducción, más que anunciada desde el primer episodio y aún no materializada.
A destacar el arco argumental que se desarrolla en los episodios 17 y 18 con giros y regiros de trabajada realización y el último episodio de la temporada con la presencia de autores reales como Michael Connelly y James Patterson, habituales compañeros de partidas de póquer de Castle y que suelen aportar su punto de vista a los casos que se plantean, lo que no deja de dar un punto original, uno más, a la serie.
3ª Temporada
Se mantiene la misma entradilla de la temporada anterior pero con distintas imágenes; se renueva el contenido pero no el formato ni el jingle pegadizo de los apellidos.
En el episodio 11 aparece el personaje imaginario de Nikki Heat, la nueva protagonista de las novelas, encarnado por una actriz que quita el hipo a toda la comisaria y que está interiorizando su personaje con vistas a un rodaje cinematográfico.
En el episodio 13 los sucesos harán que nada vuelva a ser como antes
Los personajes empiezan a ganar personalidad, los argumentos más densidad y se vuelven más complejos en pro de unos episodios que ganan en tensión con escenas contundentes. La serie demuestra estar en plena forma y con mucho que decir todavía.
La posible conspiración en la muerte de la madre de Beckett se torna más plausible y la serie gana en emoción a medida de que la investigación se está acercando a la verdad, y con una confesión soto vocce de Castle a la inspectora que no puede dejar de ser vital en la siguiente temporada.
4ª Temporada
Todos los protagonistas parecen haber madurado de golpe y la serie se torna más oscura, acentúa el dramatismo y pierde algunos de sus puntos de humor que la han hecho distintiva.
Hacia el final y con un Castle dispuesto a jugar el todo por el todo por amor retorna su espíritu histriónico, burlesco y desenfadado que los guionistas combinan a tono con los argumentos como el homenaje a la serie Z con un impagable episodio con un asesino zombi.
La temporada termina con un triple giro mortal imprevisible y sorprendente que demuestra que la investigación abierta sobre el asesinato de la madre de Beckett es muy peligrosa, que en el compañerismo entre el grupo de detectives se han abierto fisuras y que las frívolas relaciones sentimentales de Castle pueden haber terminado.
De forma que la continuidad de la serie se antoja harto complicada con posibles derroteros simultáneos por lo que probablemente estemos ante el comienzo de una suerte de auto spin off que puede llegar a ser muy interesante o una evolución lineal lo que puede dar quebraderos de cabeza a los guionistas. Wait and see.