Una novela que aterra y conmueve por igual. |
La muerte vive en la muerte de los demás. Para no dejarla
vivir lo mejor es matarla. Pero, ¿cómo se mata a la muerte?
Los
ojos de la muerte es una novela con comportamiento sobrenatural
que busca sobrecoger al lector. Donde la muerte es alguien a quien temer de
verdad ya que no solo arrebata existencias, sino mucho peor: arrebata las vidas
de los que aún viven.
Una novela río que abarca varias generaciones donde la
protagonista principal es la mujer. Así respectivas hijas, madres, abuelas y
bisabuelas mantienen la trama entrelazada cual cordón umbilical que transmite
sus genes, sus miedos, su felicidad y su dolor.
La novela está estructurada a partir de las diversas voces
de sus protagonistas, combinando hábilmente la tercera persona con la primera
en forma de conversación telefónica, de carta o de diario personal y
consiguiendo adecuar cada voz a la época, edad y condición de quien la proyecta
estableciendo así la identidad de cada cual que va ligada a las penosas
decisiones que deben tomar a lo largo de su vida y que no solo las condicionan
a ellas sino que, por estar vivencialmente unidas, afectan a todas las partes.
Las protagonistas nacen, viven su infancia, su
adolescencia, su juventud, su madurez y desaparecen. A lo largo de su
tormentosa existencia experimentan todas las emociones posibles, buenas, malas
y peores. Aman y sufren. Reciben y pierden. Aprenden a vivir con lo que hay.
Los
ojos de la muerte es una novela de terror en la que el suspense
absorbe la lectura hasta aguantar la respiración. En la que además se evidencia
el maltrato psicológico y físico que sufren a diario las mujeres ya sea
laboral, paterno filial, de pareja, o en instituciones tuteladas como hospicios
e instituciones psiquiátricas.
Pero aún en medio de tanta desconsideración resuena la
esperanza y se lanza un mensaje optimista que no por ello es ingenuo, sino todo
lo contrario: es con los pies en el suelo cuando se sabe dónde es abajo y donde
arriba.
Samantha E. King |
Samantha
E. King, pseudónimo de la autora Eba Martín Muñoz, consigue que
nos metamos en la piel de esas mujeres y sintamos el mismo dolor, el mismo
miedo y la misma esperanza ante esa muerte que amenaza con absorber la vida y
ante esa injusticia social que ejerce el hombre por ser de esa condición en una
bula otorgada desde que la fuerza bruta se impuso al raciocinio.
Y lo logra con una prosa cargada de lirismo, sin recurrir a
tópicos fáciles del género y con un dominio del sentido del ritmo que lleva en
volandas la lectura que aterra y conmueve por igual.
Una novela que merece atención. Una escritora indie que apuntaba
maneras y que las está confirmando.