Cine policíaco de crimen en habitación cerrada en clave de western |
EEUU, estado de Wyoming,
a poco de haber finalizado la Guerra de Secesión.
Invierno. Grandes
espacios vacíos llenos de luz amplificada por el blanco de la nieve. Frío y
sensación de soledad ante la majestuosidad del inabarcable paisaje; la
proximidad de una fuerte ventisca capaz de arrastrar lo que encuentre a su paso
preludia la tragedia.
Una diligencia con unos
peculiares pasajeros: el cazarecompensas, John Ruth ‘La horca’ (Kurt Russell) y
su prisionera Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh) a quienes se añade el
también cazarecompensas negro y exmayor del ejercito nordista Marquis Warren
(Samuel L. Jackson) y el nuevo sheriff de Red Rock Chris Mannix (Walton
Goggins) un sudista, va camino de La Mercería de Minnie donde buscar refugio
ante la imposibilidad climática de poder llegar al pueblo de Red Rock, su
destino.
Y el contrapunto a tanta
luz, frío y paisaje: La Mercería de Minnie. Nunca un nombre tan Disney escondió tanto horror. Un espacio cerrado, oscuro ideal para
encerrar las miserias humanas, ponerlas a hervir y esperar que exploten.
En La Mercería de Minnie
se encuentran con Bob (Demián Bichir) un mejicano que cuida el negocio en
ausencia de Minnie y que ha dado acogida, también protegiéndose del tiempo, al
vaquero Joe Gage (Michael Madsen), al verdugo de Red Rock Oswaldo Mobray (Tim
Roth) y al anciano general sudista Sanford Smithers (Bruce Dern).
Los protagonistas principales de Los odiosos ocho |
Los odiosos ocho es una película de personajes. Tan bien
dimensionados que llenan por sí solos el argumento, una de las virtudes del
director: crear ficción hasta la línea roja de la caricatura a imagen y
semejanza de la realidad.
La Mercería es el lugar
perfecto con sus espacios diferenciados: despacho, salita de estar, zona de
juegos, comedor, cocina, dormitorio a pesar de ser una estancia loft sin tabiques
para dar rienda suelta a heterodoxos monólogos, largos y talentosos diálogos y
estallidos de violencia como si de un ring todovale
se tratara.
Las voces son de denuncia
por motivos de raza, de sexo y de condición social, son críticos con los
delincuentes y son profundos y trascendentes aunque en el contexto puedan sonar
de opereta, pero el director no dice nada para rellenar el silencio, lo dice
para lanzar un mensaje.
Una obra de teatro
filmada en cinemascope. La sensación de amplitud del visionado en este formato
propicia la visión panorámica que da libertad para pasear la vista, incluso en
los primeros planos y no sentirse en la sala de estar frente al televisor.
El misterio del crimen en
habitación cerrada llevado a su reinvención al ubicarlo en género western. Pero
en Tarantino todo es máximo por lo que el concepto crimen es llevado a extremos
y su escenificación es tan gore como cabía esperar y desear.
Hay Agatha Christie en el
argumento que no se detallará por no entrar en spoilers. Pero haberlo, haylo.
Y una vez más hay todo de
Quentin Tarantino, esa mezcla de ilusiones infantiles, recuerdos adolescentes y
anhelos juveniles que conforman sus películas y que contextualiza en encuadres
de viñetas de cómic, planos de films de serie B, reflexiones filosóficas y
disquisiciones existenciales hábilmente combinadas con toques de humor, brillante
ironía e imaginativo uso de la violencia.
Quentin Tarantino |
Un Tarantino que fiel a
sus principios rinde una vez más su homenaje al cine, a su cine: Leone, Hawks,
Carpenter, Hitchcock (magnífico McGuffin el de la carta del presidente Lincoln)…
no se la pierdan: es novela policíaca.