domingo, 15 de marzo de 2015

Última sesión de Marisha Pessl

La última sesión en un cine
siempre acoge las auras de los
espectadores
de las sesiones anteriores
Última sesión es una novela negra en la que investigar lo sucedido y descubrir al culpable no tiene fines justicieros ni vengativos. Tiene como único fin saber. Conocer porqué Ashley ha tenido el final que ha tenido. Y si podría haber tenido alternativa.

Ashley Cordova aparece muerta en el hueco de un ascensor en un edificio en obras. Parece un suicidio pero también puede ser un asesinato incluso un accidente.

El conocimiento de los movimientos y pensamientos de los días anteriores a su muerte pueden dar la clave para interpretar correctamente el hecho y entenderlo.

Y de ahí que Scott McGrath, un escritor de éxito y periodista de investigación reconocido hasta que un asunto se torció y lo mandó de la liga de las estrellas al ostracismo, resuelva intervenir en esclarecer los hechos. Tiene una cuenta pendiente con el padre de la víctima: Stanislas Cordova y esa puede ser una buena manera de devolverle la pelota.

Ashley Cordova
Ashley Cordova, una joven guapa, inteligente y especialmente dotada para la música, virtuosa del piano desde tierna edad ha desaparecido del mundo de los vivos y su ausencia preocupa a más de uno.

Stanislas Cordova es el director de cine de terror psicológico por excelencia, el director de culto que ganara un oscar con Empulgueras, una de sus películas más alabadas. Y todo pese a su truncada carrera y a su absolutamente nula presencia en los medios.

De sus películas se ha llegado a decir que mezclaban escenas interpretadas con escenas reales de dolor, de sangre y de muerte. Por eso están fuera de circuito comercial. Por eso Cordova ha desaparecido como un eremita. Por eso sus películas son visionadas de forma clandestina mediante convocatorias aún más secretas.

Sus fans, los cordovitas, se comunican en una Web, verdadera devoción mesiánica, que reside en servidores del Internet oculto, del Internet no indexado, del Internet Onion.

Empulgueras
Todo alrededor de los Cordova permanece confuso. Nadie sabe donde está Stanislas ni a que se dedica. Todo son hipótesis y suposiciones y cada uno de los protagonistas de esta novela que ha tenido que ver con ellos en algún momento de su vida, explica sus recuerdos y sus vividas impresiones.

Como imágenes reflejadas en fragmentos de un espejo roto, algunos se complementan, otros se solapan, otros ofrecen distintas perspectivas, pero todos ayudan a conformar una imagen de lo duro y a la vez adicto que resultaba vivir y trabajar con Stanislas Cordova.

El entorno de los Cordova puede tener respuestas a la muerte de Ashley. Pero el hermetismo que rodea a la familia del director, a su vivienda, a su obra y a su persona resulta tan impenetrable que se diría que conjuros y hechizos de magia negra actúan como guardaespaldas protegiendo como celosos cerberos.

Scott McGrath y una ayuda inesperada en forma de colaboradores reclutados por las circunstancias: un joven camello y una joven aspirante a actriz, tratan de penetrar en esa espesa negrura, en esa densa oscuridad, en esa atmósfera asfixiante y encontrar las respuestas que abran las cortinas y dejen pasar la luz.

Marisha Pessl
Marisha Pessl presenta una novela en un formato novedoso ya que integra falsas páginas sacadas de Internet, informes médicos e informes policiales de modo que compone una novela multimedia (solo le falta movimiento y sonido).

Una novela que ha supuesto un magnífico trabajo de recopilación de datos para crear un universo tan real que resulta imaginario. Tan verídico que es mentira. Y eso demuestra hasta que punto esta autora es capaz de absolver de la realidad la esencia vital, despreciando los tics, para recrearla en una ficción.

La novela adolece sin embargo de una prosa contagiada de la trama espesa y dubitativa a pesar de presentar una estructura argumental adictiva sin que los personajes, en contraposición a la complejidad de la trama, consigan estar a la altura.

La novela negra inicial acaba tornándose un thriller que, con algunos tropiezos, consigue infundir esa sensación de piel de gallina cuando se supone que lo sobrenatural predomina sobre lo científico. La agobiante sensación de estar protagonizando una película de Cordova puede agrietar hasta la mente más robusta. Estremece solo de pensarlo.

Marisha Pessl muestra como toda búsqueda puede no tener el final previsto al comenzarla. 

Como la obsesión puede obnubilar la ecuanimidad de los pensamientos y como de predispuesta está la mente humana a dejarse arrastrar por los vientos de la fantasía y cerrar los ojos a lo evidente, simplemente porque el deseo de que sea como queramos es más estimulante.

lunes, 9 de marzo de 2015

El maldito: tres días muerto de Cullen Bunn y Brian Hurtt

El maldito (The Damned) es una serie de cómics protagonizada por un tipo de aspecto taciturno y resignado que sobrelleva como puede una maldición demoníaca que le permite morir pero no permanecer muerto: tiene la involuntaria facultad de resucitar al contacto con un vivo.

En este primer tomo se agrupan los cómics que conforma el primer arco argumental de la serie bajo el título El maldito: tres días muerto.

Eddie Morgan, el protagonista, él es el maldito, sabe nadar y guardar la ropa por lo que sabe mucho de todos y sabe donde, cuando y como moverse, lo que lo faculta a tratar con todas las partes.

Por eso es elegido para intervenir como intermediario en un intento de tregua que ha de evitar una guerra de bandas de… demonios. La naturaleza de estos seres convierte lo que debería ser una gang band convencional en algo original que utiliza argumentos insospechados y estimulantes en el posicionamiento de las familias, la de Alphonse Aligheri y la Bruno Roarke, por controlar el tráfico de almas. Han leído bien, almas y no armas; para eso son demonios.

Eddie no parece tener oficio, aunque muestra maneras y comportamientos con dosis de ingenio e inteligencia y habilidades de detective privado que son las que le permiten ir sorteando las complicadas situaciones, reyertas, trampas y persecuciones, en las que se va a ver involucrado en su misión.

El cómic es de serie negra pura pero al encuadrarlo en un mundo sobrenatural convierte esa América, de la época de la ley seca y el gatillo fácil, en un escenario de fantasía donde un demonio de nutrida y sofisticada cornamenta, como los mamíferos astados cuantas más puntas más respetable, puede ser más aterrorizador por su posición que por su condición.

La historia es un compendio de personajes imprescindibles del género: mafiosos, guardaespaldas, soplones, femme fatale… que se mueven por los lugares que nunca deben faltar en una buena historia de serie negra: suntuosas viviendas, opulentos despachos, selectivos burdeles y hediondos callejones, claustrofóbicos rings de boxeo y mortecinos moteles.

Protagonistas y lugares adecuados para desarrollar una ingeniosa historia de suspense ambientada en lo fantástico y con toques esotéricos. No todo guionista es capaz de tejer algo coherente con estos mimbres y Bunn lo borda.

Cullen Bunn narra con ritmo vivo un argumento complejo, variado y dinámico que, sin salirse de la línea del genero negro, se permite humor y sorpresas al jugar con protagonistas del inframundo más aferrados a los placeres y deseos que cualquier humano, tal vez por su naturaleza más viciosa y pervertida.

Brian Hurtt compone la visión gráfica iluminada con multitud de gamas de grises y con un dibujo de trazo elegante y sinuoso que evoca en muchos momentos al del maestro Will Eisner, e incluso se permite viñetas cómicas, gracias al pie que le da el guionista, que se dirían extraídas de planchas de Spirit.

En la historia se cuenta incluso el porqué los demonios viven con los humanos y también se habla del limbo y de su importancia como transito de la vida a la muerte. El argumento es prolífico en detalles y no deja ningún cabo suelto por lo que, una vez superada la sorpresa inicial de tratar con demonios, nada es gratuito.

El trabajo combinado de ambos, Cullen Bunn y Brian Hurtt, ofrece una historia integral de serie negra que recuerda al cine negro de la época y en su aspecto más purista no olvida la parte sensible y romántica hábilmente trenzada con numerosas situaciones violentas y otras de ruidosa balacera.

El cómic se disfruta y se paladea con fruición, como ese caramelo que resistimos a tragar. Toda una sorpresa para los amantes de lo noir y un festín para los que disfrutan de los híbridos; ambos encontraran multitud de guiños a grandes obras de la literatura, del cine y del mundo del cómic, como el ya mencionado Spirit.


Esta es una de esas publicaciones que, lamentablemente, se escapan de vez en cuando al radar y que gracias a la recomendación de Roberto Corroto he podido recuperar y sobre todo disfrutar.

En EEUU la serie ha tenido continuación en Damned: Prodigal Son (El hijo pródigo) segundo arco argumental que si se ha publicado en Francia (Les fils prodigues), pero por aquí de momento no hay noticias de su publicación.

En EEUU también se han interesado tanto por adaptarla al cine como para televisión sin que hasta el momento haya cuajado. Pero al tiempo.

viernes, 6 de marzo de 2015

Víctor Ros serie de TV

La serie de televisión Víctor Ros es una libre adaptación de las novelas policíacas de Jerónimo Tristante. De novelas documentadas históricamente de forma rigurosa con un toque de amenidad y con mucha aventura, intriga y acción.

El primer episodio presenta a un Víctor Ros siendo un crío de barrio, del de La Latina, más listo que el hambre y que encuentra el sentido a su vida en una comisaría. Y es tal la asimilación que reescribe su destino y lo encumbra como el mejor inspector de policía de Madrid de aquel entonces.

La serie presenta una compleja recreación de paisajes, calles, coches de caballos e inmuebles para crear la ambientación adecuada a ese finales del siglo XIX que no disimula su artificial factura sino que la exhibe sin complejos a modo de juego de ordenador y que aceptada así tiene un pase pero que a ojos críticos y sobre todo de profesional no pasa el corte.

Una interpretación, en general, de personajes dignamente representados, algunos muy y muy creíbles, hace el resto. Los actores, muy metidos en su papel, se supeditan al personaje lo que equivale a decir que transmiten credibilidad por los cuatro costados. Claro que se ven ayudados por unos diálogos muy medidos, que algunos sueltan sin dicción, pero que la mayoría los declama desde dentro.

Los personajes elegidos representan distintos oficios y beneficios de una sociedad clasista, burguesa y machista, en la que el dinero y el poder lo son absolutamente todo, en oposición a la representación de la gente de barrio para los que la amistad, la generosidad y la solidaridad es lo más importante.

Esta denuncia social está presente en toda la serie lo que supone enmarcar las historias en una realidad histórica muy loable.

Toda la serie mantiene una subtrama lineal, de forma harto hábil como para despistar al espectador, mientras cierra casos capítulo a capítulo, con una evolución en la investigación lo suficientemente ingeniosa como para no anticipar el desarrollo, por lo que consigue atrapar la atención y sorprender al final retomando el principio. Todo un uróboros en su forma circular y en su eterna lucha, en este caso del bien contra el mal.

Solo un pero le es reprochable, y no a la serie Víctor Ros en particular sino a las series de factura española y es ese, suponemos que por exigencias comerciales y de rentabilidad, exceso de metraje que lleva a los 75 minutos de capítulo, que tiende a ralentizar lamentablemente el ritmo.

Aunque en este caso podría justificarlo el haber tenido que condensar novelas enteras en episodios y eso no es fácil, y menos aún consiguiendo que el argumento original quede perfectamente comprensible. No sé qué opinará Jerónimo Tristante al respecto.

Los textos de crédito se presentan en una entradilla dinámica, original, elocuente y suficientemente interesante como para que el gusanillo de la curiosidad en conocer el contenido se instale en el espectador.

Una recreación de factura mejorable

Una vez más, y es algo que siempre suele cumplirse, cuando los guiones están sustentados en novelas, la calidad del producto final, salvo manazas chapuceros, supera el listón.

Una serie digna y seria que de momento no tendrá segunda temporada. Y es una lástima porque se lo merece por ser una serie muy recomendable. Y si tienen ocasión no dejen de leer las novelas.





lunes, 2 de marzo de 2015

El ladrón que citaba a Kipling de Lawrence Block

El erudito Bernie Rhodenbarr es
El ladrón que citaba a Kipling
Bernie Rhodenbarr ha adquirido una librería de viejo en un intento de apartarse de la mala vida de ladrón, aunque para él sea una pasión más satisfactoria que mala, y de acercarse más a la literatura que resulta que es otra de sus pasiones.

Ubicada en la calle Once entre Broadway y University Place en la isla de Manhattan de New York, conserva el nombre de Librería Barnegat de cuando el propietario del negocio era el viejo Litzauer.

Pero el pasado, como el cartero, siempre llama dos veces y si el encargo, él que nunca acepta(ba) encargos, resulta que es para robar un libro, al parecer un ejemplar único que para alguien tiene el mismo valor que un incunable, y resulta que está tan bien pagado como para no dar golpe en mucho tiempo y poder seguir con la librería, que no da casi ni para cubrir gastos, pues merece la pena aprovecharlo.

El encargo parece fácil: sólo debe sustraer un librito de Rudyard Kipling titulado La rendición del fuerte Bucklow, de un domicilio particular. Pan comido.

Y he aquí que Bernie, que ya nos tememos no va a escarmentar nunca, vuelve a lo que le resulta fácil: robar. Si eso también, pero quería decir lo que le resulta fácil de verdad: meterse en líos. Y lo consigue de nuevo.

Rudyard Kipling
Y otra vez va a encontrarse con un cadáver prácticamente en brazos. Y una pistola prácticamente humeante. Y de nuevo a salir huyendo y estrujarse las meninges para encontrar al verdadero culpable, antes de que la policía lo detenga y lo condene por homicidio en primer grado.

Contacto, encargo, robo, homicidio, huída, piso franco, ayuda externa, ayuda intra-policial, investigación y resolución del caso: todo el repertorio clásico en los argumentos que Lawrence Block prepara para su simpático y habilidoso protagonista. Todos los casos iguales y todos distintos.

Y que como no podía ser de otra manera, cuenta con la inestimable ayuda de una chica guapa e intrépida, Carolyn Kaiser, aunque en esta ocasión no haya sexo por medio por razones obvias (al leerla sabrán porqué), aunque si comparten vivienda y falafel.

Y cuenta también con la valiosísima colaboración, para nada desinteresada, todo hay que decirlo, del esforzado e integro policía Ray Kirschman.

En esta tercera novela de la serie, nos encontramos con un argumento más retorcido, en el buen sentido de la palabra, que en las dos anteriores que lo presentaban más ligero, incluso ingenuo. En esta ocasión la trama es más compleja y por tanto el caso más embrollado y la solución más interesante.

Aquí el whudunit se presenta en todo su esplendor. Los sospechosos son los que son y el caso se resuelve con reunión conjunta en típico final tomado prestado a Hércules Poirot en un épatant final.

Lawrence Block nos ofrece las novelas de Bernie para un uso desmedido de entretenimiento agradable. Lectura placentera y amable.

Recuerden las reseñas de las novelas anteriores de esta saga:

  1. Los ladrones no pueden elegir
  2. El ladrón en el armario







jueves, 26 de febrero de 2015

La verdadera historia de la nariz de Pinocho de Leif GW Persson

¿Seguro que conoce la
verdadera historia de la
nariz de Pinocho?
Pinocho es un frágil y delicado muñeco de madera que tiene la enojosa facultad de hacer crecer su nariz si pronuncia mentiras. Algo tan evidente a los ojos de los demás como para mantener la boca cerrada y reflexionar muy mucho cualquier cosa que se quiera decir.

El comisario Evert Bäckström no es frágil ni delicado y no es de madera, es un humano que tiene la hipócrita facultad de empatizar con los demás a base de sarcasmos no descubiertos por su audiencia y de embutirse en una armadura de indiferencia a todo lo que no le importa. Debe ser de los pocos que por omisión consigue soliviantar a subordinados e interlocutores.

La verdadera historia de la nariz de Pinocho sin Evert Bäckström sería como un código binario sin unos.

La verdadera historia de la nariz de Pinocho es una novela negra que alberga en su interior, entre violencias descarnadas pasadas y presentes que hoy forman parte de la Historia Universal, la emotiva y sensible explicación del porqué del crecimiento del apéndice nasal de Pinocho.

Y todo ello configurando un caso de asesinato cuya aparente simpleza esconde una gran complejidad.

Bäckströn debe enfrentarse al asesinato de un abogado, Thomas Eriksson; uno de esos que resultan más peligrosos que los propios delincuentes a los que defienden. Uno de esos cuya muerte alegra a la sociedad aunque no esté bien ni pensarlo ni decirlo.

Caja de música de Fabergé
Y su alegría por ello es doble: tiene ante sí un apasionante caso de asesinato, que a cada nuevo descubrimiento tiene la habilidad de enredarse más y más, y tiene ante sí a alguien odiado, muerto a sus pies. La vida a veces tiene regalos inesperados.

La investigación se sucede en diversos frentes abiertos con tiempos solapados y es notoria la habilidad narrativa de Leif GW Persson para establecer conexiones y generar nuevos niveles de intriga manteniendo siempre acontecimientos históricos como telón de fondo, narrados de forma tal vez demasiado lenta, que realzan la trama inicial que casi resulta pueril ante la magnitud trascendente de hechos que cambiaron el mundo y cuyas consecuencias aún hoy no se han superado del todo.

El argumento, ricamente trufado de numerosos secundarios (lo mejor de la novela), sobre todo en la misma policía (hay cuatro personajes femeninos absolutamente impagables), que con su amplia y variopinta participación engrandecen el conjunto, es un inteligente enmarañado de tramas y subtramas con irritantes momentos estelares del comisario Bäckströn y su pasional entrega por las necesidades básicas: comida, bebida, sexo y dinero. Y ahí juega un papel destacado el supersalami y no precisamente para satisfacer la primera de las necesidades reseñadas.

Pez rojo, loro, conejo, perro, se diría que entramos en una tienda de mascotas pero no es así; que acompañamos a Alicia en su onírico periplo, tampoco.

Simplemente acabamos de entrar en el universo del comisario Bäckströn y prepárense para topar con un elemento tirando a bajo y tirando a obeso, con buen gusto para vestir y cuidadoso con su higiene además de glotón, alcohólico que controla, machista, homófobo y animalofobo, que hará las delicias de primarios (si leyeran) y despertará las iras del resto. Un primate inteligente.

Leif GW Persson escribe una novela en la que el contrapunto a la dejadez del comisario lo ofrece la implicación femenina en todos los frentes donde se mueven y que en la novela son mayoría. La mujer trabajadora siempre peor pagada y peor considerada que los hombres. La mujer como víctima silenciosa de un machismo que, visto lo visto, tiene más cuerda que la que mueve a Bäckströn.


Esta es la tercera entrega, la primera fue Linda, como en el asesinato de Linda, la segunda Quien mate al dragón.

domingo, 22 de febrero de 2015

Muerte en el Sena de Dominique Sylvain

 Aunque la novela negra Muerte en El Sena empieza con la extracción del fondo del río del cadáver de una joven, por parte de un buzo de la policía fluvial, y sigue con dos muertos y un herido en coma, es la desaparición de Louis Manta el disparador de la trama, aunque como ya se verá, nada es gratuito y si la novela tiene ese inicio por algo será.

En el microcosmos que conforman las calles y tiendas del barrio parísino donde viven y por donde se mueven la ex comisaria, por jubilación, de la policía francesa Lola Jost y su amiga americana masajista, por necesidad económica, Ingrid Diesel, también hay espacio para los misterios.

Como el que representa la súbita e insospechada desaparición sin indicio alguno del joven Louis Manta, el lava cabezas de la peluquería senegalesa de Lady Mba. Y como que ésta es amiga de Maxime y en el restaurante de éste es donde comen y pasan las horas Lola e Ingrid, pues ya tenemos las razones de que las dos se vean metidas en el asunto por aquello de hacer favores y ayudar en temas a los que la policía no puede dedicar ni tiempo ni recursos.

Una investigación en la que pasan cosas aunque el ritmo no las acompañe. Una investigación en la que los desaparecidos cuentan más cosas con sus ausencias y sus silencios que los presentes con su parloteo.

Tras un inicio relámpago, la novela entra en el letargo de la presentación del argumento; suerte que pronto introduce a los secundarios que reviven el ritmo y mantienen mal que bien la novela a flote hasta el final, en que acaba sumergida bajo el agua. Literalmente.

Dominique Sylvain confecciona la novela como un guiso. Los primeros ingredientes aportan poco color, poco sabor y olor y no se imagina hacia donde irá el plato. Es la progresiva incorporación de nuevos ingredientes (personajes) y sus relaciones entre ellos (especias) lo que va conformando una imagen distinta de la inicial, más apetitosa y va redondeando el argumento (el plato servido) hacia un final más propio de una novela de aventuras que de una novela negra, pero precisamente por eso, resulta novedoso y con sabor a islas de las especies.

Y son precisamente esos personajes secundarios, el modo de caracterizarlos y la sabia dosificación al darles voz y ponerlos en escena gradualmente en el momento adecuado, ni antes ni después, el verdadero mérito de esta novela.

En Muerte en El Sena, tercera entrega de la serie protagonizada por Lola e Ingrid, se mantiene ese tono costumbrista multiracial y colorido que nos es familiar; como también lo son las puyas que se lanzan las dos protagonistas con un particular pero alegre sentido del humor en esos diálogos agudos y sarcásticos y como era de esperar las tirantes relaciones con el comisario actual en el puesto que ocupara Lola. Estamos en casa.

De nuevo una muestra de esa novela francesa que le está dando un baño, en el Sena, a los tópicos para mostrar una cara distinta.

Como una medusa letal: atractiva a la vista y silenciosa al oído.

Aún y así en esta tercera novela de la serie tiende a caer en los derroteros ambivalentes que ya mostrara en la segunda entrega, donde la cal y la arena no mantenían la proporción adecuada, por lo que la capacidad de sorprender y los recursos empleados en confeccionar un guión novedoso con que deleitara en la primera entrega y recogiera las mejores expectativas no se encuentran en ésta, aunque se aproxima más que lo hiciera la segunda.

Las reseñas de las otras novelas de la serie:





jueves, 12 de febrero de 2015

La sonrisa del diablo de Annelie Wendeberg

Del diablo es peor la sonrisa
que la carcajada
La sonrisa del diablo es la primera novela de la serie Los crímenes de Kronberg, que toma el nombre de su protagonista, el doctor Anton Kronberg.

El doctor Anton Kronberg es un joven eminente epidemiólogo formado en Alemania y actualmente ejerciendo en el Guy's Hospital de la capital británica.

Pero el doctor Kronberg esconde dos secretos: el primero el origen de una escalofriante y oculta cicatriz, el segundo es que el doctor es en realidad una doctora.

Anna Kronberg es el doctor Anton Kronberg; una luchadora incansable que no duda en disfrazarse de hombre, cuidando hasta el mínimo detalle, como lo demuestra su astucia en el mingitorio, para poder materializar su deseo que no es otro que el ejercicio de la medicina en una época en la que, como tantos otros temas, es terreno absolutamente vedado al género femenino.

Anna Kronberg adopta el nombre masculino de su padre, Anton, y consigue con su esfuerzo y tenacidad completar brillantemente unos estudios y, en el ejercicio de su profesión, un reconocimiento profesional inapelable y así es como se convierte siempre en la primera opción de consulta de Scotland Yard ante los casos sospechosos de infección o envenenamiento.

El inefable Sherlock Holmes
Es precisamente acudiendo a unos de esos requerimientos cuando además de con el cadáver se topa con un individuo cuya sola presencia inmediatamente le supone experimentar lo más parecido a una descarga eléctrica. Se trata de un detective asesor de la policía, peculiar y escrutador individuo, que responde al nombre de Sherlock Holmes.

La química entre ambos es instantánea y va a suponer desde ese mismo instante unos diálogos agudos y una efervescencia de sentimientos difícil de controlar. Y muy fascinantes de conocer. Una lucha de egos que tanto se repelen como se atraen con idéntica intensidad.

El cadáver, para cuyo análisis ha sido requerida, presenta síntomas de infección por cólera y lo primero es conocer al máximo el riesgo de propagación y asegurar el perímetro para evitar que la enfermedad se pueda expandir más allá de lo que ya viene siendo una de las causas más frecuentes de defunción de ese Londres de 1889.

Aunque pronto el cadáver va a representar solo una de las múltiples preocupaciones que van a sucederse a ritmo vertiginoso.

A partir de ese momento ambos, Kronberg y Holmes, se lanzan de cabeza al caso que los ha unido. Las decisiones se toman con rapidez, las consecuencias no tienen cabida en la reflexión previa; las acciones se ejecutan con inmediatez, las repercusiones son los daños colaterales propias de la reacción y sus riesgos son despreciados.

Práctica de la medicina en la época victoriana
De la mano de Anton Kronberg, hombre, entraremos en salas de hospital para conocer el precario estado de la sanidad pública y el abandono de pacientes y nos encerraremos en laboratorios para evolucionar vacunas contra los agentes bacteriológicos que están devastando la población.

De la mano de Anna Kronberg, mujer, andaremos por calles peligrosas siempre susceptibles de ser atacados, el género femenino resulta demasiado atractivo a ojos perversos, y conoceremos la desesperación de barrios hacinados de mendigos donde la supervivencia es la única ley.

Mujer victoriana
Y viviremos la dualidad que supone ser hombre de día y mujer de noche. Ser hombre entre colegas de oficio y ser hombre deseado por las enfermeras, y no poder ser mujer más que en la más estricta intimidad y solo a ratos y aún y así reprimiendo su verdadero yo.

Una dualidad esquizofrénica y enormemente rica en puntos de vista. Una dicotomía resuelta correctamente sin caer en banalidades, ni recursos fáciles y sin fatiga para el lector.

Sherlock Holmes no es el principal protagonista pero su implicación heroica y sin límites en el caso y sus habilidades y sus insuperables dotes para la observación y la extracción de deducciones conforman la parte detectivesca y policial de la novela en armonía con la parte de aventuras que protagoniza Anna Kronberg.

Esta interrelación del siempre cerrado universo holmesiano con el universo femenino que aporta la doctora Kronberg extrae de ambos lo mejor de si mismos. Anna Kronberg es, por su inteligencia, dotes de observación y sagacidad, el contrapunto femenino a Sherlock Holmes que sus aventuras necesitaban para mostrar otro cariz y para Anna sin la presencia del detective sus capacidades no hubieran lucido, y tal vez ni se hubieran manifestado, como lo han hecho.

El universo holmesiano se circunscribe a la figura del detective ya que aparte de unas breves apariciones de Watson, ni Mycroft ni la señora Hudson ni el inspector Lestrade juegan más que de oídas en esta partida.

Un Watson que en esta ocasión no ejerce de biógrafo, solo de amigo y doctor, ya que la narración nos llega escrita en primera persona por parte de Anna Kronberg.

Annelie Wendeberg
La lectura de la novela de Annelie Wendeberg transcurre en un suspiro y el suspense presenta el grado de dosificación preciso para no decaer ni un solo instante, como ya se intuye desde la ilustración elegida para la cubierta, a pesar de que la trama policial se nos descubre con bastante anticipación.

La sonrisa del diablo, el único título traducido de los tres publicados de la serie Los crímenes de Kronberg, ofrece una auto conclusión para este primer volumen que contenta pero cuya simpleza no está a la altura de los dos cerebros que la protagonizan, lo que nos hace suponer, y esperar, que en su continuidad va a encontrarse el verdadero meollo de la obscura trama que recién asoma.

Bien pensada, bien escrita, mejor ambientada. Un crimen no leerla.

La espera a las próximas entregas se va a hacer interminable.

Mientras tanto escuchen La tempesta di Mare, la pieza de Vivaldi que interpreta con su violín y elocuente fogosidad Sherlock Holmes y que le proporciona a la perspicaz Anna información de la vida interior del genial detective.

lunes, 9 de febrero de 2015

Los cuerpos extraños de Lorenzo Silva


En Los cuerpos extraños, Vila
y Chamorro se comen una paella
Es domingo, día de descanso dominical, día para honrar al señor en muchas de las religiones que confortan a sus fieles, día para compartir con la familia.

Día de celebración como lo está disfrutando Rubén Bevilacqua, el brigada de la Guardia Civil protagonista de, con esta, una serie de ya ocho novelas publicadas.

Rubén Bevilacqua, Vila para facilitar la mención de su italiano apellido, ve turbado el placer de la fiesta por la llamada de un superior con la denuncia de un asesinato. Se ve que no todo el mundo descansa en domingo.

Y rápidamente convoca a la sargento Virginia Chamorro y el guardia Arnau para desplazarse a la costa valenciana donde le esperan para traspasarle la responsabilidad de las investigaciones.

En esta ocasión Vila y su equipo van a enfrentarse a un caso de esos que sacuden cada día la conciencia ciudadana, encienden ira e impotencia y son fábrica involuntaria pero de incidencia directa de nuevos indignados.

Van a enfrentarse con el asesinato de una alcaldesa liberal, Karen Ortí Hansen, en el amplio significado del calificativo tal vez por sus genes europeos, y van a encontrarse con un ambiente enrarecido con distintas líneas de investigación, envidias, lujuria, arribismo, especulación y corrupción, todas factibles y todas sentadas a la mesa de juego donde las apuestas son altas y sólo se admiten jugadores por invitación.

Lorenzo Silva sigue poniendo en boca de sus mangas verdes ese lenguaje castrense en exceso trufado de ribetes castizos y rancias coletillas; y a buen seguro que las nuevas hornadas de números de este cuerpo ya las han trascendido y tal vez preferirían verlo renovado.

Y lo emplea para articular una novela negra, una de las más flojas de la serie, de denuncia social que bebe en exceso del momento actual, y que pierde por momentos su norte que ha de ser fabular dentro de la realidad, y que ofrece poco suspense policíaco al ser fácilmente detectado hacia donde apunta la culpabilidad al momento de haber oído a todos los protagonistas.

La fenomenología delictiva basada en la especulación, el favoritismo, la connivencia, el nepotismo, la corrupción y la prevaricación ha calado en la calle y en los hogares, alimentada desde los medios, ya sea tratándola en noticias, temas de debates y tertulias de televisión y de radio y artículos en los periódicos, y por tanto está tan imbuida en la cotidianeidad que ha conseguido casi desplazar los temas recurrentemente habituales en barras de bares, comidas de trabajo y alrededor de la mesa familiar.

 
Es por eso, por esa saturación, por esa proximidad, por esa recurrencia, por las que si la novela negra trata estos mismos temas del presente y el lector los lee en el mismo tiempo presente, el mismo tiempo en que se está divulgando por los medios: la realidad y la ficción tienden a confundirse.

Y eso aleja la intención inicial de tomarse la lectura de una novela como momento de evasión. Uno lee esta novela y ve un programa de televisión y ya no sabe cual protagonista es el de la novela y cual el de la realidad. Demasiado próximo el tema para tomar perspectiva. O al menos es lo que a mi me ha sucedido.

La novela adolece de mucho formalismo castrense, lo que le da veracidad a las situaciones y a los diálogos entre agentes pero le resta la frescura que sobresalía en las primeras novelas de la serie. Será que ésta, como los personajes, también envejece.

La BSO la pone Franco Battiato y su Se mai y si quieren poner en su móvil el tono que tiene Vila ya saben: Primer movimiento de la Quinta de Mahler.

Del mismo autor y aquí, reseña de La marca del meridiano

miércoles, 4 de febrero de 2015

La caza, The fall, temporada 1

La caza. ¿quién caza a quién?
The fall, La caza, es una serie más de tv dentro de la oferta de series policiales.

Presenta como primera seña distintiva el mostrar desde el primer momento a un asesino en serie, Paul Spector (Jamie Dorman) que tiene perfectamente interiorizada la dualidad Jekyll y Hide al ser durante el día un atento esposo y un cariñoso padre además de un implicado orientador psicológico de parejas con problemas y transformarse durante la noche en un depredador que estudia a sus víctimas, les infunde miedo y las acaba asaltando, violando y asesinando guardándose objetos como trofeos y fotos como recuerdo dentro de un diario personal.

Como segunda seña diferenciadora está el que los hechos transcurren en Irlanda del Norte, en una Belfast sacudida por los enfrentamientos entre las distintas facciones y contra la policía inglesa, por lo que el ambiente en el día a día en la calle es tenso y ya sumamente peligroso como para añadirle la búsqueda de un asesino en serie.

Y la última seña de identidad es la personalidad de la detective Stella Gibson (Gillian Anderson, la Scully de Expediente X) tan metódica como su presa, tan poco asertiva como fría y alejada de sentimientos que pudieran debilitarla, tan autosuficiente como implacable.

Thriller psicológico que supone el enfrentamiento entre dos seres meticulosos, calculadores y ambos depredadores, uno sometiendo violentamente a sus víctimas; la otra seduciendo intensamente a sus víctimas. El uno a mujeres; la otra a hombres. Ambos distintos pero con mucha similitud en sus formas de ver la vida; ambos más cerca de lo que podría parecer.

El es cazador y a la vez presa en la caza que él mismo ha desatado.

La filmación presenta un ritmo intimista donde los haya y en todo momento. Y como corresponde a ese tono, es de ritmo lento, como lo son los comportamientos de los protagonistas a pesar de la intensidad en la que viven sus vidas. Terrorismo en las calles, asesino en serie en los hogares, corrupción en la comisaria. Ingredientes todos capaces de armar una bomba de amplia onda expansiva.

En la serie se vive más el día a día de la preparación del asalto y de su vida profesional y familiar por parte del asesino y del día a día de la investigación y vida privada de la detective que no en los actos delictivos en sí mismos que se muestran sin incidir ni en la violencia ni en el sexo.

La caza: ¿el cazador, cazado?
The fall, La caza, guión de Allan Cubitt y dirigida por él mismo y por Jakob Verbruggen cuenta con dos temporadas emitidas y van por la 3ª

A pesar de que estén claros los roles y las intenciones desde el principio, de que se anticipe prácticamente todo lo que vaya a suceder, es notable el grado de tensión que se consigue.

Es de lamentar en cambio el proceso de montaje de la serie; intercalando casi fotogramas que no secuencias, de los actos del asesino y de los de la detective, con lo que pretende vivir en tiempo real ambas vidas se traiciona a sí mismo al conseguir dispersar la atención.

El fín de la primera temporada no deja más que una duda: ¿quién caza a quien?

domingo, 1 de febrero de 2015

El caso del mayordomo asesinado por Marco Malvaldi

Las novelas son distintas unas de otras, pero las hay que además de serlo tienen la capacidad de demostrarlo de forma insultantemente atrevida y simpática. El caso del mayordomo asesinado es de esas.

Refresca al género de novela policíaca y lo consigue con desparpajo y saliendo airosa. El título (un acierto editorial ya que el título original Odore di chiuso, Olor a cerrado, se refiere al rancio abolengo de la familia y su poca apertura a las nuevas realidades) ya es una premonición: muere quien debería ser el asesino, por cierto, tópico tan falso como repetido, y precisamente con este guiño el título ya realiza toda una declaración de intenciones.

El castillo del barón Alinaro Bonaiuti, séptimo barón de Roccapendente, es el escenario del crimen. Crimen en habitación cerrada mediante envenenamiento, donde todos los presentes son sospechosos: el conde, sus hijos, su madre y la dama de compañía, las primas solteronas, la doncella, el capataz, los dos invitados y el mayordomo Teodoro, aunque éste sea la víctima bien pudiera ser incluido en la lista.

Personajes de tipología, oficio y beneficio que, por si no fuera evidente, el autor los caricaturiza con tal hipérbole de hechos y tal histrionismo de actos que son dignos, todos ellos, de formar parte de una representación teatral. Pero no como actores de carne y hueso sino como polichinelas de un teatro de marionetas de llamativos maquillajes.

Si la novela El caso del mayordomo asesinado en lugar de leída fuera cantada sería, sin duda, una ópera bufa. Y alguien podría considerar su escenificación.

Marco Malvaldi no solo homenajea a la clásica novela de detectives británica respetando el escenario más genuino, un castillo, solo que ubicándolo en Italia, en la Toscana, sino que aprovecha también para lanzar una ácida crítica a los que disfrutan de títulos nobiliarios como privilegio recibido por la gracia divina. Que en esa época poca gracia hace.

Interior de un castillo en la Toscana
Describe la realidad en la que vive ese representación de la nobleza, una realidad extinta que solo existe en ese hábitat que circunda el castillo. Y lo hace royéndoles hasta el tuétano, para no dejar ni una de sus miserias por mostrar.

Y lo hace con humor negro aunque tenga que recurrir al sarcasmo al no practicar la fina ironía británica. Y lo mismo acaba sucediendo con la trama criminal que se despacha con rapidez al no disponer del entramado de sospechas que seduce en la novela policial británica.

El autor compensa con la mezcla de voces narrativas en la que a la omnisciente que preside la obra, pone la suya ya sea como primera persona (cuando cambia de registro y narra con expresiones actuales fatigado de impostar el lenguaje de finales del XIX) o como tercera persona (cuando se refiere al autor de la novela para explicar lo que se está leyendo). Valiéndose de los distintos instrumentos para ir punteando la melodía principal.

Resulta una lectura entretenida, ágil y bien estructurada. Y además es corta.

Marco Malvaldi es el autor de la Trilogía del Bar Lume:




Tal vez prefieran acompañar la lectura degustando el plato principal de la novela y que ha llevado de cráneo a Pellegrino Artusi, hasta el punto de incluirla en su recetario de próxima publicación:

El brazo de gitano salado (no tiene forma de brazo aunque la receta si es gitana)

Ingredientes:

500 gr de atún en aceite
2 pimientos amarillos
300 gr de pan duro
100 gr de aceitunas negras
2 huevos
2 dl de leche
3 cucharadas de aceite
20 gr de mantequilla
40 gr de pan rallado para rebozar
0,5 dl de nata de cocina
2 tallos de apio de palmo de longitud
Perejil picado

Preparación:

Precalentar el horno a 200º

Deshuesar las aceitunas y reservar. Desmenuzar el atún con un tenedor, escurrir gran parte del aceite y reservar. Escalibar los pimientos, pelarlos, quitarles las semillas y cortarlos a cuadraditos y reservar.

Poner la leche en un cazo y llevarla a ebullición, retirar y dejar ablandar el pan en ella.

En una paella poner el aceite y sofreír el apio troceado y en cuanto coja color añadir el pimiento y remover y casi inmediatamente (el pimiento ya está cocido) añadir el atún desmenuzado, seguir removiendo para que reduzca y añadir las aceitunas deshuesadas, el pan ablandado y escurrido, el perejil picado, sal y pimienta al gusto, remover bien todo y sacar del fuego poniendo la masa en un cuenco y dejar que se enfríe.

Una vez fría, añadir los huevos y mezclarlo todo con los dedos y añadir la nata líquida y seguir mezclando para que se incorpore homogéneamente.


Engrasar con la mantequilla una fuente para horno y espolvorear el fondo con la mitad del pan rallado, a continuación volcar la masa, alisar y cubrir con el resto de pan rallado y poner a cocer en el horno precalentado hasta que esté dorado.

martes, 27 de enero de 2015

Torso de Brian Michael Bendis y Marc Andreyko

Está el torso pero
¿dónde está la cabeza?
Torso es un cómic de factura cinematográfica y no solo porque se valga de fotografías como fondos o incluso como viñetas o parte de ellas, sino también por su construcción argumental, su empleo de los distintos puntos de vista de los personajes muy similares a los planos de cámara y a su empleo de claroscuros que parecen propiciados por potentes focos de los empleados en los rodajes de films.

Sin olvidar el empleo de viñetas a modo de fotogramas de imagen repetida y congelada en las que solo varían los diálogos. Más cinematográfico imposible.

Es una novela gráfica de trazo tosco hecho a propósito de más de 250 páginas. Como bosquejos tomados sobre la marcha en los lugares en los que suceden cosas y el dibujante se encuentra allí cubriendo la noticia. Apuntes al natural.

Con ello pretende transmitir más por lo que se intuye que por lo que se ve. Pretende contagiar de un sentimiento, una emoción, una ansiedad. Y en donde los diálogos tienen tanto peso como el dibujo.

Apunte al natural de la búsqueda de un cadáver
Es también un relato periodístico, el seguimiento de un caso criminal con varios cadáveres en su haber, y lo es por su modo de plantear el avance, seriado, obligado a ello por la necesidad de ir cubriendo, como si fueran noticias, los sucesivos descubrimientos que van apareciendo.

Pero ante todo y sobretodo es un magnífico exponente de la creatividad en un cómic. De como es capaz de estructurar las viñetas dentro de la página para que esta participe también reforzando su contenido. Tanto de viñetas como del contenido de estas.

En esta ocasión el continente, la página, tiene gran importancia.

Y esto no es, no era, nada habitual ya que la pauta de lectura generalmente la establece el dibujo. Y las líneas de atención, aunque éstas son invisibles para el lector, están convenientemente tenidas en cuenta por el dibujante al componer la página.

Empleo de doble página con diálogos en vertical
Brian Michael Bendis rompió esquemas: invirtió páginas, alternó lectura vertical a horizontal, obligó a leer páginas en espiral, empleó doble página de modos inimaginables; todo vale para transmitir energía y tensión.

Transgrediendo en el modo de hacer es como mejor se explica como transgrede un delito la vida cotidiana. Como voltea los esquemas; es dar una voltereta para explicar que la tierra gira sobre si misma.

Torso , subtitulado El descuartizador de Cleveland, relata la pasión criminal vivida en Cleveland entre 1935 y 1939. Unos hechos reales (como demuestran los documentos gráficos extraídos de periódicos e informes policiales de las últimas 15 páginas) que consiguieron que el miedo anidara en los habitantes de la ciudad.

Los crímenes de un asesino que descuartiza a sus víctimas impidiendo o retrasando su identificación y que tiene a Elliot Ness como su principal perseguidor. Un Elliot Ness instalado en Cleveland como Director de Seguridad después de su etapa de Chicago y cuya fama, y la de sus intocables, le atorga veneración de la ciudadanía.

Todo un pulso entre un asesino sin escrúpulos y un policia que está dispuesto a sacrificar los suyos.

Brian Michael Bendis
Torso es la culminación de las primeras incursiones, de su primera etapa, en el medio del cómic de Brian Michael Bendis (ayudado en esta ocasión de Marc Andreyko) que ya da a entender que estamos ante alguien incorfomista y que va a hacer lo imposible por salirse del mainstream comiquero.

Obras anteriores son Fire (1993), Goldfish (1994), Jinx (1996) y luego vendría la reseñada Torso (1998); desde estas obras inició una carrera meteórica, sobre todo en Marvel.

El tiempo daría la razón a sus postulados. Y por consiguiente crearía legión de fans y de detractores. No todo lo hecho después tiene la misma calidad ni la misma repercusión pero no hay que negarle su aporte al medio.