Claro que, es especial. Se aleja de lo que últimamente estamos acostumbrados. Se aleja de más de lo mismo. Y a su vez le da un aire menos helado, más próximo y más humano.
No todo lector que llama a su puerta acaba entrando y si lo hace puede no acabar quedándose. Y no es que sea difícil, solo es peculiar. Distinta. Y es que nos gusta alguien capaz de enfrentarse a esquemas y replantear el género. Alguien valiente. Para lo demás ya tenemos los clásicos.
Pero hoy no vamos a hablar de sus novelas. Sino de su cómic.
“Los cuatro ríos” es un cómic premiado y reconocido, escrito por ella, Fred Vargas, y dibujado por Edmon Baudoin.
Es un guión original lo que se le agradece enormemente (aunque con el habitual Adamsberg). Otros novelistas autorizan la adaptación a cómic de una novela ya publicada con lo que el resultado es incierto, mientras que cuando se escribe un guión se trabaja pensando en como será dibujado y visto, y, así, el maridaje es siempre bueno. Luego gustará o no, pero eso ya pertenece al decir de cada cual.
En sus textos en off y en sus diálogos se notan su innegable estilo narrativo y sus tics tan peculiares (por ejemplo sus colecciones de objetos sin relación aparente o aparentemente impropia).
El dibujo de Badudoin también es sui generis a medio camino entre esbozo y bosquejo que le da ese aire roto o a medio acabar, según como se mire el vaso medio vacío o medio lleno, que tienen sus emotivos y cercanos personajes, con sus vidas lanzadas como un tren en marcha.
El cómic es retazado en blanco y negro, pero aun así, con líneas que casi desdibujan más que delimitan, destila ternura y poesía. Porque Vargas es capaz de entrelazar emociones y prosa y porque Baudoin las sabe atrapar con la tinta y fijarlas en papel.
Si Fred Vargas no es fácil, tampoco lo es Edmon Baudoin y si su dibujo aparece de repente como basto y rudo, no hay más que entrar y mirar viñeta a viñeta lentamente para darnos cuenta con cuanto cariño trata a los personajes, como acaricia los rostros y como la mirada cobra vida en los ojos dibujados.
El también pertenece a este exquisito elenco de artistas capaces de innovar y es que los distintos pueden tardar en ser entendidos y aceptados.
Si antes decía que solo unos pocos comulgan con sus argumentos interrobang, también he de advertirles que no todos los anteriores comulgan con este cómic. Y es que el dibujo tal vez presente demasiadas aristas para cogerlo sin pincharse.
Pero también los erizos de mar tienen pinchos y su carne es deliciosa.
No les cuento de que va la historia, ya saben que no es estilo de este blog el informar de argumentos, solo de despertar la curiosidad para que ustedes investiguen y valoren si vale la pena explorar este territorio.
Si lo leen, lo han leído o lo piensan leer, cuéntennoslo; sus opiniones seguro que dan servicio a muchos otros. Ya saben, en comentarios.