La FilmoTeca de Catalunya ahora en la Plaça Salvador Seguí del Raval barcelonés: un nuevo espacio más grande y mejor acondicionado para seguir fomentando cultura y rescatando lo que el paladar fácil y el consumista de sensacionalismos relegan al desván.
La FilmoTeca ofrece la posibilidad del descubrimiento y ofrece en su cafetería una alternativa culinaria que titula sabiamente con nomenclatura cinematográfica con enorme dosis de humor, imaginación y creatividad.
¿Quien se puede resistir a probar una Warren Beatyssoise o una EscaliVader o un Rissoto Preminger de primero y continuar con una Quesadilla en Elm Street, una Quiche Peter Lorraine o un Steak McQueen de segundo?
Regado con una copa de Quentin Taranvino o una cerveza Estrella Van Damme.
Y los postres: ¿una Juliette Brioche o unos Profityrones Power?
Pueden ir a la FilmoTeca a ver su programación o a comer o a satisfacer ambos placeres a la vez.
O Film o Teca, o FilmoTeca
sábado, 17 de marzo de 2012
FilmoTeca
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martes, 13 de marzo de 2012
El lamento de las sirenas
Un inicio de novela negra clásico nos va conduciendo, y nunca mejor dicho porque hay idas y venidas en coche como para pensar en una Street Movie, hacia un argumento que manteniéndose en lo previsible consigue atrapar al lector por el buen oficio con que está escrita, con sencillez, y por lo bien definidos que están los caracteres de los personajes aunque resulten un tanto estereotipados.
El lamento de las sirenas es una novela negra como las de antes con la dosis justa de infancia malograda, de sangre, de violencia, de corrupción, de especulación, de violación, de alcohol.... Sigue al pie de la letra la receta y obtiene el resultado esperado.
Dos amigos de la infancia; delgada linea que no se debe cruzar; caminos opuestos; decisiones incorrectas; familias desestructuradas; arribistas políticos; corrupción policial; y por encima de todo la necesidad de sobrevivir.
A Lincoln Perry, expolicía ahora reconvertido en inspector privado junto con su antiguo compañero en el cuerpo, Joe Pritchard, el pasado le visita con historias para no dormir para destorbarle el presente y luego cuando ya es demasiado tarde, cuando ya está metido hasta las cejas, tiene que correr a lavar los trapos sucios de su conciencia al precio que sea.
Dos amigos de la infancia; delgada linea que no se debe cruzar; caminos opuestos; decisiones incorrectas; familias desestructuradas; arribistas políticos; corrupción policial; y por encima de todo la necesidad de sobrevivir.
A Lincoln Perry, expolicía ahora reconvertido en inspector privado junto con su antiguo compañero en el cuerpo, Joe Pritchard, el pasado le visita con historias para no dormir para destorbarle el presente y luego cuando ya es demasiado tarde, cuando ya está metido hasta las cejas, tiene que correr a lavar los trapos sucios de su conciencia al precio que sea.
Aunque en algunos pasajes de su lectura se tiene la sensación de que la evolución del argumento está demasiado encorsetada y que no va a girar sin poner el intermitente , no va a transgredir, mantiene subyugada la atención e impele a la lectura compulsiva para saber que más va a pasar.
Michael Koryta, es el joven al que le debemos esta, su segunda, novela (la primera fue "Esta noche digo adiós"). Estamos ante un buen escritor si deja de parecerse a quien dicen que se parece para ser él mismo. Se le nota contenido, comedido y en cambio da la impresión de tener un volcán en su interior.
El ulular de las sirenas no suele presagiar nunca nada bueno, es el lamento de penalidades y desgracias. Pero lo peor de todo es que cuando se oyen ya es demasiado tarde.
Cuidado si juegan con fuego: se pueden quemar.
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sábado, 10 de marzo de 2012
Jean Giraud Moebius
Lo dicen las noticias Jean Giraud, Moebius, acaba de fallecer. 73 años y 10 meses. No reduzcan su visión sobre él como un dibujante de cómics. Sino como EL dibujante de cómics. Además de genio innovador.
La obra y presencia de Moebius ha significado para el mundo de la historieta una proyección nunca vista, una revolución en el amplio sentido de la palabra y no se ha quedado aquí sino que su influencia se ha extendido allí donde el arte tiene presencia.
Al mundo de la animación (autor de la película Les Maîtres du Temps), del cine como director artístico en Alien, El quinto elemento, Abyss y una inconclusa adaptación de Dune, de la creatividad publicitaria (con folletos publicitarios y una saga de cómics iniciada con Sobre la Estrella para el fabricante Citröen), de la moda, de los videojuegos e incluso del diseño arquitectónico.
Los cómics le deben, entre otras, las sagas del Teniente Blueberry (Oeste americano), y El Incal (aventuras del detective John Difool), como exponente de dos temáticas y estilos de dibujo completamente diferentes, la primera firmada con la abreviatura de su apellido Gir, dibujo más académico, y la segunda con su seudónimo Moebius como el rizado del rizo de la imaginación creativa.
Ridley Scott siempre ha reconocido que la estética de Blade Runner tiene su espejo en la obra de Moebius y en concreto en el cómic “The long tomorrow” dibujado en 1975 basado en un guión del californiano Dan O’Bannon que sitúa en el futuro una historia policíaca clásica. Son solo 16 páginas pero muy potentes.
Así es como empieza:
“Soy detective privado... Mi despacho está en el nivel 97. Me llamo Pete Club... Aquel día, uno de tantos...
Y así como acaba:
“... Y yo presenté mi informe a las autoridades... Una historia de tantas para el archivo. Nada más... Sólo una historia... Hay diez millones como esta en la Gran Ciudad perdida en el infinito...
Esta mezcla de novela negra con futuro apocalíptico que juega a ser parodia con sus tópicos se acaba convirtiendo en todo un referente para nuevas aproximaciones al género. De hecho él mismo la retoma años más tarde para la apasionante, onírica y cibernética aventura del detective John Difool en la saga de El Incal.
Adiós Moebius. Te releeré siempre.
lunes, 5 de marzo de 2012
Aguas heladas
Es esta una novela llena de soledad. Todo lo que en ella pasa responde a este sentimiento. Y el particular dolor y la honda insatisfacción que causa la soledad son el origen de males infinitamente peores.
La primera corresponde a una amiga de Judith que podría haber desaparecido en Canadá y la segunda la de un joven adolescente con su perro, en Colonia.
Los dos detectives abordan por separado y sin conocimiento el uno del otro la investigación y por estar ambos convalecientes de un caso anterior no cuentan con la fortaleza mental idónea por lo que sus bajas defensas les jugaran la mala pasada de interiorizar los sucesos a nivel personal. Lo peor es no tomar distancias.
Es una novela lenta, sin concesiones a la galería, sin caer en tópicos ganadores de audiencia, en un estilo muy cerebral. Tal vez demasiado. No todos se sentirán cómodos con ella. No deja buen cuerpo.
Me enteré de su existencia por el blog cómplice Mis queridos sabuesos. Vean aquí el post que publicó en su día y habrán tenido dos opiniones de una tacada.
Luego deciden.
¿Quieren saber más sobre los colimbos? http://www.nationalgeographic.es/animales/pajaros/colimbo-grande
En consecuencia es una novela triste y amarga en donde los personajes, todos sin excepción, actúan en permanente huida hacia adelante. Los que desaparecen y los que los buscan. Los que los aman y quieren su regreso sin afrontar el motivo de su ausencia y los que los odian y no quieren volver a verlos ni muertos.
Cuesta entrar en la novela y es fácil salir contagiado de sus miserias. El tratamiento de los casos es tan psicológico que cuesta sustraerse a su relato y el estado de ánimo queda a la altura de la bajeza moral que impregna las descripciones.
La novela trata dos casos en paralelo, uno en que se inmiscuye a título personal la inspectora jefe Judith Krieger y otro en el que investiga oficialmente su compañero detective Manni Korzilius. Ambos coinciden en investigar sendas desapariciones.
La primera corresponde a una amiga de Judith que podría haber desaparecido en Canadá y la segunda la de un joven adolescente con su perro, en Colonia.
Los dos detectives abordan por separado y sin conocimiento el uno del otro la investigación y por estar ambos convalecientes de un caso anterior no cuentan con la fortaleza mental idónea por lo que sus bajas defensas les jugaran la mala pasada de interiorizar los sucesos a nivel personal. Lo peor es no tomar distancias.
Los personajes viven su soledad como único modo de afrontar tantas decepciones acumuladas: padres ya fallecidos a quienes no se les dijo todo, padres que no actúan como tales, padres enfermos que pronto se irán; amigos que se han perdido en el devenir de los años; amantes que ya no están; amores no correspondidos; miedos no confesados; fieles animales de compañía como única compañía...
Y colimbos, aves acuáticas de lugares fríos que por su comportamiento y hábitat viven aisladas.
Soledad. Ostracismo. Silencio. SOS
La autora es la alemana Gisa Klönne y esta es la tercera novela con la inspectora Krieger a la que no deja acomodarse para recordarle constantemente que este es un mundo de hombres en el que la mujer no basta con que tenga un cargo sino que tiene que ganárselo día a día.
Aguas heladas es una novela que avanza despacio y fríamente. Va desgranando lentamente los sentimientos de los protagonistas mientras las investigaciones van avanzando entre meandros de auto culpabilidad. La confianza correspondida con traición hace aflorar nuevos sentimientos contra cuya debilidad no existe vacuna.
Me enteré de su existencia por el blog cómplice Mis queridos sabuesos. Vean aquí el post que publicó en su día y habrán tenido dos opiniones de una tacada.
Luego deciden.
¿Quieren saber más sobre los colimbos? http://www.nationalgeographic.es/animales/pajaros/colimbo-grande
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lunes, 27 de febrero de 2012
Quan la nit mata el dia
La guerra civil española dicen que fue la última gran guerra romántica porque primaron los ideales a los intereses económicos o estratégicos. Una guerra en la que inquisidores con sotana y uniforme acallan cualquier intento de libertad de expresión, que enfrenta a familiares y amigos solo por el lugar donde son reclutados ¿puede tener otro calificativo que no sea barbarie?.
De la post guerra es de la que parte esta novela: Quan la nit mata el dia.
Esa guerra no dio concesiones. Y los odios reventaron como granos de pus ensuciando todo lo que tocaban. Como una peste medioeva marcó casas, familias y personas para proceder a una expurgación sin precedentes, aunque luego los nazis se empeñaran en querer no solo copiar sino empeorar.
Se asesinó sin piedad y sin razón solo por el uso del poder. Se violó y torturó y se vendieron recién nacidos como mercancía expuesta en encantes.
Y no solo durante la guerra sino incluso después. Incluso mucho, mucho después. Convulsa post guerra que parece no acabar nunca, aún hoy alguien como el juez Garzón puede pagar caro meter la nariz en según que fosas cavadas hace décadas y es que el hedor a podrido que emanan castiga la pituitaria, golpea el raciocinio y puede acabar por despertar conciencias y soltar lenguas que no fueron comidas por los gatos y cuyas confesiones alcanzaría a muchos vivos.
De ahí que más simpatía y solidaridad nos despierte Gloria Mateu que Carlos Iribar.
Carlos Iribar es un inspector de policía que ejerce en Figueres, ciudad catalana, mal que le pese a sus compañeros de comisaría, unos personajes con tantas luces como para acertar en menos de dos intentos cual zapato es el izquierdo y cual el derecho. El derecho es el suyo, faltaría más, es con el que se patea el culo a los separatistas, catalanistas, rojos y masones que son todos tal para cual. Hasta los zurdos de nacimiento padecen el rechazo por tal condición.
Carlos Iribar es universitario y al estilo de revolucionario de salón rechaza los métodos y maneras de sus compañeros pero lo sufre en silencio. Es filósofo de pensamiento pero no de obra. No se plantea si puede hacer algo para cambiar las cosas, aunque las condene en su fuero interno. Pero ¿a donde conduce esa dicotomía? Pues en el mejor de los casos a una ulcera y en el peor a una esquizofrenia.
Pero confiamos en que acabe dando un paso adelante, ¡al frente no!
En esta Figueres ampurdanesa un destacado miembro de la falange es asesinado. Los aspectos de orden patrio que envuelven al cadáver pesan lo suficiente como para forzar que las pesquisas no sean tan policiales como políticas. Carlos debe elegir entre el deber a su cargo y la obediencia debida y el dolor de cabeza es lo mínimo que se puede padecer. Suerte que para eso está la tramontana, ese viento que barre las hojas e intenta barrer también, sin conseguirlo, las malas conciencias; pero en el intento se lleva migrañas, nubarrones y deja un cielo azul donde las caras lucen al sol.
Agustí Vehí escribe de maravilla y ha sabido darle a los dos idiomas, catalán y castellano, en que está escrita la novela el tono adecuado según quien lo utliza. Y el rigor con el que emplea el lenguaje cuando se refiere al tono oficial es impagable.
Tengo pendiente preparar garbanzos a la catalana como los prepara Gloria, en cuanto lo haga se lo explico.
Vean en este enlace una interesante entrevista con el autor.
De la post guerra es de la que parte esta novela: Quan la nit mata el dia.
Esa guerra no dio concesiones. Y los odios reventaron como granos de pus ensuciando todo lo que tocaban. Como una peste medioeva marcó casas, familias y personas para proceder a una expurgación sin precedentes, aunque luego los nazis se empeñaran en querer no solo copiar sino empeorar.
Se asesinó sin piedad y sin razón solo por el uso del poder. Se violó y torturó y se vendieron recién nacidos como mercancía expuesta en encantes.
Y no solo durante la guerra sino incluso después. Incluso mucho, mucho después. Convulsa post guerra que parece no acabar nunca, aún hoy alguien como el juez Garzón puede pagar caro meter la nariz en según que fosas cavadas hace décadas y es que el hedor a podrido que emanan castiga la pituitaria, golpea el raciocinio y puede acabar por despertar conciencias y soltar lenguas que no fueron comidas por los gatos y cuyas confesiones alcanzaría a muchos vivos.
De ahí que más simpatía y solidaridad nos despierte Gloria Mateu que Carlos Iribar.
Gloria sigue defendiendo su condición gentilicia, catalana de Figueres, y el derecho a pensar, expresarse y a vivir sin cadenas de yugo y flechas. Y de ahí que nos cueste tanto entender como Carlos no puede comprender lo que las Glorias sufrieron.
Agustí Vehí es el autor de Quan la nit mata el dia, es doctor en historia y subinspector de la guardia urbana en Figueres por lo que reúne aptitudes para narrar una historia creíble aunando los conocimientos de las tres condiciones: ubicación temporal, geográfica y procedimiento. Y lo consigue. Nos cuenta una historia estremecedora por el sufrimiento callado en tantas gargantas y nos la cuenta entrecruzándola con la investigación policial de un asesinato que tanto podría ser ritual como vengativo.
Carlos Iribar es un inspector de policía que ejerce en Figueres, ciudad catalana, mal que le pese a sus compañeros de comisaría, unos personajes con tantas luces como para acertar en menos de dos intentos cual zapato es el izquierdo y cual el derecho. El derecho es el suyo, faltaría más, es con el que se patea el culo a los separatistas, catalanistas, rojos y masones que son todos tal para cual. Hasta los zurdos de nacimiento padecen el rechazo por tal condición.
Carlos Iribar es universitario y al estilo de revolucionario de salón rechaza los métodos y maneras de sus compañeros pero lo sufre en silencio. Es filósofo de pensamiento pero no de obra. No se plantea si puede hacer algo para cambiar las cosas, aunque las condene en su fuero interno. Pero ¿a donde conduce esa dicotomía? Pues en el mejor de los casos a una ulcera y en el peor a una esquizofrenia.
Pero confiamos en que acabe dando un paso adelante, ¡al frente no!
En esta Figueres ampurdanesa un destacado miembro de la falange es asesinado. Los aspectos de orden patrio que envuelven al cadáver pesan lo suficiente como para forzar que las pesquisas no sean tan policiales como políticas. Carlos debe elegir entre el deber a su cargo y la obediencia debida y el dolor de cabeza es lo mínimo que se puede padecer. Suerte que para eso está la tramontana, ese viento que barre las hojas e intenta barrer también, sin conseguirlo, las malas conciencias; pero en el intento se lleva migrañas, nubarrones y deja un cielo azul donde las caras lucen al sol.
Agustí Vehí escribe de maravilla y ha sabido darle a los dos idiomas, catalán y castellano, en que está escrita la novela el tono adecuado según quien lo utliza. Y el rigor con el que emplea el lenguaje cuando se refiere al tono oficial es impagable.
Tengo pendiente preparar garbanzos a la catalana como los prepara Gloria, en cuanto lo haga se lo explico.
Vean en este enlace una interesante entrevista con el autor.
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