¿Cómo harían para crear un perfume que recogiera su esencia? Que absorbiera sus pensamientos y sus sentimientos, los licuara e hiciera de ellos un liquido que oliera a su verdadero yo... Ni lo intenten. Vayan directamente a casa de Lucía y ella se lo preparará.
Las ficciones del asesino se autodefine como una novela circular, y lo es, estructurada con una trama principal, y la tiene, con relatos cortos intercalados y ahí están, y también con micro relatos y helos ahí. Pero lo que no dice es lo que pretende, ya que eso es algo que cada lector debe averiguar pues para cada uno va a tener distinto significado. Así son los viajes iniciaticos y esta novela hay que tomársela como si fuera uno de ellos, aunque sin la pretensión de serlo realmente.
Juega con la conciencia y la ligereza del alma; con lo efímera de la vida, cuyos instantes pueden ser tan cortos como un micro relato o tan largos como una novela.
Al coger la novela están cogiendo un billete hacia una lectura inclasificable. Un viaje hacia lo onírico. Una novela casi fruto del azar de una combinación impredecible de palabras generada por un programa informático. Un viaje al uso de Borges. No es casualidad la palabra Ficciones.
Diego Llergo es un asesino a sueldo; tan bueno que se puede permitir el lujo de elegir los encargos y con tanto dinero como para poder pasar de los que no le convienen. Es además un escritor en ciernes, que transcribe sus ideas en pedazos de papel de aquí y de allá en una suerte de puzzle que espera componer algún día en una novela publicable.
En el último encargo aceptado debe matar a una mujer, Andrea Prigioni, y en eso está cuando le sobreviene un juego curioso. Un duelo a pluma y bolígrafo, Montblanc Bohéme contra bolígrafo publicitario; un desafío creativo cuyo premio es la vida y en el que la derrota significa la muerte. Al mejor de tres. Aunque tal vez, como en el tarot, no sea una muerte física, solo sea el fin de algo y un nuevo principio; una oportunidad de redención.
Diego Llergo, el autor, que comparte nombre con el asesino escritor, nos ofrece una novela negra distinta, que seguramente debió pulir más y a la que debió largarle un poco más de cuerda en algunas de las situaciones pero es lo que tiene ser honesto, arriesgado y escritor por internet, que a veces se te lengua la traba y el magín confúndase con el sifón.
La novela es breve y se lee de un tirón. La sensación es de asistir a una performance experimental, que resulta agradable, fácil de digerir y que acaba sin pesadez de estomago ni de cerebro. Queda no obstante la sensación de que se ha perdido algo, de que el autor ha encriptado parte de su mensaje y que tal vez una segunda lectura sea más que conveniente.
En cualquier caso es divertida y anima a pensar un poco sobre la vida y la muerte, sin mucha seriedad pero reflexionando. entren en el blog del autor para saber más de él y lean esta novela pinchando aquí.
Un abrazo y agradecimiento a
http://novelanegraypoliciaca.wordpress.com/?s=llergo por dar a conocer esta obra.
El juego de los chinos, o el piedra, papel, tijera, al mejor de tres, acaba de ser sustituido por el de micro relatos. ¿Hace una partida?