Liquidación final es la segunda novela de la trilogía de la crisis (la primera fue Con el agua al cuello) y en ellas el escritor Petros Márkaris utiliza los patrones, los códigos, de la novela negra como un medio para explicar de forma crítica la situación social, política y económica por la que está atravesando Grecia desde que se produjera su rescate por la Unión Europea bajo el control de la troika a través de los mecanismos reguladores pertinentes.
Márkaris traza un argumento policial como quien tira una línea recta y a continuación le va poniendo ramificaciones y hojas y flores para vestirlo, al modo como los antiguos judíos alargaban los caracteres de la escritura aramea para hacerlos parecer ramitas y que resultasen ilegibles a los ojos de sus perseguidores romanos.
Pero a Márkaris se le nota que la línea recta no encierra el mensaje principal. Son los, teóricamente, adornos en donde se apoya su verdadera intención. Donde muestra su sufrimiento, rabia e impotencia por ver hundirse un pueblo, su pueblo, en una desesperación que conduce cada vez más al suicidio.
Tremendas las páginas iniciales de esta Liquidación final.
Por eso esta trilogía de la crisis trasciende el concepto funcional de la novela negra y abraza el realismo social. Por eso su contenido policial está poco trabajado y por eso el argumento no presenta la complejidad propia del género que tan bien ha cultivado Márkaris ya que lo ha subordinado a la denuncia.
Es así que esta segunda novela de la trilogía, Liquidación final, es hermana gemela de la anterior, Con el agua al cuello, y por nacer después es tan calco que casi podría obviarse.
El comisario Kostas Jaritos de nuevo atravesando Atenas de arriba a abajo, en un escenario caótico de conductores cada vez más resignados. De nuevo bajo el yugo ministerial de lo políticamente correcto, y en esta ocasión hay premio en juego.
La crisis es la que es. Por tanto estamos ante la representación de una única obra y Petros Márkaris presenta diversos actos de esa tragedia griega en los que da retoques a sus personajes habituales afectados de lleno por la situación y les pone un crimen entre las manos. Por necesidad, más que por leit motiv. Y la novela se resiente. Desciende la creatividad y el suspense policial y gana en, pírrica victoria, la denuncia sobre la corrupción política y la intervención a los medios de comunicación.
No somos los únicos en notarlo, incluso Jaritos lleva a Adrianí a cenar fuera hartos de oír cada noche los mismos discursos, los mismos mensajes en los noticiarios de la televisión. Casi como quejándose a su creador Petros Márkaris de que está haciendo lo mismo con su novela.
Márkaris compensa con su peculiar sentido del humor, ironizando sobre la manera de ser de sus compatriotas y sobre la manera de hacer aunque ahora sea hacer nada; compensa con su cotidianeidad familiar no solo con Adrianí, sino con su hija y yerno y sus consuegros; compensa cuando muestra el desmoronamiento de las tradiciones por la necesidad de reinventarse como persona y como profesional que tienen las mujeres y que se muestra en la actitud de Katerina; compensa con la sabiduría popular que demuestra Zisis para llegar a donde los razonamientos intelectuales y las lágrimas sentimentales no alcanzan ni a arañar la superficie.
Liquidación final es la segunda novela de la trilogía de la crisis (la primera fue Con el agua al cuello, pinchen aquí para leer la crítica y para encontrar la receta de los Souvlakis)
Post scriptum: ya disponible la reseña de la novela que completa la Trilogía de la Crisis: Pan, Educación y Libertad.
Post scriptum: ya disponible la reseña de la novela que completa la Trilogía de la Crisis: Pan, Educación y Libertad.