sábado, 6 de julio de 2013

Crimen en el paraíso

Es una serie policial de la televisión británica que aúna ciertas dosis de humor inglés y argumento de novela policial clásica de pura deducción detectivesca, donde los casos son rompecabezas que se resuelven a partir de pequeños detalles.

Todo muy británico. Tanto como las pullas que lanzan directa e indirectamente hacia los franceses.

El paraíso es Saint Marie: una imaginaria isla del caribe que antaño fuera francesa, luego inglesa, después holandesa y recuperada de nuevo por los franceses acaba siendo finalmente inglesa otra vez. Hay quien habiendo nacido bajo un dominio ha cambiado de nacionalidad sin proponérselo.


El inspector londinense Richard Poole (interpretado por Ben Miller) es enviado a Saint Marie para resolver un asesinato y acabará quedándose adscrito, muy a su pesar, a la comisaría de Honoré, capital de la isla, formando equipo con Camile Bordey (Sara Martins), una joven y brillante subinspectora cuya madre regenta un restaurante, y contando con la ayuda del oficial Dwayne Myers (Danny John-Jules) y del agente Fidel Best (Gary Carr), todos ellos nativos con el encanto generado por el color local.

Guadalupe ha servido de escenario real para el rodaje de Crímen en el paraíso. Una exuberancia de esplendidos atardeceres, sempiterno clima caluroso, paisaje tropical, aves y reptiles, turismo, pesca, ropa la mínima y ancha y cómoda, floreada y coloreada, y diversión para tomarse mejor las cosas según vienen.

El exotismo no le corresponde a la isla, lo aporta en realidad la figura del flemático inspector permanentemente embutido en su traje de corte Oxford, su camisa blanca, corbata, zapatos de piel marrón y maletín de la City a juego. Una presencia tan chocante como una cabra bailando claqué en un velatorio.

El inglés no acaba de adaptarse al clima tropical ni a las costumbres relajadas de sus convecinos y añora el lluvioso, húmedo y frío Londres ante la incomprensión de su equipo.

Crimen en el paraíso presenta ocho episodios que son un claro homenaje a los tópicos que sirvieran para lucimiento de la novela enigma inglesa de principios del siglo XX: crimen en habitación cerrada, crimen en planta de hotel con acceso restringido solo para los huespedes de las habitaciones de dicha planta, crimen con cianuro, crimen entre celosos matrimonios amigos, crimen con falsa identidad... ya ven lo surtido que está el muestrario.

Todos los casos son resueltos por la habilidad deductiva del inspector siempre bajo la premisa de investigar cada sospechoso pasando por el filtro de las tres claves, de los tres pilares a identificar: Medios, Móvil y Oportunidad.

La química entre la subinspectora Camile y el inspector Poole es más que evidente y dan ganas de darles un empujón ya sea en la arena, en el mar de preciosa agua azul turquesa o en la misma cama, pero el envaramiento british dificulta cualquier gesto de acercamiento y todo es más difícil de lo que debiera. Aunque la sensualidad caribeña tal vez conlleve el milagro. Wait and see.

La serie busca el entretenimiento amable y lo consigue sobradamente. Es divertida, no requiere concentración más allá de ver y escuchar y si no se le pide más que pasar un rato ameno se obtiene un resultado más fresco que el que ofrecen otras series más pretenciosas que acaban en la reiteración de fórmulas estereotipadas.

Ahora se estrena la segunda temporada, también de 8 episodios y con los mismos protagonistas y en la línea enigma a resolver que es su santo y seña.

El primer episodio les enfrentará con el asesinato del dueño de una plantación de azúcar encontrado muerto con un machete clavado a su espalda. En otros episodios el misterio lo pondrá una pistola de más de trescientos años de antigüedad u una monja novicia y su relación con una clínica de lujo.

Véanla acompañándose de cualquier cocktail frío, de colorido llamativo y sombrillita, para entrar en ambiente. Relajación garantizada. Sonrisa floja durante toda la proyección. Ideal para el verano.

Y ya está en marcha el rodaje de la tercera temporada.

Post scriptum: pinchando aquí la reseña de la 2ª temporada. 
Y pinchando aquí la reseña de la 3ª.
Y también la 4ª pinchando aquí
La 5ª aquí


lunes, 1 de julio de 2013

Los fresones rojos de Esteban Navarro


Es de esas novelas de las que se recibe más de lo que se espera, aunque no se reciba todo lo que se pudiera haber recibido.

Va hilvanando una historia muy humana que convence por las debilidades de sus protagonistas, por sus miedos y sobre todo por su simplicidad de gestos y actos, pero no acaba anudar un argumento que el lector, aún sin proponérselo, va anticipando, lo que resta efectividad y emoción por su previsibilidad.

Eso si: convence; aunque vaya con la tensión mínima y justa para ir avanzando, sin utilizar trucos ni resortes atrapa lectores (aunque juegue con cientifismos que parecen tener poco de científico), consigue que la historia vaya fluyendo sin prisa, como corresponde a las investigaciones que arrancan del pasado. Fuese lo que fuera lo que sucedió entonces no lo resolverá ninguna urgencia actual: lo que necesita ahora el caso es una revisión calmada de los hechos y ver si se escapó algo en la investigación oficial y tener donde agarrarse.

Moisés Guzmán es un policía nacional que ejerce en la Oficina de Denuncias de la Comisaría de Huesca, atendiendo sufrida humanidad de distinta tipología, cultura y gentilicio. Su día a día es siempre igual en la diversidad, hasta que recibe la visita de un médico de Zaragoza que no viene a denunciar un hecho delictivo sino a contratarlo para esclarecer el asesinato de un matrimonio amigo acaecido en su domicilio de Barcelona ¡13 años atrás!.

Hay otro interés en la petición y es la de obtener noticias de la hija de sus amigos, de la que no se encontró el cuerpo en el piso y que contaba con tres añitos de edad en aquel momento. Hoy, si sigue viva, con 16 años ha de ser una adolescente entre otras muchas sin otra distinción que un antojo en la base de la espalda en forma de fresones. Los fresones rojos.

El misterio de la historia, la emoción del trabajo de calle frente al de mostrador, el interés por Barcelona, y una sustancial oferta económica deciden por Moisés que consigue con relativa facilidad una excedencia que le ha de permitir ocuparse del encargo.

Encargo, no solo frío por el paso del tiempo, sino también confundido por las diversas manos que han intervenido en sus pesquisas (el suceso se produjo en un momento convulso de traspaso de funciones entre los distintos cuerpos policiales en Catalunya). Y lo que es peor: con un asesino al que nadie cogió y que puede estar aún rondando por ahí y no hacerle mucha gracia que removiendo el pasado se le enturbie su presente.

La trama, decíamos, no tiene todos los hilos bien anudados, algunos nudos se han hecho de forma apresurada y otros están flojos, aunque los más, están realizados a conciencia y esto impide que la novela se deshilache y propicia que aguante una lectura entretenida.

Eso si, los fresones podrían, deberían haber dado mucho más juego o no formar parte del título.

Lean aquí un fragmento.

Esteban Navarro es el autor de la serie de Moisés Guzmán quien protagoniza también su anterior novela ‘El buen padre’ de la que de momento este blog no tiene referencia.

Post scriptum: reseña aquí de Los crímenes del abecedario del mismo autor

martes, 25 de junio de 2013

El Mentalista 5ª temporada

Después del estratosférico final de la temporada anterior, esta nueva temporada, la 5ª, no podría empezar con un capítulo con más fuerza que, aunque con final previsible por los antecedentes, despierta inmediatamente el apetito por ver como va a evolucionar.

Las series tienen esto: empezar fuerte para conseguir seguidores y terminar la temporada aún más fuerte para mantener el interés que debe aguantar unos meses hasta el reinicio.

Esta quinta temporada de El Mentalista mantiene el elenco de personajes ya conocidos y sus vidas tampoco no han evidenciado grandes cambios aunque haya evoluciones, algunas curiosas, en sus personalidades y formas de entender la vida.

Con los casos auto conclusivos y la subtrama lineal de John el Rojo más viva que nunca se mezcla también un arco argumental de varios episodios no lineales en los que Lisbon se empecina conscientemente en atrapar un peligroso asesino que por su posición económica y sus poderosos contactos se convierte en un rival casi imposible de batir y cuyo tour de force depara episodios de fuerte tensión narrativa.

A destacar el quinto episodio donde un flash back explica el como y porqué Patrick Jane entra a formar parte del equipo de Teresa Lisbon lo que se agradece después de tantos episodios de convivencia.

En otro capítulo la aparición del fantasma de una adolescente, espíritu de su hija muerta que le ruega deje en paz la venganza y se dedique a vivir, hace tambalear el equilibrio emocional de Patrick y le induce a flirtear con drogas blandas.

Esta quinta temporada ha mostrado la suficiente continuidad a su esquema como para no decepcionar a los seguidores fieles pero a la vez ha sabido madurar los guiones y hacer los episodios más adultos y por tanto más interesantes. Ha retomado secundarios anteriores para seguir pintando la parte psicológica de cada uno de los personajes principales que con el paso de las temporadas ven pasar también los años y por razones obvias han de evolucionar en su modo de vivir los acontecimientos.


Teresa Lisbon demuestra una particular visión de la justicia, casi a modo personal, no dudando incluso en chantajear jueces para conseguir órdenes de registro que le permitan atrapar a un peligroso y escurridizo, por poderoso, asesino del que solo ella parece tener clara su culpabilidad.

Van Pel se limita a navegar por internet consultando datos en un triste papel de analista, reducido a secretaria de lujo, lejos del trabajo de campo que tanto la motiva, aunque una salida inteligente y digna la libra durante unos capítulos de estas tareas; ha tenido que paga el hecho de estar embarazada en la realidad y que los guionistas no lo hayan podido extrapolar a su personaje.

Kendall Cho, que curiosamente parece haber perdido el hábito de leer, tiene una sorpresa impensable al encontrarse con su última amiga, con la que compartiera momentos de intensidad amorosa y vital, y cuyo reencuentro lo pone en el terrible dilema de ser fiel a su ascética ética personal y policial o hacer la vista gorda.

Wayne Rigsby separado de su mujer y al cargo de su bebé y mientras se las ve y se las desea para ejercer de padre primerizo y soltero y abnegado defensor de la ley, se topa de nuevo con su padre, otra vez sospechoso de un delito y supercontento de descubrir que es abuelo. La ausencia de Van Pel le despierta ese sentimiento que en su día compartieron y al que no está dispuesto a renunciar; todo dependerá de si a ella le sucede lo mismo.

La temporada la cierra un suculento e inquietante episodio final que acota el universo para descubrir la identidad de John el Rojo reduciéndolo a siete nombres. Siete sospechosos y uno de ellos es, inexorablemente, el despiadado asesino cuya caza da vida a esta serie. Siete sospechosos y todos nos resultan de sobra conocidos. Pero algo hay nuevo y es que John el Rojo demuestra una gran capacidad analítica y una brillante inteligencia; algo que podíamos suponer o imaginar pero que ahora constatamos de facto y que incorpora una amenaza anunciada.

Una quinta temporada que curiosamente en lugar de repetirse en su forma, ha sabido consolidar sus principios y parece más rejuvenecida que nunca y capaz de encarar las que faltan para llegar a la octava, anunciada como la última. Aunque nunca se sabe.

Recuerden, pinchando aquí, las temporadas anteriores.

Post scriptum: ya disponible la reseña de la 6ª temporada

miércoles, 19 de junio de 2013

Martyrium por Vicente Garrido y Nieves Abarca

Con Martyrium el thriller de este país se reinventa y se pone a la altura, sino las supera, de las mejores novelas mundiales de este género.

A los amantes del thriller les ha tocado la lotería: primero Crímenes Exquisitos y ahora su continuación, Martyrium, que guarda relación muy directa por los personajes y por la trama. Por lo que puestos a leer empiecen por la primera.

Una trepidante trama que desarrolla simultáneamente varias investigaciones y que entrecruza y entremezcla las pesquisas con una habilidad admirable. Que mantiene la tensión en todos los frentes sin desfallecer en ninguno. Una trama con más de una escapatoria que puede conducir o no a la verdad y que reinventa la palabra fin al no considerarla final.

Roma, cuna del catolicismo, ¡que mejor lugar!, es el escenario elegido para este vía crucis de penitencia, dolor y muerte. Sus iglesias, su santidad y su religiosidad piadosa son el combustible perfecto para que en el interior de un asesino diabólico se inflame el deseo, la lujuria y el sadismo.

Il monstro de Roma, como se le empieza a conocer, recrea obras de arte religiosas en sus macabras performances con un gran parecido a lo que hiciera El artista en Crímenes Exquísitos y la policia romana precisa de ayuda para entender a lo que se enfrentan una vez constatado que ese tipo de crimen no es algo que ocurra a menudo.

Si en la primera Valentina Negro, Javier Sanjuan y Lua Castro exponían a cuerpo gentil su total implicación en el caso que tenían entre manos, en esta segunda, con situaciones aún más peligrosas y escabrosas, se constata que su tesón y entrega es aún más palpitante.

Vicente Garrido y Nieves Abarca demuestran conocer y dominar los resortes del thriller, saben templar el tempo narrativo e ir intercalando la parte de investigación que toca en cada momento en un género del que hasta ahora las grandes obras siempre han venido del exterior, pero que con las novelas de este tandem de escritores ya es posible no solo encontrarlo aquí sino exportarlo afuera.

Martyrium mantiene el equilibrio entre acción, suspense, violencia y sexo, aunque rebaja el tono cool y sofisticadamente ecléctico de Crímenes Exquísitos, en donde rozaba la pedantería, y aunque sigue citando marcas de ropa, de vehículos, de establecimientos y de bebidas, éstas están más al alcance del conocimiento del público medio lo que facilita su comprensión y su acercamiento. Aunque el público medio no acompañe el postre bebiendo Livio Felluga Picolit.

Así como el género negro y el policial tienen un público adepto, el thriller es también santo de devoción de muchísimos lectores que lo disfrutarán relamiéndose por lo que apunta a best seller.

Toda novela lleva implicita su propia banda sonora, la BSO de Martyrium tiene estas melodías:

Aparición de la Iglesia eterna, Messiaen
Suite para violonchelo nº 1 en sol mayor, Johann Sebastian Bach
Someone like you, Adele
The Harry Lime theme, de El tercer hombre, Anton Karas

Martyrium, decíamos, es la novela que sigue a Crímenes Exquisitos que fue la primera (véan aquí la crítica)

Post Scriptum:

La reseña de la tercera novela de la serie pinchando sobre el título 'El hombre de la máscara de espejos'

viernes, 14 de junio de 2013

El origen del mal de Jean-Christophe Grange

Si al primer día Dios creo la luz y la separó de la oscuridad debió de olvidar un rincón por iluminar.

Un rincón donde ninguno de los seres creados en días posteriores llegó a conocer ni habitar.

Un rincón donde se desarrolló una forma de vida incorpórea que parasita mentes para sobrevivir dando origen a actuaciones inmisericordes y viles. El origen del mal.

Antes de empezar la lectura de esta novela, escuchen el Miserere y disfrútenlo en toda su magnificencia. Después de leer el libro tal vez no deseen repetir la audición o ya no sean capaces de oirla igual y sería una lástima no haber conocido la música libres de todo pensamiento; una lástima no disfrutar de esa polifonía de otro mundo.

Antes de empezar la lectura de esta novela reflexionen sobre su capacidad de soportar dolor y si precisan de una imagen mental para determinar el umbral de tolerancia visualicen una mezcla de nazis y sus atrocidades denominadas experimentos, niños y su inocencia y pureza, guerras en África y sus primarios instintos y dictaduras sudamericanas, especialmente la chilena, y sus torturas y desapariciones. ¿Se hacen una idea?

Si se sienten con fuerzas para continuar sepan que la novela empieza con un asesinato y una investigación policial en la que pronto se establece una trabada relación entre los inspectores Lionel Kasdan y Cédric Volokine.

Antihéroes con más fracasos y derrotas en lo personal como éxitos y victorias en lo profesional.

Lionel Kasdan, inspector de la Brigada Criminal, armenio, mayor, ortodoxo, perseverante, viudo con un hijo, David, al que no ve desde hace dos años; padece dolor de estomago que soporta con medicinas y conduce un Volvo tan viejo y apedazado como él.

Cèdric Volokine, inspector de la Brigada de Protección de Menores, ruso, joven, turbulento, instintivo, soltero, ahora apartado del cuerpo por ser drogadicto en período de desintoxicación.

Ambos con historias personales que dan para sendas novelas, ambos de personalidad compleja y que necesitan colaborar entre ellos y confiar plenamente ya que a partir de un cierto punto, en el que van a atravesar un umbral sin opción de retorno, está en juego no solo el esclarecimiento del caso sino la propia supervivencia.

Un asesinato descubierto por el padre Sarkis y cometido junto a un órgano en su iglesia de Saint Jean-Baptiste de culto monofisita, en la rue Goujon de París. La víctima es Wilhelm Goetz, chileno, músico y director de coros infantiles. 22 de diciembre de 2006.

Pronto se evidencia que este asesinato no es ni un acto improvisado ni el leit motiv del argumento, solo el inicio de una trama tan rica y variada como espeluznante y aterradora.

Por ese motivo deriva rápidamente de su inicio cien por cien policial haciendo paradas por el reportaje histórico, la crítica política y envolviendo al argumento con tantas razones y explicaciones que desvirtúa la tesis inicial para obtener una obra que resulta apasionante por sus continuos giros a ritmo de puro thriller, aunque personalmente lamente esta transformación ya que diluye un interesante punto de partida en un conjunto resuelto con los parámetros de una película de serie B.

Jean-Christophe Grange fiel a sus principios despierta sentimientos en sus lectores sin importarle para nada las secuelas que pueda dejar. Denuncia lo que la Historia no se atreve, alerta de los riesgos de convivir con seres infectos y putrefactos por su inexistente moral y su alto nivel de fanatismo radical. Y plantea valientes reflexiones sobre el mal y la maldad.

La BSO de la novela la componen piezas de gran trascendencia en la historia de la música clásica y de una gran sensibilidad:

Miserere de Gregorio Allegri
Variaciones Diabelli de Beethoven
Ofrenda Musical de Johan Sebastian Bach
El clave bien temperado de Johan Sebastian Bach
El coro de los peregrinos (Tanhauser) de Richard Wagner

Para acompañar y endulzar el amargo sabor que deja la novela tengan a mano unas Baklavas: basicamente triangulos de pasta hojaldrada rellena de miel y nueces, tipicamente armenias.

Del mismo autor y en este blog: Los ríos de color púrpura (pinchen aquí)