jueves, 4 de septiembre de 2014

Agatha Raisin y la quiche letal de M. C. Beaton

Agatha Raisin y la quiche letal es una entretenida novela que provoca sonrisas y sorpresas a partes iguales; un whudunit que se encuadra en la corriente conocida como Cozy Mistery, 'esa en donde el sexo y la violencia está minimizados o son tratados con una buena carga de humor' (como describe el blog Hermanas del Crimen Perfecto).

Y va camino de consolidar una interesante simbiosis entre la narrativa irónica, divertida, ridiculizante y con situaciones perfectamente sincronizadas de P. G. Woodehouse, en sus abduciones de urbanitas londinenses y reapariciones en medio del caracter rural inglés, y la narrativa intrigante, jeroglífica, entretenida y criminal de Agatha Christie, con sus asesinatos rurales en donde un pequeño pueblo reproduce a escala el mismo nivel de maldad que las grandes ciudades.

Agatha Raisin, la protagonista, en una relaciones públicas londinense de 53 años y un carácter muy especial que decide vender su empresa y con las ganancias retirarse a una pacífica vida campestre en los Cotswolds a menos de dos horas de Londres.

Los Cotswolds, una región de inmensos prados y suaves colinas salpicada de pueblecitos con casitas propias de gnomos, marcaron su infancia; y su recuerdo de niñez ha decidido su futuro como adulta independiente.

Cambia el selecto barrio de Mayfair londinense por el pequeño pueblo de Carsely; un apartamento con todas las comodidades por un cottage tan auténtico como que es de los que tiene el tejado de paja, y la adaptación a la nueva situación resulta díficil como no podía ser de otra manera.

Y tampoco ayudan sus nuevos vecinos, muy amables cuando se trata de hablar del tiempo pero más esquivos a considerar como uno de los suyos a una forastera que empieza actúando con una vecina como si negociara un contrato en la jungla habitada por publicistas o periodistas.

Así que decide hacer un esfuerzo para ganarse un hueco en ese entorno tan jovial, solo en apariencia, y el 'Gran Concurso de Quiches' le parece la ocasión perfecta para darse a conocer. Solo que su intento se ve truncado por la accidental muerte de un miembro del jurado resultado de comer su quiche de espinacas.

Agatha Raisin que lee a Agatha Christie para aliviar su pesar y entretenerse se ve tan espoleada por la lectura y el aburrimiento como para encarnar a una miss Marple, más joven y ágil, y ensuciarse las manos en la masa de lo que, cada vez está más convencida, se trata de un asesinato.

Agatha Raisin es un personaje de físico anodino y figura regordeta pero con un carácter fuerte que se retrata perfectamente en este brillante y demoledor párrafo:

"... pensó Agatha al sentarse en el comedor del Hotel Haynes. Se encendió un cigarrillo y miró sombríamente el tráfico que chirriaba por Mayfair.

El hombre sentado a la mesa de detrás de la suya empezó a toser, se atragantó y agitó su periódico, irritado. Agatha miró su cigarrillo encendido y suspiró. Luego levantó la mano y llamó al camarero.

- Saque a ese hombre de la mesa que tengo detrás - le pidió - y búsquele otra. Me está molestando."

Marion Chesney es una escocesa, que cuenta con 78 años de edad, prolífica autora de novela romántica que firma indistintamente con su nombre y con diversos seudónimos.

Y con el seudónimo M. C. Beaton es la autora con dos largas series de novela policiaca protagonizadas, una por Agatha Raisin (con veintícinco novelas publicadas) y la otra por Hamish Macbeth (con treinta novelas).

Agatha Raisin y la quiche letal es la primera de la serie. Ahora solo falta esperar las traducciones, aunque leída ésta parece que la espera merecerá la pena.

Post scriptum: más reseñas de Agatha Raisin

02 Agatha Raisin y el veterinario cruel

03 Agatha Raisin y la jardinera plantada

04 Agatha Raisin y los paseantes de Dembley

lunes, 1 de septiembre de 2014

El cazador y la presa de Lena Svensson

Ante cazadores hay que
evitar ser presa
El cazador y la presa es la segunda novela de Lena Svensson que tiene como protagonista a Greta Linber, joven propietaria de la librería Némesis cuyo nombre se debe a su devoción por Agatha Christie.

Y como en la anterior, en esta nueva novela sigue efluviando ese aire whudunit del five o’clock tea, o sea novela enigma inglesa, aunque en esta ocasión se adentre en el lado oscuro y toque un tema de novela negra fuerte y despreciable como suelen ser los casos donde las víctimas son infantiles.

Aunque, fiel a ese estilo del ¿quién lo hizo?, no traspasa la línea que ilusoriamente delimita la novela policial de la novela negra.

Y así el argumento no pretende la denuncia social ni pone el dedo en la llaga de la podredumbre que suponen ese tipo de comportamientos enfermos que la sociedad parece como si no quisiera afrontar y por tanto pasa de puntillas sobre él y solo lo emplea para tejer el cobertor de tranquila vida social del pueblo y cobijar la trama policiaca para su resolución.

Utiliza el medio para justificar el fin.

Otra diferencia clara respecto la novela anterior, y debe ser algo inevitable en una escritora tan poliédrica, es la confusión de identidades y que se traduce por una cierta inclinación hacia el romanticismo que, si se impone, puede acabar convirtiendo esta serie en una saga chic-lit.

Recuerden que Andrea Yungblut es el nombre verdadero de esta escritora argentina y que firma con seudónimo distinto según la temática de su obra, a saber: firma sus novelas eróticas como Breeze Baker, las novelas de suspense como Sienna Anderson, las románticas como Andrea Milano y las novelas de misterio policial como Lena Svensson.

Y parece que la personalidad romántica de Andrea Milano gana terreno y pretende hacerse hueco en detrimento de la personalidad policial de Lena Svensson como le correspondería por temática criminal, ya que la novela empieza a nadar entre dos aguas y con ello la serie corre el riesgo de naufragar desde el punto de vista policial.

Tal vez la tercera entrega (próximamente reseñada en este blog) nos aclare hacia donde va la serie.

Greta Linberg, la joven, guapa, inteligente y atrevida protagonista, se ha recuperado del susto que le supuso su intervención en el caso anterior de asesinato y lleva una vida normal y rutinaria trabajando en su librería y sin vida social y con su caos sentimental a cuestas, cuando de nuevo un suceso criminal despierta en ella ese instinto detectivesco y la arrastra a implicarse de lleno.

Instinto detectivesco parte heredado, su padre es el inspector de policía de la localidad, y parte desarrollado, no en vano se ha leído la gran mayoría de novelas policíacas y de misterio publicadas.


En esta ocasión el suceso trata del descubrimiento del cadáver de una niña de 12 años, enterrada en el bosque lindante con la localidad, que llevaba desaparecida once días con la consiguiente desesperación de sus familiares y de toda la comunidad.

El caso involucra al personal de la comisaría, a Greta y esta vez también a un refuerzo policial especializado proveniente de Estocolmo que resulta ser un compañero de juegos de la infancia y un verdadero conocedor de las artimañas delictivas en las redes sociales.

Una vez más, y siendo Greta librera negra y criminal, alude a libros de género que está leyendo o almacenando en las estanterías y en esta ocasión menciona El estrangulador de Hyde Park de Anne Perry, para un viaje que hace en avión, y las novelas de Arne Dahl y Anne Rule.

Currywurst
Y si quieren entrar en el ambiente gélido donde transcurren los casos no olviden prepararse una Currywurst, o lo que es lo mismo: salchicha con curry y salsa de tomate o si les va más el dulce, pueden degustar unos Plinsen, especie de crèpe o panqueque, rellenos con mermelada como hace la protagonista, pero tengan en cuenta, también dicho por ella, que es receta infalible para el engorde.

La banda sonora de la novela la proporciona Something de The Beatles la canción preferida de su madre Sue Ellen desde que se enamorara al oír a su, después marido, interpretársela con la guitarra acústica.

Vean la reseña de la primera novela de la serie La redención y la muerte.



martes, 26 de agosto de 2014

Los ladrones no pueden elegir de Lawrence Block

1ª novela de la serie
Bernie Rhodenbarr es un ladrón de guante blanco que reniega de la violencia y que roba lo justo y necesario, siempre elegido comedidamente, para ir tirando.

No entra en su código delictivo aceptar encargos, pero cuando le ofrecen 5 de los grandes por algo tan sencillo como entrar en un apartamento y sustraer una pequeña caja forrada de piel azul de un escritorio (un juego de niños para sus habilidades) no puede resistirse a una ganancia tan esplendida como fácil ni tampoco al misterio que supone que en el encargo figure explícitamente que no debe abrir la caja.

Retar a un ladrón de altos vuelos a que no abra algo cerrado es como pedirle a un músico de jazz que no improvise en un directo.

Claro que Bernie no piensa en el momento de aceptar el encargo que a veces lo sencillo puede esconder complicaciones imprevistas e inimaginables, tanto como para volverle a uno la vida del revés.

Y de simpático y anónimo ladrón pasa a convertirse en sospechoso de un asesinato y no tiene más remedio que implicarse en su resolución, no por vocación detectivesca sino por vocación a sobrevivir fuera de la cárcel.

Secreter donde encontrar
la caja forrada de piel azul
New York, la ciudad, va a conocer las idas y venidas, de un Bernie, a veces disfrazado, empeñado en limpiar su nombre para regresar a una vida que probablemente ya no vuelva a ser como antes: la televisión se ha encargado de darle a conocer notoriamente y todos sus vecinos de escalera ya saben que saludaban a un ladrón. Pero como mínimo, si lo consigue, recuperará la libertad.

La novela Los ladrones no pueden elegir, la primera de la serie, es tremendamente absorbente y con un ritmo que no decae. Tiene además las páginas necesarias para que el caso se despliegue en toda su amplitud y las páginas justas para que no haya relleno baldío.

Por ese motivo no dispone de complejo trasfondo psicológico en las acciones de los personajes, ni largas descripciones ambientales, ni ensayos cientificos sobre la meterología ni sesudos y rebuscados pensamientos interiorizados.

Es simplemente, y afortunadamente, una novela negra de bolsillo escrita para ser manoseada rellenando un fugaz espacio tiempo de forma agradable.

Lawrence Block el autor
Bernie Rhodenbarr es protagonista de al menos diez novelas (no todas traducidas aún) de una de la diversas sagas que tiene escritas Lawrence Block (que tal vez sea más reconocido por la protagonizada por Matt Scudder), este escritor americano con una envidiable capacidad para construir argumentos convincentes de forma concisa y dotarlos de un humor inteligente propiciando unas novelas de lectura fácil, amena y adictiva.

Lawrence Block es alguien a quien seguir, y su amplia producción lo hace acreedor de muchas horas de disfrute garantizado.

Supe de él por la reseña en el blog de Alice SIlver a quien agradezco que me lo diera a conocer.

Y si me he puesto a leerlo ahora es porqué en el blog de Aramys, éste hacia especial mención recientemente a los finales sorpresivos, marca de aguas de este autor, y es algo que siempre me convence (aunque él se refiera a la otra saga protagonizada por Matt Scudder).

Si les gustan las de ladrones no deberían dejar de ver la serie de televisión 'Ladrón de guante blanco' y/o agarrar los cómics 'Ladrón de ladrones', aunque solo tengan como parecido con Bernie Rhodenbarr el oficio.

Post scriptum: ya disponible la reseña de la segunda novela de la serie sin salir del blog: El ladrón en el armario.

jueves, 14 de agosto de 2014

Felidae por Akif Pirinçci

Francis es el protagonista
de Felidae
¿Son ustedes amantes de los gatos? ¿Acaso conviven con uno o más de ellos? ¿Creen saber lo que hacen en sus sigilosas idas y venidas, interpretan el significado de sus maullidos y de sus bufidos? ¿Hablan su idioma? ¿Está Catwoman entre sus heroínas?

Tal vez crean que saben bastante de ellos, pero seguramente después de leer esta novela, los miren con otros ojos y los traten de otro modo…

Felidae es una novela negra interpretada por gatos; por esos felinos aparentemente domésticos, silenciosos, ágiles, independientes y muy suyos que comparten su vida con los humanos porqué les apetece, pero que no pertenecen a nadie.

Francis es nuevo en el barrio y lo primero que procede es una exploración para identificar las ventajas e inconvenientes de su nuevo hábitat, claro que no imagina que entre sus descubrimientos se halle el cuerpo de un congénere de especie.

Francis es un gato.

Y da mal rollo para un gato, encontrarse con otro gato muerto.

Y Francis decide identificar la causa de la muerte ya que si es obra de algún humano por odio a los animales, su vida también está en peligro.

Sabe que su abrelatas, o sea su dueño, el que le suministra comida, no va a creer en sus sospechas y no va a compartir sus miedos por lo que no le queda más remedio que conjurarse con la colonia de gatos del vecindario y llevar a cabo su propia investigación.

Akif Pirinçci el autor
El tratamiento animal le permite al autor, Akif Pirinçci, tratar temas sociales y éticos desde una perspectiva distinta en la que los humanos no son el ser dominante de las especies sino una más de las que conviven en el planeta.

Y le permite explicar que las relaciones entre especies presentan aspectos filosóficos de convivencia no resueltos ya que la humanidad no entiende la necesidad de convenir sus decisiones con seres inferiores. Soberbia extrema.

Es ésta una novela negra y policial con más calado del que se le supondría y aunque en sus inicios no facilite la continuación en la lectura, hay que darle un poco más de margen para descubrir que no estamos ante lindos gatitos sino ante verdaderos psicópatas de puntiagudas orejas.

Gatos que representan estereotipos de la raza humana y configuran una antropomórfica novela cargada de ironía peculiar sentido del humor pero que aporta al género la notoriedad de sus protagonistas.

La serie tiene ya cinco novelas en su idioma original y se ha visto proyectada en cine. Amigos/as de los gatos, están ante un festín para relamerse los bigotes. Amigos/as de la novela negra, están ante una curiosidad no exenta de interés.

Y en la misma línea gatuna y antropomórfica, los cómics de Blacksad pueden ser el complemento ideal. Recuérdenlos aquí.




lunes, 11 de agosto de 2014

Killer Women

Entradilla televisiva de la serie Killer women
Killer Women es una fallida serie televisiva; un policial americano con la Ranger Molly Parker (interpretada por Tricia Helfer) como protagonista y sobre la que recae todo el peso argumental, y al decir todo es exactamente lo que se quiere decir.

La serie presenta un inicio que hace presagiar que estamos ante algo que promete: una mujer morena, de rasgos latinos, de marcadas curvas encerradas en un ceñido y corto vestido rojo con zapatos de alto talón a juego y un asesinato ejecutado al más puro estilo entre el arte de Tarantino y el de Rodriguez.

Espectacular e impresionante Nadine Velázquez en su papel matador
(clic sobre la foto para agrandar)
Pero todo se reduce a un espejismo que desaparece en cuanto desparece la mujer del vestido rojo perseguida por la policía. A partir de aqui la serie pasa de prometedora a decepcionante y previsible. Tanto que al sexto episodio, y debido a la baja audiencia registrada y a las malas críticas recibidas, ha sido cancelada, pasando por internet los dos episodios que faltaban hasta los ocho inicialmente previstos.

Promocional de la serie
(click sobre la foto para agrandar)
Seguramente pensaban en un contenido más caliente a tenor de las creatividades diseñadas para su promoción (la foto es elocuente) pero por el motivo que fuese esta línea argumental no tuvo desarrollo y la serie se ha quedado a medias entre una serie policial de ambiente rural y una sitcom de familia con hijas adolescentes y problemas económicos que transcurre en la ciudad de San Antonio en el estado de Texas.

La serie se apoya en exceso en su protagonista, la Ranger Parker, una ex reina de la belleza, críada al modo de vida granjero de un rancho e hija de un shériff; que sufre maltrato en su matrimonio con un senador, y que lo sufre en silencio mientras intenta conseguir un divorcio que la justicia le escatima.

Mientras, alejada de su hogar de casada por las circunstancias evidentes, ha regresado a su origen y vive su vida en el rancho familiar cobijada por su hermano, su esposa y sus dos hijas, y experimenta de nuevo el amor con Dan Winston (Marc Blucas), un agente encubierto de la DEA con misiones constantes y una especial predilección por la aviación.

La Ranger Parker resulta tan eficaz en su vida profesional como desastre en su vida íntima: capaz de enfrentarse a la muerte sin temor y no ser capaz de denunciar a su marido, que no tiene ni media bofetada en una pelea cuerpo a cuerpo con ella, por no entender la subyugación psicológica en el sentimiento equívoco de culpabilidad de la víctima de malos tratos y que en cambio si sabe aplicar en los casos que resuelve.

La serie se apoya tanto en la vida de la protagonista que a veces parece que el caso criminal que hay que resolver en cada episodio es el relleno, es la subtrama, y no el verdadero leit motiv argumental.

Titularla Mujeres asesinas y hacer que lo sean, tampoco ayuda; ya que la sorpresa por descubrir al culpable desaparece en el mismo momento en que se conocen los posibles sospechosos. ¿No es díficil, verdad?

Tricia Helfer como Ranger Parker
Tampoco se enriquece con el notorio potencial que ofrece el cuerpo policial de los Texas Rangers con una gran tradición historica detrás que se remonta a la época del Far West y que al desaprovecharlo para darle al argumento unas bases consistentes, si se está cometiendo un delito.

Tal vez la culpa sea de haber aprovechado el material de la serie original del mismo nombre y factura argentina, dicen que mucho mejor y con un enfoque de bueno/malo diametralmente opuesto, y no haberlo sabido trasplantar adecuadamente tanto a la mentalidad como al nuevo entorno americano elegido. 

Sea como fuere, la serie se puede ver, no resulta ningún desastre de magnitud medible, y aunque no enriquece la parte intelectual del espectador es agradecida a la vista.