Una serie que adereza asesinatos en una isla paradisíaca |
Crímen en el paraíso sigue siendo esa serie para el
verano. Esa serie policial inglesa de género whudunit (Quien ha sido?) que evocando a Agatha
Christie adereza asesinatos como quien sirve una macedonia de fruta: a pedazos
y bien mezclada.
Saint-Marie es la isla del Caribe y Honoré es el lugar donde se encuentra la comisaría,
el mismo Honoré donde la autora inglesa Agatha Christie ubicara su Misterio en el Caribe para deleite de
miss Marple.
El 1r episodio de esta 3ª temporada nos presenta
al recién llegado inspector Humphrey Goodman como encargado de aclarar el asesinato del inspector Richard Poole, su antecesor, que nos había acompañado en
las dos temporadas anteriores.
El caso es complicado y el nuevo sustituto demuestra que además
de su aspecto torpe, patoso y desgarbado también cuenta con un cerebro
meticuloso y detallista entrenado en la misma escuela policial por donde pasara
el fallecido Poole.
La trama de este episodio es un sentido homenaje a la novela,
que recomendamos encarecidament 'Cartas
sobre la mesa' de la propia Agatha Christie.
Como no podía ser de otra manera, al sustituir un
investigador por otro había que diferenciarlos para no caer en la trampa de las
odiosas comparaciones directas, así aparte del método policial, ambos
protagonistas son completamente opuestos tanto en lo físico como en el carácter.
Ambos muy británicos pero representado formas opuestas en
su forma de entender las reglas del vestido y del calzado, de establecer las relaciones
sociales y de saber disfrutar de los pequeños placeres y de mojarse,
literalmente, en el mar, si se tercia. Aúnque sea para recoger una pelota de
criquet.
Inspector Humprey Goodman |
Si Poole era un soltero huraño y solitario, el detective
inspector Humprey Goodman es en cambio un niño grande amable y sensible al que
todo le sorprende y en lugar de preservar su estilo de vida intenta comprender
y asimilar lo nuevo que le ofrece la vida en la isla consiguiendolo con
resultado dispar lo que plantea situaciones cómicas.
De hecho de eso se trata: poner una persona en un habitat
desconocido y observar sus reacciones al compás de la práctica de su trabajo.
Trabajo que realiza con solvencia y enorme eficiencia aunque, eso si, no
consigue tomar notas en una libreta como cualquiera haría, sino que lo hace allí
donde pilla, ya sea una servilleta de papel, un posavasos, un folleto
publicitario, en hojas de árbol o en el dorso de la mano si no hay nada más a mano.
Cada episodio sigue en su línea de descubrir el Cómo,
Porqué y Quién comete el asesinato, siempre presente e imprescindible en la
serie y servido de distinta manera y en distinto lugar con círculo de
sospechosos cerrado y presentado al culpable en reunión conjunta al más puro
estilo del inefable Hércules Poirot.
El equipo de investigación lo sigue conformando la subinspectora
Camille Bordey (Sara Martins), el recién ascendido subinspector Fidel Best
(Gary Carr) y el agente Dwayne Myers (Danny John-Jules) bajo la supervisión del
comisario Selwyn Patterson (Don Warrington) y con la presencia de Catherine
(Elisabeth Bourgine) como madre de Camille y propietaria del bar donde se
celebran los éxitos policiales y otros encuentros remarcables.
El segundo episodio trata del rodaje de una película y de
la muerte de uno de los componentes de un equipo tensionado por envidias y
celos.
El tercero se mueve en el mundo del arte con una
vernisage en una galería de cuadros y un repaso a la historia documentada de la
isla.
El cuarto transcurre en un hotel con la tripulación de un
vuelo haciendo noche en la isla y el modus
operandi es uno de los más puros argumentos de novela enigma policíaca.
El quinto trata del affaire de un ministro con una
becaria y ofrece antecedentes familiares de la vida de Camille hasta ahora
desconocidos.
El sexto discurre en plena selva con un grupo de
ornitólogos en busca del loro de la isla: una rara especie en peligro de
extinción y de la que al parecer solo queda una pareja.
En el séptimo la muerte se presenta entre los miembros de
una rica familia en una gran mansión situada en una pequeña isla; en un
ambiente en donde las comidas se anuncian con batintín.
Y el octavo y último sitúa el asesinato en una residencia
para la tercera edad y, como viene siendo habitual en la despedida de temporada
aporta un dilema para el inspector de turno, en este caso el inspector Goodman
y una confesión acerca de sus sentimientos más intimos.
La serie, en su línea desenfadada con intriga y música
bailonga, sigue atrapando por sus elaborados casos criminales de factura whudunit clásica y por unas
interpretaciones de sus protagonistas tan naturales como la isla de Guadalupe
en Las Antillas del Mar Caribe donde se rueda.
Recuerden aquí la reseña de las temporadas anteriores
mientras esperamos la ya anunciada cuarta temporada para 2015: