¿Quién es John el Rojo? |
En esta sexta temporada de la serie de televisión El Mentalista se desvela por fin (o tal vez
hubiera sido mejor que no) la identidad de su enemigo público número 1. Se desvela quien es John el Rojo.
Sin embargo John el Rojo no se merecía este final. O
mejor dicho, los espectadores seguidores de los más de cien episodios hasta llegar a este momento, esperando
descubrirlo, no se merecían este desenlace. Se podía, se debía haber hecho
mejor.
Muchísimas preguntas sin respuesta, muchas aclaraciones y no correspondidas, muchas dudas sin resolver. La opción elegida no ha sido sin duda, valga la
redundancia, la mejor opción.
En su parte externa, la del formato, la serie evidencia el cambio al
prescindir de los sinónimos de rojo que empleaba en los títulos de los
episodios desde su inicio (rojo, escarlata, carmesí, etc) cuando el archienemigo John el Rojo aún
campaba a sus aires y su presencia teñía hasta el título.
Y llegados al episodio 8
de esta sexta temporada cuando ya sin la presencia del asesino en serie, los
titulos adquieren otros colores: Mi cielo azul, Blanco como la nieve, oro,
negro, gris, verde ...
Con el color entra la luz y desaparece la sombra que
venía tamizando, como un velo de ceniza, la capacidad de expresar libremente
sentimientos.
En su parte interna, en su estructura argumental y ritmo narrativo, los
cambios son más exagerados y parecen dubitativos y tentativos. Explorando ese
gran vacío que de repente se abre en toda su inmensidad.
Siete sospechosos: uno de ellos es John el Rojo |
Sin la subtrama líneal de John el Rojo, sin la presencia
evidente o latente de este psicópata tan elocuente, cortado ese hilo de
Ariadna, las dudas se agolpan ahogando la serie. El laberinto se vuelve
opresivo y se empieza a notar que falta aire.
¿Hay que continuar con los mismos personajes? ¿con el
mismo esquema? ¿con el mismo sofá de ajada piel color tabaco?
Con John el Rojo finiquitado se imponía un cambio de
aires, de ciudad, de protagonistas, de manera de dirigir la serie; lo malo es
que está costando la reubicación y los episodios presentan altibajos y los
espectadores lo notan.
Los personajes se van reubicando y los que no encajan son
suprimidos casi sin opción a despedida y los nuevos son introducidos casi sin
opción a presentación personalizada. Todo muy acelerado.
Mucha precipitación y poca coherencia.
Así llegamos a un episodio final de la temporada con una
conclusión que tal vez no sorprenda, muchos lo han esperado durante años, pero
si que resulta una salida fácil a la vez que incongruente con la línea
argumental de la serie. Al igual que con John el Rojo, se debía, se podía hacer
mejor.
El camino que conduce a la séptima temporada no parece de
rosas, y si lo es, por la tematica dulzona, ojo con las espinas. Vamos a
esperarla ansiosa y escepticamente.
En este blog ya se habló antes de esta serie. Léan: