Matar no es un delito, matar es un arte |
Si Thomas de Quincey
escribió “Del asesinato considerado como una de las Bellas Artes” Antonio
Altarriba y Keko firman Yo asesino donde subliman el asesinato para equipararlo.
Un asesinato
perfectamente ejecutado y con final feliz, para el asesino claro, debería estar
expuesto en un museo y la performance de su realización objeto de culto
y motivo de debate entre los especialistas en este arte y materia de estudio en
los mejores centros educativos.
Enrique Rodríguez, el
protagonista, es un profesor de Historia del Arte de mediana edad, erudito en
la interpretación del significado artístico, ético y moral de las obras
representativas del mundo oscuro y tenebroso exponente de dolor y violencia.
Tanta erudición le viene de mucho estudio y dedicación apasionada al tema; tan
apasionada como morbosa y enfermiza opinan quienes le conocen y no le escatiman
mérito pero mantienen las distancias y no comparten sus aficiones.
Y menos las compartirían
si supieran que en sus ratos libres Enrique Rodríguez ejerce de asesino. De
asesino en serie. Más bien de artista de la muerte. Ejecuta obras de arte en
modo asesinato. Y les pone título. Toda obra de arte ha de tener título.
La única pena es que el
título solo lo conoce él y no puede poner su firma ni comunicar su autoría por
lo que su obra individual no puede ser identificada ni su serie secuencial
conocida en su globalidad y por esa razón tampoco admirada ni valorada ni
comprendida.
Que gran artista
desconoce el mundo!
Pasará a la posteridad
como un anónimo de obras inexistentes a ojos de un público ignorante del hecho.
El lado bueno es que su faceta de asesino también permanece en el anonimato y
eso es bueno para seguir viviendo a su aire y poder seguir experimentando en
sus efímeras creaciones.
Antonio Altarriba y Keko |
Un guión muy original e inteligente y muy
bien desarrollado, con giros sorprendentes y bien resueltos que ha escrito con
mucha precisión Antonio Altarriba incorporando unos diálogos que no
hacen de relleno sino que sirven para ir avanzando la historia como si de
canciones de un musical se tratara con lo que consigue contar muchas cosas y
enriquecer la obra desarrollando subtramas.
Así el entramado es
complejo ya que no solo se desarrolla la parte artístico asesina de Enrique
Rodriguez en la trama principal sino también sus caóticas relaciones
personales, sociales y profesionales, todo un mundo de contrastes que otorga
una vida muy completa al personaje, al que llegamos a conocer más que bien.
El cómic ofrece segundas
lecturas para cada tipo de relaciones, todas tensas como las que mantiene
Enrique Rodríguez con su mujer, con el sexo esporádico, con la intrusión de
la política en la universidad y la asignación de subvenciones, en
la búsqueda de la poltrona de algunos y en las envidias y disputas con los
profesores coetáneos.
Unos contrastes que van
de la luz a la oscuridad y que Keko, que aporta los lápices y la tinta,
consigue reproducir en esas viñetas de pequeño formato. Tinta negra para una
historia negra en la que el profesor Enrique Rodríguez sufre incluso cuando
disfruta, padece cuando goza y odia cuando ama.
Primera página de Yo asesino |
El dibujo consigue
mostrar toda esa amalgama de sensaciones jugando solo con blanco y negro, con
tramas para los grises intermedios, y toques precisos de rojo para mostrar
sangre, como sería fácilmente predecible y también manzanas, rosas, miradas…
poniendo énfasis en viñetas que no solo muestran lo que enseñan sino que
pretenden que se vea lo que no se ha dibujado.
A lo largo de la obra se
exponen unos hechos fruto de un comportamiento asocial pero no se juzgan, de lo que resulta
que a tan carismático y censurable personaje se le entiende, se le acepta y casi se le
perdona su afición que, de tan asimilada a lo largo de la obra, se integra como
un componente más de nuestra cotidianeidad. Tal vez sean sus cánones para elegir víctima y su falta de implicación lo que permiten cierto distanciamiento igual al que se produce cuando vamos a una exposición de arte y admiramos las obras con unos metros de separación.
Como si vivir rodeados de
asesinos fuera de lo más normal!
Otra gran obra del cómic noir guionizada por Altarriba e ilustrada por Landazabal es Detective.
Otra gran obra del cómic noir guionizada por Altarriba e ilustrada por Landazabal es Detective.