Angola es el centro penitenciario del Estado de Louisiana del que nadie sale vivo. Angola no
pretende la reinserción de quienes delinquieron; pretende su explotación como
mano de obra gratis hasta su aniquilación. Angola es donde ha ido a
parar Tyler Cross después de ser vendido en el último robo en el que
trabajó. Angola es donde debería cumplir veinte años de condena pero el clan
siciliano se ha empeñado en que no sean tantos y pretenden matarlo muchísimo
antes.
Angola es La Granja
porque los presos son el pienso que sirve para engordar a los magnates
corruptos que intervienen en la gestión económica de este centro penitenciario.
Y en Angola transcurre
esta segunda entrega del heterodoxo Tyler Cross. En un relato crudo con un
tempo milimétricamente medido para ir subiendo el clímax y conseguir un
desenlace especialmente intenso.
El guión, encarcelado por
estar en una prisión, maniobra como puede en el poco espacio que dispone y la
inventiva desarrollada para que sintamos esa sensación de claustrofobia al aire
libre es demoledora.
El dramatismo de cada
viñeta hace palpable el sufrimiento y la desesperación que conviven con cada
preso desde la mañana hasta cuando duermen. Sometidos a una dura disciplina y a
un trato vejatorio. Sentimientos a los que Tyler Cross parece inmune mientras
su mente ejecuta cada movimiento, todo calculado en su estrategia para
conseguir lo que se ha propuesto desde que lo atraparan: escapar y vengarse.
Fabien Nury en su línea de poner solo el texto justo ofrece
un guión medido y ya se sabe que sus diálogos, de frases cortas y directas, los
carga el diablo.
Brüno demuestra su virtuosismo dibujando con esa admirable
aparente sencillez de líneas y con la que consigue lanzar contundentes
mensajes.
Y Laurence Croix maneja
el color con gran habilidad para reforzar no solo los espacios físicos: interiores,
zonas de trabajo o paisajes del bayou sino para mostrar que es lo que se siente
estando en cada una de esas zonas. Dib-buks no se queda
atrás y lo empaqueta todo en una edición con su habitual mimo y gran calidad.
La labor de documentación
de los autores (como ya se viera en el primer número: súper exhaustiva) permite
no solo dotar al guión y dibujos de referentes que contextualizan perfectamente
la historia sino que además son vehículo para canalizar homenajes y guiños que
engrandecen la obra presente y a las que hacen referencia.
Esta vez han buceado en películas
carcelarias, me vienen a la cabeza escenas sobre todo de Papillon con
Steve McQueen, Fuga de Alcatraz con Clint Eastwood y La Leyenda del Indomable con Paul Newman, todas protagonizadas por hombres duros de
rostros hieráticos, viviendo situaciones extremas y con un solo objetivo:
escapar.
Cubierta original de Angola y cartel del film Hud! |
Y a propósito de Paul
Newman otro guiño, uno más de tantos que pueblan las páginas de los cómics de
Tyler Cross. La cubierta editada por Dargaud
homenajea a la del cartel del film del western Hud!: el más salvaje
entre mil. Suponemos que la elección
tiene algo que ver con que la temática de Angola y Hud sea de fuerte componente
dramático, transcurra en ambiente rural y sus protagonistas sean perdedores.
Tampoco hay que olvidar en el apartado de las referencias a Parker
peliculizado y comicanizado a partir de las novelas de Richard Stark (aka Donald Westlake) que
sabe mucho de traiciones y de prisiones.
Sin duda alguna Tyler
Cross con quien se empatiza inmediatamente pese a su condición de outsider, o
precisamente por ella, es ya y con solo dos números publicados un icono y un
referente del cómic actual y de la serie negra en especial. Nadie que guste de
esa oferta puede dejar de leerlo.
La edición cuenta con un bonus: los dibujos del primer final
pensado y que luego fue descartado por el publicado. ¿Cuál prefieren?
Si la primera entrega Río
Bravo era muy, muy buena (lean aquí la reseña) esta segunda es
mejor.