Crimen en el paraíso: un whodunit británico en el Caribe |
Cada vez resulta más
difícil sobrevivir a una estancia en Saint Marie (Guadalupe en la realidad) y
si no vean los cuarenta capítulos que ya emitido esta serie de Crimen en el paraíso a lo largo de sus
cinco temporadas y comprobaran como el ratio de asesinatos por habitante no
tiene igual en ningún otro lugar, por suerte para los televidentes.
Los guiones de Crimen en el paraíso por lo que se
refieren al acertijo que supone el asesinato, lo más destacado de la serie, son
elaboradas narraciones cortas dignas de figurar en cualquier recopilación
homenaje a la edad de oro del policial británico de principios del siglo XX.
Los asesinatos a resolver
siguen ese patrón que va desde la habitación cerrada al lugar imposible,
siempre como un intrigante acertijo que hay que desentrañar y que aun teniendo
las claves para hacerlo no siempre resulta fácil pero el inspector Humphrey
Gordon lo logra con una mezcla de capacidad analítica e inspiración súbita
derivada de cualquier situación tendiente a la jocosidad que hace trivializar
la parte policiaca para convertirla en un entretenimiento familiar.
Esa mezcla de novela
policiaca británica clásica en ambiente caribeño y el buen humor siempre
reinante entre los miembros de la comisaria de Honoré, junto a un inspector
cuya indefensión le hace parecer un peluche necesitado de amor y cariño
conforma esa serie blanca como la leche de coco. Eso es la serie: una piña
colada, sin alcohol, con una sombrillita de color.
Superada la transición
que supuso ir descabezando la serie de sus protagonistas principales, esta
temporada ha servido para reafirmar los nuevos caracteres y se ha optado por
incidir más en el aspecto humorístico en sus relaciones, más ligeras y sin
componente dramático y sobre todo en encontrar una solución amorosa para Humphrey Goodman, derivado de los roles asignados a los
interpretes, perfiles más planos, que llegaron para sustituir a los ausentes y
que no solo no han conseguido que los olvidemos sino que cada vez los echemos
más en falta.
Asiduo protagonista desde el inicio |
El humor de la serie con
Richard Poole era más inteligente que el desarrollado con Humphrey Gordon, las excentricidades
de Poole son ahora meteduras de pata d’un Humprey tan patoso que se supone
debería provocar risas, todo es más fácil y por tanto más asequible a mayor
cantidad y diversidad de público; la presencia de Camille era la de una policía
capaz mientras que la de su sustituta Florence es la de una perfecta
secretaria; la quimica entre Dwayne (por cierto el único presente en los 40
episodios) y Fidel de compañeros y rivales no se logra entre Dwayne y J.P. más
parecida a padre e hijo y por último la siempre interesante presencia de
Catherine, madre de Camille, se ha visto reducida a mera comparsa casi sin
diálogos desde que se fue su hija.
Lo cierto es que mientras
los argumentos, enigmas con diálogos, siguen acaparando la atención, los
papeles asignados a los protagonistas han bajado de nivel y en esta temporada
son de una banalidad que raya en la tontería.
Hecha esta comparación, por demás necesaria, la serie sigue y
ya se prepara
la sexta temporada. Recuerden una serie
sin más pretensión que entretener sin trascender en reflexiones morales o denuncias sociales al más puro estilo whodunit.
El tema musical es una versión del reggae
‘You’re wondering Now’ escrita por Coxsone Dodd y que en su momento hicieran famosa The
Specials.
You're Wondering Now (Opening Theme - Extended)
Lean aquí las reseñas de las anteriores
temporadas:
1ª Temporada (con Richard Poole
y Camille Bordey)
2ª Temporada (con Richard Poole
y Camille Bordey)
3ª Temporada (con Humphrey
Goodman y Camille Bordey)
4ª Temporada (con Humphrey
Goodman, Camille Bordey y Florence Cassel)