Sin duda una gran novela negra y la mejor de la serie de la comisaria María Ruíz. |
La comisaria,
caída en desgracia, María Ruíz, ve pasar el tiempo y su vida desde las ventanas
de las dependencias policiales de Soria a donde ha sido, desterradamente,
reasignada.
La rutina la
vence en un lugar donde poco o nada ocurre. Su trabajo se reduce a reabrir dos antiguos
casos no resueltos y a evitar que ese enemigo invencible que es el tiempo no la
mate de aburrimiento.
Suerte que
siempre quedan los amigos y Carlos que es eso y mucho más la invita a Santander
a pasar un fin de semana para que el aire marino le insufle apetito, tanto para
unas anchoas como para comerse la vida. A la vida hay que entrarle con hambre
sino te come ella a ti.
Y Santander
le da un cadáver que pide a gritos insonoros una investigación; le da comida
suficiente para despertar la pasión que inflama su profesión. Y también le da disgustos,
suficientes para entender que todas las cosas son efímeras y que es relevante
darles la importancia justa en cada momento. Y también alegrías, las que sirven
para reencontrarse con ella misma y hacer las paces con el mundo.
Con el mundo
si pero no con las personas. Hay algunas con las que mejor no descuidarse. A la
vida hay que entrarle de cara: mejor recibir de frente que por la espalda. Un
ataque de cara aún se puede evitar por detrás es mortal de necesidad. Y lo que
no te mata te hace más fuerte. Y a la comisaria María Ruiz, a su naturaleza
fuerte de por sí y que estaba en duda, los avatares le han dado vitaminas.
Berna González Harbour |
Berna González Harbour llega a la tercera entrega, la más criminal,
larga, densa y mejor articulada, de la serie protagonizada por la comisaria
Ruiz y el resto de secundarios ya conocidos y que cobran más importancia, si
cabe, al traspasar el límite de lo profesional para actuar como amigos y como
tales sin ceñirse a reglamentos coercitivos.
La autora consigue una protagonista mucho más madura en la novela que la consagra en lo más alto del género.
Las lágrimas de Claire Jones es sin duda una gran novela negra y la
mejor novela de la serie. La que aporta mayor contenido emocional, las
cavilaciones dibujan mejor los personajes que las descripciones; la que
profundiza más y mejor en las relaciones, tanto de los que conforman el bando
bueno como el bando malo; la que teje una trama criminal con hilo de distintos
colores y composición: histórica, sentimental, idealista, y resulta más que
bien urdida; y la que es capaz de dejarte con un ¡ay! en un final donde la
solución policial se revela como un trabajo diario que no hay que menospreciar
pero tampoco sobrevalorar.
Al final, ¿ya lo sabemos, no? lo
que importan son las personas.
Por cierto
¿qué saben de los cuáqueros? Poco ¿no? Pues van a aprender algunas cosas muy
interesantes y van a tener ganas de conocerlos mejor. Es lo que tiene la buena
literatura que entretiene, ilustra y te lleva de la mano a otra lectura.
Si no han
leído antes nada de esta serie les recomiendo empezar por la primera, no tanto
por la interdependencia, que la hay, sino por el placer de no perderse ninguna de
las tres novelas:
01. Verano en rojo (2012)
02. Margen de error (2014)