domingo, 1 de julio de 2018

Victoria Pruitt viene a la ciudad de Ruth Gilbert Cochran

Una pueblerina en New York.
Victoria Pruitt es una señorita de edad avanzada, su soltería y su condición de profesora jubilada acreditan ambas afirmaciones, que, recién llegada a New York por un encargo, decide alojarse en el Dolly Madison Hotel, un hotel solo para mujeres, ya que una situación accidentalmente extraña le sugiere que ese puede ser un buen lugar para aclarar lo sucedido.

La situación se complica cuando esa noche se comete un asesinato en el hotel, Miss Pruitt va a alargar su estancia hasta descubrir quién es el asesino, labor con la que colabora estrechamente con el inspector John Muldoon.

Miss Pruitt responde al prototipo de anciana curiosa, cotilla, observadora, sagaz y deductiva que fueran los rasgos que situaran a Miss Marple en el Olimpo de las detectives aficionadas.

La novela, data de la primera mitad de 1900, ofrece una trama detectivesca que enfoca una visión de la mujer y del contexto social muy patriarcal como corresponde a la época.

La investigación tampoco desarrolla ni estrategias ni argucias relevantes. Y poco o nada aporta al género aunque entretiene con cierto dulzor empalagoso.

Una lectura curiosa que cumple discretamente, como tantas otras escritas en la época, fruto del hallazgo en una librería de viejo, de esas que a veces entre hojas aparecen joyas.

jueves, 28 de junio de 2018

El beso de Tosca de Nieves Abarca y Vicente Garrido

Tosca es al melodrama lo que
El beso de Tosca  al thriller.

Todo sucede ¡mamma mia que suceso! por algo; es la ley de la causalidad y si metes la mano en un avispero y la agitas no hay que ser adivino para saber lo que va a suceder.

Marc Roselló, un prometedor barítono que acaba de triunfar en Don Giovanni, y Miguel Sanchís, un tenor amigo de Marc desde la infancia, no solo han metido la mano en uno sino que se han sumergido enteros al ayudar a escapar a una joven de su proxeneta y salir indemnes es su deseo pero no parece que vaya a ser posible.

A todo esto, dentro de poco, Marc se va a estrenar en el teatro barcelonés El Liceu, una gran oportunidad, interpretando al pérfido jefe de policía Scarpia en la ópera de Puccini,Tosca, un papel especialmente codiciado.

Y mientras, en la misma ciudad, un comando de iluminados ha decidido castigar a la sociedad capitalista que ha dado la espalda a los principios universales de recogimiento y humildad mediante un atentado.

El proxeneta y hombre con intereses diversificados en varios negocios, Berto Areces, es alguien con mucho poder y mucho dinero y ambos muchos compran silencios, favores y sicarios y permiten proyectar una imagen de triunfador y generoso mecenas, fachada que esconde truculencia ambiciosa y despiadada.

Fuera del teatro la ficción ofrece realismo, dentro verosimilitud, como no podía ser de otra manera siendo escrita por un dueto.

Estructurada como una ópera, arte al que rinde entregada pleitesía, de cuatro actos, El beso de Tosca desarrolla una trama acorde donde el melodrama se vehicula a ritmo de thriller y sale del escenario para representarse en el mundo real y narrar ante todo y sobre todo una apasionada historia de amor.

Nieves Abarca y Vicente Garrido
Nieves Abarca y Vicente Garrido, una vez más y es así desde su inicio, no pueden resistirse a seguir provocando a los puristas del género. Y, honestos como pocos, otros se aferran a repetir clichés, salen de su zona de confort y buscan un giro en su producción que sorprende y satisface por igual: Tosca es al melodrama lo que El beso de Tosca al thriller.

Al grito de los estereotipos son para los otros, retuercen un argumento de planteamiento sencillo para dotarlo de inquietud manejando a la perfección el tempo narrativo y la dosificación de la acción. Pervierten la escritura para que deje de ser medio y se convierta en un fin por sí misma, al igual que un aria deja de ser canto para mutar en sentimiento.

La belleza estética de la opera convive con argumentos perversos, de ahí su grandeza. Del mismo modo que el binomio Nieves Abarca y Vicente Garrido aúna en sus argumentos veleidades estéticas con sordideces mundanas.

Así a las escenas sublimes del teatro donde el ruin se esconde en sus artimañas les siguen otras de igual calado pero que el escenario donde transcurren es un cuadrilátero donde dos contendientes se fajan hasta no poder más en combates igual de amañados, igual que en un despacho alguien despliega su poder sin miramientos ni remordimientos.

En el melodrama todo es intenso: vivir, amar, soñar e incluso morir. De hecho así debería ser la vida.

Como sucediera en la novela anterior Los muertos viajan deprisa hay también en ésta alusión al mundo literario noir, pero a diferencia de aquella donde se ajustaban cuentas con veleidades ahora en cambio se enaltecen figuras como Zanón, bendito taxista, y Hill, reseñados también en este blog. Dos de los grandes.

Cinco novelas indispensables para entender el thriller de este país. ¿Por qué será que da la impresión de que todo es un calentamiento y que aún no han escrito su gran obra?

Todas sus novelas han sido reseñadas en este blog y deberían leerlas por orden y sin más dilación:









domingo, 24 de junio de 2018

El almirante flotante de The Detection Club

Un cadáver exquisito a la inglesa.

¿Qué pasaría si las mentes más creativas de la edad de oro de la literatura policiaca, miembros de The Detection Club, escribieran una novela conjuntamente?

El resultado se conoce como El almirante flotante. Una novela escrita a 28 manos, donde cada cabeza pensante pone toda su inventiva para mantener la coherencia en la línea argumental y a la vez destacar sus habilidades para lucir con brillo propio.

El hecho de que nadie, solo quien lo concluya, sepa el final le da un plus de interés ya que la escritura de cada capítulo no está encaminada linealmente hacia un fin sino que abre expectativas a cualquier sorpresa.

Así estableciendo unas pautas convenidas por todos, que eviten que este cadáver exquisito tenga vida propia, se escribe esta novela que recoge la muerte del almirante Penistone, cuyo cuerpo es hallado en una barca a la deriva en el río Whyn, y la investigación que debe resolver el misterio.

Como toda novela coral los capítulos son dispares aunque no en exceso, pero los estilos particulares de redacción y el tono otorgado a los diálogos transfieren el  carácter de quien escribe y se nota a autores más cómodos que a otros.

G. K. Chesterton inicia el caso con un prólogo muy esclarecedor de lo que va a suceder, y le siguen Victor L. Whitechurch, G. D. H Cole y su esposa M. I. Cole, Henry Wade, Agatha Christie, John Rhode, Milward Kennedy, Dorothy L. Sayers, Ronald A. Knox, Freeman Wills Crofts, Edgar Jepson, Clemence Dane y lo finaliza Anthony Berkeley.

Los miembros del Detection Club en uno de sus encuentros

El resultado, a pesar de su heterogeneidad, ni es tan apabullante como se esperaría de tanta ciencia infusa junta ni es insustancial como se deduciría de lo que, a priori, parece un juego. Una variante inglesa del método del cadáver exquisito.

El conjunto resulta muy digno y supone una obra muy ingeniosa que no solo entretiene, y mucho, sino que es ejemplo de estereotipo de la novela policíaca clásica.

Un experimento curioso y que merece prestarle un ratito de atención ni que solo sea por reconocimiento histórico a quienes hicieron tanto por el género.


Ol’ Man River por Paul Robeson  o Swing low, sweet chariot

domingo, 17 de junio de 2018

No soy un monstruo de Carme Chaparro

El monstruo, cuando se mira al espejo,
harto de verse cada día igual, no aprecia
ninguna anomalía y se ve normal.

Hay películas que son, y aún con generosidad, para televisión; del mismo modo que hay novelas que son, y aún, solo para matar el tiempo. Lo siguiente en progresión sería pasar el rato, luego vendría entretener y después entusiasmar y así seguiría en la escala de interés.

Y la razón de esta clasificación se sustentaría en el equilibrio entre su calidad literaria, su planteamiento argumental, su habilidad en el desarrollo de la trama, la encarnación de sus personajes, las descripciones y los diálogos.

Si No soy un monstruo fuera un curso estudiantil y los elementos antes citados las asignaturas, habría casi equilibrio entre las progresa adecuadamente y las necesita mejorar.

Es la típica novela que divide a la comunidad lectora: habrá quienes la lean enganchados desde la primera página, la vivan con el corazón en un puño, sufran con las situaciones dramáticas, se identifiquen con el dolor de la pérdida, encuentren en la protagonista una gran humanidad y no respiren ante el insospechado y desconcertante final.

Luego habrá a quienes les duela el poco contenido literario de su prosa, el estilo apresurado, las descripciones repetitivas, lo poco creíble de algunos sucesos, exceso de detalles que nada aportan, personajes tópicos y la inconsistencia de un final apresurado y previsible por eliminación.

Y ambos grupos tendrán razón. Lo cierto es que la novela es todo eso.

En una línea claramente resultadista une ingredientes indispensables de todo best-seller y consigue uno. Los personajes femeninos, una periodista de televisión (terreno en el que la autora se siente cómoda) y una inspectora de policía, copan el protagonismo en una trama donde los hombres acompañan sin brillar. Las familias y los niños, los damnificados en la novela, atrapan la parte humana y sensible de una novela donde la inocencia es la perjudicada.

Carme Chaparro ha compuesto, más que escribir, una novela con la que consigue una apariencia bien lograda pero con poco relleno, resulta comestible pero no sabrosa. Se ajusta al meme de lo que te vendían en la foto y lo que realmente te llega a casa. Promete pero no acaba de cumplir.

Carme Chaparro
Todos hemos comido apresuradamente alguna vez sin mucho miramiento a la hora de elegir, pero hacerlo alguna vez no supone establecerlo como práctica. El precocinado debería ser una excepción. En la novela negra también. En los premios ni tan siquiera eso.

La desaparición de un niño en un gran centro comercial dispara todas las alarmas por su paralelismo con otro caso idéntico, aún no resuelto, de hace tiempo.

La inspectora Ana Arén será la encargada de la investigación, algo que se toma de forma muy personal por ser quien se encargara fallidamente de la anterior. Todo hace sospechar que se enfrenta a un monstruo ¿quién, sino, se llevaría a un niño?

No soy un monstruo se repite una y otra vez quien no se cree que lo es. El monstruo, cuando se mira al espejo, habituado a verse cada día igual, se ve normal.

jueves, 14 de junio de 2018

El silencio del pantano de Juanjo Braulio

Un ejercicio de metaescritura de
novela negra.

En la política la omnisciencia y corrupción son hábil pareja de baile y quien más quien menos se apresta a formar parte de la fiesta para salir en la foto de los que esperan, desean, ansían, sacar tajada de las envilecedoras acciones de prosperidad social y urbanística. Y todos prefieren guardar silencio como lo hace el pantano donde se asientan.

En un ejercicio de metaescritura, Juanjo Braulio, arma un relato con distintos niveles donde desarrolla dos tramas de novela negra paralelas siendo una ficción dentro de la ficción al corresponderse la primera con el texto de una novela que se va escribiendo.

¿Confuso? es lo que pretende el autor habida cuenta de que hay momentos en que hay que detener la lectura para identificar si se está leyendo la novela o la realidad, dentro del plano ficción claro está. Y lo pretende para que esa ambigüedad sea referente de que todo puede ser verdad y a la vez ficción.

Todo empieza al descubrirse un cadáver a la vera del río Turia, en Valencia. El cadáver no está solo, aparece acompañado de otros cuerpos en lo que se diría una especie de macabro ritual. Al pobre lo han dado por el saco.

Q es un escritor de novela negra, antes fue periodista, de una serie protagonizada por el brigada de la Guardia Civil David Grau, mimado por el éxito y de la que está escribiendo su tercera entrega.

Esta tercera novela es la que tenemos ocasión de leer a la vez que seguir las evoluciones del propio Q no exentas de riesgo al mezclarse con gente de poco fiar y mucho desconfiar. Ambas historias narradas en tercera persona. Dos tramas con Q como nexo; personajes de ficción y de metaficción.

Juanjo Braulio
Unos personajes que aguantan la novela y que hablan y critican socialmente sin tapujos, ¿hablan los personajes o habla el autor? ya que son distintas voces pero parecen tener el mismo timbre.

En El silencio del pantano el estilo es cuidado y rico en expresiones que dicen mucho con muy poco y sobre las que hay que volver para sacarles todo el jugo; por suerte, o no, el ritmo es pausado, se puede leer sin cinturón de seguridad, y eso permite recrearse con las imágenes que constantemente acuden a la mente.

Escribir dos novelas a la vez, muy bien documentadas y cohesionarlas es tarea difícil que Juanjo Braulio resuelve satisfactoriamente. Lástima que la soltura que demuestra con esa metaestructura no se acabe trasladando con la misma brillantez al final.