miércoles, 15 de julio de 2020

El leve brillo de tus labios de Fernando de Cea

El leve brillo de tus labios es una
novela policiaca de trama absorbente
y carismáticos personajes.

Jesús Rosique, inspector de policía jubilado, sigue dando clases en la Academia de Policía y en esta ocasión la pregunta de un alumno da pie a rememorar un caso que es el que él mismo nos cuenta en El leve brillo de tus labios, una canónica novela policiaca redactada con mimo y que transcurre en un pueblo cercano a Sevilla.

Un caso acaecido años atrás, en 1986, en Juncos del Río, del Guadalquivir, se entiende, y que tuvo que ver con el asesinato de su alcalde en el propio ayuntamiento: un antiguo molino readecuado y remodelado; lo que dio pie a que el caso se conociera como el Crimen del Molino.

Fernando de Cea compone una neo geografía con Sevilla como referencia real y recorre unos pueblos y unos paisajes que están pero que no existen. Son reales pero en la ficción se componen de elementos dispares y se ubican donde mejor conviene para ir desarrollando una trama que imbrica las pasiones humanas, siempre presentes, siempre imprescindibles en un crimen, de varios sospechosos.

Rosique se reencuentra con Yáñez, quien fuera aprendiz aventajado y promesa de buen policía y hoy realidad consumada, en su nuevo cargo y puesto en Cádiz, y de su unión viene la fuerza.

Pocos datos de partida, pocos hilos de los que tirar, mucha incertidumbre e hipótesis varias van dando forma a un caso policiaco de manual con giros que descartan sospechosos para recuperarlos en el siguiente requiebro manteniendo el interés cautivo a lo largo de toda la lectura.

La trama aprovecha para tocar dos palos muy reales en el mundo rural: la relación entre Guardia Civil, picoletos, y la Policía Nacional, maderos, y la lucha diaria de una periodista y su periódico local para atrapar cualquier indicio y convertirlo en noticia.

Fernando de Cea
Jesús Rosique se vale del escritor Fernando de Cea para propiciar que nos llegue esta suerte de memorias. Cuenta con reposo, dándole tiempo a la mente para que recuerde todos los detalles del caso, juega con nuestro interés haciendo pausas, que el escritor aprovecha para convertir en capítulos, en las que se atisba, cual cliffhanger malicioso, el suspense y la intriga como la punta de una lengua burleta asomando entre los labios, mientras las comisuras se curvan en contagiosa jocosidad.

Es un placer escuchar al ex–inspector Jesús Rosique desgranar sus recuerdos, ya lo fue en la entrega anterior El suave roce de tu pelo y vuelve a serlo en esta segunda.

Y lo será en las próximas que a buen seguro irán apareciendo en forma epistolar gracias al buen hacer de su amigo Fernando de Cea que poco trabajo tiene: solo pasar a texto y ordenar adecuadamente esa amistosa charla entre sorbo y sorbo de esa manzanilla, la infusión no, la otra, la San León, que no lo dice, por obvio para las gentes del sur, pero que hay que tomarla bien fría y acompañada de producto de mar y de buena compañía.

El suave roce de tu pelo, El leve brillo de tus labios, es también obvio que en el paralelismo de esos títulos hay un significado a descubrir. Una Fibonacci criminal que añade, si cabe, más interés por conocer que título será el tercero.

No dejen de leer estas novelas, el verano es buena época para sumergirse en unas tramas policiacas absorbentes y con personajes carismáticos y no olviden la manzanilla, no es imprescindible pero si muy aconsejable.

Aquí la reseña de El suave roce de tu pelo la primera novela de esta serie.


viernes, 10 de julio de 2020

La víctima 2117 de Jussi Adler-Olsen

La víctima 2117 es un thriller de
denuncia social y repulsa mundial.

Numerar a las víctimas del mediterráneo que en su huida de algo peor que la muerte acaban muriendo en las aguas que debían conducirlas a puerto esperanza es un intento de concienciar a quienes pueden hacer y no hacen, a quienes ignoran, por acción u omisión, que aplicar el principio universal de acogida no es una opción sino una obligación.

En Barcelona, en la Barceloneta, un contador de la vergüenza escucha al mar y va sumando dígitos que, para comprender en toda su magnitud y horror, hay que convertirlos a seres humanos.

Quienes huyen son víctimas de delirios de tiranos, de delirios de fundamentalistas, de delirios de quienes comercian con las guerras y especulan con los deshechos, delirios de ídolos de pies de arcilla amasada con sangre. Huyen de la muerte, la tortura, la violación, la pobreza extrema, el hambre acumulada, las enfermedades...

La víctima 2117 es una mujer que iba en uno de esos botes que se sobrecargan de refugiados. Su fotografía, tendida muerta en la playa, da la vuelta al mundo, pero en el encuadre elegido por el fotógrafo se asoman otros rostros, otros refugiados que han tenido más suerte, o no, y no han muerto en el intento.

¿Pero y si todo lo dicho en la noticia fuera una especulación periodística basada en una trágica y plausible casuística? ¿Y si esa fotografía tuviera otra interpretación completamente distinta?

Jussi Adler-Olsen
habitual en la Barceloneta.
La víctima 2117 es un thriller de denuncia social y repulsa mundial que envuelve una trama de gran intensidad humana.

Es la octava entrega de la serie protagonizada por el Departamento Q de la policía en Copenhague. Y esta vez el protagonismo individual es muy superior a cualquier otro caso, habida cuenta que afecta muy directa e íntimamente a varios de sus miembros.

La trama gira alrededor de esa víctima muerta y de las otras víctimas vivas que aparecen en la imagen congelada que el fotógrafo Joan Aigualer, un frustrado periodista free-lance catalán, ha captado en la costa de Chipre donde ha ido en busca de una noticia que le saque del atolladero económico y le reposicione profesionalmente.

Esta foto destapa la caja de los truenos y emergen varias sub-tramas, protagonizadas respectivamente por el fotógrafo y los componentes del Departamento Q. Subtramas que se agitan coleando como serpientes a cual más peligrosa por un recorrido europeo que evidencia que el terrorismo y el asesinato individualizado tienen la misma raíz de locura y parecidos motivos.

La víctima 2117 de Jussi Adler-Olsen aprisiona en papel una trama tan actual que se convierte en crónica de una historia anunciada. La víctima 2117 es un despiadado y angustioso thriller tan real que es imposible distinguir donde empieza y acaba la ficción.

domingo, 5 de julio de 2020

Yeruldelgger, la muerte nómada de Ian Manook

Yeruldelgger, la muerte nómada es la
novela más íntima de toda la trilogía y
por eso con la que más se sufre.

En las más atávicas tradiciones se encuentran las explicaciones a nuestros actos. Y en Mongolia más.

Un país tan grade y tan poco poblado, donde el nomadismo es la normalidad y el asentamiento la excepción; con clima extremo y dominado por estepa y desierto más que por montañas es un lugar en el que conviene estar a bien con los antepasados ya que son las únicas brújulas que pueden evitar perderse en la confusión.

Yeruldelgger, cansado de tantos años de lucha estéril y de soportar pérdidas, ha renunciado a su posición social, a su cargo policial, a su rutina y a las personas queridas y se ha trasladado a vivir a un lugar donde los lamentos no alcancen a sus oídos y en donde pueda recobrar la comunión con su yo, el equilibrio con el todo y las percepciones sensoriales que la ciudad le ha arrebatado.

Pero incluso la soledad está poblada de maldad y no tarda en darse cuenta que su destino parece ligado a impartir esa justicia ancestral que le llevó a ser policía y que aunque quiera desasirse de su función algo le dice que esa es precisamente la razón por la que está en este mundo y la exaltación de su figura, como un nuevo liberador, por un pueblo oprimido parece ratificarla.

Un enfrentamiento con sicarios, con multinacionales y consigo mismo es lo que desarrolla una trama que a cada situación desplegada aporta personajes femeninos esenciales y cuya presencia ayuda a estimular las distintas vertientes funcionales de Yeruldelgger en su aspecto humano terrenal, humano místico y en el de ex-comisario.

Una novela repleta de crímenes sobre personas donde la esclavitud es casi lo mejor que se explica, el resto es aún menos complaciente, y sobre, dentro y contra la naturaleza y sus recursos, contaminando, devastando, arrasando con la connivencia de las élites gobernantes, que parece empeñadas en demostrar que tienen enraizado lo peor que cada nación invasora ha sembrado en forma de egoísmo personal como único método para asegurar la supervivencia del estatus y que en Mongolia parece haber florecido de manera inigualable.

La novela policiaca de las dos entregas anteriores deja paso a un thriller que evoluciona a partir del intento de reconciliación del protagonista con la razón de ser de todo ser humano; una novela de sufrimiento como lo es todo intento de redención. Un tratamiento profundo de la parte más íntima de unos personajes sujetos a su destino por su condición de meros comparsas en este gran teatro del mundo que se gobierna, como la novela negra más intensa, por deseos y ambiciones propios y ajenos.

Se culmina una serie que ha puesto sobre el mapa un país nada conocido y que ha supuesto conocer una cultura muy interesante aunque por sus costumbres ajenas a nuestros valores suponga enfrentarse a un universo desagradable y degradante en muchas de ellas.

Ian Manook
Un adiós a uno de los personajes, Yeruldelgger, de la novela negra reciente más carismáticos y atípicos. Ian Manook (seudónimo de Patrick Manoukian) ha puesto fin a una trilogía que merece un puesto de honor entre los clásicos del género.

Hay que leer la trilogía entera. Eso sí, no prueben a hacerlo de un tirón; no son novelas pasapáginas, son textos de profundo calado que precisan su tiempo y su espacio para desplazar todo su contenido y poderlas entender y disfrutar en toda su magnitud.

Las reseñas de las dos anteriores también en este blog:




miércoles, 1 de julio de 2020

El asesino de novias de Yasmina Pérez

El asesino de novias: cuando el vestido
del día más feliz se convierte en mortaja
del día menos deseado.

La boda de Sonia y Antonio transcurre con normalidad hasta que la novia, ahora ya recién casada, no regresa de su habitación en el hotel donde ha ido a cambiarse el vestido y zapatos buscando mayor comodidad para lo que queda de celebración. Un clásico necesario.

Pero no vuelve y en la habitación un charco de sangre envuelve el rostro deliberadamente golpeado hasta desfigurarlo, y salpicaduras de la misma adornan macabramente paredes y muebles, procedentes de las numerosas incisiones que unas tijeras abiertas han propiciado al cortar piel, músculos, órganos y feto.

La felicidad se ha evaporado en el transcurso de unos minutos de terrible dolor y terror. El resultado es ahora un espectáculo atroz, una visión que repugna e hiere por igual, un desconcierto inaccesible a cualquier mente racional.

Antonio Rojo, otrora novio, marido y ahora viudo, inspector de homicidios de la policía nacional se enfrenta, junto con dos compañeros, con un caso que no comprende y por el que aparcará su vida hasta resolverlo. Su amiga, su amor, yace destrozada y ya nunca más estará ahí.

Pero el descubrimiento de otra novia, otro cadáver en circunstancias parecidas aunque con un modus operandi distinto, da un giro al planteamiento y se teme que enfrente tengan un temible y peligroso depredador.

Yasmina Pérez
Yasmina Pérez ha compuesto una novela como si tuviera un límite de palabras y tuviera miedo de que no le cupiera todo lo que tenía en mente. Y efectivamente es demasiado para tan poco espacio y el resultado desmerece al argumento. Todo apretujado, como metro en hora punta; hay mucho, demasiado, de todo y, como una película proyectada al doble de velocidad, no da tiempo a saborear, a recrearse, a introducirse en la trama.

El tempo narrativo, eso que tan bien entienden los músicos también es imprescindible en la literatura; es quien marca el ritmo y hay que buscarlo y cuando se encuentra, no perderlo.

Un punto de partida interesante, una evolución criminal atrayente y un final suficientemente claro y bien cerrado conforman una novela para quienes gusten de series criminales donde en poco tiempo, antes de llegar a los anuncios, tiene que pasar todo.


domingo, 28 de junio de 2020

Procelosos Lodazales y Las Lágrimas de Hauwa Samuel de Javier Holmes

Javier Holmes
¿escritor
de novela negra o
detective noir?
La serie de Yaiza Cabrera tiene en los elementos criminales al indispensable contrabajo: siempre presente, siempre imprescindible, de sonido relevante y grave.

Está, se oye, pero casi no se ve. Y es que las novelas protagonizadas por esta joven y aún inexperta detective, su avasallante carácter puede con cualquier caso que se le enfrente y su personalidad siempre se sobrepone a cualquier trama.

Sus casos recogen el espíritu de las novelas policiacas del siglo de oro británico y lo trascienden. Mantiene, ya saben, lo de pocos sospechosos pero los distribuye en círculos concentricos alrededor del epicentro del que ha surgido el terremoto.

Porqué sus casos son, en efecto, seísmos que sacuden conceptos y principios comunmente aceptados en sociedad por aquello de ojos que no ven, pero devastadores en sus consecuencias.

Los casos de Yaiza también se alejan, no mucho, del policial británico por tener un par de marchas más para ser resueltos fuera de salones y bibliotecas cerrados y polvorientos y hacerlo después de patear calles, meterse en problemas y líos complicados y peligrosos, recibir puñetazos y buscar a alguien que le lama las heridas.

Javier Holmes, el escritor, arma unos argumentos tan complejos que Javier Holmes, el detective, debe echar mano de toda su experiencia y sabiduría para ayudar a Yaiza a desentrañarlos y dedicar un montón de páginas a explicarnos por qué y el cómo de todo ello.

Un curioso personaje ese Holmes, con una apasionante vida anterior, aunque yo lo haya conocido en cuanto Yaiza ha entrado en su vida robándole el papel protagonista. Un tipo que se refleja en el Marlowe de Chandler pero que es capaz de recitar casos del Poirot de la querida Christie. Alguien que por amor es capaz de renunciar al bourbon y pasarse a la manzanilla, la de infusión. Alguien noble y nada engreído y pigmalion de una Yaiza que empieza a asentarse en ese universo tópicamente masculino.

Y a la vez alguien tan elegante como para regalarle a Yaiza el caso de su tercera novela, haciendo mutis por Tailandia aunque, eso si, sus consejos  y sus apariciones resulten imprescindibles y determinantes.

Estas son la segunda y tercera novela de la serie protagonizada por Yaiza Cabrera una auditora reconvertida a detective (ver la primera novela de la serie El primer gran caso de Yaiza Cabrera)

Procelosos Lodazales,
segundo caso de
Yaiza Cabrera
Yaiza es un personaje que está creciendo en la vida, como mujer, y en el oficio, como detective, después de una corta carrera como economista.

Tras sus dubitativos inicios como investigadora en los que precisaba de una autoestima personal y una reorientación vivencial, la compañía de Melitón, ese sargento que le ayuda en sus pesquisas y en su busqueda de placer carnal, le está haciendo bien en ambos aspectos y su éxito, no exento de riesgo y dolor, la están reafirmando en lo acertado de su elección. En la de su pareja y en la de su trabajo.

En Procelosos Lodazales, la segunda, la trama tiene su razón de ser en unos hechos acaecidos en París a principios del siglo XX y como que todo acto tiene sus consecuencias a lo largo del tiempo, estas alcanzan de lleno y en época actual, a una Yaiza descolocada y que se las ve y desea para salir indemne e intentar resolver un misterio que contiene asesinatos, desapariciones y atentados contra bienes históricos en el mismo museo del Louvre.

Las Lágrimas de Hauwa
Samuel, tercer caso de
Yaiza Cabrera
En Las Lágrimas de Hauwa Samuel, tercera novela de la serie y con un upgrade de madurez literaria, el foco se pone en la trata de personas para fines indignos e ignominiosos en un caso que empieza con una muerte que bien podría ser tanto natural como suicidio como asesinato. La tragedia rodeará a Yaiza haciendo tambalear sus convicciones morales y también su cabeza merced a los puñetazos recibidos, en un caso de largo recorrido, mucho más del que aparenta en inicio.

Dos novelas negras que asientan a este personaje que aún tiene margen de crecimiento y cuyas maneras, que apuntaba en su primera aparición, aún se perfilarán más.

Su descaro impertinente y su libertad de pensamiento y actos, especialmente en lo que a sexo se refiere, aporta un toque de frescura que renueva los tópicos de mujer detective y nos hace esperar grandes cosas aún por relatar.