Personas de la misma comunidad, de un mismo mapa, aparecen interconectadas por líneas, algunas rectas otras quebradas pero todas fuertemente unidas por un destino que no tiene nada de divino y mucho de humano, al servicio de una genealogía que explica el origen de la condición de monstruo o de víctima.
Líneas de trazado indeleble que resisten el paso de los
años y los envites del tiempo. Cadenas que atan esclavos con sus amos; que
degradan a seres humanos para regocijo y entretenimiento de otros. Al poderoso
no se le juzga por el grado de humanidad sino por el poder que ostenta y su capacidad
adquisitiva de objetos y personas.
La
tumba del Rey es la joya de la corona de las obras de
reconstrucción de una necrópolis aborigen donde se excava el pasado de los
isleños y el lugar en el que la etnoarqueología ha de ceder el paso a su
variante forense.
Su abertura deja boquiabiertos al grupo de arqueólogos que esperaban
expectantes culminar un descubrimiento en un sentido bien distinto. Y es que no
solo son restos de ancestros los que se hallan en la tumba si no de un cuerpo relativamente
reciente lo que clausura cualquier nueva tarea y precinta el recinto con cinta plastificada
de la Guardia Civil indicativa de investigación criminal en curso.
Una investigación que no ha hecho más que empezar y aún
tiene mucho por descubrir y por ofrecer.
Carlota Suárez nos arrastra a un mundo donde el poderoso es dios y nadie se opone a sus planes y menos sabiendo cuales van a ser sus consecuencias. Solo alguien que vea a ese dios como un demonio puede ser capaz de enfrentarse a él. Una crítica feroz contra el heteropatriarcado y al sistema de castas que domina el entorno socio-político ayer, hoy y mañana.
La autora, claramente documentada a fondo, se apoya en el
costumbrismo para relatar con profusión de detalles las vidas de varias
generaciones de personas y sus relaciones, más amargas e infelices de lo que
nadie imagina en su niñez, mientras desarrolla una investigación policial con
mucho de ingenio y más de verosimilitud.
Las pesquisas se llevan a cabo de forma oficial por miembros
de las fuerzas del orden y en paralelo y de forma oficiosa, por un equipo de
heterodoxa composición e intereses: Valeria, Soledad, Santana y Robledo. Y
aunque parecen responder a estereotipos del género se desmarcan de esa
condición y aportan situaciones de alta tensión dramática y también de
desbordante ironía.
La autora escoge un camino de muy largo recorrido
argumental y lo recorre empleando el recurso de narrar en dos tiempos y varias voces;
emplea profusión de personajes, tal vez demasiados, de gran carga emocional y ubica
el argumento en Agaete, un pequeño pueblo costero al noroeste de Gran Canaria.
El empleo de léxico autóctono conforma un entorno burbuja que posibilita una
lectura sin distracciones a fin de no perder comba.
La obra va ya por su 5ª edición y si la leen entenderán el
porqué.