Estamos ante la última novela que sin embargo es la
primera, de la serie. Y es que a modo de flash-back se nos cuentan detalles de
Harry y Molly. De una infancia que desconocíamos y de como la vida los encaminó
hacia donde están ahora.
Pero no solo eso, faltaría más, el autor nunca se conforma
con una historia lineal y siempre aborda subtramas que le dan sabor, como salsa
al ingrediente principal; no solo eso, decía, porque el meollo pertenece a una
intrincada trama, de gran interés político y mayor esotérico, a la que se accede
mediante un asesinato.
La investigación demostrará las aptitudes del inspector
Harry Maesnow y también su exaltable sentido de la corrección y la justicia que
hace que se le degrade a agente y se le relegue a una esquina del mapa
sumergiéndole en el barrio rojo de Rabishpool, zona portuaria feudo de bandas,
pillos y granujas.
En La caída o El Caso Edipo, Harry debe resolver el
asesinato, nada fácil vistos los intereses interesados que lo circunscriben, si
quiere limpiar su honor. Pero antes deberá sobrevivir, algo que ya está en boca
del resto de agentes de la comisaría y que han traducido en apuestas. Harry
lleva las de perder.
A su vez quiere recuperar, aunque nunca tuvo, pero cree que
dispone de una oportunidad, a Molly. Una joven insumisa que se pasea del brazo
de títulos nobiliarios; cuando no lo hace con uno lo hace con otro de igual o
parecido nivel, manteniendo el difícil equilibrio entre conservar principios y satisfacer
caprichos. Y es que el feminismo no le hace olvidar su feminidad.
Fernando Figueroa Saavedra cierra
esta pentalogía con nota y sin trabar la puerta. Hay tramas y subtramas de
largo recorrido y denso contenido, cubriendo toda la obra en total, más de
2.000 páginas.
Ha creado unos personajes, no solo Harry Maesnow y Molly
Grapes, que permanecen en el recuerdo por su trabajado carácter y peculiar
idiosincrasia, también una ciudad y especialmente unas relaciones sociales que
son susceptibles de ser trasplantadas a cualquier ciudad actual y no
desentonar.
Estamos ante una serie que por falta de promoción comercial
está pasando de tapadillo lamentablemente y si no la leen, después que se haya
reseñado en su totalidad en este blog, no podrán argumentar desconocimiento. Es de desear que el tiempo la ponga en el lugar que merece.
Hay obras mejores, seguro, pero también las hay, y muchas
más, peores, pero mejor expuestas. Los intereses editoriales y el cuadre de
balances antes que la calidad, la originalidad y la valentía de innovar.
Si ya no saben donde meter la cabeza ante tanto cliché descafeinado, atrévanse con un sabor distinto y empiecen por la primera de esta serie y ya me dirán. En Francia sería autor de culto:
Los pistoleros o El Caso Hamster
Las viudas o El Caso Gutenberg
Los turistas o El Caso Samothrace