domingo, 20 de octubre de 2024

El Código Twyford de Janice Hallett

Hay novelas, que solo se dan en un pequeño porcentaje, que no son aptas para cualquier perfil de lectores y El Código Twyford es una de ellas. Una novela que suscita la duda de si se está ante una genialidad o una broma.

Y no es una estrategia comercial para picar la curiosidad sino una constatación que pretende evitar frustraciones y desesperos para quienes decidan aceptar el reto y adentrarse en sus páginas. No podrán decir que nadie les advirtió.

Y es de lectura minoritaria y exclusiva tanto por su argumento: la historia parece no tener ni pies ni cabeza y no será hasta avanzada la lectura cuando podamos entrever hacia donde parece dirigirse

Como por la forma de desarrollarlo: mezcla de tiempos narrativos y situaciones imaginadas con reales.

Como por su peculiar manera de presentarlo: diálogos mezclados con monólogos y pensamientos que conocemos a partir de grabaciones sin que interactuemos para nada con los personajes.

Como por su desenlace... Y llegados a ese punto ya no habrá vuelta atrás: o nos encontraremos con el oasis soñado después de una travesía por el desierto, o con el inesperado precipicio a una cantera al final de una carretera.

Steven Smith ha salido de la cárcel después de 11 años, donde ha cumplido condena por homicidio, e inicia la búsqueda de una profesora de secundaria con la que tuvo un trato especial, siendo niño, a partir de la lectura de un libro que culminó en una excursión con varios compañeros de clase, cuyo final fue sorprendente e inesperado por la desaparición de la profesora.

El libro en cuestión, que Steven ha encontrado en un autobús y del que espera sacar algun dinero vendiéndolo, está escrito por Edith Twyford y parece que podría contener un código oculto, que sería El Código Twyford, cuya localización, interpretación e intencionalidad no llegaron a aclararse, si es que de verdad existió.

Ahora Steve consigue reunir a los compañeros de aquella excursión para poner en común la información de cada cual y avanzar en su doble búsqueda: la de la profesora y la del supuesto código.

Y nos vamos enterando de lo que le pasa a partir de unas transcripciones a texto, realizadas por un sofisticado programa informático de conversión, de unos audios que Steve ha dejado grabados en un teléfono móvil.

No estamos ante una novela distinta y osada sino lo siguiente. No da nada hecho y exige del lector entrega y concentración.

Cuesta dilucidar si la autora, Janice Hallett, busca notoriedad o si la trama precisa este tratamiento para obtener el resultado pretendido. Otras lecturas de la misma autora ayudaran a formar opinión.

Sea como fuere: lectura solo apta para lectores constantes y dispuestos a asumir riesgos para llegar a destino, sea este cual fuere. De ahí que no pueda recomendarla ni tampoco dejar de hacerlo.

miércoles, 16 de octubre de 2024

Agatha Raisin y el mago de Evesham de M. C. Beaton

Una Agatha aburrida y deprimida recala en una peluquería de Evesham, muy bien aconsejada, donde descubre a quien pudiera ser el hombre de su vida si no fuera por un algo que la inquieta y, que investiga para librarse de horribles sospechas y poder dedicarse a seducirlo.

Desdichadamente todo se irá por la borda cuando se produzca un inesperado asesinato y las inquietantes sospechas se conviertan en certezas.

Peligrosas certezas mortales.

Agatha emprende junto a su, un decidido y dinámico, Charles, una investigación paralela a la policial para esclarecer los hechos.

M. C. Beaton plantea su escenario habitual y no consigue salir de un bucle argumental que atrape como lo hizo con sus primeras entregas que para nada hacían presagiar que se instalaría en una cómoda rutina sin dar cabida a la sorpresa.

La novela cumple, pero ni satisface ni seduce, incluso resulta cansina no solo por la falta de originalidad en la trama, y por lo pueril del motivo del asesinato, sino por el comportamiento y la actitud de la propia Agatha, tan dependiente de un amor incomprendido.

Esta es la 8ª entrega y todas las series que se extienden sufren de esos síncopes que se traducen en bajones de entusiasmo ante obras que no están a la altura de las anteriores, especialmente las primeras, y desespero ante el temor de que pueda ser tendencia y tengamos que olvidarnos del disfrute futuro para refugiarnos en el goce pasado.

Pero sin ser catastrofistas, las peripecias de Agatha Raisin son siempre un buen remedio para los estados de ánimo alicaídos bien sean provocados por resfriados inconvenientes, enfados con relaciones habituales o enojosas declaraciones de renta, y evitarán que su hígado salga mal parado si eligen darse a la bebida.

Lean a Beaton y acompañen a Agatha en su desfachatez, esperando que vuelva a recuperar pronto su más genuino desparpajo.

Aquí, en este blog encontrarán más reseñas de Agatha Raisin

lunes, 30 de septiembre de 2024

Cadáveres de Si Spencer

Cadáveres, Bodies, Cuerpos, en el original, es un comic que probablemente no habríamos conocido si Netflix no lo hubiera convertido en serie televisiva, y esto, lamentablemente, debería funcionar como aviso a navegantes avezados.

Aunque lo primero que hay que aclarar es que los parecidos entre la serie i el comic se reducen al título y a la premisa inicial del argumento. Por tanto se puede leer el comic y ver la serie ya que presentan desarrollos y desenlaces distintos.

Hablando del cómic, en él se desarrollan alternativamente cuatro historias ambientadas en Londres y en épocas distintas: 1890, 1940, 2014 y 2050; pero simultaneas en un supuesto marco temporal permeable.

En cada una de ellas alguien debe llevar a cabo una investigación de asesinato de un cuerpo sin identificación. El mismo cuerpo cada vez, épocas distintas: periodo victoriano, el blitz, actualidad y futuro distópico, e investigaciones distintas: llevadas en paralelo por un efecto espacio tiempo de simultaneidad en apariencia imposible.

Los cuatro marcos temporales permiten al guionista exponer la situación social en cada Londres para acabar contando la misma historia: la mentalidad intransigente de una sociedad, materializada en comportamientos derivados del inconsciente grupal evidenciados por su decadencia moral.


El cómic parte de una interesante, atractiva, original y arriesgada premisa que va perdiendo fuerza a medida que se va desarrollando la historia. El guionista, Si Spencer, parece haberse metido en un traje dos tallas más grande y acaba perdiéndose en su propio laberinto.

La ambiciosa obra no consigue cuajar: tramas poco delineadas permiten que el foco de atención se diluya y diálogos insuficientemente revisados no consiguen el estímulo necesario para trascender más allá de lo superfluo.

Además, la elección de 4 dibujantes distintos, uno para cada historia, para dotar de carácter propio cada una, a priori acertada decisión, se ve disminuido por la baja calidad de los dibujos, por la desgana en los detalles y por una aplicación del color, que, aunque emplee diferentes paletas, es absolutamente inapropiada y en lugar de destacar aspectos los aplana hasta el aburrimiento.

El resultado, más un experimento sobre el que continuar investigando que una obra acabada, es confuso y a la lectura se muestra poco nítido en su intención a pesar de dedicarle toda la atención, incluso varias relecturas.

Supone un comportamiento autocomplaciente del guionista que no ofrece respuestas, sino que plantea preguntas y reflexiones y aleja cualquier intento lúdico si se busca una lectura entretenida.

Lo mejor la cubierta, que funciona como telaraña para incautos pues es perfecta para generar expectativas y luego resulta que no tiene nada que ver con el contenido.

lunes, 23 de septiembre de 2024

El último lapón de Olivier Truc

Laponia es un estrecho y largo territorio en el círculo polar ártico. Una franja que ocupa la parte norte de Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia, cuyas fronteras cuartearon administrativamente pero que mantiene su idiosincrasia más allá de divisiones sobre papel.

Clima frío y o mucho sol u oscuridad completa; la tundra como paisaje, el pastoreo de renos como principal ocupación y motor económico de sus habitantes, los samis, y el cielo nocturno pintado de auroras boreales condiciona su forma de vida y su cultura.

Un pueblo, el sami, menospreciado por los países donde habitan por considerar a sus gentes primitivas e incultas y tan aferrados a sus tradiciones como para ser incapaces de entender el progreso como algo beneficioso. No entienden su prolijo respeto por la tierra y la naturaleza ni que se dediquen a cuidar renos cuando sus tierras esconden una enorme riqueza en minerales de todo tipo, incluidos oro y uranio.

Si bien la perdiz nival es el ave que representa Laponia, por cierto, un nombre, Laponia, que los samis consideran peyorativo y denigrante, son el alce y especialmente el reno sus más conocidos representantes.

Y es que de los renos vive el pueblo sami. Animales cuya carne proporciona alimento, su grasa combustible, sus pieles ropas de vestir, de cama y de confección de viviendas tipo tienda y sus astas, cuidadosamente talladas, piezas de artesanía que agradan a los visitantes que acceden al Gran Norte.

Tan determinante es la ganadería de renos que existe una sección policial dedicada a resolver altercados y delitos en los que estos animales se ven envueltos. Ya sean por comerse jardines, por invadir tierras ajenas o por su robo o su muerte.

Y así, la pareja formada por Klemet Nango, un policía sami veterano, y Nina Nansen, una joven entusiasta recién salida de la academia de Oslo, deben investigar el asesinato de un ganadero, un pastor de renos, cuyo cadáver presenta una peculiaridad solo normalizada para los renos y es que ha sido marcado.

Y el hecho coincide con la desaparición de un tambor de chamán sami que iba a inaugurar una gran exposición de objetos autóctonos para dar la bienvenida a representantes de la ONU, cuya llegada está prevista en breve.

Hay, pues mucho nerviosismo en la zona y entre los dirigentes políticos y mucha urgencia para solucionar los casos y dar una imagen pública de paz y concordia.

Olivier Truc ha escrito una novela negra étnica.

De esas que a la trama criminal se suma la divulgación de una cultura tradicional. De esas que informan a la vez que entretienen. De esas que desarrollan tramas que convergen de manera magistral y satisfacen por su coherencia y libre albedrio a la hora de aplicar justicia.

El último lapón es una obra escrita con tanto cariño y mimo como se talla una asta de reno, que por su delgadez y estrechez debe ser cincelada con mucho cuidado y esmero para no romperla. Si se hace bien el resultado es espectacular, y Olivier Truc la ha tallado excepcionalmente.

Si les va este subgénero de la novela negra, están a punto de deleitarse con algo distinto a lo que resulta convencional y redundante.

domingo, 15 de septiembre de 2024

Asesinato en el Richelieu de Anita Blackmon

El Richelieu es un hotel en el que parece que con el nombre se acabó todo intento de magnificencia.

Su clientela, entre quien se incluye Adelaida Adams, tiende preferentemente a huéspedes permanentes, jubilados con posibles que han convertido el hotel en su vivienda, aunque también acoge a transeuntes, y siendo los primeros de cierta edad, en el pueblo se conoce al establecimiento como La Residencia de Ancianos.

Y en este entorno de tranquilidad y sosiego, como solo puede ofrecer un lugar plagado de gente mayor silenciosa y alejada de problemas mundanos, resultaría sorprendente que sucediera algo más interesante que la pérdida de una aguja de tejer o la rotura de una pieza de la dentadura postiza y sin embargo algo está a punto de pasar y va a tener la particularidad de aterrorizar tanto a todos sus inquilinos como al personal administrativo y de servicio.

Y es que cuando se descubre un cuerpo en una habitación, sin lugar a dudas brutal y sádicamente asesinado, y se conoce su identidad y la policía parece no saber por donde pisa, las suspicacias se instalan en todas las miradas y las sospechas amenazan con romper la calma habitual que había instalado, como un huésped más, una monotonía rayana en el aburrimiento.

Por eso, al miedo y a la tensión se añade una morbosa excitación por saber que tal vez sea la causa de que las cosas empeoren.

Adelaida Adams, una de las residentes antiguas, va a tener que involucrarse, sin pretenderlo, a su pesar y a riesgo de perder la vida. Irónica, valiente y de Arkansas, resulta ser perspicaz observadora y rápida en tomar decisiones.

Asesinato en el Richelieu es una novela de intriga policiaca en entorno acotado donde todos son sospechosos hasta que se demuestre lo contrario.

Encuadrada por méritos propios en la estantería de "Had I but known", o sea “Si lo hubiera sabido” por hacer referencia a la narración en primera persona en la que la protagonista no puede evitar que sus decisiones y acciones desencadenen otras, generalmente, más desafortunadas.

Anita Blackmon, transgrede el corsé impuesto a las escritoras de la época, esta novela se publicó en 1937, y es la primera de las dos que escribió ambas protagonizadas por Adelaida Adams,l ya que a la intriga policiaca en entorno cerrado le da una capa de pintura de novela negra para conseguir una historia muy dinámica, con distintos sabores: secretos, delitos, intrigas, mentiras, amores y amoríos y violencia inesperadamente explicita y todo salpicado con comentarios graciosamente ocurrentes.

Por eso, leer hoy Asesinato en el Richelieu, aceptando el desfase temporal, es lo más parecido a darse un paseo por una feria con atracciones donde no cabe el aburrimiento.