domingo, 8 de junio de 2025

El Juicio de Rob Rinder

Lo del juicio justo puede sonar a perogrullada, pero nada más lejos de la realidad.

Un juicio puede y debe ser legal, pero en el momento en que su desarrollo se sustenta en pruebas que pueden ser manipuladas, en la habilidad por la defensa o por el ministerio fiscal para presentar y retorcer los hechos y en la interpretación (y, por que no, los prejuicios) que pueda conceder cada miembro del jurado, el veredicto puede acercarse a ser justo, pero imposible asegurarlo al cien por cien.

Adam Green un joven abogado que espera que le hagan fijo en un bufete donde está como pasante, debe preparar el caso del siglo junto a su mentor Jonathan Taylor-Cameron, prestigioso abogado que en su vida personal solo busca placer y en la profesional tranquilidad. Un caso que podría consagrar a un abogado, aunque en esta ocasión no parece que sea de esos ya que se anuncia perdido de antemano.

Grant Cliveden, policía y héroe nacional, muere envenenado cuando está a punto de declarar en un juicio. No parece haber ninguna duda de que Jimmy Knjght, condenado en libertad vigilada, por un delito en el que Gran Cliveden le detuvo, es el culpable. Hay testigos de amenazas, hay seguimiento de llamadas telefónicas, hay video de un encuentro minutos antes del deceso:  blanco y en botella.

Por eso el caso se presenta perdido de antemano. Nadie duda de su culpabilidad, la policía quiere un culpable y la opinión pública, aleccionada por los medios informativos, parece haber emitido ya su veredicto.

Pero el caso suscita en Adam Green una convulsión mental por un paralelismo familiar, y quiere creer que no solo es inocente, sino que puede demostrarlo, así que se dedica en cuerpo y alma a analizar detalladamente los hechos para buscar un resquicio que como mínimo aporte esa duda razonable que puede significar diferencia entre la cadena perpetua o la libertad.

Adam no solo cree en la bondad de la justicia sino también en su necesidad,

Rob Rinder, el autor, es abogado penalista así que escribe desde la experiencia, mostrando los entresijos que rodean la labor de los bufetes de abogados y los que enmarcan los juicios con todos sus virtudes y defectos.

Y como en las mejores novelas de juicios nada es definitivo hasta que no se cierra la contracubierta.

El juicio, es una primera novela, cuyos giros inesperados satisfará a lectores de thrillers jurídicos y también a quienes valoran los argumentos con personajes complejos y atormentados.

 

domingo, 1 de junio de 2025

El año de la langosta de Terry Hayes

Estamos ante un thriller geopolítico de gran calado, tanto como para que desborde los límites del género y se extienda hacia otros subgéneros que podrían, a priori, no entenderse, o aceptarse, dentro de la línea argumental seguida desde el inicio, lo que hace que roce la grandilocuencia.

Y es que Terry Hayes, su autor, que nos maravillara con su anterior obra Soy Pilgrim, se ha embarcado, nunca mejor dicho, en un relato en el que, siguiendo a Kane, agente especial de la CIA, va desmenuzando realidades e involucrando ficción, y directamente ciencia ficción distópica.

Ciencia ficción que incorpora vida extraterrestre microscópica, humanos mutantes casi invencibles, y viajes en el tiempo.

Dicho esto, ya están avisados de lo que les espera. Y es que 800 páginas dan para todo eso y mucho más.

La novela va de Kane. De su vida privada, personal, y de su vida profesional. De sus éxitos y sus fracasos. De su lucha por salvar el mundo anteponiéndola a cualquier razonamiento sensato.

Kane no cae bien, no es el clásico héroe con quien queramos identificarnos, pero es el elegido y eso basta para tomar partido.

Es un agente cualificado y especialmente entrenado para localizar objetivos en cualquier parte del mundo, especialmente en zonas de acceso restringido, va a vivir misiones de gran realismo y peligrosidad en zonas conflictivas como Pakistán, Irán o Rusia, durante tres cuartas partes de la novela.

Y va a trascender en tiempo y espacio en una cuarta, en un giro tan abrupto e inesperado que para muchos lectores no solo resultará increíble sino también inaceptable y claramente invalidante.

El autor exige al lector un acto de fe. Un dejarse llevar hacia lo desconocido, sin cuestionarse su verosimilitud. ¿Acaso no es literatura de evasión? Así, pasa de lo creíble, plausible y deseable en cualquier argumento de espionaje, a un escenario donde nada de lo que sucede responde de forma verosímil.

Y es que, a los hechos históricos y constatables, y otros muchos ocultos y negados, llevados a cabo por las fuerzas militares de los Estados Unidos, mercenarios subcontratados y la CIA incorpora elementos indemostrables, rindiendo homenaje al tan cuestionado Experimento Filadelfia de 1943.

Diez años ha tardado Terry Hayes en publicar su segunda novela y gustará más o menos, pero es innegable que lo que plantea podría ser realidad. Una realidad no deseada pero no improbable. Mientras la leen, piénsenlo.

No en vano el autor ha ejercido de periodista de investigación y corresponsal político y ha tratado con servicios de inteligencia de distintos gobiernos y soldados de fuerzas especiales, por lo que conoce lo que se ve afuera y lo que se cuece dentro.

domingo, 25 de mayo de 2025

Bangkok Tattoo de John Burdett

A ojos de occidental Tailandia es un supermercado de placer sexual, y si bien en parte es cierto, es un gran lupanar por la desinhibición de sus chicas que ven su tarea como otro trabajo más, también tiene sus reglas y no todo vale.

John Burdett caricaturiza, hasta extremos de gran dramatismo, la realidad social tailandesa para disponer de un escenario donde las escenas de sexo, borrachera, comidas exóticas y picantes, drogas y corrupción a todos los niveles, le permitan dar verosimilitud a un argumento que a todo lo demás le añade operaciones encubiertas de la CIA y terrorismo de Al-Qaeda.

Y es este conjunto de temas de distinta tipología y por eso de distintos colores lo que refleja Tailandia, un carrusel de emociones sensuales.

El detective de la policía Sonchai Jitpleecheep, a quien conocimos en la primera novela de esta serie, vean aquí la reseña de Bangkok 8 y que trabaja también en la gestión del club de alterne que regenta su madre, tiene que hacerse cargo de una muerte violenta que tiene como principal sospechosa de homicidio en defensa propia a la joven Chanya, la más rentable, la más deseada y a la que el propio Sonchai hace ojitos que van más allá de una satisfacción rápida.

Chanya ha regresado, del hotel a donde había ido con un americano, toda manchada de sangre y en un estado mental de confusión y desapego. Cuando Sonchai se persona en la habitación encuentra al americano muerto y su pene cortado encima de la mesilla de noche.

Rápidamente contacta con Vikorn, su superior, y planifican una versión oficial que pueda justificar el hecho y exonere a Chanya.

Lo que no sospechan es que el caso es una fuente de ramificaciones i complicaciones que no van a tardar en descubrir y enfrentar.

Bangkok Tattoo, tiene mucho de Bangkok y también del triangulo de la droga del norte y de la comunidad musulmana del sur. Y tiene mucho de tatuaje y de su trascendencia más allá de la habilidad artística.

Bangkok Tattoo es un pase de diapositivas de turista. Algunas originales y bien encuadradas y otras sosas y desenfocadas, pero siempre en número excesivo.

La trama tiene demasiados hilos y según cual aprieta mejora el ritmo y según cual, distrae de lo importante; en cualquier caso se lee con la avidez que genera la curiosidad por esa cultura lejana y por la trama policiaca que acaba desembocando en un final inesperado y más interesante si cabe.

miércoles, 21 de mayo de 2025

D’eath – 1. El Duelo de Vicente Cifuentes y José A. Fideu

Ulysses D’eath, un detective racionalista, va a enfrentarse en un singular duelo con  Delynne Sutherland, una médium, que proclama la verdad del espiritismo.

Ambos, junto con unos pocos elegidos acompañantes, van a permanecer aislados en una mansión situada en una solitaria isla, donde van a practicar sesiones en las que D’eath espera desenmascarar a la vidente y demostrar al público la falsedad de dicha práctica.

Partiendo de esta premisa que nos retrotrae a cuando Houdini y Doyle se enfrentaban por la misma razón.

Cuando el ilusionista ridiculizaba a supuestos videntes y médiums a los que retaba a comunicar un peculiar mensaje, y Doyle se empeñaba en creer en todo lo sobrenatural incluidas la hadas.

El guión se enrosca para añadir el suspense propio de la famosa novela policíaca 10 negritos, de la sin par Agatha Christie, al tomarle prestado el aislamiento insular, las invitaciones selectivas y la constatación de que entre el grupo hay un asesino.

Una intrigante historia cuya tensión va in crescendo y culmina en un doble final en el que se dirime el duelo entre la lógica y la fe, y se resuelve el caso criminal; y a la vez se abre la puerta a una nueva entrega igual o más apasionante.

José A. Fideu se encarga del guión que, aunque no resulte muy original, consigue que hilvane bien todos los hilos para mantenerlo cohesionado y no mostrar fisura alguna, aunque la confesión de D’eath peque de melodramática. A la trama principal, le añade una subtrama en paralelo que no es sino el embrión de un nuevo caso para D’eath que pone los dientes largos a los lectores.

Y Vicente Cifuentes ofrece un dibujo trabajado y preciso, buena ambientación de época, paleta de colores adaptada a cada secuencia, muy similar a la empleada en su obra Whodunnit, e idéntica variedad en las expresiones y los gestos que confieren esa actividad propia de los seres vivos aunque que sea en plano bidimensional. Solo, por mejorar algo, algunas barbas de trazo demasiado recto y uniforme desdicen lo anteriormente expuesto. Un trabajo que entra bien por los ojos y satisface plenamente a quien lo mira.

La edición a cargo de Serendipia cuida hasta el mínimo detalle, así que el libro resultante en formato y continente tiene todo lo que se le debe pedir a una obra de calidad.

Hay que seguir a D’eath y a este tándem de creadores que prometen una serie llena de misterios y sobresaltos al más puro estilo de las novelas enigma de la Edad de Oro del policial británico.

Esto no ha hecho más que empezar. Afortunadamente.

 

viernes, 9 de mayo de 2025

Asesinato en el Club de H. Paul Jeffers

Fin de año de 1935 en Nueva York, en el Onix Club cae muerto a balazos, Joy Seldes, un gánster de poca monta y su viuda, una joven muy atractiva y seductora, contrata al detective privado Harry McNeil para que descubra quien ha matado a su marido.

McNeil, un expolicía que tiene su despacho-vivienda, en el mismo edificio del Club, irá descubriendo, a medida que avance la investigación, que las buenas intenciones siempre ocultan malévolas expectativas.

Asesinato en el Club ofrece un claro argumento clásico de novela negra americana en la época de su apogeo:

Un club de jazz, whisky, una femme fatale, un robo de diamantes valorados en tres millones de dólares, muertos y más muertos, policía corrupta, gánsteres, periodismo legal y periodismo amarillo y un advenimiento nazi en América que sigue los pasos del europeo.

H. Paul Jeffers la tituló Jazz Gang, Banda de Jazz, y es que grandes músicos de jazz están en el ambiente de la obra, que por otra parte consigue atrapar el interés con un ritmo bailable y unos diálogos rápidos y concisos.

No hay respiro y aunque al leerla hoy, que ya se ha leído mucho, se pueda adivinar por donde irán los tiros, nunca mejor dicho, no pierde interés y reconforta encontrar un argumento convincente y tan expresivo.

Cada capítulo trae una nueva sorpresa y va encaminando al investigador, siguiendo nuevas pistas, por el camino correcto.

Solo la encontrarán en la sección de usados y mayormente en catalán, ya que la publicó La Cua de Palla manteniendo el título original.

Su lectura, ahora que el Cozy Crime está tan de moda, permite resarcir a aquellos escritores, de novela negra clásica, casi desconocidos ya que prácticamente no llegaron a traducirse y en cambio estaban al mismo nivel de los que si tuvieron esa suerte.

Leyéndola van a sumergirse en una época reciente pero que nos parece lejana por lo mucho que han cambiado las relaciones interraciales, aunque aún no sea suficiente.