viernes, 30 de noviembre de 2018

Creepy (Escalofrío) de Yutaka Maekawa

Cada cual en su casa
y la maldad en la que pueda entrar.

La maldad que se ve es la que se manifiesta si ejerce dolor físico, pero también existe la maldad invisible y es la que supone agredir y dominar psicologicamente a alguien. Cuando eso sucede la persona sometida reduce su vida a la de un simple títere. Sigue con vida, sigue consciente, pero pierde la capacidad de decidir y sufre. Sufre lo indecible.

En la sociedad digital actual hace mucho tiempo que las relaciones con el vecindario se reducen a un ligero contacto visual y a unas frases hechas. Normas de cortesía forzadas que si se pudieran evitar se evitarían. La gente tiende a aislarse y no desea que nada ni nadie interfiera en su mundo.

Las relaciones humanas, en la época en que es más fácil establecerlas, se están perdiendo. Incluso con los amigos y los familiares. Poco contacto físico y contacto telefónico substituidos por whatsapps y otros mensajes de texto.

No es de extrañar pues que pueda desaparecer una familia sin casi levantar sospecha; que pueda alguien suplantar una personalidad distinta; que pueda alguien extorsionar alguien más débil.

Cada cual en su casa y la maldad en la que pueda entrar.

Takakura vive con su mujer en un barrio residencial de Tokio. Es psicólogo criminalista que trabaja de profesor en una universidad y que tiene alguna fantasía con una alumna de la que es tutor en su trabajo; un día Nogami contacta con él, un antiguo compañero de colegio y hoy inspector de policía, para que le ayude a entender un caso pendiente de resolver acaecido hace años.

Un matrimonio y su hijo desaparecieron sin dejar rastro y ahora su hija, que e libró del suceso por estar aquel día ausente, aporta nueva información. Nogami pide a Takamura que le ayude a estructurar los nuevos datos y poder perfilar la naturaleza criminal de quien fuera que hiciera lo que hizo.

Los años transcurridos desde aquel caso pasan como un suspiro cuando de nuevo se suceden asesinatos y tenebrosos misterios.

Sin sospecharlo, Takamura y su mujer van a participar de una investigación que va a alterar sus vidas y va a inquietar sus corazones. Una investigación que va más allá de localizar a un culpable y detenerlo.

Yutaka Maekawa
Yutaka Maekawa compone un thriller propiamente japonés. Donde ser educado y respetuoso marca la diferencia entre comunicar unas sospechas o no hacerlo; donde tomar unas decisiones tiende a provocar desastres y donde la reflexión puede explicar hechos aparentemente imposibles.

Creepy es novela negra japonesa, ya saben: de evolución lenta pero sin marcha atrás. Como una mecha prendida.

De lectura pausada, a veces irritante, a ojos occidentales, por la poca capacidad de reacción que muestra el protagonista, anodino y de monótonas rutinas, a veces confusa por giros que poco parecen aportar y ralentizan, aún más, el ritmo. Aunque todo tiene su razón y su motivo y es al final, cuando las piezas encajan, cuando todo tiene su explicación.


Hay más reseñas de novela negra japonesa en este blog. Pinchen aquí para ver la lista. Y si aún no la han probado ¿a qué esperan?

domingo, 25 de noviembre de 2018

Las mujeres de Bletchley (The Bletchley Circle)

Femicidios y denuncia del machismo
y patriarcado.

Durante la II Guerra Mundial, Bletchley Park fue el Cuartel General de Comunicaciones del Reino Unido, un centro operacional dedicado a descifrar mensajes cifrados por los nazis. Allí, por ejemplo, fue donde Alan Turing y su equipo consiguieron entender Enigma con el consiguiente impacto favorable a los aliados.

La serie Las mujeres de Bletchley (The Bletchley Circle) se centra en cuatro mujeres que por aquel entonces trabajaron allí de forma brillante y que ahora, mediados los ’50, con la guerra finalizada e intentando la sociedad volver a la normalidad con los hombres habiendo recuperado el protagonismo, viven vidas anodinas e insatisfactorias.

Hasta que una de ellas, para la que sus procesos cognitivos van a velocidad de vértigo y le son tan indispensables como respirar, cree ver un patrón geográfico de comportamiento en una serie de asesinatos de mujeres, cuyos cuerpos se están encontrando en distintas zonas de Londres, aparentemente sin conexión alguna ni entre los lugares ni las víctimas.

Ante el escepticismo de Scotland Yard no duda en contactar con sus antiguas compañeras que, tan ávidas como ella de poner algo de emoción a sus vidas y ayudar a evitar más femicidios, no dudan en aportar sus aptitudes y sumarse a la investigación.

Bajo el inocente motivo de encuentro como es la creación de un Club de Lectura, Susan, Millie, Lucy y Jean van elaborando hipótesis a partir de los análisis de la información que consiguen como hicieran al descifrar los códigos del ejército alemán.

El resultado da una miniserie de 3 episodios para este primer caso y una segunda temporada con dos nuevos casos de dos episodios cada uno.

El reparto lo conforman actrices y actores muy convincentes en sus papeles: Anna Maxwell Martin, Rachael Stirling, Julie Graham, Sophie Rundle, Mark Dexter, Hattie Morahan, Faye Marsay, Michael Gould, Steven Robertson y Nick Blood.

Una serie negra, que trabaja el misterio como una serie policiaca y el suspense como un thriller y que demuestra, como suele ser habitual en la BBC, que en esto del costumbrismo criminal los ingleses son los verdaderos especialistas y es que el misterio y la amenaza, como los asesinos, siempre son vecinos de alguien.

La serie desarrolla tres interesantes casos de intriga y denuncia el ostracismo al que los medios y los libros de historia sometieron a las mujeres que tuvieron un papel activo y fundamental en el modo en que evolucionó la contienda.

Las mujeres no solo fueron víctimas durante la guerra, habría que decir todas las guerras, sino también después: al quedarse sin trabajo, al tener que vivir bajo la opresión y violencia masculina, “sucede a menudo”, y a verse recluidas al triste papel de ama de casa sin aspiraciones ni intelectuales ni políticas. Este es el aspecto de fondo cuya denuncia es elocuente.

Serie policial, de intriga y espionaje, reivindicativa y de fuerte contenido sociológico que ofrece diversos niveles de lectura. Más que recomendable.

domingo, 18 de noviembre de 2018

En blanco y negro de Prado G. Velázquez

La lectura se convierte en algo tan visual
como un film noir americano de la dorada
época del blanco y negro.

En las décadas ’40 y ‘50 la novela negra americana, y por extensión el cine negro, tenían por protagonista único e indiscutible al hombre, encarnado en un detective privado. La mujer, o dulce esposa abnegada o femme fatale rompe corazones y hogares, de final fatale. Ambas comparsas sometidas al inseguro carácter masculino siempre veleidoso.

Mujeriego, alcohólico o casi, fumador, solitario, amargado, eterno paladín de la lucha contra el mal y en pro de la justicia. Un caballero sin más armadura que una gabardina y con la ironía como principal arma antes que puños y pistolas.

En blanco y negro es una novela ambientada en esa época. En la época dorada del noir americano. Y es típica del género pero sin caer en los tópicos o aun haciéndolo es capaz de darle un giro para que la lectura no sepa a más de lo mismo.

En primer lugar lo logra proponiendo a una detective privado en lugar de a un. Esto que hoy nos parece normal no lo era para nada en la América de esos tiempos; ni en la real ni en la ficticia impresa en pulp.

En segundo presentando una trama que va ofreciendo diversos reflejos según le dé la luz con una magnífica y melodramática puesta en escena final, digna del mejor film. Que sea poliédrica ayuda mucho, de ahí el mérito al componerla.

Y en tercer lugar lo consigue gracias a su preciso redactado, a su dominio del lenguaje y a un laborioso proceso de documentación que hace creíble lo que, no siendo real, bien hubiera podido ser.

Rachel Bladovich, para el oficio de detective R. J. Bladovich de la quien dice ser esposa y ayudante, es una ex-policía a quien le pudo la honradez y el cuerpo, el de policía, se lo agradeció quitándole el peso de la placa. Viste a lo Hepburn, es rebelde, bocazas, no como soplona sino como incontinente verbal de pullas, legal con quien lo merece y lesbiana.

Un rico empresario del mundo automovilístico que está siendo objeto de chantaje acude al despacho para que descubran el entramado. Desde el primer momento hay algo que no huele bien en el asunto pero el dinero es un magnífico desodorante y Rachel no va a tardar en comprobar que los cadáveres huelen peor metiéndose en una investigación que, como la vida, le viene un poco grande.

Rachel lo cuenta todo en primera persona, no podía ser de otro modo, y demuestra un sentido del humor contagioso, aún en circunstancias extremas. Que las hay: no se olviden que estamos ante una novela negra como las de antes, donde una vida vale pocos centavos.

La lectura se convierte en algo tan visual como un film americano de la época. Glorioso cine negro en blanco y negro. No falta ninguno de sus ingredientes y es una verdadera gozada revisitar sus señas de identidad y sus recovecos desde un punto de vista atípico.

Y es que la detective Rachel comparte con sus homónimos masculinos el gusto por meterse en líos, por el alcohol y especialmente por las mujeres.

Prado G. Velázquez
Hay ocasión de recordar y homenajear a grandes de Hollywood como Katherine Hepburn, Gene Tierney, Joan Crawford y Veronika Lake; a las productoras, las majors, y a los castings. También hay un sentido recuerdo por La Dalia Negra y un guiño a una escena de La ventana indiscreta del gran Hitchcock.

Prado G. Velázquez escribe de modo que las palabras se convierten en imágenes. Echa mano a recursos literarios con habilidad, alternando acción con reflexión y diálogos con monólogos para acelerar y desacelerar la trama y demuestra un dominio de la ironía y del humor rebelde que hacen que En blanco y negro sea una apología de la novela negra clásica, esa en la que el cinismo se disparaba a ráfagas. Léanla sin dudar siquiera ni un ápice.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Nunca bombardees Pearl Harbor de Javier Hernández Velázquez


Tercera edición ya de una gran novela.
Los japoneses aprendieron tarde y dolorosamente que su gran victoria en Pearl Harbor no fue sino el principio de su más devastadora derrota. En una batalla todos pierden algo pero alguno más y otros incluso todo.

Hay una excepción y es el hierático personaje, El Hombre sin Nombre, que encarna Clint Eastwood en la Trilogía del dólar de Sergio Leone y es que él no tiene nada que perder. Tal vez por eso fue por lo que cuando Eastwood empezó a dirigir le dio más protagonismo a sus personajes que a la acción. Sin temor a perder no se puede querer.

Y Mat Fernández, que quiso, que quiere y que seguirá queriendo, sabe que en la guerra que está a punto de entrar seguro que perderá a alguien o a algo.

Mat Fernández es el detective privado canario que acepta investigar la muerte de un chaval en Barcelona. Un caso de violencia en el Raval. Uno más.

A Mat la vida se ha empeñado en ofrecerle, mediante este caso, respuestas no deseadas a preguntas que nunca se formuló. Reencuentros con fantasmas del pasado que no se cubren con sábanas pero si arrastran cadenas; de recuerdos, de ausencias y de incertezas.

En el mundo del hampa existen los hampones, los rastreadores y los capos. Los primeros son prescindibles, los segundos son ejecutores y los últimos son dirigentes. Tan dirigentes que no solo dirigen a los segundos sino también otras empresas solventes y políticamente correctas para aumentar el poder y el saldo propio y de otros. Que tu mano izquierda no sepa que hace la derecha aunque ambas estén gobernadas por el mismo cerebro. Corazón no hay.

A Mat Fernández entrar en guerra con esa gente no le ha resultado difícil, salir de ella indemne si se antoja complicado. Gente que no se detiene ante nada, que no muestra atisbo alguno de sentimentalismo. El dinero no entiende de eso. Y a Mat le importan las personas y sabe que sus decisiones ya no solo le atañen a él y eso inspira temor.

Nunca bombardees Pearl Harbor. Nunca despiertes a un gigante dormido. Nunca te vanaglories de tumbar a alguien hasta estar seguro que no volverá a levantarse.

No haber leído las dos entregas anteriores con el mismo protagonista, Los ojos del puente y Un camino a través del infierno, se antoja ahora, después de leer esta tercera Nunca bombardees Pearl Harbor, un fallo afortunadamente reparable (que solucionaré de inmediato). No porqué haya continuación en la trama, si la hay no se detecta y no afecta, sino porqué el personaje se lo merece.

Javier Hernández Velázquez
Y el escritor, Javier Hernández Velázquez, también. El ritmo narrativo lo marcan sus frases cortas. Cortadas. A bisel, como hojas de navaja. Sus descripciones ceñidas a lo esencial, a lo reconocible y sus diálogos ajustados para que digan lo que tienen que decir. Y sus guiños culturales y su particular manera de cruzarlos con el argumento.

Esos son los rasgos característicos de la novela de Javier Hernández Velázquez. Alguien cuya obra deberían admirar.

No deben dejar pasar esta novela sin leerla. Sergio Leone, Ennio Morricone y Akira Kurosawa lo harían si pudieran y Clint Eastwood seguro que lo hará si la recibe.

lunes, 12 de noviembre de 2018

La tragedia del girasol de Benito Olmo

El girasol como parte del
engranaje cósmico.

Al inspector Manuel Bianquetti, a quien conociéramos en La maniobra de la tortuga le han suspendido de empleo y sueldo, y no ha sido a la ligera: lo ha estado buscando, queriendo o sin querer, con su comportamiento de niño consentido y su insolente independencia. Su efectividad resolviendo un asesinato o destapando corrupción no contrarresta su insubordinación. Y eso, en según qué sitios, empleos o estamentos, lo es todo.

Ahora es detective privado. Ha cambiado la placa por una tarjeta. No ha variado ni un ápice su mal humor y sus malos modos. Su egoísmo y su inmadurez también se mantienen, luciendo como faros en la niebla y deslumbrando a quien le importa hasta apartarlo.

Necesita sintonizar su emisora afectiva para escuchar a quienes le rodean y le quieren en lugar de escuchar ruido de la estática, que no se entiende, que molesta y pone de los nervios.

Tiene un caso entre manos: encontrar una chica que se dedica a la prostitución; pero como que sus manos son talla XXL le cabe uno más: hacer de guardaespaldas de un importante hombre de negocios.

Y como si de una peli de Hollywood se tratara, Manuel Bianquetti pronto se ve formando equipo con un grupo de trajeados con mucha pose y ensayados gestos pero sin experiencia.

En esta segunda entrega de la serie, la primera, como ya se ha dicho, fue La maniobra de la tortuga, la trama principal se presenta mucho más compleja y estructurada, los diálogos son más convincentes y las acciones más consecuentes. Todo tiene un aire más redondo.

Los dos casos avanzan a buen ritmo y tienen cuerpo suficiente cada uno para no ser relleno del otro como para mostrar ambos un nivel de tensión y suspense alto. Esta segunda novela consagra a Bianquetti, con todo lo bueno y malo que tiene como individuo, y a su autor que ha sabido afianzar al personaje.

Bianquetti el detective, el ex-policía, es un tópico con largas patas: duro, cínico, bocazas y un inconsciente. Bianquetti el ser humano es inmaduro, niño grande, carece de disponibilidad y no ha resuelto sus conflictos con su yo afectivo.

Benito Olmo confirma la línea ascendente apuntada en su anterior trabajo y ya no solo apetece leerlo sino que genera espera ansiosa para conocer su próxima novela.

viernes, 9 de noviembre de 2018

Blog noir

blog noir

Creo que acierto si digo que la época dorada de los blogs fue ayer, o mejor anteayer. Mi blog, que se jacta de ser sincero, spoilers tolerancia cero y sin publicidad sigue bien de visitantes, gracias, bastantes son fijos y la mayoría ocasionales, pero...

No se cómo tomarlo, pero me lo pido solo y con muy poco azúcar si es café; nada de azúcar si es té y en compañía si es vino. El cava en cualquier lugar y momento del día o de la noche y la cerveza mejor con algo salado y picante. Los destilados los dejo a quien los sepa apreciar.

En el mundo noir había muchos blogs, seguramente el tirón mediático del género tuvo que ver, pero cada vez quedan menos. Y de autor aún menos que menos. Y es que no solo desaparecen blogs sino, y lo que es mucho peor, desparecen quienes los administran.

Ahora la mayoría son escaparates para favorecer la venta, son blogs de autores, editoriales, librerías… y que tienen todo su derecho a buscarse la vida ¡faltaría más! pero al ser publicitarios no son críticos y a veces ni tan solo informativos. Algunas veces desinforman como las aborrecidas fajas, que exageran hasta lo que no existe.

Y entre los privados están los que persiguen conseguir libros gratis aunque para ello haya que publicar reseñas edulcoradas de bodrios. Si París valió una misa… y los que con la honestidad por bandera siguen reseñando lo que pueden comprar (que los precios no son de risa, aunque a quien escribe no le llegue más que un escueto porcentaje).

Muchos son los llamados a empezar un blog y pocos lo que pueden continuarlo, no siempre es desidia a veces son causas de fuerza mayor y muy mayor, y menos los que, aun resistiendo, son constantes y aún menos los que aportan contenido propio, e ínfimos los que encima son originales.

Y ello me lleva de nuevo a actualizar la columna Cómplices de mi blog ya que algunos no actualizan desde hace… y hay otros que vale la pena conocer. Échenle un vistazo, ya saben está al lado derecho de este texto y enlaza con otros congéneres por aquello que los enlaces buenos hacen bueno a quien los enlaza. Y no es un trabalenguas, es un deseo.

Y si alguien se siente olvidado y cree que debe estar o estaba, salió y ahora quiere volver a estar, solo tiene que silbar, ¿sabe silbar, no? Déjelo, que tampoco lo voy a oír, mejor escriba un comentario.

Que esta es otra, la de los comentarios. Pero mejor no comento y lo dejamos para otro post. Para el año que viene si el tiempo lo permite y la autoridad no lo impide.

martes, 6 de noviembre de 2018

No diguis res de Raquel Gámez Serrano

La reseña en catalán se encuentra al final 

Cuando la oscuridad
se apodera de la mente,
los ojos no ven
No digas nada nos ofrece una historia que se inicia con una situación común en la sociedad actual, sea por estrés o por abuso de sustancias que no alimentan o por automedicación negligente o por efectos de la contaminación, del cambio climático o por progresiva e inexorable degeneración celular, cada vez son más las parejas que no consiguen concebir de la forma habitual y han de apoyarse en técnicas de fecundación asistida o recurrir a la adopción.

En esas encontramos a Jan y a Edit que entusiasmados con la idea de ser padres se alejan del ruido, las prisas y la contaminación, ese pack que ofrece gratuitamente la ciudad a todo aquel que en ella reside y se van a vivir cerca de un pueblo con la esperanza de que la armonía con la naturaleza favorezca hacer realidad su sueño más preciado.

Pero incluso en las historias Disney: cielo azul, nubes de blanco algodón, piar inocente de pajarillos y campos tapizados de flores de colores, existen tenebrosas tormentas y existe el mal.

Miedos, desconfianzas, envidias, recelos, odios, rabia, son las malas hierbas que espontáneamente se reproducen en el más bello jardín y si se combinan con soledad y vulnerabilidad pueden hacer un daño irreparable en la mente más bien amueblada.

La maldad no se apodera de la voluntad con solo chasquear los dedos, sino que lo hace paso a paso, del mismo modo como entra el frío en el cuerpo: cuesta darse cuenta y cuando se percibe es porque se ha introducido hasta el tuétano. La maldad hace igual y si no se actúa con radicalidad puede ser demasiado tarde. Hay escaladores que lo saben bien: amputar una parte para salvar el todo. Sacrificio necesario de la parte mórbida para asegurar la supervivencia del resto.

Raquel Gámez Serrano profundiza en la parte más oculta, íntima y psicológica de sus personajes y sus comportamientos para interpretar y contar sus necesidades insatisfechas.

Los personajes femeninos de la novela son los más fuertes a pesar de sus debilidades. Los masculinos son la representación del prototipo inseguro, hedonista y machista que tanto abunda.

Raquel Gámez Serrano
Raquel nos muestra como las personas somos un conjunto ordenado de células, órganos y reacciones químicas pero también somos un conjunto, casi siempre desordenado de sentimientos, sensaciones y emociones que condicionan las relaciones y el equilibrio vivencial con el entorno y con los demás, sean familia o vecinos, sea en el trabajo o en el placer.

Y este intangible se proyecta hacia el exterior en forma de actos, de hechos, de palabras y de reacciones. Se esconden verdades, se disfrazan mentiras, se confunde lo que es fruto de la imaginación con la realidad. De eso va esta novela: de como nunca se acaba de conocer a nadie del todo ni de lo que es capaz, y es que la autora fuerza hasta el límite a sus personajes para ver hasta dónde son capaces de llegar.

Y no solo eso sino que arrastra al lector por el mismo camino extrayéndolo de su zona de confort con una crítica al concepto tradicional de familia y una reflexión sobre que pesa más al formar una ¿la genética ¿el amor? ¿el sacrificio? ¿el apellido?...

La lectura pasa por diferentes estadios, del a ver hacia dónde va se pasa a ver dónde vamos para continuar con a ver dónde me lleva.


Thriller noir inquietante, con personajes funcionales que pesan más que la propia narración, que no deberíais dejar de leer. Es de los que les ponen delante de un espejo para saber qué haría cada uno de encontrarse en la situación. Cuando lo hayan decidido… shhh! No digan nada y sobre todo no se lo digan a nadie.


Ressenya en català 

Quan la foscor s'apodera
de la ment,
els ulls no hi veuen.
No diguis res ens ofereix una historia amb un començament molt comú en la societat actual, sigui per estrès o per abús de substancies que no alimenten o per negligent automedicació, o efectes de la contaminació, del canvi climàtic o per progressiva i inexorable degeneració cel·lular cada cop són més les parelles que no poden concebre com s’ha fet tota la vida i han de recórrer a tècniques de fecundació assistida o a l’adopció.

Així ens trobem al Jan i l’Edit que entusiasmats amb la idea de ser pares, s’allunyen del soroll, les presses i la contaminació, aquest pack que ofereix gratuïtament la ciutat a tothom que hi resideix i se’n van a viure prop de la natura on fer realitat el seu somni més preuat.

Però fins i tot en les histories disney: cel blau, núvols blancs, xiuxiueig d’ocells i camps estampats de flors de colors, hi ha núvols de tempesta.

Pors, incerteses, enveges, rancúnies, odis, ràbia, son les males herbes que espontàniament es reprodueixen en el més preciós jardí i si es combinen amb solitud i vulnerabilitat poden causar estralls en la ment més assenyada.

La maldat no s’apodera de la voluntat de forma instantània, sinó que ho fa poc a poc com entra el fred en un cos, de primeres no t’adones però quan es manifesta ja es ben be al moll de l’os. La maldat fa el mateix i cal actuar de forma radical abans no sigui tard. Hi ha escaladors que ho saben prou: haver d’amputar una part per salvar el tot. Sacrifici necessari de la part mòrbida per assegurar la supervivència de la resta.

Raquel Gámez Serrano
Raquel Gámez Serrano aprofundeix en la part més íntima i psicològica dels seus personatges i dels seus comportaments per interpretar les seves necessitats insatisfetes.

Els personatges femenins de la novel·la son els més forts malgrat les seves febleses. Els masculins son una representació del prototip insegur, hedonista i masclista que tant abunda.

La Raquel ens mostra com les persones som un conjunt ordenat de cèl·lules, òrgans i reaccions químiques però també som un conjunt, gairebé sempre desordenat, de sentiments, sensacions i emocions que condicionen les relacions i l’equilibri vivencial amb l’entorn i amb els altres, siguin família o veïnat, sigui per feina o per plaer.

I aquest intangible es projecta a l’exterior en forma d’actes, de fets, de paraules i de reaccions. S’amaguen veritats, es disfressen mentides, es confon imaginari per real. D’això va aquesta novel·la: de com no s’acaba mai de conèixer fins on pot arribar ningú i es que l'autora porta els personatges al límit per veure que son capaços de fer.

I de passada arrossega al lector pel mateix camí traient-lo de la zona de confort amb una crítica al concepte tradicional de família i una reflexió sobre que pesa més al formar-ne una: la genètica? l’amor? el sacrifici? el cognom?...

La lectura passa per diferents estadis, del a veure cap on va es passa a veure on anem per continuar a veure on em porta.

Thriller noir inquietant, amb personatges funcionals que pesen més que la pròpia narració, que no podeu deixar escapar. Es dels que et posen davant del mirall per saber que hauries fet tu de trobar-te al seu lloc. Quan ho hagis decidit... xxxt! no diguis res, No ho diguis a ningú.

domingo, 4 de noviembre de 2018

Crimen en el paraíso temporada 7

Florence Cassel y Jack Mooney,
los protagonistas de la 7ª temporada
de Crimen en el paraíso

La serie Crimen en el paraíso continua siendo una de las más amables de la oferta policiaca actual, heredera de las clásicas Colombo y Se ha escrito un crimen va camino de convertirse, como ellas, en leyenda.

Y no es que sea brillante, es más, esta última temporada se apoya más en su vis cómica que en la policial, pero tampoco tiene ínfulas de serlo y esta sencillez se manifiesta en una serie sin más pretensión que entretener y llenar de luz y de color, en el trópico ambos abundan, los veranos televisivos.

La sempiterna, e imaginaria, isla caribeña de Saint Marie acoge nuevamente los 8 episodios que conforman la, ya, séptima temporada y sin dar muestras de cansancio.

En esta ocasión y tal como finalizó la anterior hay cambio de inspector en la gendarmerie de Honoré, Jack Mooney, un irlandés más que evidente, sustituye a Humprhey Goodman, un inglés redomado, que decidió quedarse en Londres.

Jack Mooney, el cuarto inspector desplazado a la isla, parece haber ido a la misma escuela que los dos inspectores anteriores (al primero no lo conocimos) ya que su modo de proceder durante la investigación y su súbita iluminación para resolverla se sustenta en los mismos principios y se ejecuta con los mismos métodos.

Uno de los secretos de que aun cambiando protagonistas la serie no solo se mantenga sino que aumente su audiencia. El guion y la estructura narrativa siguen sosteniendo la propuesta.

En el resto del equipo no hay cambios y siguen la subinspectora Florence Cassell y los agentes Dwayme Myers y JP Hooper, bajo la atenta y escrutadora supervisión del comisario.

El inspector Jack Mooney, que se ha instalado con su hija adolescente en la isla en la misma cabaña que ocuparan sus predecesores y donde sigue residiendo el lagarto más simpático de cualquier serie televisiva, sufre el inevitable periodo de aclimatación al entorno, a la forma de vivir, pensar y moverse de los nativos y a lidiar con los turistas y empresarios extranjeros que suelen ser siempre víctimas y verdugos de los casos de asesinatos.

Asesinatos enmarcados en el más clásico estilo de la novela policíaca inglesa que recurre a pocos sospechosos, crimen con poca sangre, habitaciones cerradas y coartadas para enmarañar la trama y dejar para el mismísimo final de cada episodio la resolución del caso.

No le pidan a la serie más de lo que honestamente ofrece y no solo no saldrán defraudados sino que se lo pasarán muy bien jugando a descubrir quién es el asesino al más puro estilo Cluedo solo que en el Caribe.

Solo queda esperar que el 2019 traiga la octava temporada.

Aquí están las reseñas de las temporadas anteriores:

1ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
2ª Temporada (con Richard Poole y Camille Bordey)
3ª Temporada (con Humphrey Goodman y Camille Bordey)
4ª Temporada (con Humphrey Goodman, Camille Bordey y Florence Cassel)
5ª Temporada (con Humphrey Goodman y Florence Cassel)
6ª Temporada (con Humphrey Goodman, Jack Mooney y Florence Cassel)