lunes, 27 de febrero de 2012

Quan la nit mata el dia

La guerra civil española dicen que fue la última gran guerra romántica porque primaron los ideales a los intereses económicos o estratégicos. Una guerra en la que inquisidores con sotana y uniforme acallan cualquier intento de libertad de expresión, que enfrenta a familiares y amigos solo por el lugar donde son reclutados ¿puede tener otro calificativo que no sea barbarie?.

De la post guerra es de la que parte esta novela: Quan la nit mata el dia.

Esa guerra no dio concesiones. Y los odios reventaron como granos de pus ensuciando todo lo que tocaban. Como una peste medioeva marcó casas, familias y personas para proceder a una expurgación sin precedentes, aunque luego los nazis se empeñaran en querer no solo copiar sino empeorar.

Se asesinó sin piedad y sin razón solo por el uso del poder. Se violó y torturó y se vendieron recién nacidos como mercancía expuesta en encantes.

Y no solo durante la guerra sino incluso después. Incluso mucho, mucho después. Convulsa post guerra que parece no acabar nunca, aún hoy alguien como el juez Garzón puede pagar caro meter la nariz en según que fosas cavadas hace décadas y es que el hedor a podrido que emanan castiga la pituitaria, golpea el raciocinio y puede acabar por despertar conciencias y soltar lenguas que no fueron comidas por los gatos y cuyas confesiones alcanzaría a muchos vivos.

De ahí que más simpatía y solidaridad nos despierte Gloria Mateu que Carlos Iribar.
Gloria sigue defendiendo su condición gentilicia, catalana de Figueres, y el derecho a pensar, expresarse y a vivir sin cadenas de yugo y flechas. Y de ahí que nos cueste tanto entender como Carlos no puede comprender lo que las Glorias sufrieron.

Agustí Vehí es el autor de Quan la nit mata el dia, es doctor en historia y subinspector de la guardia urbana en Figueres por lo que reúne aptitudes para narrar una historia creíble aunando los conocimientos de las tres condiciones: ubicación temporal, geográfica y procedimiento. Y lo consigue. Nos cuenta una historia estremecedora por el sufrimiento callado en tantas gargantas y nos la cuenta entrecruzándola con la investigación policial de un asesinato que tanto podría ser ritual como vengativo.

Carlos Iribar es un inspector de policía que ejerce en Figueres, ciudad catalana, mal que le pese a sus compañeros de comisaría, unos personajes con tantas luces como para acertar en menos de dos intentos cual zapato es el izquierdo y cual el derecho. El derecho es el suyo, faltaría más, es con el que se patea el culo a los separatistas, catalanistas, rojos y masones que son todos tal para cual. Hasta los zurdos de nacimiento padecen el rechazo por tal condición.

Carlos Iribar es universitario y al estilo de revolucionario de salón rechaza los métodos y maneras de sus compañeros pero lo sufre en silencio. Es filósofo de pensamiento pero no de obra. No se plantea si puede hacer algo para cambiar las cosas, aunque las condene en su fuero interno. Pero ¿a donde conduce esa dicotomía? Pues en el mejor de los casos a una ulcera y en el peor a una esquizofrenia.

Pero confiamos en que acabe dando un paso adelante, ¡al frente no!

En esta Figueres ampurdanesa un destacado miembro de la falange es asesinado. Los aspectos de orden patrio que envuelven al cadáver pesan lo suficiente como para forzar que las pesquisas no sean tan policiales como políticas. Carlos debe elegir entre el deber a su cargo y la obediencia debida y el dolor de cabeza es lo mínimo que se puede padecer. Suerte que para eso está la tramontana, ese viento que barre las hojas e intenta barrer también, sin conseguirlo, las malas conciencias; pero en el intento se lleva migrañas, nubarrones y deja un cielo azul donde las caras lucen al sol.

Agustí Vehí escribe de maravilla y ha sabido darle a los dos idiomas, catalán y castellano, en que está escrita la novela el tono adecuado según quien lo utliza. Y el rigor con el que emplea el lenguaje cuando se refiere al tono oficial es impagable.

Tengo pendiente preparar garbanzos a la catalana como los prepara Gloria, en cuanto lo haga se lo explico.

Vean en este enlace una interesante entrevista con el autor.

3 comentarios:

  1. Interesante recomendación, apuntada, muchas gracias.

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    1. por cierto, para cuándo un apartado de "lo-que-no-hay-que-leer"??, últimamente he cometido el error de acabarme un par de "infumables" que merecen una no-recomendación, ejemplarmente malo "El asesino hipocondriaco", ni lo intentéis...

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    2. Hola Iñigo no es mala idea la que apuntas, voy a ver como resolverlo para darle aspecto de sección fija. De momento me quedo con tu rotunda no-recomendación.
      Gracias por comentar y no pierdas la costumbre.

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