Novelas, como Una verdad delicada, que se alimentan de los entresijos
ministeriales, de asuntos secretos tratados en consulados y embajadas, de reuniones
clandestinas en horas intempestivas en despachos cerrados y con las cámaras de
seguridad desactivadas...
Paul Anderson, es el nombre en clave de un
veterano miembro del Foreign Office sin experiencia en trabajos de campo,
casado y con una hija ya mayor, doctora en medicina, elegido para desplazarse a
Gibraltar e intervenir en la misión Fauna junto con Ben, un militar galés de
honor y patriotismo incuestionable. Se trata de una acción relámpago sobre un
objetivo terrorista.
Toby Bell, el joven e inquieto asistente de Fergus
Quinn, un subsecretario trepa y sin escrúpulos, se sorprende descubriendo
hechos, nunca revelados públicamente, de misiones que habiéndose realizado
nunca han existido. Su sentido del deber, su ambición personal, su prometedora
carrera e incluso su vida van a estar en jaque según que decisiones tome a
partir de ese conocimiento.
Tres años después la casualidad y el azar
ponen encima la mesa una sopera llena de dudas sazonadas con sospechas y cocinadas
con hechos. Y al removerse la sopa, los pedazos sólidos que reposaban inertes y
silenciosos en el fondo, suben a la superficie, como cadáveres liberados de sobrepeso.
Una verdad delicada es una novela con secretos
de Estado. Con silencios. Con intereses corporativos y con intereses
particulares. Con personas honestas y con un sentido de la ética y de la
dignidad por encima de cualquier otro interés y también con gente peligrosa que
no dudará en emplearse a fondo con tal de no perder ni un ápice de su poder ni
de su posicionamiento social.
El eterno conflicto entre la ética y el poder.
Dilema moral cuando la verdad no admite término medio. La novela se presenta
como el enfrentamiento de David contra Goliat: ¿con bíblico resultado o no?
No puedo decir más: quedo obligado a guardar
silencio de por vida atendiendo a la Ley de Secretos Oficiales.
John le Carré (de verdadero nombre David John
Moore Cornwell) más actual que nunca, agudo, irónico, que juega con
estereotipos para crear unos personajes que resultan más reales que si lo fueran
¿y quién sabe si no lo son?, presenta una novela contemporánea con los mismos
temas que nos deleitara al empezar a publicar allá en 1961, pero adaptándolos a
los nuevos vientos.
El veterano escritor plantea un tema clásico
con la soltura que confieren las tablas, y a partir de un planteamiento, a
priori simple, carga su tinta con balas para lanzar una crítica feroz contra
cualquier poder establecido que aún se cree habilitado con patente de corso
para perpetrar todo tipo de amonestables acciones amparándose en que tienen
como fin el bien de la nación, vean si no en la novela la descripción de la
Operación Furia Urgente.
Y no todo es ficción, solo hay que leer las
comunicaciones de WikiLeaks y más recientemente las filtradas por el ex-agente
de la CIA Edward Snowden, ahora amparado en Moscú para darnos cuenta de quien
mueve los hilos.
Y es que el espionaje será un tema clásico,
pero nos llena de inquietud.
Acabo de leer El hombre más buscado y tu post podría valer, con ligeras variaciones,
ResponderEliminarpara ella. Terroristas malos, espías peores, contraespías más peores.Luchas intestinas de las que sólo salen perdiendo aquellos en que la ética preside sus vidas.
Se me ha hecho tediosa y he añorado la agudeza e ironía de Le Carré. De momento paso de leer la tuya.
Pues tu experiencia me servirá. Tomo nota. Gracias!
EliminarSoy muy fan de Le Carré y la verdad es que tengo un pavor enorme a encontrarme con que baja el pistón después de tanto tiempo. No obstante le pienso dar la oportunidad que merece la obra de un maestro de su talla.
ResponderEliminarMuchas gracias por el post, Jordi, como siempre, un placer leerte.
Su escritura no es la que era, pero en esta novela resulta mejor que en las últimas publicadas; también es cierto que en sus inicios el mundo de los servicios secretos era más secreto y ahora con tanta difusión mediática su cotidianeidad lo vuelve menos sorprendente e interesante.
EliminarUn abrazo Roberto.