Una plantación con casa colonial, familia enfrentada
y trabajadores nativos; una clínica de cirugía estética y sus ricos pacientes;
un convento y sus religiosas; un campamento en la selva con buscadores de
tesoros de piratas; un barco espectáculo y las envidias entre cantantes; una
casa alquilada por vacaciones y el riesgo de tomar el sol en exceso; una
estación meteorológica, sus estudiantes y el aviso de un huracán y por último una
fiesta recaudadora de fondos en la que se recauda un cadáver.
Estos son los escenarios donde transcurren los
8 capítulos de la 2ª temporada de Crimen en el paraíso.
Escenarios en los que se suceden los crímenes
que investigan el cuerpo policial de Saint Marie, formado por el inspector Richard
Poole, la subinspectora Camile Bordey, y los oficiales Dwayne Myers y Fidel
Best. Un Fidel más puesto que la anterior temporada y que por cierto se pasa la
serie sacando tiempo de sueño para preparar su examen de subinspector.
De nuevo una tanda de episodios whodunit, ya
saben ese género policial de novela enigma encumbrada en la conocida edad de
oro británica, donde lo más importante es saber quien lo hizo, como y porqué,
como si no fuera más que un problema de lógica a resolver por el razonamiento
deductivo a partir de la observación y el despeje de incógnitas.
Crimen en el paraíso nos sumerge de nuevo en la
atmósfera colonial y el clima caribeño de la isla de Saint Marie. De nuevo el
ritmo cadencioso, el colorido y la sensualidad. De nuevo la sensación de
eternas vacaciones para todos menos para uno que sigue añorando otra atmósfera,
otro clima, otro ritmo, otra vestimenta, aunque se mantenga fiel al look
british de la city, y otra manera de relacionarse menos familiar.
El inspector Richard Poole no acaba de
adaptarse a su nuevo habitat y ya se sabe que adaptarse es sinónimo de poder
continuar viviendo, por lo que para este británico encerrado en si mismo, que
se esfuerza para no desentonar aunque no lo consiga, su vida es el infierno en
la tierra. Y no solo por el calor, que también.
Por suerte para él, y para la buena armonía de
su equipo, su rigor profesional, su método científico y su vocación por el
servicio están por encima de toda necesidad y vanidad personal y el estímulo
que cada caso obra en su vitalidad mantiene su vigor existencial hasta el punto
que a veces hasta parece que esté próximo a sonreír a pesar de su caracter
huraño, su sentido del decoro y urbanidad y su prácticamente inexistente
sentido del humor.
Los casos y los episodios finalizan siempre
con un momento de camaradería y relax en los que el inspector Richard Poole
mantiene su inalterable pose a pesar de las directas interpelaciones e
indirectas y sensuales sugerencias de la subinspectora Camile Bordey que
desearía de él más que una compañía laboral y que ya no sabe como hacérselo
entender. O tal vez Richard entiende más de lo que parece y no quiere darse por
aludido.
Sea como fuere se llega al último episodio de
la segunda temporada con un viaje de final incierto que obliga a esperar hasta
el último mínuto para conocer el desenlace.
La serie mantiene la línea marcada en la
primera temporada y mantiene también sus expectativas que no son más que ofrecer
un rato de entretenimiento y diversión envueltos en un entorno amable amenizado
por música bailonga.
8 episodios de una serie policial con casos a la antigua usanza. Con un
inspector a la antigua usanza. Una serie para relajarse, desconectar y soñar
con unas vacaciones en el paraíso. Con o sin crímenes.
Recuerden pinchando aquí la reseña de la 1ª temporada.
Y pinchando aquí la reseña de la 3ª temporada con muchas novedades y para no ser menos la 4ª temporada aún con más novedades. Y la 5ª temporada.
Y pinchando aquí la reseña de la 3ª temporada con muchas novedades y para no ser menos la 4ª temporada aún con más novedades. Y la 5ª temporada.
Ya sabes que no veo tele, por eso no voy a comentar este post. Quería decirte que ando un poco (bastante) dispersa en los últimos tiempos, pero te leo de vez en cuando aunque no me vayan los dedos a comentar. Sacaste a Bianca a relucir! Siempre tuve una relación de amor-odio con ella; soy más de Hadock (sospecho que por lo malhablada y arrebatada). Cómo te va con Dolores Redondo? Estoy deseando leer tu crónica. Bicos.
ResponderEliminarHola Peke bienvenida de nuevo! creo que Haddock tiene una química especial para cada uno de los otros personajes y es muy poliédrico y entrañable y que en cuanto aparece en escena todo adquiere nueva vitalidad.
EliminarCon El guardián invisble voy dando tumbos: creo que el arranque es sensacional pero por en medio hay giros argumentales que no los veo bien encajados y hay diálogos que parecen sacados de libros de texto que tampoco me encajan en el contexto. Este fin de semana lo acabo fijo.
Besos!