viernes, 10 de enero de 2014

The bridge

The bridge es una serie televisiva norteamericana (remake libre de otra del mismo nombre de la europa del norte, Broen en danés o Bron en sueco) que relata la vida entre las ciudades vecinas Ciudad Juárez y El Paso y que no tiene miedo a ensuciarse tratando la corrupción policial, la hegemonía delictiva de los cárteles, la explotación de mujeres en bares de alterne y prostitución y el periplo, muchas veces mortal, de los que ansían salir de su México natal para alcanzar una vida mejor en los Estados Unidos.

Ciudad Juárez, estado de Chihuahua en México, ciudad fronteriza con El Paso, estado de Texas en territorio norteamericano, unidas por un puente. Ciudad Juárez donde cada años se cometen cientos de asesinatos: por despecho, por venganza, por celos, por envidia, porque si.

Uno de estos cadáveres corresponde al de una mujer blanca y se descubre en el Puente de las Américas que une ambas ciudades, ambas naciones. Sobre el Río Grande. El cuerpo tendido transversalmente justo en la mitad, encima de la línea fronteriza pintada en el suelo, una mitad en México y la otra mitad es Estados Unidos.

El cadáver tendido en el puente; justo en la línea fronteriza

La detective Sonya Cross (Diane Kruger) pugna por encargarse del caso: desconfía de la pericia de sus colegas de la nación vecina del sur y además la víctima es estadounidense. Pero el levantamiento del cadáver por parte de los camilleros muestra un hecho que va a cambiar el enfoque inicial: el cuerpo está cortado por la mitad y las dos mitades, aunque de mujer, no se corresponden.  No hay un cadáver sino dos.

La mitad de arriba pertenece a una juez estadounidense, conocida por su proclamada posición contraria a la inmigración ilegal; la mitad de abajo podría pertenecer al de una joven mexicana.

La policía estadounidense Sonya Cross contacta, muy a su pesar, con el detective mexicano Marco Ruíz (Demián Bichir) para establecer una cooperación que satisfaga los intereses de ambas dependencias y den pronta solución al caso criminal.

Sonya Cross
Sonya en una adolescente en cuerpo de mujer adulta, su concepto del bien y del mal, de lo correcto e incorrecto, de la importancia de decir la verdad o decir una mentira se corresponde con el de una joven a medio formar. No así su mente, preclara y brillante ejercitada por la tenacidad y el trabajo diario. Podría obedecer a un trastorno de Asperger

La causa: un lamentable suceso criminal que freno su crecimiento emotivo y ocultó sus sentimientos en una caja cerrada de la que se perdió la llave; por eso en el terreno de las relaciones resulta arisca en su manera de expresar sus convicciones, por su brutal e ingenua sinceridad. Aspectos que le dificultan resultar cordial a pesar del conocimiento que tiene de las consecuencias de sus actos, de sus esfuerzos por superarse y de su búsqueda incesante de la aprobación de su superior, el teniente Hank Wade (Ted Levine, de la serie 'Monk') que sustituye a la figura paterna.

Marco Ruíz
Por contra Marco Ruiz, el detective mexicano, es afable y de carácter relajado. Vive con su segunda mujer y tiene tres hijos fruto de ambos matrimonios. Se acaba de practicar una vasectomía ya que su sueldo no da para tanto mantenimiento ya que debe ser uno de los pocos policías que no se benefician de las habituales mordidas. Su honradez y profesionalidad están fuera de toda duda siendo una isla en medio de la sordidez caótica de su ciudad, lo que pone en riesgo no solo su vida sino también la de su familia.

A pesar de la disparidad de caracteres y de enfoque vivencial de ambos detectives, la tirante relación inicial dará paso a un entendimiento mutuo de aceptación personal, amplia comprensión y gran capacidad resolutiva en el terreno profesional.

El avance en la investigación expone la posibilidad de que detrás de todo esté la mano de un atípico serial killer, cuanto más interesante porque no responde a ninguno de los perfiles habituales y lo que lleva a la policía a pensar que en sus actos existe algo más, algún tipo de mensaje a descifrar y no solo una necesidad patológica de infringir el mal.

Ambos detectives deberán sortear circunstancias e impedimentos formales como la presencia del FBI, la corrupción dentro del cuerpo, los intereses de los cárteles en prostitución, en narcotráfico, en  las desapariciones de chicas jóvenes, en el tráfico de inmigrantes, configurando una red de tramas y subtramas argumentales que van dando cuerpo a una situación compleja e interesantísima con muchos hilos de los que tirar.

La serie ahonda en esos hechos que suceden cada día, y que son triste noticia en periódicos y en televisión, y que en el argumento no solo se mencionan sino que pasan a convertirse por derecho propio en protagonistas de la serie tan importantes o más que los propios actores. La autenticidad lingüística mantenida por encima del doblaje refuerza esa intencionalidad y lo consigue.

De ahí que The bridge sea una serie con poca ficción y mucha veracidad ficcionada, poco o ningún parecido guarda con las otras series glamurosas, que cuidan su estética y la de sus protagonistas: luces brillantes, ropa de marca e imágenes para enmarcar. Si hay que encontrarle algún parecido habría que buscarlo en el espejo de The Wire.

Es una serie sin concesiones, dura en lo que cuenta y en como lo cuenta, por eso no deja indiferente y por eso atrapa, porqué lo que se ve no parecen decorados con candilejas, ni lo que pasa parece sacado de la imaginación de un guionista, sino copiado de la vida real.

Los periodistas Daniel y Adriana en una calle de Ciudad Juárez

The bridge se asemeja más a un documental que a un guión premeditado hasta el mínimo detalle. Más a un reportaje callejero, que no se sabe por dónde va a seguir, con movimientos de cámara esquivos como si quien filma no quiera ser visto, ni identificado, porqué mostrar al mundo según que tiene su precio.

Así Steven Linder, Eva Guerra, Charlotte Millwright, Fausto Galván, la joven periodista Adriana, su madre y hermanas, y el veterano redactor Daniel Frye, entre otros protagonistas secundarios no son sino encarnaciones de miles de voces anónimas; son actores que prestan su cuerpo y su voz a la denuncia: es una forma de poner rostro a la vida y a la muerte.

Sonya y Marco son la columna vertebral de la serie, junto con el teniente Hank Wade. Todos absolutamente creíbles, naturales en sus actos y en sus gestos y comedidos cuando por exigencias del guión se les requiere mayor histrionismo.

Tampoco sus guionistas Meredith Stiehm (Homeland) y Elwood Reid (Caso abierto) son cualesquiera. Pesos pesados para una gran producción de la que se espera mucho en su próxima segunda temporada. Para más información, la web del Canal FX (cuidado hay información spoiler). 

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