martes, 13 de octubre de 2015

Los crímenes de Ardeshir Villa de Kalpana Swaminathan

Gastronomía india y criminal
Imagínense que Miss Marple se llama Lalli y que en lugar de un sobrino escritor tiene una sobrina escritora. Imagínense que en lugar de tomar te en St. Mary Mead, Inglaterra, lo toma en Bombay, India. Y por último que en lugar de entretenerse resolviendo crímenes circunstancialmente lo hace resolviendo crímenes de forma oficial por encargo. Con todo esto tendrán a la protagonista de una serie de novelas policíacas al más puro estilo whodonit de la escritora india Kalpana Swaminathan que evoca, sin duda alguna y por ella reconocido, a la sin par Agatha Christie.

Los crímenes de Ardeshir Villa es una novela policíaca en toda regla y es la primera de esta serie.

Lalli y su sobrina, cuyo nombre no sabremos, son invitadas a pasar un fín de semana gastronómico en Ardeshir Villa, una preciosa residencia campestre cercana al mar, por su amiga Hilla que la ha restaurado y redecorado después de haberla heredado inesperadamente.

El cocinero, que no chef, tiene dos habilidades además de saber cocinar todo tipo de platos; la primera consiste en interpretar los deseos de cada comensal y otra más malévola que emplea para cocinar un plato a medida para cada uno que les retrotrae a un recuerdo del pasado. Para algunos agradable y para otros un secreto inconfesable.

Otros invitados coinciden con ellas, además de la sobrina de Hilla que va a cumplir dieciocho años y el cocinero. También, y sin ser invitada, una lluvia torrencial, que los deja aislados, hace acto de presencia. Y cuando se descubre el asesinato está claro por las circunstancias climatológicas que el culpable ha de ser alguien de dentro de la casa.

Por descontado que Lalli, por su trayectoria como policía ya jubilada y su experiencia en estos asuntos, se hace cargo del caso y ayudada por su sobrina va a desenmascarar al culpable que resulta serlo de más muertes.

Cada uno de los protagonistas, de edades muy distintas, tiene su carisma asociado a su estatus y oficio y su comportamiento social refleja el sistema de castas aún imperante en la India y en la narración se va conociendo su forma de ser y de pensar a través de diálogos con referencia a su pasado. Un fin de semana encerrados por la lluvia da para charlar, reir, enfadarse, amar, odiar e incluso matar.

Así la novela va situando a cada cual a través de su vestuario, su comportamiento frente a la comida, sobre todo los desayunos, su paciencia o impulsividad, su necesidad de brillar o pasar desapercibido y permite al lector formarse una opinión sobre quienes llegaran al final como cadáver y quien será el criminal.

Siendo el eje del encuentro en Ardeshir Villa un recorrido por la historia gastronómica de la India, no pueden faltar descripciones de platos que, si gustan de este tipo de cocina, hacen la boca agua mientras se avanza en la lectura, lo que no sucede tanto con el avance de la trama que tiene momentos de languidez contemplativa propios de la forma de vida oriental.

Nada extraño teniendo en cuenta que la percepción del paso del tiempo transcurre de forma diferente en la India y que la importancia o relatividad de los hechos se mide por una escala muy distinta a la de los occidentales. Es lo que tiene leer novelas de otros países: que hay que empatizar con sus usos y costumbres para poder entrar en la atmósfera de la trama.

Lo que no resulta para nada difícil ya que la autora ofrece información más que suficiente para ambientarse sin excesiva dificultad.


Kalpana Swaminathab
Kalpana Swaminathan hace que la novela esté narrada en primera persona por la sobrina anónima de Lalli y contiene perlas de humor inteligente que enriquecen el relato y una resolución final que no desmerece y que para los seguidores de Agatha Christie tendrá el retrogusto de estar leyendo una obra de la escritora inglesa, con modismos indios y estilo distinto, eso si, pero con la misma esencia y planteamiento.

Pudiendo seguir tomando té y sin echar en falta una didáctica charla sobre diversas clases de veneno con aplicación práctica.

2 comentarios:

  1. Interesante planteamiento, y ya puestos a usar como "molde" un planteamiento conocido, qué mejor que hacerlo con uno de los más exitosos.
    Un placer leerte como siempre, Jordi.

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    1. Hay que asegurar el disparo. Ahora bien la gastronomía india es una delicia para los sentidos.
      Gracias por tu fidelidad Roberto!

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