Bajo este título aparentemente frívolo, y más propio de un Cozy Crime, se esconde una novela negra y policiaca de denso y complejo argumento que tienen que incorporar a su colección sin atisbo de duda.
En la soleada Brighton, si
algún lugar de Inglaterra puede arrogarse este calificativo, amanece un día
lluvioso con tres delitos de sangre que involucran a tres equipos de
investigación de la central de policía mermada de recursos.
Tres casos dispares que
precisan de investigación pormenorizada ya que los casos criminales nunca
suelen ser lo que parecen.
Un cadáver antiguo aflora,
nunca mejor dicho, en una tierra que la lluvia está removiendo; una perfumería
de lujo sufre un robo con violencia; en la cola de un supermercado un
adolescente da rienda suelta a vete saber que instinto disparando a quien tiene
a tiro.
La sargento Kate Darroch,
aun verde para coordinar equipo propio, se encarga del robo a la perfumería lo
que la pone en contacto con la joven dependienta Ciara (se pronuncia Kira) que
padece de hiperosmia, una sobrexcitada capacidad de detectar e identificar olores, lo que es
un don y una maldición.
Al haberle vendado los
ojos no resulta buena testigo por no poder identificar a los asaltantes, pero
si puede ayudar por haber detectado unos olores significativos; claro que para
que eso se produzca, primero tiene que comprobarse su no implicación en el robo
y segundo tienen que creer que su capacidad olfativa es de una validez
incontestable.
Si alguna vez una novela agradecería más páginas, contrariamente a los excesos que está resultando habitual, es esta sin duda alguna. Al despliegue argumental, cien por cien satisfactorio, le hubiera ido bien mayor recorrido para seguir disfrutando de la lectura.
Sam Christer demuestra un buen dominio del tempo narrativo, una gran capacidad para sintetizar con carácter divulgativo aspectos científicos, una especial habilidad para redactar de forma transversal y un enorme ingenio para desarrollar tramas paralelas criminales de distinta tipología y en distintos escenarios.
Jazmín, Pétalos de Rosa y
Asesinatos es una novela cuyo aspecto
troncal lo forma tres casos criminales, basados en comportamientos humanos del
día a día, y por eso no hay distinción entre personas y personajes.
Personajes tan potentes como para que sus propias historias nos interesen tanto como para compartir interés protagonista con las tres tramas criminales.
Y piden a gritos tener continuidad.
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