Best Seller Noir en toda regla. |
La
novia gitana tiene todo para agradar a todo tipo de lector.
Reúne los mejores ingredientes de las mejores obras y consigue una obra
distinta en la uniformidad del género y manteniendo sus señas de
identificación.
Tiene los rasgos top de las novelas negras top: asesinato con
un modus operandi peculiar pero extravagante en su búsqueda por la
originalidad; infancia tortuosa y deformadora hasta la psicopatía de una mente
normal; un equipo policial de variadas aptitudes complementarias y brillantes; un
joven policía con ambiciones que sintiéndose menospreciado está dispuesto a reivindicarse;
un policía jubilado con información vital que no es fácil recordar; la desesperación
de la inspectora protagonista que no alivia ni la grappa ni un escenario de
karaoke; el proceso de duelo inconcluso de una tragedia familiar que se ha convertido en
pesadilla; una etnia prejuzgada y condenada de antemano por ser quien es;
música de los ’60 con las letras de una cantante idolatrada y a la vez maldita; sexo sin prolegómenos como catarsis terapéutica; una trama maquiavélica con una
pizca de religión ancestral y un pre-final y un final que,…
Y con esos mimbres de siempre sale el cesto habitual para la compra pero en lugar de mostrarse en el escaparate de una cestería lo hace sobre una pasarela
en un desfile y encandila y absorbe los flashes de la crítica siempre dispuesta
a encumbrar con inusitada facilidad y rapidez.
Se le podrían ver los costurones y los remaches empleados
para conjuntar tanto de tan distinta procedencia y sin embargo no se notan y resulta una obra
muy apañadita y tan resultona como para atrapar por la pechera y notar su
aliento a centímetros y aún así continuar. Un pasa páginas en toda regla.
No nos vamos a engañar: atrapa, entretiene, resulta interesante, culturiza y deja ganas de más. Visto lo que se publica hoy en día a nadie le amarga un dulce, aunque no sea casero.
La
novia gitana habla de un asesinato espeluznante y brutal se mire como se mire, de una joven de este
pueblo que está pronta a casarse. Lamentablemente no aprovecha para ahondar en él pueblo gitano, excepto por cuatro
tópicos, por lo que podría ser perfectamente inuit y valer igual.
La
peculiaridad del método empleado subleva a los componentes del equipo que
conforma el BAC (Brigada de Análisis de Casos) y en especial a su jefa la
inspectora Elena Blanco que se conjuran para esclarecer el caso y detener al
monstruo capaz de desplegar tanto sadismo.
Carmen
Mola,
seudónimo de quien no quiere que nadie sepa más, ha escrito una novela
intrigante, de trama muy bien desarrollada y ajustada al tempo preciso, para
ello emplea adecuadamente la documentación con la que da veracidad a los hechos
que la precisan y no satura de vocablos específicos ni de descripciones
innecesarias: lenguaje plano, directo y al grano.
Una trama más televisiva que literaria pero que funciona a la
perfección.
Ya se ha publicado una nueva entrega protagonizada por la
BAC y que lleva por título La red
púrpura. Habrá que leerla.