domingo, 12 de abril de 2020

No está solo y El ángel de Sandrone Dazieri

Novela negra italiana:
No está solo.

El spaghetti crime es la renovación de la novela negra italiana más tradicionalista. Toma del thriller lo más sobresaliente y adictivo: mucha acción, personajes carismáticos con atractivo físico y personalidad excepcional, tramas conspiranoides, ramificaciones tentaculares de la maldad, disparos, explosiones, persecuciones, traiciones… y las obras de Sandrone Dazieri tal vez sean el ejemplo más ilustrativo de esta corriente.

Más o menos spaghetti western vs western americano. Y han conseguido revitalizar un género aunque el resultado sea pasarse al lado más comercial y más globalizado, lo que no implica necesariamente pérdida de calidad pero si sometimiento a producto.

Novelas que son como los spaghetti al plato: combinan bien con cualquier salsa.

No está solo es la primera novela con Dante Torre y Colomba Caselli de protagonistas, El Ángel es la segunda y habrá más. Tiene que haber más.

Los protagonistas tienen en común el ser damnificados sin cura. Ambos traumatizados por sendas experiencias dolorosas con secuelas irreversibles pero con un sentido de la justicia hipertrofiado que les lanza una y otra vez contra cual sea la pared que tengan delante.

Novela negra italiana:
El ángel
Más que una serie estamos ante una saga de thrillers que explotan la inexplicable química que une a estos dos seres y que aborda temas atractivos para las personas que leen ávidas de que el bien gane, aunque salga malherido en el intento o precisamente por eso.

En la primera entrega, en la que los protagonistas traban conocimiento, se investiga la desaparición de un niño, después del asesinato de su madre, e inicia un caso que en su desarrollo evoluciona hasta derroteros que nadie sospecharía al principio de la lectura.

La segunda sigue los pasos de la pareja que, a pesar del tiempo transcurrido, mantienen una peculiar relación personal y un prurito justiciero que los lleva a meterse de nuevo en líos extraordinarios.

Sandrone Dazieri escribe de forma sencilla para que no haya que interpretar, solo leer y no perder un ritmo narrativo pasado de revoluciones. Obras bien conjuntadas con alarde de imaginación y que entusiasmarán a quienes busquen chutes de adrenalina.





miércoles, 8 de abril de 2020

La vida fácil de Richard Price

Novela negra en travelling.

No es Alabama, Luisiana o Georgia en tiempo pretérito: es Nueva York en tiempo presente; no son inabastables campos de algodón: son anchas avenidas y estrechas calles; no se vive en cobertizos solo en pisos resquebrajados como voluntades y hacinados como pateras. No es lo mismo pero es igual. O parecido.

Negros, portorriqueños, latinos tanto da el origen si no se es blanco. Todos en el mismo saco, todos eternos sospechosos, todos víctimas de un sistema que no quiere darse cuenta que los convierte en verdugos.

Respirar, andar, fumar, fornicar, robar, matar. Nada distingue una acción de otra. Todas acaban en ar. Primera terminación verbal de acciones necesarias.

Su vida no es un proyecto de futuro, su vida es ese pedazo de tiempo que media entre el anterior y el siguiente. Un confuso presente atemporal. Y para vivir este momento que se repite en bucle, hace falta dinero.

Una noche tres blancos regresan de una especie de celebración y se encuentran con dos no blancos que les exigen el dinero. Un blanco se resiste, el dedo en el gatillo se encoge y la bala se lleva una vida. Así de simple. Así de absurdo. Así de innecesario.

La vida fácil no es solo una novela, es un único e inacabado travelling, en donde el homicidio aparece en las primeras secuencias y su investigación ocupa la atención a lo largo de todo el resto de metraje. Inacabado porque la vida sigue mal que bien para unos, mejor que mal para otros.

Richard Price
Las novelas tienen final. Las personas también. La vida no y sigue entonando un lánguido y lastimero blues para los oídos que lo quieran o sepan escuchar.

Richard Price demuestra que no todos lo que andan arrastrando los pies, con los brazos flácidos a los costados, cabeza ladeada y mirada perdida son revividos, pero sin excepción también son zombis.

Describe una vida poblada de personas que dan lástima, que se interpretan a si mismo revertidos a personajes a su vez lastimados. Los hace hablar con las palabras que se repiten cada día buscando justificar sus acciones y queriendo creer que todo es por un fin. Aunque nadie sepa cuál es ni nadie acierte la respuesta.

Hay novelas que cuentan dramas; hay dramas que se cuentan de forma novelada. Sea como fuere La vida fácil, que de fácil solo tiene el título, es una novela negra tan dura por la sinrazón y sordidez de sus actos y tan blanda por los personajes indefensos ante tanta sinrazón que parece de plexiglás.

Una porra extensible con la que la vida da latigazos que dejan marca ¿por qué a mí? ¿Por qué yo?

domingo, 5 de abril de 2020

Asesinato en la Plaza de la Farola de Julio César Cano

Dormir en el recinto de un cajero
automático no es seguro.

La primera novela protagonizada por el inspector Monfort que se desplaza de Barcelona, donde vive, a Castellón requerido para afrontar un caso que parece uno más que tiene como víctima a un indigente. Pero entonces sería carne de archivo y no precisaría ni de un sabueso, díscolo pero eficaz, ni de una perfiladora procedente también exprofeso de Valencia.

Hallan un sin techo muerto en el cerrado de un cajero automático de una entidad bancaria.

Su presumible deficiente calidad de vida es la causa probable de su fallecimiento, pero a veces un caso se explica del modo más simple. Otras no. Y en esta ocasión lo simple se vuelve complejo y lo complejo sencillo.

La investigación va de un lado para otro ya que hay indicios y aspectos que no acaban de cuadrar pero que tampoco parecen encajar unos con otros. Hay dudas y pasos en falso y atar cabos, cuando estos se mueven o están pringosos de aceite no es nada, pero que nada, fácil.

Y si encima el autor ayuda sembrando algún que otro despropósito argumental la verosimilitud salta por la ventana cuando se abre la puerta a un análisis exigente.

El inspector Bartolomé Monfort se toma el trabajo como una medicina, lo usa para paliar el dolor y por ello no sigue pauta de horas ni regula la dosis: tanto como sea necesario. Antes de ahora disfrutaba de la vida y le queda aún un paladar suficientemente educado como para apreciar la calidad en la comida y en la bebida, lo que permite al autor dar un repaso por locales y platos, más que sugerentes, de la zona.

Julio César Cano
Julio César Cano abre el fuego, con esta, de una serie de novelas, va por la cuarta publicada, protagonizadas por este tópico pero no por ello menos interesante inspector que es Bartolomé Monfort.

Al finalizar la lectura apetece conocer más y mejor a los protagonistas, y esto, en una primera novela, es motivo más que suficiente para darle valor en contexto.

El autor también ha escrito, en paralelo, sobre gastronomía y viajes y en sus obras, por su pasado relacionado activamente con el mundo musical, hay sonoridad.


lunes, 30 de marzo de 2020

Asesinato en el laberinto de J. J. Connington

Novela policiaca de la golden Age.

Un laberinto se ve siempre como un lugar donde algo o alguien indeterminado, con intención ominosa, parece acechar a cada paso. Por muy luminoso y colorido que sea siempre se presenta como un lugar donde enfrentarse a los propios miedos y del que nada más entrar ya se desea salir.

Un escenario concebido para dar cabida al misterio y la sorpresa. Un exuberante alarde de verde naturaleza dominada y moldeada con geometrías contranatura que se contrapone a la salvaje libertad de los bosques, pero además un eco de violencia y sangre proveniente de cuando el Minotauro.

Y si el laberinto tiene dos centros con dos recorridos distintos, aunque sean simetricos, la ansiedad se multiplica por dos. Y claro si tiene que cometerse un asesinato, justo en el centro, también va a multiplicarse por dos. Y el misterio también va a ser doble.

Estamos ante una novela policial, que no novela negra, de la Golden age británica respetando en su estructura argumental y su ambientación los cánones establecidos, incluso adoleciendo del parsimonioso ritmo narrativo al que le hubiera beneficiado mayor dinamismo y mejor comprensión dramatica.

Comprensión no por lo que sucede o se describe sino por el motivo del crimen y que por eso la explicación final, esclarecedora e imprescindible, es de por sí misma un pequeño e interesante relato.

Sir Clinton Driffield y su amigo Wendover, en un papel que recordaría el del Hastings de Poirot o del Watson de Holmes, encarnan la investigación mientras que el jefe de policía local aporta el cariz legal y oficial, y contrapunto a la inteligencia, a los extravagantes gestos y solicitudes de los citados.

J. J. Connington
17 novelas policiacas es el aporte de J. J. Connington (1880-1947), seudónimo de Alfred Walter Stewart, a la historia del género y Asesinato en el laberinto, Murder in the Maze, data de 1927 y sería la quinta publicada.

Y en esta hay que reprocharle que haya trabajado tan poco los personajes que cueste hacerse con ellos, que la trama presente algún salto temporal que no se acaba de justificar cuando podría haber empleado otros recursos narrativos más afables. Y la traducción, y eso ya no le corresponde, tampoco ayuda al emplear sustantivos y expresiones en desuso para el momento en que se ha publicado.

En el conjunto se evidencia la bisoñez de la obra y que probablemente a lo largo de su producción mejoró. Habrá que esperar a ver si se edita algo más.

Mientras pueden echarle un vistazo a las primeras páginas, gracias a la editorial, en este enlace

jueves, 26 de marzo de 2020

Los pistoleros o el caso Hamster de Fernando Figueroa Saavedra

Novela negra espectacular,
distinta, rabiosa,
transgresora, divertida
y apasionante;
desde la trama
amoroso-erótica hasta la policial.

Todo en la vida ofrece una cara ortodoxa y otra heterodoxa, simplificando: lo habitual y lo extraordinario. Bien hallados los heterodoxos por ser descubridores de nuevos caminos e iluminadores en la incierta oscuridad.

En la novela negra hay mucha, demasiada, excesiva, ortodoxia y no por falta de imaginación o empuje sino por aquello de asegurar. Que todo tiene un coste y las editoriales favorecen los experimentos si son de autoedición y con agua carbonatada.

Los pistoleros o el caso Hamster es una novela policiaca heterodoxa que transcurre en abril de 1892. Atrae la atención por su cubierta diferente, atrevida y sugerente a partes iguales. Ya en el inicio de la lectura y a la que el cerebro empieza a interpretar las palabras que conforman párrafos, que igual necesitan relectura, descubre que está ante algo inhabitual. La sorpresa expande la sonrisa y el deseo por querer más azuza el intelecto para que se esfuerce en interpretar correctamente tanta información y osados juegos de palabras.

Los pistoleros o el caso Hamster es una novela policiaca, negra, transgresora, divertida y estimulantemente erótica que transcurre en 1892 en Rabishpool, esa población portuaria cercana a Cardiff donde el galés barre el inglés (y se nota ya que la traducción ha requerido sordo trabajo para hacerse entender).

El johnnie Harold Maesnow, ex-inspector de policía y ahora solo agente, se encarga de investigar un asesinato, uno más, en el Distrito Rojo donde parece que las negociaciones entre patronal y sindicatos han entrado en un nuevo nivel y en el que los acuerdos ya no se redactan en papel sino que se escriben baleando cuerpos.

Polítiqueo, posible topo en el cuerpo, comunidad gay fuertemente representada, nada ni nadie exento de sospecha y por si fuera poco, la visita de su tío William Maesnow va a complicar aún más, si cabe, la vida del ex-inspector al presentarle un aspecto desconcertante de las relaciones humanas que incide en la que el mismo mantiene con una pelirroja actriz de teatro.

Una trama policial, negra por momentos y oscura siempre, muy bien presentada y magníficamente resuelta con un final que enlaza con el principio y transforma el interrogante en círculo. Una exhibición de realismo farandulero y de modus vivendi de las clases menos favorecidas y un retrato del cuerpo de policía en una situación de ambiente tensionado por los asesinatos y la incertidumbre del mañana. Sin olvidar situaciones caóticas, irónicas y delirantes que remiten a Henry Wilt.

Fernando Figueroa Saavedra
Dentro de su florido lenguaje de época, de esos que hay que leer y saber escuchar, destaca el atrevimiento y el esfuerzo por conseguir algo sorprendente y efervescente.

La edición viene trufada de dibujos del propio autor Fernando Figueroa Saavedra, incluido el de la cubierta, y el diseño de las páginas (con su hilo de Ariadna que te acompaña de principio a fin) ofrece un conjunto muy bien cuidado (es mi primera lectura de esta editorial, Alma Negra, y no sé si es costumbre o excepción) que merece reconocimiento y agradecimiento por su consideración hacia el público, que al comprarlo no obtiene un producto sino que recibe un regalo.

Una lectura que no van a olvidar ni se van a cansar de recomendar.


domingo, 22 de marzo de 2020

Una historia de perros viejos de Manuel H. Martín y Juanma Espinosa

Aires de western y de novela negra en este
cómic noir.

Para vivir hay que luchar para seguir vivo, para morir solo hay que dejarse llevar. Manny, cuando se llamaba Lobo, luchó para sobrevivir y luego se abandonó hasta que el amor le dio un nuevo nombre y un motivo para continuar pero parece que no todo depende de lo que se quiera o se desee, hay circunstancias ajenas al control que pueden decidir por sí mismas y cambiar la vida de los seres vivos, ya sean personas o animales.

Manny es un perro mayor, tal vez viejo, que debe afrontar una de esas situaciones imprevistas sin saber muy bien cómo. Y resuelve hacerlo en una búsqueda imprecisa que lo lleva a topar con Chica, una chiguagua de 5 años, y con ello adoptar un rol protector que le dará un nuevo motivo para seguir vivo.

Sería una versión de la dama y el vagabundo para adultos donde el dulce se ha trocado en agrio. Donde la violencia y la tristeza sustituyen las canciones, las caídas de ojos y las sonrisas de oreja a oreja. Un viaje por callejones, un baño de realidad oscura, deprimente, salvaje y peligrosa.

Aires de western y de novela negra hard-boiled impregnan el relato; donde un cacique, un padrino, salvaguardado por un ejército de pistoleros ejerce su tiranía en las calles y decide sobre la vida y la muerte de quienes le fallan o de quienes se han interpuesto en su camino.

Una historia de amor sin concesiones y de amistad sin condiciones. Una historia de venganza justiciera y de dolor. Una historia de personajes solitarios marcados por las cicatrices de la vida en busca de su redención, fundamentos de la esencia más clásica de ambos géneros.

El guion de Manuel H. Martín tira de tópicos, en personajes, antecedentes de la historia y trama desarrollada y destaca por elegir a animales como protagonistas manteniendo su condición sin recurrir al antropomorfismo excepto en ciertas expresiones de cara, más humanas que animales, y por su comunicación verbal inteligible.

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Y el dibujo de Juanma Espinosa, si bien hay que reconocer que dotar de expresiones humanas a animales manteniendo tal condición no es tarea fácil y dibujar peleas entre ellos tampoco le cuesta cumplir, aunque la elección de un dibujo cercano al realismo no sea el más adecuado para lograrlo.

Estamos ante el debut de unos autores que a buen seguro van a evolucionar.

Hay que agradecer tanto a autores como editorial el que hayan puesto la obra en descarga gratuita este mes de marzo en https://dolmeneditorial.com/hoy-yomequedoencasa-con-la-lectura-gratuita-de-una-historia-de-perros-viejos/ dentro de la campaña #yomequedoencasa con motivo de la pandemia del Covid-19.

jueves, 19 de marzo de 2020

Los Intocables de Brian de Palma

Un film noir alejado de tópicos.

El film relata un hecho histórico como fue la investigación y cerco policial al gánster Al Capone en 1931 por parte del Agente del Tesoro Elliot Ness y su equipo, conocidos como Los Intocables por su rechazo al soborno, deporte que practicaban personas prominentes y poderes fácticos en el Chicago de aquella época.

Brian de Palma ejecuta con su habitual maestría, sus planos cenitales, sus travellings y su ritmo sincopado, alternado momentos de reflexión contemplativa con secuencias de acción rutilante, un guion, más que bien elaborado, de David Mamet.

El director se aleja de la tópica película de gánsteres para centrarse en el eje del bien y el mal encarnado por dos protagonistas fuertemente carismáticos y antagónicos.

La película se apoya en las relaciones humanas y en los sentimientos en las que se traducen. Renuncia a los tópicos que han sustentado el cine noir para darle su particular visión, haciendo hincapié en como el bien, reflejado en el cariñoso marido y padre, amigo y compañero, recto y legal puede vencer al mal, evidenciado por quien busca el reconocimiento y el respeto a través de una violencia descarnada y un absoluto desprecio hacia las vidas humanas de cualquier edad, sexo o condición y a su vez pretende divertir escondiendo el dolor igual que se emociona oyendo el payaso de la ópera Pagliacci.  

La película contiene arcos narrativos con largos planos secuencia que en sí mismos son pequeños cortometrajes por su cuidada elaboración, su tempo y su inicio-desarrollo-desenlace y que forman parte de la historia del cine como por ejemplo el tiroteo que transcurre en las escaleras de la Estación Central: siete minutos de thriller prácticamente a cámara lenta, casi sin diálogos y cuya banda sonora la constituyen al unísono el ruido de los disparos y la melodía Nana de la Metralleta que con su contrapunto infantil eleva el nivel de suspense hasta lo insospechado.

La escena, con marineros incluidos, es un reconocido homenaje al clásico El acorazado Potemkin y su secuencia de las escaleras de Odessa.

La celebración

Si el casting fue complicado, mucha más oferta que demanda, y visto el resultado muy bien elegido: Kevin Costner, Robert de Niro, Sean Connery, Andy García… la elección del compositor fue más sencilla: Ennio Morricone capaz de componer y dirigir una banda sonora capaz de resaltar las imágenes como si subieran de color al exigente ritmo del inherente cine de De Palma, que busca esos golpes de efecto como si de repente un millón de focos se encendiera de golpe y no para iluminar sino para exaltar.

Si la película es un retorno a la tragedia griega y a la épica de los vencedores, la música aparece siempre para resaltar la emoción de cada momento. Disfruten de sus imágenes, sus interpretaciones y su espectacular música.



Ultimate soundtrack suite

domingo, 15 de marzo de 2020

Reina Roja de Juan Gómez-Jurado

Un thriller aupado a best-seller.

Si se preguntara a la gente qué es el ajedrez, casi todo el mundo coincidiría en decir que es un juego de piezas blancas y negras, y acertaría y tampoco hay que pedir más. Pero pocos sabrían que hubo un tiempo en que también era habitual encontrarlo con piezas blancas y rojas.
Una reina roja obtiene pues un significado especial, se trata de una pieza poco conocida pero que mantiene intacta su majestuosa facultad de deslizarse por donde quiera. Sorprendiendo, atemorizando, de forma premeditada o veleidosa. Una reina, en ajedrez, y no solo en el juego, encarna conspiración y estrategia. Y puede resultar desconcertante y temible a la vez.
Antonia Scott es una reina roja, una de las pocas que existen, y su misión es resolver complejos casos delictivos formando equipo en una unidad que no existe y cuyas acciones no pueden trascender. Al final, en el momento de los flashes y de los reconocimientos, son otros los que dan la cara y se los llevan.
El caso presente es esclarecer el descubrimiento del cadáver de un adolescente que sobrecoge por el modo en que ha sido asesinado y por su presentación en una puesta en escena de vanidosa frialdad.
La novela Reina Roja es un thriller de acción estratégica. Aupado como best-seller responde perfectamente al calificativo comportándose como tal: comercial y eficaz. Su argumento endeble e inverosímil parece ser también fruto de la estrategia, pensado al detalle, intercalando las acciones que se precisan para mantener la tensión, jugando con personajes tan superficiales como tópicos y ejecutando cada paso con la intención de agrupar quanta más masa lectora mejor.
Juan Gómez-Jurado
A los personajes les faltan relieves y vida interior y les sobran reiterativos tics que aparecen forzados. Al argumento le falta historia que suple pormenorizando las escenas de acción. Porqué las escenas de acción son eso, escenas. Escenas de una película relatadas por escrito. Es más el relato de alguien que cuenta lo que quiere que veas, que el texto de alguien que escribe lo que quiere que sientas.
Su autor, Juan Gómez-Jurado parece haber escrito para gustar y a la vista de su éxito lo ha conseguido. Ya ha publicado Loba negra, novela que continúa la serie.

domingo, 8 de marzo de 2020

La promesa del ángel caído de Friedrich Ani


Un tratamiento valiente e innovador
dentro de un género, la novela negra,
sobre explotado.
Cuando alguien mencionó este título pensé “ya lo he leído” y me olvidé. Pasado un tiempo, en otro foro, el título volvió a salir y en los subsiguientes comentarios se mencionaba una trama que no recordaba en absoluto (no es extraño, leo mucho, mi sastre es rico, y si no hago reset acabo mezclando argumentos y protagonistas de forma lamentable).

Una consulta en Google me aclaró la confusión: resulta que según la investigación de David Sánchez es uno de los títulos más repetidos en la oferta literaria.

Una vez aclarado el misterio me zambullí en su lectura y aún ahora, en el momento de escribir esta reseña, sigo desconcertado por el particular enfoque de su argumento y su peculiar narrativa.

Es la primera novela (de una larga serie) protagonizada por el inspector Tabor Süden, un investigador del Departamento de desaparecidos en Münich. Su modo de actuar resulta atípico en el género porque sus acciones no responden a las del investigador policial clásico, tampoco investiga asesinatos sino desapariciones que no tienen que coincidir necesariamente con cadáveres, y sus necesidades informativas en entrevistas e interrogatorios son ligeramente distintas.

Investigar una desaparición comporta ahondar más si cabe en la psicología y el comportamiento de la persona en cuestión pero es que además Süden es particularmente minucioso en conocerlo todo siendo difícil establecer cuanto es preciso para resolver el caso y cuanto responde a una necesidad ¿patológica? del propio inspector de intimar virtualmente con esa persona desaparecida.

Quien sabe, puede ser que la persona haya desaparecido voluntariamente respondiendo a una llamada interior de reinventar su vida. O puede haber sido descuartizada y esparcida por distintos sitios por alguien ominoso que interrumpió su línea de vida.

En este caso, el zapatero Maximilian Grauke, sobradamente conocido en todo el barrio, ha desaparecido. La denuncia la interponen su mujer y cuñada, hermana de ésta. Ha sido una desaparición que sorprende a todos lo que lo conocen; ningún indicio apunta a esclarecerla. Ni motivos de suicidio, ni enfermedades psíquicas o físicas determinantes, ni relaciones ilegales, ni relaciones extramatrimoniales, ni deudas de juego, ni ganancias de juegos de azar, nada que sugiera que sea voluntaria o involuntaria. Y con numerosos pedidos por servir, algo que atendiendo su sentido de la responsabilidad resulta atípico.

Friedrich Ani
Atípico como la temática de esta novela para lucimiento de un investigador atípico. Un tratamiento valiente e innovador dentro de un género sobreexplotado. Explorar sobre los sentimientos y los niveles de felicidad de las personas, y no tanto sus hechos, para interpretar sus acciones y deducir su destino, anteponer su actitud a las pistas físicas es más propio de un terapeuta que de un investigador policial.

¿Ante qué perfil protagonista estamos? Una cosa es cierta: es un solitario que solo parece empatizar con el sujeto de su investigación; el resto de seres vivos presentes no le provocan mayor interés que ser instrumentos que ayuden en sus pesquisas. Silencio antes que ruido. Soledad antes que compañía. La lectura de la segunda novela seguro que dará más pistas sobre tal particular acuerdo de vida.

Cuando se sumerjan en su lectura la frialdad les golpeará con dureza. En el trato, en las relaciones, en el clima. Novela negra alemana, centroeuropea, funcional, alejada de estereotipos americanos, británicos, nórdicos o mediterráneos.

martes, 3 de marzo de 2020

La virgen de los huesos de Guillermo Galván

Una novela negra con la que sufrir.

La historia social y política de España está más llena de testosterona que de razones y con más actos castrenses, ordeno y mando, y litúrgicos, Dios está con los vencedores, que diálogo. Y luego están los silencios, esos que llenan montones de páginas en blanco porque no tienen ni tendrán quien les escriba.
Leer novelas cuya acción se desarrolle durante o inmediatamente después del cruento golpe de estado franquista tiene siempre un peaje anímico: el que conlleva convivir durante toda la lectura con el horror, con todo el sufrimiento y desamparo que eso supone.
Pero no es un horror extraído de neuronas creativas, no. Lo que se cuenta suele ser verdad y si no a datos exactos lo es por aproximación. Y lo estremecedor es que siempre se suele cumplir el axioma de que la realidad fue peor, mucho peor, de lo que relata la ficción.
El ex-inspector Carlos Lombardi, aun purgando su desafección al nuevo régimen, recibe un encargo de su anterior jefe, Balbino Ulloa, que le ha de permitir sino blanquear su expediente si al menos rebajar a gris lo que se escribió en negro.
Debe localizar a un joven novicio que desde que saliera un sábado por la mañana del monasterio para pasar el fin de semana con la familia no se le ha vuelto a ver y se sospecha la tragedia. Hijo de un pez gordo y ahijado de otro aún más, ambos fieles y leales servidores de la patria y del caudillo, hay mucho interés por esclarecer los hechos y encontrar culpables: en la España de Franco no hay delitos ni desapariciones ni crímenes que no se puedan explicar.
Ejecución sumarísima. En el cementerio, con la fosa en los pies,
con los niños mirando, con una hilera esperando.
La novela transcurre en tierras burgalesas y con Aranda como epicentro, en verano de 1942. La contienda, la guerra, la cruzada, hace poco que acabó y aún hay miedo entre las clases populares. Trabajadores y gente del campo se saben inseguros y nada hacen que pueda suponerles el más mínimo problema con la autoridad vigente. Ni hablar, si pueden. Y las mujeres callan doble porque no está bien visto que se las oiga ni casi que se las vea.
Una autoridad con muchas cabezas, ya que hay que cuidar de no ofender a los representantes del movimiento, casi con tanto poder como el alcalde, a las fuerzas policiales, una benemérita que aún está buscando su encaje en este nuevo orden social, a los nuevos ricos terratenientes y sin olvidar al clero, el brazo religioso que enarbolando la cruz son más temibles que si empuñaran una espada.
Y Lombardi va a tener que lidiar con todo eso y más, revolviéndosele el estómago cada dos por tres, tragando más bilis que vino ácido de la tierra, en una investigación que le descubre aspectos de la contienda en la retaguardia de aquellos que nadie quisiera conocer. Que guía sus pasos por tierras que nadie quiere pisar y por caminos que haría bien en evitar.
La virgen de los huesos es una novela negra, de lectura imprescindible, que dará que hablar.
Guillermo Galván
No conocía ni a este autor, Guillermo Galván, ni a este ex-inspector, Carlos Lombardi, pero desde ya son dos tipos que caen bien y quiero leer la novela presentación de la serie: Tiempos de siega. Su forma pausada de narrar, de elegir cuidadosamente las palabras, su facilidad por crear ambientes y personajes y por describir el entorno sea urbano o paisajístico es meritorio y permite una lectura tranquila. Necesaria para, de vez en cuando, marcar pausas i permitir evocar esa época, sin poder evitar un atisbo de miedo, y recordar que no hace tanto.
Mucha documentación, que no se nota, y mucho sentimiento hay en esta novela en la que Lombardi es un perdedor, pero no por haber perdido sino por no estar en el bando vencedor, y eso, se mire como se mire, es un honor.

viernes, 28 de febrero de 2020

Trufas para el comisario de Pierre Magnan


Una novela negra de aspecto poco
atractivo por fuera y deliciosa por dentro.
Febrero es la mejor época para las trufas. Están en su punto de maduración y los restaurantes no dudan en confeccionar menús a base de platos que contienen delgadas láminas de este preciado bien gastronómico.

Delgadas porqué su precio está por las nubes y de ahí que en las tierras donde se dan y los lugareños que las controlan, las recogen y las venden, sean lugares y personas opacas, poco dadas a la charla y siempre preocupadas porque su preciado tesoro pueda mermar en cosecha o en beneficio.

Las trufas se localizan con perros entrenados, o cerdos que, en realidad son sus cazadores naturales; su ubicación bajo tierra hace imposible verlas por lo que solo el olfato puede detectarlas. Es por eso que Rosaline, una cerda trufera con un olfato privilegiado, esté tan mimada por su dueño y cuando alguien se atreve a dañarla comienza la caza en busca del agresor.

Otra caza, ésta a cargo del comisario Modeste Laviolette, una persona tranquila y metódica, transcurre en la misma zona, en la que Banon, un pequeño pueblo de la Alta Provenza, es su epicentro. Un lugar dedicado a la recolección de trufas. Un alimento que chifla al comisario (y a quien no).

El comisario quiere descubrir el paradero de jóvenes de ambos sexos, hippies a ojos de los lugareños, que han desaparecido en los últimos tiempos.

Trufas para el comisario se presenta escrita con un estilo muy peculiar, importando poco las conveniencias y haciéndola, como la trufa, aparentemente difícil y fea por fuera pero increíblemente deliciosa. Es toda una tuber melanosporum que no deben dejar de probar si les gusta el género en su estado primitivo. Rural y noir.

Pierre Magnan
Pierre Magnan la escribió en 1978, la ubicó en una zona que conocía y amaba, hay notas de costumbrismo no chauvinista, hay ironía y situaciones existencialistas y aunque a los ojos de hoy, a cerdo pasado, la descripción que se hace de los hippies pueda resultar démodé, su cuidada redacción y su ingeniosa trama criminal la hace vigente y muy actual.

Pierre Magnan falleció en 2012 y dejó un montón de novelas y, en concreto, protagonizadas por Modeste Laviolette hay 8 de las que, hasta la fecha, solo se ha traducido esta.

Hay que desear que pronto haya más. Una vez probado, si gusta, es como la trufa: nunca tienes bastante.


domingo, 23 de febrero de 2020

Otoño lejos del nido de Ángel Gil Cheza

Novela policiaca con la suficiente
carga de denuncia social para
que se tiña de novela negra.

Salir del nido literal y metafóricamente significa afrontar de forma autónoma el inicio de la madurez. Regresar a él significaría, en cambio, un retroceso, un buscar refugio en un entorno asumido como protector.
Toda decisión importante en la vida supone un salto al vacío como el que se precisa para abandonar el nido. Hay incertidumbre, habrá inconvenientes, incluso problemas serios y se pondrá en riesgo la vida pero dado el primer paso ya solo falta avanzar sin detenerse.
En esta novela hay muchos abandonos de nido, los protagonistas se enfrentan a situaciones y decisiones que sobrepasan las fuerzas pero que no admiten esquivo, afrontarlas es la única solución. Y seguir adelante el único camino.
Un nido también puede convertirse en un féretro, como ha sucedido con la chica cuyo cadáver ha sido encontrado en uno en medio del bosque. La sargento Ivet Portabella y el cabo Xavier Tarrós, que en otra vida fuera Eva, van a tener un caso cuyo avance sugiere, evidencia y despista de una forma limpia y sin trampa para quien lea la novela; el despiste viene dado por los mismos protagonistas que, siendo humanos, se equivocan y deducen erróneamente.
Edgar Brossa, a quien la crisis le golpeó y aprovechó que estaba sin norte para arrebatarle todo lo material que tenía, dedica sus escasas fuerzas a la supervivencia. No dan para más y lo de reinventarse lo ve tan lejano como la línea del horizonte del mar vista desde la Barceloneta.
Sin dinero para pagar su habitación en piso compartido, se alimenta en comedores sociales tragando amargamente su desgracia. El realismo de la situación magníficamente descrita por el autor es piel con piel.
Edgar descubre porqué la amistad sigue siendo palanca que mueve el mundo y ante la perspectiva de una investigación, que para el periodista que lleva dentro es aire puro en los pulmones, acepta presintiendo que ya nada más malo puede suceder.
Ivet y Edgar van a cruzar sus caminos por culpa o gracias a sus respectivas investigaciones y la suma de esfuerzos les va a ayudar a avanzar en ellas y mejorar su respectiva autoestima que, de tan certeramente tocada por circunstancias dispares, estaba a punto de hundirse.
Ángel Gil Cheza

Ángel Gil Cheza ha completado una novela que se mueve por muchos frentes y consigue hacerla verosímil cuando no se revela directamente veraz. La transitan múltiples personajes como los que recorren cualquier calle, representantes de un amplio rango de culturas y clases distintas, moviéndose como pez en el agua en sus ambientes y como tortuga en pista de esquí cuando los sacas.
Emociones exteriorizadas por desbordamiento de tanto sentimiento imposible de seguir conteniendo y un argumento que se entreteje en una trama donde cada subtrama es de distinto color. En tono apagado, no hay alegría en ninguna casa, pero de variados matices según el momento y la hora del día.
Otoño lejos del nido es una novela policial con la suficiente carga de denuncia social para que se tiña de negro y suministra una lectura poderosa y emotiva a escala humana 1:1. Sin artificio, solo personas y con sus ideales, sus deseos, necesidades y su lucha diaria para evitar ser devoradas. No dejen de leerla.

domingo, 16 de febrero de 2020

La quinta víctima de J. D. Barker

Novela negra segunda entrega
de una esperada trilogía.

Estamos ante la continuación literal de la aclamada El cuarto mono, la que fuera una novela negra con inteligente y listo asesino en serie que se desarrolla a ritmo de thriller.

La persecución del criminal más buscado corre a cargo del FBI y el equipo policial comandado por Sam Porter que otrora llevara la investigación se ocupa ahora de otra serie de asesinatos que parecen llevar otra firma pero tanta maldad como el anterior.

Dos tramas principales que pronto van a dividirse en subtramas tan complejas como para presentar el aspecto de partidas de ajedrez simultáneas jugadas respectivamente por la policía y por el FBI.

Sam Porter, que no puede olvidarse de Anson Bishop, el asesino apodado el cuarto mono, desafiando a superiores y estamentos, a riesgo de perder la placa incluso acabar en prisión, prosigue esa investigación que le está vedada y que le llevará a viajar del frío Chicago hacia estados del sur, más cálidos y desconocidos.

Esta segunda parte vive de las migajas de la anterior y si aquella aportaba ciertos aspectos originales, está abusa de tópicos sin mesura y repite los patrones exitosos lo que le supone resultar previsible por reiteración.

Los giros de trama se retuercen en demasía y lo inverosímil, presente a lo largo de todo el desarrollo, toma el timón y a fuerza de querer sorprender deja de conseguirlo.

La quinta víctima satisfará, sin duda alguna, a amantes del género y a quienes gusten de las lecturas secuestradoras, ya que su estructura, su planteamiento, su tono narrativo y lo escabroso del argumento cumplen perfectamente con su cometido.

La lectura atrapa hasta imposibilitar; los cliffhanger capitulares obligan a seguir uno más, y otro y otro. La trama se engrandece hasta conseguir desplazar el foco de atención de los protagonistas para centrarlo en el que pasará.

Las diversas subtramas, que se alternan, van acercándose y alejándose procurando no dar pista alguna de cómo y cuándo van a acabar confluyendo y eso convierte cada protagonista y cada escenario en un punto caliente de interés no solo por su evolución individual sino por conocer cómo va a encajar en el conjunto.

Y ahí, chapeau, es donde radica su virtud. Aunque el ensamblaje sea a martillazos y el final deje con un desenlace tan abierto y apocalíptico como una pandemia a la espera de la tercera entrega.

El cuarto mono: no hagas el mal.
Si son creyentes están ante un thriller de suspense como Dios manda, si no lo son están ante un thriller de suspense como mandan los cánones.

Si van a abordar su lectura no olviden que hay que empezar por el principio: El cuarto mono ya que no estamos ante una serie sino ante una laaarga novela fragmentada en tres volúmenes (y el tercero aún no editado ni tan solo en versión original; hay quien dice que ni tan siquiera está escrito).

Una trilogía que más que ser leída parece pensada para ser vista como serie de televisión. Dada su densidad daría como mínimo para 6 temporadas de veintitantos episodios secuenciales cada una.